William Acton, un médico sexólogo muy reconocido a mediados de 1800 aseguraba que “la mayoría de las mujeres no están afectadas por sensaciones sexuales de ningún tipo”. Otto Adler, otro experto en el tema sostenía que “el 40% de las mujeres sufren de ‘anestesia sexual’”.
Si se estudia la historia de la humanidad desde el ámbito de la medicina, se pueden encontrar muchos hombres que han hecho aseveraciones fuertísimas sobre el cuerpo de la mujer. Se ha especulado más sobre lo que se denomina como “el órgano sexual femenino”, que con la física cuántica, y la mayoría de las personas que se han dedicado a hacerlo son hombres. Liv Strömquist, escritora e ilustradora, hizo una investigación para recopilar todas esas ideas y confrontarlas con la actualidad. El resultado es el cómic El fruto prohibido, que se puede sintetizar como “una historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con humor y argumentos de peso”. La autora (tanto del texto como de las ilustraciones) recuerda que de chica se sentía avergonzada de su cuerpo, especialmente con la menstruación. “De adulta me acordé de esos sentimientos fuertes de vergüenza y pensé que sería interesante investigar un poco más”, cuenta la autora para Gatopardo. Se preguntó “¿De dónde viene el tabú alrededor de la vulva?, ¿Se ha percibido siempre igual? y ¿Cómo afecta el tabú de la vulva a las mujeres psicológicamente?
Empezó a buscar respuestas en 2012 y le tomó cerca de dos años contestarlas todas e imprimirlas en este agradable formato, sin embargo el cómic llegó a México a mediados del 2018. La lectura comienza con el capítulo “Los hombres que estuvieron demasiado interesados en lo que suele denominarse el órgano sexual femenino”, y en éste enumera a siete hombres que hicieron cosas muy extremas en este extraño interés, como San Agustín (345-430) que decía que los cuerpos femeninos y sobre todo sus órganos sexuales, eran lo contrario a la divinidad; o como el Dr. Isaac Baker Brown (1811-1873), que creía que cualquier malestar femenino (dolor de cabeza, depresión, irritación, histeria, pérdida de apetito) se curaba con la ablación radical, o sea, cortándole el clítoris a sus pacientes. Este método obtuvo mucha fama, sobre todo como cura para la masturbación femenina. La autora contó en entrevista una historia que la marcó particularmente y es por eso que decidió ponerla al principio del libro: "Dr. Kellogg, el inventor del cereal –que también era doctor– escribió en una publicación médica una teoría en contra de la masturbación femenina. En este texto dice que para evitar que una mujer se masturbe se le debe de echar ácido en el clítoris, para evitar la repetición".
Otras partes del libro muestran cómo era la percepción de la vulva en la cuna de la civilización occidental, cómo se hablaba de las mujeres en la Antigua Grecia. También habla del mito de Yambe en el que se considera al órgano sexual femenino como una herramienta poderosa. Se trata de un mito muy difícil de comprender hoy en día, debido a la connotación negativa que sigue teniendo esta parte del cuerpo. Después habla del orgasmo, de cómo es percibida la menstruación en la sociedad y el impacto que eso tiene en las mujeres desde la adolescencia. ¿Por qué hay semejante tabú en torno al periodo? y ¿Cuándo comenzó a ser así? “Creo que es muy importante conocer la historia para poder comprender a tu sociedad y también a tus emociones; todo tiene un origen”, comenta la ilustradora. “La manera en que vives en sociedad afecta muy profundamente a nivel psicológico, pues es una parte muy importante de la humanidad y del individuo. La sexualidad es crucial y si los órganos sexuales se perciben como algo que se debe de esconder y que es vergonzoso, se convierten en fuente de opresión”.
El cómic El Fruto Prohibido, además estar muy bien ilustrado y escrito, con agilidad y sentido del humor, es un gran estudio académico que todo mundo debería de leer. No regaña y no impone ideas, simplemente muestra realidades del pasado y del presente. Si lo lee alguna persona que aún concuerde con que la vulva es despreciable y asquerosa, que las mujeres no disfrutan del sexo y que la menstruación es una deformación de la naturaleza, se confrontará a sí mismo con mucha ciencia, historia y verdades irrefutables.
