Recordamos la vida y obra del poeta y editor catalán Martí Soler, que falleció este 9 de diciembre a los 84 años.
Este domingo 9 de diciembre, falleció a los 84 años el editor, poeta y traductor catalán Martí Soler Vinyes, quien fue conocido gracias a sus importantes aportaciones como editor para el Fondo de Cultura Económica, una de las instituciones editoriales más importantes de nuestro país.
Nacido en Barcelona el 30 de julio de 1934, Martí Soler desarrolló un amor por la lectura desde los cinco años, cuando descubrió la gran colección de libros que tenía su padre. Aunque no recordaba la edad exacta en la que había aprendido a leer, Soler decía que los libros lo habían acompañado toda su vida, especialmente durante los años en los que la Guerra Civil Española forzó a su familia a escapar de su país.
Los bombardeos de los que era objeto el pequeño poblado de Gava, a las orillas de Barcelona, obligaron a la madre de Soler a tomar a sus dos pequeños hijos (Martí, en ese entonces de cuatro años y Magalí, de dos) y abandonar su casa para partir hacia el exilio en Francia, donde vivieron momentáneamente.
El establecimiento del régimen franquista y la política de puertas abiertas para refugiados españoles instaurada por el presidente Lázaro Cárdenas hicieron que la familia Soler se asentara en la Ciudad de México cuando Martí tenía sólo 13 años.
Dos años después de su arribo a México, Martí se inició en el oficio literario junto a su padre, quien trabajaba en Talleres Gráficos de la Nación. El catalán recordaba que durante su época como aprendiz trabajó en textos que definirían a la segunda mitad del siglo XX, tal es el caso de Canto general de Pablo Neruda, cuya primera edición pasó por sus manos.
En 1959, después de dejar sus estudios en arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por razones económicas, Soler utilizó los conocimientos que había adquirido durante su juventud y entró a trabajar al Fondo de Cultura Económica (FCE), donde se desempeñó como traductor, editor y diseñador de ediciones. Seis años después dejaría dicha institución por primera vez para enfrentarse a otros retos laborales.
Después ingresó a la Editorial Siglo XXI, donde ocupó distintos cargos entre 1966 y 1993, incluyendo subdirector general y director ejecutivo. Además, el escritor combinó su trabajo editorial con esporádicas colaboraciones en las revistas Pont Blau, Diálogos, Plural, el suplemento Sábado, la Gaceta del Fondo de Cultura Económica y el Boletín del Instituto Mexicano del Libro, entre otros.
Otros de sus trabajos se pueden ver reflejados en la Universidad de Guadalajara, El Colegio de México, la Secretaria de Trabajo y Previsión Social y la Universidad Iberoamericana, donde fungió como profesor de tipografía.
A pesar de definirse como un ciudadano de izquierda, Soler no dudó en aceptar la invitación para reincorporarse al Fondo de Cultura Económica durante el sexenio panista de Vicente Fox, para encargarse de la actualización del catálogo histórico del FCE. En 2003, Soler regresó a la institución por última vez. Tres años después, el presidente lo condecoró con la medalla del Águila Azteca, máximo galardón que otorga el gobierno mexicano a extranjeros que han contribuido al país.
Cabe señalar que la labor editorial de Soler no impidió que su vena poética siguiera desarrollándose, aunque si evitó que sus publicaciones en el género fueran más constantes. Tiempo de espera, su primer libro, se publicó cuando Soler tenía 18 años; le siguió Antología poética, publicado a los 61 del autor. Su última obra, Variaciones de voz y cuerpo, fue editado en 2014, en el marco su cumpleaños 80, en la que retomaba su lengua natal desde el exilio.
«Escribo en catalán y español la poesía, según me salga. Alguna vez me preguntaron si era poeta catalán o poeta español o qué, y yo dije: Soy poeta catalán y poeta mexicano», comentó en 2014 a Xavier Quirarte del periódico Milenio.
Descrito como un «lector voraz», Martí Soler deja su obra como testigo de su amor por la poesía y sus mayores orgullos —las obras completas de Francisco Hernández en la UNAM; el libro Nueva crónica y buen gobierno de Felipe Gauman Poma de Ayala en Siglo XXI y la edición del Códice Borgia para el FCE— como prueba de su amor por los libros. Ese amor que hizo que el poeta catalán y mexicano se entregara por completo a las páginas, propias y ajenas.
* Fotografía de portada: Diego Zavala Scherer, cortesía FIL Guadalajara
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