El futuro de Donald Trump en juego
Un triunfo demócrata en las elecciones intermedias en Estados Unidos podría poner en jaque el futuro de la administración Trump.
A pesar de su relajada apariencia y la confianza ciega que parece tener en sí mismo, Donald Trump no está pasando por su mejor momento y esto se podría ver reflejado en las elecciones intermedias del próximo 6 de noviembre, donde el partido Republicano podría perder el control de la Cámara de Representantes y el Senado de los Estados Unidos, dos órganos legislativos que conquistaron en 2016, junto con la elección de Trump.
Los comicios, a desarrollarse justo a la mitad de su mandato sirviendo como una especie de termómetro de popularidad y eficacia, golpea la administración Trump en uno de sus momentos críticos. Aunque la economía se nota en recuperación -en su mayoría gracias al legado de Barack Obama– y Trump se ha apuntado una serie de inesperadas victorias, incluyendo la aprobación de Brett Kavanaugh como juez de la Suprema Corte a pesar de las acusaciones de abuso sexual en su contra; el aparente inicio de conversaciones de paz con Corea del Norte y el establecimiento de un nuevo acuerdo de comercio con México y Canadá (USMCA, por sus siglas en inglés), su gobierno batalla constantemente por varios frentes.
La investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la presunta injerencia de oficiales rusos en las elecciones presidenciales continúa en marcha y consignando a cercanos colaboradores del ahora presidente. Por otro lado, el muro fronterizo, una de sus principales promesas de campaña, aún no ha sido construido; y el plan de salud conocido como Obamacare no ha podido ser desmantelado por la actual administración. Además, la reciente crisis diplomática desatada por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos del gobierno saudí y el aumento en el índice de crímenes de odio, motivados por el racismo que él fomenta, serán temas que los votantes tendrán en cuenta al momento de acudir a las casillas.
De acuerdo con al menos diez encuestas recientes, incluyendo las de Ipsos, Fox News (medio allegado a Trump y la derecha estadounidense), The Washington Post y Rasmussen Reports, el partido demócrata aventaja a los republicanos en sus posibilidades de conseguir la mayoría en la Cámara de Representantes por más de cuatro puntos. Actualmente, el Partido Republicano ostenta 241 de 435 escaños en la Cámara; tras las elecciones, los demócratas podrían voltear el marcador a su favor, superando al partido de Trump por uno o dos representantes.
En el Senado el panorama no pinta diferente. Los demócratas lideran en las encuestas para ganar en California, Connecticut, Delaware, Maryland, Massachusetts, Minnesota, Nueva Jersey, Nuevo México, Rhode Island, Virginia y Washington, estados considerados tradicionalmente demócratas.
Además, la “ola azul” también los impulsaría a conseguir triunfos en Arizona, Florida, Indiana, Michigan, la especial de Mississippi, Missouri, Montana, Ohio, Pennsylvania y West Virginia, entidades que en 2016 dieron los votos necesarios para asegurar la victoria presidencial de Donald Trump.
Los senadores independientes Bernie Sanders, de Vermont, y Angus S. King Jr, de Maine, también se apuntan como dos seguros ganadores en las intermedias.
Por otro lado, Mississippi, Nebraska, Dakota del Norte, Tennessee, Texas, Utah y Wyomin, se inclinarían hacia los candidatos republicanos.
De obtener los 51 peldaños necesarios para controlar el Senado, los demócratas liderados por Chuck Schumer, tendrán la capacidad de bloquear las propuestas del ejecutivo, llamar a rendir cuentas a su círculo más cercano y, en un ámbito legislativo menos factible, comenzar un proceso de destitución del cargo para el presidente en turno.
Sin embargo, el partido de Trump podría apuntarse una importante victoria en los 36 estados y 3 territorios que elegirán gobernador este próximo 6 de noviembre. 20 entidades –Alabama, Alaska, Arizona, Arkansas, Carolina del Sur, Dakota del Sur, Georgia, Idaho, Kansas, Nebraska, Nevada, Nueva Hampshire, Massachusetts, Maryland, Ohio, Oklahoma, Tennessee, Texas, Vermont y Wyoming–, figuran en las encuestas para elegir a un candidato republicano, mientras que 16 estados –California, Colorado, Connecticut, Florida, Illinois, Hawaii, Iowa, Maine, Michigan, Minnesota, Nueva York, Nuevo México, Oregon, Pennsylvania, Rhode Island y Wisconsin–, podrían inclinarse hacia el partido demócrata.
Con el futuro de su presidencia en juego, Trump aún tiene oportunidad de convencer a sus filas de votar por su partido. De lo contrario, la facilidad de gobierno que la mayoría republicana le han dado por más de dos años, terminaría abruptamente, poniendo en riesgo incluso su permanencia en la Casa Blanca.
Fotografía de portada: Gaga Skidmore / Flickr
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