La línea entre la política y el activismo.
Cientos de mujeres mexicanas salieron a las calles este 2019, y entre gritos de protesta rompieron vidrios y rayaron paredes, ante la reiterada violencia de la que han sido víctimas y del sonado caso de una menor abusada por elementos de la policía capitalina. El 16 de agosto marcó un hito en la lucha feminista en México. “Está cabrón cómo estamos dispuestas a destruir la ciudad por una morra que no conocemos y de eso se trata, de resistir y hacerlo juntas, porque si tocan a una, nos tocan a todas”, asegura Ana Lucía Riojas Martínez, diputada independiente por la LXIV Legislatura, que ha sido amenazada de muerte por formar parte de aquellas mujeres que se apoderaron de las calles.
Justo hace un año tomó protesta ante el Congreso y aunque está consciente de que su deber es desempeñar un cargo político, defiende que “ese papel tiene su correlato con las calles y la protesta civil. Puedes participar y es válido, pero no se te puede olvidar que tienes una responsabilidad distinta al resto de la gente”. Con un claro rechazo a los inalcanzables, como define a los políticos que han dejado de lado la dimensión social, sostiene que la diputación “puede ser un trabajo muy noble”, pero son ellos quienes lo han convertido en algo ingrato. “Se les olvida que estamos aquí para representar personas y no intereses de un partido a través del que exprimen todo”.
Para Riojas, a México le urge estar a la altura de los tiempos: “La realidad ya nos rebasó y tenemos que tener claro que no estamos acá para defender nuestras creencias, sino lo que mejor le conviene a nuestro país”.
Licenciada en comunicación por la Universidad Iberoamericana, señala que la política tradicional nunca estuvo entre sus planes. Siempre optó por un acercamiento directo con los movimientos sociales, como lo hizo con el #YoSoy132 en 2012. Sus convicciones la llevaron a buscar un espacio en el cual pudiera dar voz a los ciudadanos y lo encontró en el Congreso, desde donde ha pugnado por los derechos de las mujeres y del colectivo lgbt hasta cuestiones de seguridad pública, como el rechazo a la militarización del país, con lo que asegura que “López Obrador le cumplió el sueño a Calderón”.
Ante la crisis de violencia que atraviesa México, Riojas apuesta por proponer alternativas. Un paso para construir la paz, asegura, consistiría en despenalizar el uso médico y lúdico de la mariguana. Reconoce que “el país está tan lastimado que ya nos cuesta trabajo imaginar posibilidades”. Aún así, se plantó hace unas semanas frente al Congreso y entregó un porro a Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación. Un recordatorio a la funcionaria para cumplir con su compromiso de atender el fenómeno como uno de salud pública y no de seguridad.
Riojas fue criticada y no fue la primera vez, su manera de hacer política ha sido difícil. Reconoce, sin embargo, que es su forma de abonar a la dinámica de esta Cámara desde su “independencia y autonomía de intereses partidistas”. Ella busca aprovechar esto para llevar el debate más allá de las cúpulas políticas.
“Es tiempo de concentrar esfuerzos en la reconstrucción del tejido social, mostrar alternativas y, para eso, la información debe permear en la sociedad de forma que podamos imaginar posibilidades más allá del combate frontal al narcotráfico”, concluye.
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