«Nocturnal Animals», la sutil venganza de Tom Ford
“Nocturnal Animals”, de Tom Ford, es una pieza única en estética y manufactura medianamente ignorada en la temporada de premiaciones.
Desarrollar efectivamente una historia dentro de otra en cualquier expresión narrativa, es uno de los retos más importantes que un autor puede enfrentar, esto por la dificultad de mantener un ritmo y no perder el eje del relato principal. En Nocturnal Animals, Tom Ford, su director, da cátedra de manejo de elementos narrativos y estéticos en un relato imprescindible.
Nocturnal Animals, segundo largometraje del director estadounidense Tom Ford, narra la historia de Susan Morrow (Amy Adams), una galerista de arte que recibe la primera novela escrita por su ex marido Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), en la cual encontrará una historia adictiva que la llevará a revivir de manera incesante su pasado.
En A Single Man (2009), Tom Ford dio señales de que, a pesar de su poca experiencia como cineasta, es capaz de construir un relato tan emotivo como desgarrador, además de saber dirigir a personajes consolidados en la industria como Colin Firth y Julianne Moore. El también diseñador de modas mostró su preocupación de mantener una estética reluciente y un cuidado en la composición de la imagen como pocos, misma dosis que repite en Nocturnal Animals.
La cinta basada en la novela Tony & Susan (Wright, 1993) es quizá, la más infravalorada en la temporada de premios, sin embargo, eso no demerita la calidad y complejidad en su manufactura. La estructura en su guión es la mayor fortaleza de Nocturnal Animals: un manejo impecable de dos relatos que son indispensables entre sí para comprender la obra y el discurso del filme que aborda temas como la venganza, la frustración y la culpa.
Ford sumerge al espectador en una historia que domina con creces los tiempos de la narración, en donde un personaje omnipresente es quien dicta y decide cuál será el rumbo que el conflicto debe tomar para consumar una sutil y letrada venganza emocional. Un filme cruel y elegante, en una vena similar a A Single Man, en donde Ford exploró la pérdida y duelo después de la muerte de un ser invaluable.
Por el lado de las actuaciones, Amy Adams y Jake Gyllenhaal demuestran el potencial y capacidad de adaptación para interpretar a personajes completamente distintos en un solo filme, ayudados por el ganador del Globo de Oro, Aaron Taylor-Johnson, y Michael Shannon –quien obtuvo la única nominación de esta película a los 89º Premios Oscar, como Mejor Actor de Reparto.
A diferencia de la fallida The Neon Demon (Winding Refn, 2016), Nocturnal Animals es un ejemplo perfecto para mostrar que es posible ensamblar en un trabajo cinematográfico una estética impecable con una narrativa sólida acompañada de una banda sonora ad hoc a lo que se expone en pantalla. Una pieza única ignorada en la ajetreada temporada de premiaciones.
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