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La historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con sentido del humor y argumentos de peso.
William Acton, un médico sexólogo muy reconocido a mediados de 1800 aseguraba que “la mayoría de las mujeres no están afectadas por sensaciones sexuales de ningún tipo”. Otto Adler, otro experto en el tema sostenía que “el 40% de las mujeres sufren de ‘anestesia sexual’”.
Si se estudia la historia de la humanidad desde el ámbito de la medicina, se pueden encontrar muchos hombres que han hecho aseveraciones fuertísimas sobre el cuerpo de la mujer. Se ha especulado más sobre lo que se denomina como “el órgano sexual femenino”, que con la física cuántica, y la mayoría de las personas que se han dedicado a hacerlo son hombres. Liv Strömquist, escritora e ilustradora, hizo una investigación para recopilar todas esas ideas y confrontarlas con la actualidad. El resultado es el cómic El fruto prohibido, que se puede sintetizar como “una historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con humor y argumentos de peso”. La autora (tanto del texto como de las ilustraciones) recuerda que de chica se sentía avergonzada de su cuerpo, especialmente con la menstruación. “De adulta me acordé de esos sentimientos fuertes de vergüenza y pensé que sería interesante investigar un poco más”, cuenta la autora para Gatopardo. Se preguntó “¿De dónde viene el tabú alrededor de la vulva?, ¿Se ha percibido siempre igual? y ¿Cómo afecta el tabú de la vulva a las mujeres psicológicamente?
Empezó a buscar respuestas en 2012 y le tomó cerca de dos años contestarlas todas e imprimirlas en este agradable formato, sin embargo el cómic llegó a México a mediados del 2018. La lectura comienza con el capítulo “Los hombres que estuvieron demasiado interesados en lo que suele denominarse el órgano sexual femenino”, y en éste enumera a siete hombres que hicieron cosas muy extremas en este extraño interés, como San Agustín (345-430) que decía que los cuerpos femeninos y sobre todo sus órganos sexuales, eran lo contrario a la divinidad; o como el Dr. Isaac Baker Brown (1811-1873), que creía que cualquier malestar femenino (dolor de cabeza, depresión, irritación, histeria, pérdida de apetito) se curaba con la ablación radical, o sea, cortándole el clítoris a sus pacientes. Este método obtuvo mucha fama, sobre todo como cura para la masturbación femenina. La autora contó en entrevista una historia que la marcó particularmente y es por eso que decidió ponerla al principio del libro: "Dr. Kellogg, el inventor del cereal –que también era doctor– escribió en una publicación médica una teoría en contra de la masturbación femenina. En este texto dice que para evitar que una mujer se masturbe se le debe de echar ácido en el clítoris, para evitar la repetición".
Otras partes del libro muestran cómo era la percepción de la vulva en la cuna de la civilización occidental, cómo se hablaba de las mujeres en la Antigua Grecia. También habla del mito de Yambe en el que se considera al órgano sexual femenino como una herramienta poderosa. Se trata de un mito muy difícil de comprender hoy en día, debido a la connotación negativa que sigue teniendo esta parte del cuerpo. Después habla del orgasmo, de cómo es percibida la menstruación en la sociedad y el impacto que eso tiene en las mujeres desde la adolescencia. ¿Por qué hay semejante tabú en torno al periodo? y ¿Cuándo comenzó a ser así? “Creo que es muy importante conocer la historia para poder comprender a tu sociedad y también a tus emociones; todo tiene un origen”, comenta la ilustradora. “La manera en que vives en sociedad afecta muy profundamente a nivel psicológico, pues es una parte muy importante de la humanidad y del individuo. La sexualidad es crucial y si los órganos sexuales se perciben como algo que se debe de esconder y que es vergonzoso, se convierten en fuente de opresión”.
