El 16 de mayo por la noche hubo una protesta frente a la Secretaría de Gobernación para pedir justicia por el asesinato de Javier Valdez, y las decenas de periodistas que han muerto en este país por hacer su trabajo. Los asistentes no fueron muchos, medios de comunicación y periodistas en su mayoría, que llegaron hasta ahí de varios estados de la República. Sin embargo, varios de ellos comentaban que muy pocas veces se había visto un gesto de solidaridad así por el asesinato de un periodista.

Sobre los muros de la institución se proyectaron discursos y entrevistas de Valdez, así como los rostros de varios periodistas asesinados, como Miroslava Breach, Rubén Espinosa y Francisco Pacheco, entre muchos otros, además de la frase #NosEstánMatando. La imagen era poderosa. Entre antorchas, veladoras, pancartas y fotografías de periodistas muertos, la gente pedía justicia. La Secretaría de Gobernación, completamente vacía y silenciosa, revelaba a través de sus ventanas, sillas y escritorios abandonados quizás varias horas atrás.

«En el asesinato de Javier Valdez, no queda clara la frontera. ¿Quiénes son los delincuentes y quiénes son el gobierno?,» dijo la periodista Carmen Aristegui, quien tomó el micrófono frente a Segob.

En el acto, la periodista Lydia Cacho, leyó un fragmento de Narcoperiodismo, el último libro de Javier Valdez, en que el autor sinaloense levantaba la voz por los 104 periodistas asesinados antes que él.

En las escalinatas de la Secretaría se quedaron todas las veladoras, flores y fotografías que llevaron hasta allí los asistentes para pedir explicaciones sobre estas decenas de crímenes, por los que no hay un solo inculpado.

Javier Valdez (1967-2017) fue corresponsal del diario La Jornada en Sinaloa desde 1998 y fundador de Ríodoce. Fue galardonado en 2011 por el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) con el Premio Internacional a la Libertad de Prensa, y presentó a finales de 2016 su libro Narcoperiodismo, la prensa en medio del crimen y la denuncia, sin saber que sería el último que publicaría. Un periodista de su talla hará tremenda falta en este país.

En 2017, contando a Valdez, han sido asesinados ya siete periodistas: Max Rodríguez, periodista del Colectivo Pericú, de Baja California Sur; Miroslava Breach Velducea, corresponsal de La Jornada y colaboradora de Norte y El Diario de Chihuahua; Ricardo Monluí Cabrera, director del diario El Político de Xalapa, El Político de Córdoba y el portal El Político, de Veracruz; Cecilio Pineda Birto, colaborador de los diarios La Voz de Tierra Caliente, El Universal, entre otros medios de Ciudad de Altamirano, Guerrero; Jonathan Rodríguez Córdova, de El Costeño de Autlán, Jalisco; y Filiberto Álvarez de La señal de Jojultla, Morelos.

Este medio se suma a la demanda de justicia por los que ya no están, y a la exigencia de una estrategia eficaz para que esto no vuelva a suceder.