Durante un paseo por el Caribe mexicano, dos hombres y una mujer se encuentran con un tesoro escondido: una especie de botín pirata en la maleza de una isla aparentemente deshabitada. Una desafortunada falla en su velero los obliga a esperar rescate en una playa de esta isla que, por encontrarse en aguas internacionales, es punto de encuentro de traficantes y contrabandistas. ¿Tomarán el botín antes de irse? ¿Será más fuerte la avaricia, disfrazada de necesidad? Ésta es la premisa de Paraíso perdido, tercer largometraje del cineasta mexicano Humberto Hinojosa, que se estrena este mes en México, y con la que se aleja de sus anteriores trabajos fílmicos (I Hate Love, Oveja negra).
El guion, escrito por Hinojosa y Anton Goenechea, surgió de una anécdota real que el primero escuchó durante un viaje por Mérida, Yucatán. “La historia que me contaron iba más hacia unos cuates que tuvieron un encuentro desafortunado con traficantes”, cuenta Hinojosa en entrevista con Gatopardo. “Lo que más me interesaba es que si le preguntas a alguien ‘¿qué haría si encuentra una maleta llena de dinero?’, la respuesta siempre va a estar supeditada a la situación que está viviendo cada persona.”
Es por esto que el verdadero centro de la cinta está en las relaciones entre sus personajes: Sofía (Ana Claudia Talancón), su hermano Pedro (Andrés Almeida) y Mateo (Iván Sánchez), pareja de Sofía. Su viaje es interrumpido por la presencia de “El niño” (a cargo de Raúl Briones), un ente salvaje responsable de proteger los secretos de esta isla. La lucha por la supervivencia individual amenaza con separarlos.
“Me gusta hacer historias y personajes vivenciales”, cuenta Hinojosa sobre el desarrollo de sus protagonistas. “Trabajo mucho con el actor en cuanto a meterse en el personaje, ‘¿Qué harías tú?’ Son sutilezas que vas conociendo conforme se construye. Creo que estas sutilezas hacen que los sientas humanos y quieras seguir haciendo el viaje con ellos.”
Con una producción impecable y excelente fotografía de Guillermo Garza Morales, Paraíso perdido interna al espectador en un mundo idílico en el que las pesadillas se vuelven realidad. “Siento que la película cumple con el género de suspenso, de alguna forma trae una estética que procuro, y que me gusta y que he mantenido durante mis tres películas”, explica Hinojosa. “Es una estética visual que siempre está en función de la historia y que de alguna manera hace más fácil creerle a los personajes.”
Paraíso perdido es una película de suspenso construida con las convenciones del género. Aunque no es un manifiesto filosófico ni cuenta una historia compleja, tampoco es una cinta de fórmula que busca el entretenimiento fácil: es lo que es, un thriller de buena manufactura, una película como las que Hinojosa disfruta ver en su tiempo libre. “Lo que a mí me gusta es un punto medio, algo que visualmente traiga creatividad, que sea enriquecedor, que sea algo honesto… Es el tipo de películas que me gusta hacer: que yo me sienta personalmente orgulloso de ella, que tengan oficio, que se vean estudiadas, que tengan una propuesta”, concluye.