El cómic El Fruto Prohibido, además estar muy bien ilustrado y escrito, con agilidad y sentido del humor, es un gran estudio académico que todo mundo debería de leer. No regaña y no impone ideas, simplemente muestra realidades del pasado y del presente. Si lo lee alguna persona que aún concuerde con que la vulva es despreciable y asquerosa, que las mujeres no disfrutan del sexo y que la menstruación es una deformación de la naturaleza, se confrontará a sí mismo con mucha ciencia, historia y verdades irrefutables.
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La historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con sentido del humor y argumentos de peso.
William Acton, un médico sexólogo muy reconocido a mediados de 1800 aseguraba que “la mayoría de las mujeres no están afectadas por sensaciones sexuales de ningún tipo”. Otto Adler, otro experto en el tema sostenía que “el 40% de las mujeres sufren de ‘anestesia sexual’”.
Si se estudia la historia de la humanidad desde el ámbito de la medicina, se pueden encontrar muchos hombres que han hecho aseveraciones fuertísimas sobre el cuerpo de la mujer. Se ha especulado más sobre lo que se denomina como “el órgano sexual femenino”, que con la física cuántica, y la mayoría de las personas que se han dedicado a hacerlo son hombres. Liv Strömquist, escritora e ilustradora, hizo una investigación para recopilar todas esas ideas y confrontarlas con la actualidad. El resultado es el cómic El fruto prohibido, que se puede sintetizar como “una historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con humor y argumentos de peso”. La autora (tanto del texto como de las ilustraciones) recuerda que de chica se sentía avergonzada de su cuerpo, especialmente con la menstruación. “De adulta me acordé de esos sentimientos fuertes de vergüenza y pensé que sería interesante investigar un poco más”, cuenta la autora para Gatopardo. Se preguntó “¿De dónde viene el tabú alrededor de la vulva?, ¿Se ha percibido siempre igual? y ¿Cómo afecta el tabú de la vulva a las mujeres psicológicamente?
Empezó a buscar respuestas en 2012 y le tomó cerca de dos años contestarlas todas e imprimirlas en este agradable formato, sin embargo el cómic llegó a México a mediados del 2018. La lectura comienza con el capítulo “Los hombres que estuvieron demasiado interesados en lo que suele denominarse el órgano sexual femenino”, y en éste enumera a siete hombres que hicieron cosas muy extremas en este extraño interés, como San Agustín (345-430) que decía que los cuerpos femeninos y sobre todo sus órganos sexuales, eran lo contrario a la divinidad; o como el Dr. Isaac Baker Brown (1811-1873), que creía que cualquier malestar femenino (dolor de cabeza, depresión, irritación, histeria, pérdida de apetito) se curaba con la ablación radical, o sea, cortándole el clítoris a sus pacientes. Este método obtuvo mucha fama, sobre todo como cura para la masturbación femenina. La autora contó en entrevista una historia que la marcó particularmente y es por eso que decidió ponerla al principio del libro: "Dr. Kellogg, el inventor del cereal –que también era doctor– escribió en una publicación médica una teoría en contra de la masturbación femenina. En este texto dice que para evitar que una mujer se masturbe se le debe de echar ácido en el clítoris, para evitar la repetición".
Otras partes del libro muestran cómo era la percepción de la vulva en la cuna de la civilización occidental, cómo se hablaba de las mujeres en la Antigua Grecia. También habla del mito de Yambe en el que se considera al órgano sexual femenino como una herramienta poderosa. Se trata de un mito muy difícil de comprender hoy en día, debido a la connotación negativa que sigue teniendo esta parte del cuerpo. Después habla del orgasmo, de cómo es percibida la menstruación en la sociedad y el impacto que eso tiene en las mujeres desde la adolescencia. ¿Por qué hay semejante tabú en torno al periodo? y ¿Cuándo comenzó a ser así? “Creo que es muy importante conocer la historia para poder comprender a tu sociedad y también a tus emociones; todo tiene un origen”, comenta la ilustradora. “La manera en que vives en sociedad afecta muy profundamente a nivel psicológico, pues es una parte muy importante de la humanidad y del individuo. La sexualidad es crucial y si los órganos sexuales se perciben como algo que se debe de esconder y que es vergonzoso, se convierten en fuente de opresión”.
