La vida, sin música, sería un error. El documental de Marta Ferrer A morir a los desiertos lleva esta máxima de Federico Nietzsche a la Comarca Lagunera, hogar de un estilo de canto conocido como “Cardenche”. Con orígenes que recuerdan a los del blues en Estados Unidos, el canto Cardenche surgió en el siglo XIX como una forma de expresión musical de los leones de las haciendas algodoneras de la región. Es un canto melancólico que no requiere de más instrumentos musicales que la armonía vocal de quienes lo interpretan. El mal de amores, la tristeza y la pérdida son los temas principales que tiñen de nostalgia los versos del Cardenche, llamado así en alusión a un tipo de cactácea cuyas espinas lastiman más al sacarlas de la piel que al picarse con ellas.
A partir de las historias personales de los Cardencheros de Sapioriz, en Durango, la cineasta catalana Marta Ferrer (El Varal, 2009) teje una bella narración sobre el poder de la música como puente generacional, bálsamo para el alma y patrimonio histórico y cultural de una región del norte de México. “Conocí el canto Cardenche por un video en YouTube que me enseñó un amigo. Lo escuché y lloré aquella noche,” dijo Ferrer en el estreno de A morir a los desiertos como parte de la Competencia en el VI Festival Internacional de Cine de Los Cabos. “Me llegó al alma, siento que es un canto que o te llega o no te llega. No es de medias tintas”.
Tras un sueño en el que unas bocas le cantaban al oído, la cineasta decidió hacer una película sobre este género. En su documental anterior, El Varal (2009) --con el que ganó el premio a Mejor Largometraje Documental en el Festival Internacional de Cine de Morelia--, Ferrer ya mostraba interés en la vida íntima de las comunidades rurales mexicanas. Sus preocupaciones, sus rituales comunitarios y la desolación económica y social que rodea cada aspecto de su vida cotidiana. En A morir a los desiertos, se sumerge en el día a día de Fidel, Guadalupe, Antonio y Genaro, los integrantes del grupo Cardencheros de Sapioriz. Muestra sus esfuerzos por mantener viva esta tradición musical en las siguientes generaciones, su trabajo arduo en las maquiladoras de ropa, y las formas en que van enfrentando la pérdida de sus seres queridos e incluso la perspectiva de su propia mortalidad.“Nosotros nos sentimos contentos, nos sentimos halagados, por haber podido ser partícipes de este documental,” expresó Fidel Elizalde, uno de los protagonistas del documental. “La realidad ni en sueños nos imaginábamos que esto fuera a hacerse realidad. En la comunidad no esperábamos algo así. Cuando Martita llegó con nosotros, como cada persona que llega en busca del canto, estamos siempre prestos a ayudarles en lo que podemos. Es una tradición muy añeja que nos dejaron nuestros padres y que nosotros a mucha honra hemos querido llevar por todos los escenarios”.[caption id="attachment_205567" align="aligncenter" width="715"]
Fidel Elizalde, uno de los protagonistas de "A morir a los desiertos".[/caption]El diseño sonoro y una fotografía natural y clara son de las cualidades más destacadas de este documental. A través de largas tomas contemplativas de la vida cotidiana de Sapioriz, la audiencia entra en un espacio de paz en el que nada parece existir que sea más importante o significativo que los versos de un viudo para su amada Rosario, o una canción melancólica cantada junto a las vías de un tren que, simbólico, cruza la comunidad como el veloz e inevitable paso del tiempo. ¿Pueden los Cardencheros mantener viva esta bella música popular mexicana?“Nunca habíamos venido a estas tierras y no esperábamos esto. Yo creo que esa canción no se va a acabar porque ya en muchas partes hay muchacho y muchachas que están cantando, que han aprendido de nosotros en talleres que hemos tenido,” agregó Guadalupe Salazar, otro miembro de los Cardencheros que asistió a la premier mundial de A morir a los desiertos.
Emotivo y enternecedor, el acercamiento de Marta Ferrer a la canción cardenche abraza a sus protagonistas como los artistas que son, pero principalmente los muestra en su más pura e ingenua humanidad. Hay algo recio en la personalidad de los señores Fidel, Guadalupe, Antonio y Genaro, pero también hay un compromiso puro con su arte. Un trabajo que, como el propio documental, está inspirado en un muy sincero amor.
A morir a los desiertos ganó el Premio Art Kingdom en la VI edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos.
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