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Las desapariciones como show en vivo por TikTok

Las desapariciones como show en vivo por TikTok

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Que videntes estafen a las familias de desaparecidos no es algo nuevo, pero con las redes sociales al alcance de cualquiera, incluso los más jóvenes, desde la comodidad de la computadora, todos pueden ser estafados.
30
.
08
.
24
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Como respuesta a la impotencia de los familiares de desaparecidos, prospera una ola de videntes que en redes sociales venden falsa esperanza. Es uno de los últimos signos de la descomposición social en el país.

La transmisión de TikTok ya está ambientada para la lectura de cartas que Ángel hará en vivo esta noche, y claro que una bombilla de color rojo alumbra el fondo; por supuesto que tiene un mazo de cartas de tarot de Marsella en la mano. Una mujer que se escucha joven está al otro lado del teléfono y le pide: “Quiero saber dónde está mi amiga, que desapareció”.

Ángel, el Maestro, como se hace llamar, es un hombre joven de barba de candado y cabello bien negro, que generalmente lleva una medalla de santo que le abarca casi todo el pecho, como de rapero. Hoy tiene casi un millón de seguidores en la plataforma, y habla con esa clase de desprecio que, extrañamente, lejos de desagradar a sus espectadores, suele ser tomada como señal de sinceridad.

Parece que baraja el tarot, pero las cartas quedan fuera del ángulo de cámara. Guarda silencio: ha visto algo que la jovencita no le ha dicho. Le tuerce los ojos y empieza a hablar de mala gana:

—Vas a aguantar vara… —le lanza con su acento tapatío.

—Sí —le responde la chica al otro lado de la transmisión.

—Tú sí sabes por qué desapareció tu amiga, ¿para qué te haces güey? —dice y mira de frente a la cámara por primera vez.

—Quiero saber si está viva —le responde tímida.

—Tú sabes bien que platicaba con dos personas en redes sociales. Aquí marca que ella se iba a ver con un tipo —dice y muestra en la pantalla dos cartas del tarot con hombres.

—Ay, creo que sí, platicaba y creo que a los dos los conozco.

—Pues a mí háblame claro para ayudarte. Si no, ¡cambio de llamada! —la amenaza.

El Maestro Ángel está molesto, menea la cabeza de un lado a otro y entonces hace su revelación: “Si tu amiga se fue, es porque traía la ‘panela’ hirviendo, iba a un encuentro sexual, iba a un desmadre. Eres una alcahuetona de las cosas malas. Mira, escucha bien lo que te voy a decir porque no estás en el departamento de desaparecidos: mucho de lo que le pasó a tu amiga es porque andaba de caliente. Y a escondidas de su familia daba las nalgas”.

La transmisión termina con una letanía de insultos: le dice que su amiga era una cabrona, que no tenían edad, que cómo “vas a darle el culo a cualquiera”, a pura gente que anda en malos pasos. Y remata, generalizando: “Y así ¿no quieren que les pase nada?”. Tras lanzar una acusación grave a su interlocutora —ella, según esto, conoce el motivo de la desaparición de su amiga, pero se calló, no la ayudó—, le cuelga el teléfono.

Este tipo de maltrato soez, casi aleccionador, es parte del estilo del “Maestro” y, pese a ello, la gente le sigue pidiendo ayuda en los comentarios de TikTok. En sus signos constantes de exclamación, en las preguntas lanzadas una y otra vez por la ventanita de chat, puede leerse la desesperación de los consultantes. Contamos más de 200 comentarios. Quieren encontrar a su familiar desaparecido, sea cual sea la respuesta, caiga quien caiga. Prefieren ese impacto a vivir en la incertidumbre eterna.

“¿Me podrías ayudar a saber si mi tío está vivo?”

“Bien como le habló a esa muchacha... El que busca encuentra.”

“...yo kiero saber de mi hermanita desaparecida me an dicho q ya no está entre nosotros q ya falleció [sic]”.

Las desapariciones: macabra tendencia

El filósofo Guy Debord decía que el espectáculo se presenta al mismo tiempo como instrumento de unificación y relación social mediatizada por imágenes. “El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada, que no expresa finalmente más que su deseo de dormir”. Y eso que Debord lo escribió antes de conocer las redes sociales.