El cómic El Fruto Prohibido, además estar muy bien ilustrado y escrito, con agilidad y sentido del humor, es un gran estudio académico que todo mundo debería de leer. No regaña y no impone ideas, simplemente muestra realidades del pasado y del presente. Si lo lee alguna persona que aún concuerde con que la vulva es despreciable y asquerosa, que las mujeres no disfrutan del sexo y que la menstruación es una deformación de la naturaleza, se confrontará a sí mismo con mucha ciencia, historia y verdades irrefutables.
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La historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con sentido del humor y argumentos de peso.
William Acton, un médico sexólogo muy reconocido a mediados de 1800 aseguraba que “la mayoría de las mujeres no están afectadas por sensaciones sexuales de ningún tipo”. Otto Adler, otro experto en el tema sostenía que “el 40% de las mujeres sufren de ‘anestesia sexual’”.
Si se estudia la historia de la humanidad desde el ámbito de la medicina, se pueden encontrar muchos hombres que han hecho aseveraciones fuertísimas sobre el cuerpo de la mujer. Se ha especulado más sobre lo que se denomina como “el órgano sexual femenino”, que con la física cuántica, y la mayoría de las personas que se han dedicado a hacerlo son hombres. Liv Strömquist, escritora e ilustradora, hizo una investigación para recopilar todas esas ideas y confrontarlas con la actualidad. El resultado es el cómic El fruto prohibido, que se puede sintetizar como “una historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con humor y argumentos de peso”. La autora (tanto del texto como de las ilustraciones) recuerda que de chica se sentía avergonzada de su cuerpo, especialmente con la menstruación. “De adulta me acordé de esos sentimientos fuertes de vergüenza y pensé que sería interesante investigar un poco más”, cuenta la autora para Gatopardo. Se preguntó “¿De dónde viene el tabú alrededor de la vulva?, ¿Se ha percibido siempre igual? y ¿Cómo afecta el tabú de la vulva a las mujeres psicológicamente?
Empezó a buscar respuestas en 2012 y le tomó cerca de dos años contestarlas todas e imprimirlas en este agradable formato, sin embargo el cómic llegó a México a mediados del 2018. La lectura comienza con el capítulo “Los hombres que estuvieron demasiado interesados en lo que suele denominarse el órgano sexual femenino”, y en éste enumera a siete hombres que hicieron cosas muy extremas en este extraño interés, como San Agustín (345-430) que decía que los cuerpos femeninos y sobre todo sus órganos sexuales, eran lo contrario a la divinidad; o como el Dr. Isaac Baker Brown (1811-1873), que creía que cualquier malestar femenino (dolor de cabeza, depresión, irritación, histeria, pérdida de apetito) se curaba con la ablación radical, o sea, cortándole el clítoris a sus pacientes. Este método obtuvo mucha fama, sobre todo como cura para la masturbación femenina. La autora contó en entrevista una historia que la marcó particularmente y es por eso que decidió ponerla al principio del libro: "Dr. Kellogg, el inventor del cereal –que también era doctor– escribió en una publicación médica una teoría en contra de la masturbación femenina. En este texto dice que para evitar que una mujer se masturbe se le debe de echar ácido en el clítoris, para evitar la repetición".
