Sergio Flores Thorija y su impecable visión femenina
“3 Mujeres (o despertando de mi sueño bosnio)”, ópera prima de Sergio Flores Thorija, inaugurará la 62 Muestra Internacional de Cine.
Sergio Flores Thorija fue uno de los pocos afortunados en vivir el corto esplendor de la escuela de cine del mítico director húngaro Béla Tarr en Sarajevo. Incluso, fue el único cineasta mexicano en ser seleccionado para entrar. Fue ahí donde nació 3 Mujeres (o despertando de mi sueño bosnio), su ópera prima, producida por el propio Tarr. Ahora, este largometraje representa a México en la 62 Muestra Internacional de Cine en la Cineteca Nacional, donde también será la película inaugural.
3 Mujeres (o despertando de mi sueño bosnio) presenta las historias de Ivana, Clara y Marina, tres jóvenes con sueños y orígenes distintos que viven en Sarajevo. Ivana (Ivana Vojinovic) trabaja como mesera y sueña con mudarse a Estados Unidos, pero debe cuidar de su madre enferma. Clara (Clara Casagrande) es una brasileña que está en un proceso de autodescubrimiento mientras trabaja en el único table dance del país; y Marina (Marina Komsic) está enamorada de su mejor amiga y lidia con su familia conservadora.
“Sarajevo es un lugar fascinante y conflictivo. Es perfecto para hacer cine”, dice Sergio Flores Thorija en entrevista para Gatopardo. La intención del director no era filmar su ópera prima en Bosnia, pues es un país diametralmente diferente a México. “Conforme iba pensando decidí que sería ahí y también porque se dio de una forma orgánica”. El director también se inspiró en cosas que iba descubriendo en la ciudad, como la reacción hacia el primer desfile del Orgullo Gay o la ausencia de clientela en el único table dance de Sarajevo.
Así, Sergio Flores Thorija realizó el cortometraje Bosnian Dream (2015), ganador del Premio a Mejor Cortometraje del 13º Festival Internacional de Cine de Morelia, el cual presentaba la historia de Ivana. Sin embargo, su intención siempre fue que el proyecto se convirtiera en un largometraje.
El director comenzó a construir varias historias al mismo tiempo, y se dio cuenta de que todas eran sobre mujeres que admiraba. “De cierta forma se volvió una visión muy femenina o del rol de las mujeres en esa sociedad”. Partiendo de la base de cada historia, el director buscó a la actriz ideal para darle vida al papel, quien añadiría orgánicamente sus propios intereses, sueños y problemas al personaje. Algunos diálogos fueron improvisación pura.
Además de dirigir, Sergio Flores Thorija escribió el guión, hizo la fotografía y el diseño de sonido, y editó la película. “Para mí es muy importante que el crew sea muy pequeño”, dice el cineasta, y señala que es parte de su método. “Estoy obsesionado con hacer un cine que sea muy realista. Por esto, yo me pongo ciertas reglas”. Además de un reducido grupo de trabajo, esto incluye usar actrices no profesionales, no usar luz artificial y no agregar música adicional. En cuanto a la edición, el director señala que fue muy fácil, pues todo estaba planeado hasta el último detalle en el storyboard.
Las historias suceden en un mismo universo –las tres protagonistas se llegan a cruzar de forma casi azarosa sin intervenir en la trama de la otra– y, por muy distante que sea la cultura de Sarajevo, Sergio Flores Thorija incluyó un elemento distintivamente mexicano de forma orgánica a cada hilo narrativo, acercando a estas entrañables mujeres aún más a la audiencia local. De cualquier forma, el verdadero gancho de 3 Mujeres (o despertando de mi sueño bosnio) está en que cualquiera puede sentirse identificado. Después de todo Bosnia no es tan diferente, y los obstáculos que enfrentan las mujeres se repiten por todo el mundo.
Al combinar la intensa narrativa con el minucioso trabajo de Sergio Flores Thorija y el impecable trabajo de las actrices, el resultado es extraordinario: 3 Mujeres (o despertando de mi sueño bosnio) es ambiciosa pero increíblemente sensible. El director se considera a sí mismo como alguien “muy visual”, y su trabajo no invade el reflector de cada protagonista; al contrario, hace brillar a cada uno de sus complejos personajes. Cada detalle potencializa estos tres retratos femeninos, que fácilmente se ubican entre los más reales, poderosos y honestos –por no decir necesarios– en la cinematografía mexicana.
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