Considerado como uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX en México, Mario Pani llevó a cabo proyectos arquitectónicos que definieron en gran medida la identidad moderna de la Ciudad de México. Su trabajo reflejó tanto las aspiraciones de progreso del periodo del Milagro mexicano, como una inquietud por resolver problemas urbanos y sociales ante el acelerado crecimiento de la capital del país.

Con el fin de mostrar la lógica formal de Pani, desde el figurativismo y lo académico a la abstracción y la libertad plástica, Arquine lanzó la segunda edición del libro Mario Pani. La construcción de la modernidad, diez años después de que la editorial Gustavo Gili lo publicara por primera vez. Este ejemplar se integra a la colección Arquitectos mexicanos de la modernidad, coeditada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, la cual busca difundir la obra de un numeroso grupo de arquitectos que a lo largo del siglo pasado experimentaron el cambio de paradigma que representó la modernidad.

A partir de una mirada contemporánea, los textos que integran este libro, “Mario Pani, un innovador permanente” de Felipe Leal, y “Mario Pani, el hacedor”de Miquel Adrià, hacen un recorrido desde su formación temprana en la Escuela de Bellas Artes de París y la influencia de las ideas de la Bauhaus y Le Corbusier, el México que encontró a su vuelta, hasta la proyección de obras emblemáticas como el Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco, el Conservatorio Nacional de Música o el Multifamiliar Presidente Benito Juárez. El libro incluye la valiosa documentación fotográfica de Guillermo Zamora, uno de los precursores de la fotografía especializada en la arquitectura, quien acompañó a Pani durante más de cuarenta años.

Gracias al apoyo de la Dirección de Patrimonio Cultural y la Biblioteca Cervantina del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, la publicación incluye una documentación fotográfica que abarca sus primeros proyectos –como la propuesta del Crucero Reforma-Insurgentes, el Hotel Plaza y los edificios de departamentos en las colonias Condesa, Cuauhtémoc, Polanco y Las Lomas–, la Escuela Normal de Maestros, Ciudad Universitaria, sus obras en Acapulco –como el Club de Yates, el aeropuerto y el Condominio Los Cocos–, entre otros.

Si bien las obras de Pani continúan siendo un emblema de la ciudad, la utopía social planeada en sus conjuntos habitacionales jamás se logró. Además, durante el lamentable terremoto de 1985 colapsaron el edificio Nuevo León en Tlatelolco y buena parte del Multifamiliar Juárez, razón por la que se despertaron numerosas críticas a su trabajo y cuestionamientos sobre la modernidad misma. Tras estos sucesos, muchos de sus inmuebles fueron reforzados, lo que en gran medida les permitió resistir el terremoto más reciente que vivió la ciudad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en aquella época no existían normas de construcción en materia sísmica; la arquitectura se encontraba en un periodo de experimentación con materiales novedosos —resalta, por ejemplo, la remoción de paneles de plástico de la fachada del Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco por ser extremadamente inflamables—, la tecnología constructiva distaba mucho de la actual y el mantenimiento de los edificios no era una prioridad.

Más allá, sus innovaciones, su enfoque integral y su particular planteamiento para la mejora de la vida urbana marcaron toda una época y dejaron una huella permanente en la fisonomía de la Ciudad de México. Las 160 páginas que conforman Mario Pani. La construcción de la modernidad, con su impecable narrativa visual y el análisis de sus autores, lo reafirman como una figura esencial para comprender una etapa de la historia permeada por la ilusión de cambios profundos en la sociedad y su forma de vida a través de la arquitectura.