Otras partes del libro muestran cómo era la percepción de la vulva en la cuna de la civilización occidental, cómo se hablaba de las mujeres en la Antigua Grecia. También habla del mito de Yambe en el que se considera al órgano sexual femenino como una herramienta poderosa. Se trata de un mito muy difícil de comprender hoy en día, debido a la connotación negativa que sigue teniendo esta parte del cuerpo. Después habla del orgasmo, de cómo es percibida la menstruación en la sociedad y el impacto que eso tiene en las mujeres desde la adolescencia. ¿Por qué hay semejante tabú en torno al periodo? y ¿Cuándo comenzó a ser así? “Creo que es muy importante conocer la historia para poder comprender a tu sociedad y también a tus emociones; todo tiene un origen”, comenta la ilustradora. “La manera en que vives en sociedad afecta muy profundamente a nivel psicológico, pues es una parte muy importante de la humanidad y del individuo. La sexualidad es crucial y si los órganos sexuales se perciben como algo que se debe de esconder y que es vergonzoso, se convierten en fuente de opresión”.
El cómic El Fruto Prohibido, además estar muy bien ilustrado y escrito, con agilidad y sentido del humor, es un gran estudio académico que todo mundo debería de leer. No regaña y no impone ideas, simplemente muestra realidades del pasado y del presente. Si lo lee alguna persona que aún concuerde con que la vulva es despreciable y asquerosa, que las mujeres no disfrutan del sexo y que la menstruación es una deformación de la naturaleza, se confrontará a sí mismo con mucha ciencia, historia y verdades irrefutables.
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William Acton, un médico sexólogo muy reconocido a mediados de 1800 aseguraba que “la mayoría de las mujeres no están afectadas por sensaciones sexuales de ningún tipo”. Otto Adler, otro experto en el tema sostenía que “el 40% de las mujeres sufren de ‘anestesia sexual’”.
Si se estudia la historia de la humanidad desde el ámbito de la medicina, se pueden encontrar muchos hombres que han hecho aseveraciones fuertísimas sobre el cuerpo de la mujer. Se ha especulado más sobre lo que se denomina como “el órgano sexual femenino”, que con la física cuántica, y la mayoría de las personas que se han dedicado a hacerlo son hombres. Liv Strömquist, escritora e ilustradora, hizo una investigación para recopilar todas esas ideas y confrontarlas con la actualidad. El resultado es el cómic El fruto prohibido, que se puede sintetizar como “una historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con humor y argumentos de peso”. La autora (tanto del texto como de las ilustraciones) recuerda que de chica se sentía avergonzada de su cuerpo, especialmente con la menstruación. “De adulta me acordé de esos sentimientos fuertes de vergüenza y pensé que sería interesante investigar un poco más”, cuenta la autora para Gatopardo. Se preguntó “¿De dónde viene el tabú alrededor de la vulva?, ¿Se ha percibido siempre igual? y ¿Cómo afecta el tabú de la vulva a las mujeres psicológicamente?
Empezó a buscar respuestas en 2012 y le tomó cerca de dos años contestarlas todas e imprimirlas en este agradable formato, sin embargo el cómic llegó a México a mediados del 2018. La lectura comienza con el capítulo “Los hombres que estuvieron demasiado interesados en lo que suele denominarse el órgano sexual femenino”, y en éste enumera a siete hombres que hicieron cosas muy extremas en este extraño interés, como San Agustín (345-430) que decía que los cuerpos femeninos y sobre todo sus órganos sexuales, eran lo contrario a la divinidad; o como el Dr. Isaac Baker Brown (1811-1873), que creía que cualquier malestar femenino (dolor de cabeza, depresión, irritación, histeria, pérdida de apetito) se curaba con la ablación radical, o sea, cortándole el clítoris a sus pacientes. Este método obtuvo mucha fama, sobre todo como cura para la masturbación femenina. La autora contó en entrevista una historia que la marcó particularmente y es por eso que decidió ponerla al principio del libro: "Dr. Kellogg, el inventor del cereal –que también era doctor– escribió en una publicación médica una teoría en contra de la masturbación femenina. En este texto dice que para evitar que una mujer se masturbe se le debe de echar ácido en el clítoris, para evitar la repetición".
