Desde antes de descubrir que quería trabajar con el microfilm, solía apasionarse por la calle, sus escenas y su gente. “Siempre tuve una curiosidad muy grande por lo que sucedía en la vida real, y llegó un momento en que me atreví a retratarlo”, cuenta en entrevista.

Su primer acercamiento a la foto fue a través de su papá, un aficionado con una gran colección de cámaras. Luego de estudiar diseño gráfico en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, por mucho tiempo trabajó para revistas de moda y estilo de vida, pero eventualmente decidió dedicarse de lleno a la fotografía. “Quería retratar la calle, salir con la cámara, y lo que me llamaba la atención eran las escenas cotidianas”. Su otra pasión son los retratos de la gente que se encuentra en su camino.

Su proyecto llamado Mexicano (que cuenta con más de 300 fotografías) muestra una serie de rostros mexicanos que redefinen el concepto de belleza occidental y fue expuesto en el Museo Whitney de Nueva York durante la 78ª Bienal de Arte. Ésta es su obra más reconocida y la ha llevado también a la moda, donde conjuga la cultura popular y el mundo editorial. Su trabajo rompe con los cánones de la belleza y reivindica el fenotipo latino.