Para honrarla, una recopilación de sus obras.
Guadalupe Amor, la poeta mexicana que se conoce mejor con el nombre de Pita, desafió normas y estructuras para descubrir (desvestir) quién era ella. Lo hizo a través de sus versos y sus vestidos, ambos con la función de demostrar lo más profundo de ella, que usaba y se quitaba para asegurarse que de estar volteando el mundo.
Pita Amor nació en la Ciudad de México en la primera mitad del siglo XX y se volvió “la dueña de la tinta americana”. En una época post revolucionaria, de una familia de usos y costumbres tradicionales, surgió una mujer que cambió la literatura nacional para siempre, abriendo paso a la metafísica, el erotismo y la psicología, contados en primera persona, como lo hizo antes Sor Juana Inés de la Cruz.
El 8 de mayo del 2000, Pita Amor falleció, después de dejar una herencia literaria rica y controversial y el recuerdo de una mujer que no se dejaba domar por nadie, ni siquiera por ella misma. Estos son algunos fragmentos de sus obras, para revivir ese espíritu que comprimió en cada uno de sus versos.
Yo soy mi casa (1946)
I
Casa redonda tenía
de redonda soledad:
el aire que la invadía
era redonda armonía
de irrespirable ansiedad.
Las mañanas eran noches,
las noches desvanecidas,
las penas muy bien logradas,
las dichas muy mal vividas.
Y de ese ambiente redondo,
redondo por negativo,
mi corazón salió herido
y mi conciencia turbada.
Un recuerdo mantenido:
redonda, redonda nada.
II
Escaleras sin peldaños
mis penas son para mí,
cadenas de desengaños,
tributos que al mundo dí.
Tienen diferente forma
y diferente matiz,
pero unidas por los años,
mis penas, o mis engaños,
como sucesión de daños,
son escaleras en mí.
Décimas a Dios (1953)
I
Dios, invención admirable,
hecha de ansiedad humana
y de esencia arcana,
que se vuelve impenetrable.
¿Por qué no eres tú palpable
para el soberbio que vio?
¿Por qué me dices que no
cuando te pido que vengas?
Dios mío, no te detengas,
¿o quieres que vaya yo?
II
El inventarte es posible…
Difícil es sostener
la potencia de tu ser,
sér absoluto intangible.
El que seas invisible
no es el misterio más hondo.
Exaltada hallo tu fondo,
mas cesa mi exaltación,
y tu admirable visión
en mi pensamiento escondo.
III
Yo siempre vivo pensando
cómo serás si es que existes;
de qué forma te revistes
cuando te vas entregando.
¿Debo a ti llegar callando
para encontrarte en lo oscuro?,
¿o, es el camino seguro
el de la fe luminosa?
¿Es la exaltación grandiosa,
o es el silencio maduro?
IV
Tal vez no quiera yo hallarte
y por eso no te veo,
que es el ansioso deseo
el que logra realizarte
A ti no te toca darte;
si mi soberbia te invoca,
es a mí, a quien me toca
salir al encuentro tuyo.
Me acerco a ti, te construyo…
Ya tengo fe, ya estoy loca.
Como reina de barajas (1966)
Mi cara, esta hoja muerta
que se ha quedado olvidada
en un libro aprisionada,
mi cara es tarde desierta,
mi cara es pregunta yerta
que nunca intenta la risa,
vive aislada como brisa
que se fugó del torrente.
Pero de tarde, en la fuente,
contempla aún su ceniza.
“Adentro de mi vaga superficie”, Polvo (1949)
Adentro de mi vaga superficie
se revuelve un constante movimiento;
es el polvo que todo lo renueva,
destruyendo.
Adentro de la piel que me protege
y de la carne a la que estoy nutriendo,
hay una voz interna que me nombra;
Polvo tenso.
Sé bien que no he escogido la materia
de este cuerpo tenaz, pero indefenso,
arrastro una cadena de cenizas:
polvo eterno.
Tal como yo han pasado las edades,
soportando la lucha de lo interno,
el polvo va tomando sus entrañas
de alimento…
¡Humanidad, del polvo experimento!
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