Otras partes del libro muestran cómo era la percepción de la vulva en la cuna de la civilización occidental, cómo se hablaba de las mujeres en la Antigua Grecia. También habla del mito de Yambe en el que se considera al órgano sexual femenino como una herramienta poderosa. Se trata de un mito muy difícil de comprender hoy en día, debido a la connotación negativa que sigue teniendo esta parte del cuerpo. Después habla del orgasmo, de cómo es percibida la menstruación en la sociedad y el impacto que eso tiene en las mujeres desde la adolescencia. ¿Por qué hay semejante tabú en torno al periodo? y ¿Cuándo comenzó a ser así? “Creo que es muy importante conocer la historia para poder comprender a tu sociedad y también a tus emociones; todo tiene un origen”, comenta la ilustradora. “La manera en que vives en sociedad afecta muy profundamente a nivel psicológico, pues es una parte muy importante de la humanidad y del individuo. La sexualidad es crucial y si los órganos sexuales se perciben como algo que se debe de esconder y que es vergonzoso, se convierten en fuente de opresión”.
El cómic El Fruto Prohibido, además estar muy bien ilustrado y escrito, con agilidad y sentido del humor, es un gran estudio académico que todo mundo debería de leer. No regaña y no impone ideas, simplemente muestra realidades del pasado y del presente. Si lo lee alguna persona que aún concuerde con que la vulva es despreciable y asquerosa, que las mujeres no disfrutan del sexo y que la menstruación es una deformación de la naturaleza, se confrontará a sí mismo con mucha ciencia, historia y verdades irrefutables.
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William Acton, un médico sexólogo muy reconocido a mediados de 1800 aseguraba que “la mayoría de las mujeres no están afectadas por sensaciones sexuales de ningún tipo”. Otto Adler, otro experto en el tema sostenía que “el 40% de las mujeres sufren de ‘anestesia sexual’”.
Si se estudia la historia de la humanidad desde el ámbito de la medicina, se pueden encontrar muchos hombres que han hecho aseveraciones fuertísimas sobre el cuerpo de la mujer. Se ha especulado más sobre lo que se denomina como “el órgano sexual femenino”, que con la física cuántica, y la mayoría de las personas que se han dedicado a hacerlo son hombres. Liv Strömquist, escritora e ilustradora, hizo una investigación para recopilar todas esas ideas y confrontarlas con la actualidad. El resultado es el cómic El fruto prohibido, que se puede sintetizar como “una historia cultural de la vulva (no sólo de la vagina), con humor y argumentos de peso”. La autora (tanto del texto como de las ilustraciones) recuerda que de chica se sentía avergonzada de su cuerpo, especialmente con la menstruación. “De adulta me acordé de esos sentimientos fuertes de vergüenza y pensé que sería interesante investigar un poco más”, cuenta la autora para Gatopardo. Se preguntó “¿De dónde viene el tabú alrededor de la vulva?, ¿Se ha percibido siempre igual? y ¿Cómo afecta el tabú de la vulva a las mujeres psicológicamente?
Empezó a buscar respuestas en 2012 y le tomó cerca de dos años contestarlas todas e imprimirlas en este agradable formato, sin embargo el cómic llegó a México a mediados del 2018. La lectura comienza con el capítulo “Los hombres que estuvieron demasiado interesados en lo que suele denominarse el órgano sexual femenino”, y en éste enumera a siete hombres que hicieron cosas muy extremas en este extraño interés, como San Agustín (345-430) que decía que los cuerpos femeninos y sobre todo sus órganos sexuales, eran lo contrario a la divinidad; o como el Dr. Isaac Baker Brown (1811-1873), que creía que cualquier malestar femenino (dolor de cabeza, depresión, irritación, histeria, pérdida de apetito) se curaba con la ablación radical, o sea, cortándole el clítoris a sus pacientes. Este método obtuvo mucha fama, sobre todo como cura para la masturbación femenina. La autora contó en entrevista una historia que la marcó particularmente y es por eso que decidió ponerla al principio del libro: "Dr. Kellogg, el inventor del cereal –que también era doctor– escribió en una publicación médica una teoría en contra de la masturbación femenina. En este texto dice que para evitar que una mujer se masturbe se le debe de echar ácido en el clítoris, para evitar la repetición".
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