Para él, el mundo del cine nunca ha dejado de ser un juego, serio y caro, pero juego al fin: “Me eduqué en la ficción del teatro a partir del juego, y eso fue lo que me llamó para llevarlo a la pantalla y jugar con las formas”. Así fue como el aprendiz de Ludwik Margules, y primer mexicano en obtener el título de Bachelor of Arts in Acting de la Royal Academy of Dramatic Arts de Londres, dejó atrás los textos de Woody Allen y Tom Stoppard para experimentar con sus propias ideas.
En su primera cinta, Güeros, realizó un melancólico roadtrip en blanco y negro por la Ciudad de México, mientras que en Museo, su segundo largometraje, exploró la amistad de dos jóvenes ninis que en la Navidad de 1985 robaron el Museo Nacional de Antropología; ambas cintas reconocidas en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
Para su tercera producción, el cineasta romperá las barreras que separan al cine dramático del documental. Con Una película de policías (título provisional), el director se introducirá en las entrañas de la policía capitalina para explorar, mediante la mezcla de métodos documentales y de ficción, la crisis de impunidad en el país.