Ibeyi: Sincretismo y conexión
Conversamos con las gemelas Ibeyi, que con su álbum “Ash” quieren conectar con su público y hacerlos bailar hasta desfallecer.
La música de Ibeyi tiene una cualidad muy particular, es la conjugación de elementos del pasado con el presente, un juego espacio-temporal en el que lo único que se siente es cómo su ritmo mueve el cuerpo, como algo casi instintivo. Sus influencias ancestrales junto con las experiencias que han vivido como compositoras en los últimos años las vuelven en sincretismo entre lo que sucede en el interior y en el exterior, la conexión entre el pasado y el presente.
Las Ibeyi –Naomi y Lisa-Kaindé Diaz– son hijas de Miguel Angá Díaz, percusionista de Buenavista Social Club, y Maya Dagnino, que fue cantante y ahora es manager de este dúo. Dagnino ha estado involucrada en su proceso musical desde que comenzó: fue ella quien les dio la idea de usar “Ibeyi”, el nombre de la deidad yoruba que hace alusión a los gemelos. Él les dio las percusiones –el cajón que Naomi maneja expertamente–, los ritmos cubanos, los veranos en La Habana; ella la guía que han necesitado en su carrera, su infancia en París, la Santería y el Yoruba –que Lisa-Kaindé canta, sobre todo en su primer álbum Ibeyi–.
En Ibeyi (XL Recordings, 2015) cantaban sobre el duelo, de procesos internos, de los ancestros que las han criado. Ahora cantan también sobre el estado de la sociedad, sobre la necesidad de un cambio. En entrevista con Gatopardo preguntamos cómo perciben el mundo y qué han descubierto en sus giras. Lisa-Kaindé respondió recitando la letra de “Ash”: “We can feel something’s wrong/ can we keep going on/ we are ashes moving around/ no more heart, no more home/ but still walking alone, we are ashes moving around; creo que somos cenizas al momento, estamos todos quemándonos, Naomi y yo tenemos la convicción profunda de que podemos rectificar lo que está pasando, todos juntos. Que hay una solución, hay futuro, hay una posibilidad de que nazca algo de esas cenizas”.
Su vida ha cambiado mucho desde el 2013, cuando empezaron el proyecto musical. “Ahora viajamos todo el tiempo, tocamos mucho, cantamos mucho, pero también creamos más, estamos como en una dinámica creativa increíble y creo que eso para un músico y un artista es lo mejor. Nos estamos conociendo más, nos estamos descubriendo musicalmente y personalmente; creo que todo eso es una gran aventura”.
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Su segundo disco, Ash (XL Recordings, 2017) es una muestra de su madurez emocional y musical, de su tiempo en los escenarios y en las giras. “Creo que esto pasó porque empezamos a girar mucho y a descubrir a la gente, a nuestro público y a hablar con ellos todas las noches, firmando o en la calle, y nos dimos cuenta también que el mundo tenía muchos problemas… bueno, fue la confirmación”, comenta Lisa-Kaindé. Actualmente están cumpliendo siete meses de su segunda gira mundial: han estado en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Canadá, Estados Unidos, próximamente estarán en México y eso es sólo en América.
Como buenas hermanas, sus gustos son prácticamente opuestos: Lisa-Kaindé se regocija con el hip hop y el dance-hall; Naomi siente que Nina Simone es su fuente de inspiración. Pero en su segunda producción las dos coincidieron que querían hacer a la gente bailar y sudar. Para su tercera visita a la Ciudad de México que será el 20 de abril, eso quieren: “Ay, ¡espero que bailemos más! porque el disco es más bailable… queremos que la gente sude, que la gente cante fuerte, que la gente se conecte con nosotras. Creo que eso es lo único que uno de verdad quiere cuando canta sobre un escenario”.
La tonelada de influencias de Ibeyi ha hecho a estas hermanas ver y transmitir algo único. Su música, sincretismo comprimido en canciones, busca constantemente una conexión, pues para ellas ese es el camino para revivir de las cenizas: “Creo que lo que se necesita es transmitirnos emociones, educación, paz, amor, solidaridad, creo que lo más importante es conectarnos al otro, conectarnos a lo que nos da miedo, conectarnos a lo que es diferente y conectarnos con nosotros mismos”, concluye Lisa-Kaindé.
Fotografía principal: Amir Clark.
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