En redes como TikTok la desaparición de personas se ha vuelto un trend más. Los videos de “vidente encuentra desaparecidos” tienen más de cuatro millones de reproducciones en México y los shorts que se extraen de las transmisiones en vivo comparten la canción “Suspense, horror, piano and music box” de TikTok con los “Get Ready with Me”, mientras te cuentan sobre fantasmas, apariciones y casas embrujadas.

En un país en el que, hasta marzo de este año, había 99 729 personas desaparecidas —según el reporte de la Secretaría de Gobernación—, y con un nivel de impunidad de 99% para este delito, es posible encontrar en redes sociales decenas de videos que convierten la crisis en espectáculo. Los videntes compiten en una guerra por el primer lugar, por el mayor rating en línea, así que piden al público que llamen si tienen un caso espectacular. “Si es de los mejores, lo vamos a poner en nuestro perfil”, exige más dramatismo el Maestro Ángel.

“La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía.”

Los “videntes” de TikTok no se quedan en la transmisión; también puedes solicitar sus servicios particulares por DM o puedes trasladarte a otra red: Instagram, en la que también recibirás información sobre lecturas de cartas para encontrar a tus seres queridos desaparecidos.

Una joven que se hace llamar Mujer Serpiente es popular por sus “en vivo” y sus videos sobre localización de desaparecidos y amarres. “Necesito ayuda, no encuentro a mi papá”, le dice en un mensaje una usuaria de TikTok. La joven mujer le contesta con un video que publica en su perfil: “Hago todo lo posible para darte la mejor información de qué sucedió con esa persona, y lo más importante: si su energía está activa o llana”; es decir, si está o no en este mundo. ¿Más información? Que le mande un mensaje privado. Yo lo hago: “Buenas tardes, ¿cómo puedo encontrar a una desaparecida?”. La mujer me responde con un párrafo gordo y va directo al precio: “Hola. Es una sesión grande —tarot, lectura de rostro por medio de foto a la desaparecida y ‘mediumnidad’ en caso de ser necesario—. Se entrega todo a cámara abierta por aquí mismo y tiene un costo de 3 000 pesos mexicanos”.

Soy ignorante. No entiendo los términos esotéricos, así que vuelvo a escribir: “Disculpa, ¿cómo es una lectura de rostro? Me responde a la mañana siguiente: “La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía”, me dice, y me manda su número de cuenta de BanCoppel. Si se agenda hoy, se hace en un día. Le pregunto otra vez cómo es una lectura de rostro; contesta que ya me respondió, pero no lo hizo, así que insisto, y responde: “El rostro (de una persona desaparecida) muestra algunos miedos, signos espirituales y así (...) veo imágenes a las que se les da interpretación. Nunca sé qué me van a mostrar o cuánto será lo que me muestren”.

Mercado del dolor en TikTok

Fernando Ruiz Molina es investigador del Programa de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM, y es especialista en TikTok. Explica que también él empezó a detectar el surgimiento de estos influencers, oráculos especializados por redes sociales, que juegan con el dolor y la desesperación de las personas. Hay familiares de víctimas que cuando no obtienen respuestas por parte de las instituciones, van a buscar en lo sobrenatural.

Que videntes estafen a las familias de desaparecidos no es algo nuevo, pero hoy con redes sociales al alcance de cualquiera, incluso los más jóvenes, desde la comodidad de la computadora, todos pueden ser estafados. Como lo describe Ruiz, juegan con las pasiones y con las heridas más profundas de las personas: “Imagínate la herida que representa un desaparecido, un dolor inconmensurable. Se aprovechan con el afán de vender soluciones, pistas y generar contenido […] Es la banalización de un problema tan grave y la espectacularización en un nivel necrocultural y necropolítico; es decir, éstas son las consecuencias de una economía que produce valores y dinero a pesar de la exposición de nuestros cuerpos, del dolor, de la crueldad”.

