Murió Miguel Ángel Bastenier, un baluarte de la ética periodística, un telescopio mirando a Medio Oriente, así como un puente entre Europa y Latinoamérica. Para el periodismo hispanoamericano, su muerte es de esas cosas que dolerán en el futuro incluso más que ahora mismo. «¿Qué hubiera dicho Baste?», nos preguntaremos de ahora en adelante. Por suerte, si aprendimos bien de él, podremos tener respuestas a esa pregunta llenas de rigor, responsabilidad social y ética.

Bastenier fue uno de los maestros insignia de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo. Ahí impartía anualmente su taller «Cómo se escribe un periódico», homónimo a su libro cumbre. En él pasaba semanas en Cartagena de Indias sacudiendo a periodistas iberoamericanos para mostrarles sus errores y sus posibles soluciones. En los últimos años, cambió el nombre del taller para agregar la especificación «Cómo se escribe un periódico impreso o digital». Es un gesto significativo que da muestra de cómo era proclive y sensible de los cambios que vive nuestro oficio por la era digital.

El Decálogo del Periodismo de Investigación de Miguel Ángel Bastenier #GraciasBaste https://t.co/oG1TeFUdTk pic.twitter.com/v4TEOp3TMD

— Red Ética FNPI (@etica) 28 de abril de 2017

En su cuenta de Twitter, @MABastenier seguía de cerca la actualidad mundial y «se peleaba con todos». Pero no se enfrascaba en peleas inútiles propias de los trolls de Internet. Más bien solía defender un periodismo ético de investigación, balance y con el menor sesgo posible. Si leía uno de tus tuits y encontraba algo antiperiodístico, te lo refutaba como si estuviera dictando cátedra. Tal vez por eso era tan asiduo participante en los #tuitdebates de la Red Ética Segura. Bastenier entendió como pocos que Twitter era una herramienta increíble para el periodismo y no dudó en usarla casi desde el inicio.

El chip colonial es uno de los conceptos clave para conocer el pensamiento de Miguel Ángel Bastenier. Según él, los siglos de colonia ocasionaron que el idioma español escrito se volviera engorroso, aburrido, abigarrado. Primero en el lenguaje jurídico, pero luego extensivo a casi todo lo que se pusiera impreso. De esa forma alcanzó al periodismo escrito y lo llenó de fórmulas arcaicas, vicios lingüísticos, así como la costumbre de escribir denso como una forma de legitimarse. De este chip colonial se derivarían los cuatro jinetes del apocalipsis del periodismo en español: declaracionitis, oficialismo, hiper-politización, y desconocimiento del mundo exterior.

Fotografía: Twitter de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo

¿La solución? Combatirlos uno a uno y desinstalarnos el chip colonial que nos hace más daño con el tiempo. Ante la declaracionitis, mayor investigación y exhibición de pruebas. Ante el oficialismo, voces alternativas y balance informativo. Contra la hiper-politización, miradas novedosas sobre otros temas y la autonomía del periodismo como responsabilidad social. Y contra el desconocimiento del mundo exterior, la educación interminable del periodista. El periodismo debe dejar de escribir abigarradamente para legitimarse y comenzar a obtener validez del rigor, la investigación, la claridad.

Como cada que parte un escritor importante, seguro le saldrán legiones de fans. Pero eso es bueno en este caso. El periodismo en español necesita más fans de Bastenier que continúen su obra. Más periodistas que también sean maestros. Que se adapten al cambio tecnológico sin descuidar el rigor y la precisión. Que entiendan los vínculos (los buenos, los malos, los feos, los bonitos) entre España y América Latina. Que transformen el periodismo de tuit en tuit, de columna en columna, de nota en nota.

¿Qué hubiera dicho Bastenier? Si aprendimos bien, la respuesta a esa pregunta será algo así como la voz de la conciencia.