Te recomendamos leer también "La bruja del caso Ruiz Massieu: el expediente de un asesinato", de Laura Sánchez Ley y Alejandra Del Castillo

Fernando Bustos, filósofo y crítico de cultura, pero también creador de redes sociales, dice que el llanto es el reconocimiento de que la vida se fue. Presenciar el cuerpo da paz a las familias. Y es justo lo que no tienen las personas con seres queridos desaparecidos. “Una parte son las creencias mágicas que nos habitan como mexicanos, que nos arrastran a eso, pero también la desesperación de decir: ‘Tengo que agotar todo’. Se aprovecha de eso la gente”. Hoy vivimos una sociedad del espectáculo pero hiperradicalizada, subraya.

La cabal búsqueda de desaparecidos

La transmisión en vivo fue el 24 de julio de este año. Su nombre es Eiby Rodríguez, y sus lecturas de tarot tienen diversos objetivos: para saber qué le depara a la influencer Yerimua, para averiguar quién es el próximo en salir de la Casa de los Famosos o para vaticinar qué le depara al matrimonio de Ángela Aguilar y Cristian Nodal.

Eiby, a diferencia de otros videntes que se esfuerzan por que la decoración esté muy en la vibra esotérica, parece estar en una cabina de radio, gris, sin adornos. Pide a la gente que ponga comentarios y advierte que hará una lectura para Érick Carrillo, un joven que desapareció el 1 de junio de 2019. Fue visto por última vez en un bar de la colonia El Dorado, en Tijuana.

Su padre cree que fue secuestrado por los propios amigos, pues el joven cruzaba de San Diego a Tijuana los fines de semana para visitar a sus padres. Ese día traía dinero: había ahorrado durante meses 16 000 dólares, con los que terminaría de construir la casa de su mami y se compraría un carro. Su padre aún lo busca. No ha parado.

Eiby Rodríguez baraja un mazo muy grande, cierra los ojos como viajando al más allá. Sale del trance y golpea el mazo contra la mesa. “Ok, mis amores, voy a empezar”, exclama y parte la baraja en seis. “Estos dos amigos son los culpables de la muerte. Lo drogaron porque aquí aparece un hombre de vicio. Lo drogaron en ese momento, mis vidas adoradas. Le pusieron un ‘cuatro’ [...] Me aparece también el papá, mucha tristeza y llanto, pero no lo va a encontrar, yo lo veo calcinado, su cuerpo todo destrozado. Lo sacaron del lugar donde estaba. El papá va a tener un atentado también por andar encontrando cosas”.

“Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”. —Eddy Carrillo

“Está muerto”, es la frase que le resuena al señor Eddy Carrillo, padre de Érick y presidente del colectivo Todos Somos Érick Carrillo. Está indignado con esta transmisión, aunque me diga que a él ya estas cosas le dan risa. ¿Cómo se atreve un farsante a decir que su hijo fue calcinado? ¿Cómo puede cualquiera decir eso si él ha cavado la tierra con sus propias manos y ha encontrado a otras 1 560 personas con y sin vida? Eiby Rodríguez no sabe lo que despierta en el señor Castillo con este espectáculo. De hecho, sus palabras lo llevan a 2019, unos días después de la desaparición de su hijo y a otra estafa.

El último rastro de su hijo es a las 6:25 de la mañana del 1 de junio. Dos días después la madre de su hijo buscó a una vidente en la zona del Florido, en Tijuana. “Cayó dos veces con esos charlatanes, va con una persona, me lo comenta, estábamos desesperados, yo no tenía la experiencia de buscar ni de nada, y la apoyé. Pero cuando me di cuenta de la presión que le generó a ella, le dije ‘ya basta’”. La presión venía del cobro de 30 000 pesos. Obviamente, no lo localizaron. Después vino la segunda estafa; la vidente le dijo que si no le pagaba otros 30 000 pesos, no lo iba a encontrar.

Esa vidente fue uno de los motivos que impulsaron a Eddy Carrillo a dejar su trabajo en Estados Unidos y a dedicarse a buscar a su hijo en Tijuana. “Gracias a esos charlatanes decidí dedicarme al 100% a la búsqueda de personas desaparecidas”. No sólo busca a su hijo, sino que también ayuda a los cientos de familias que recurren a él cada año.

De dos años para acá Carrillo ha notado una explosión de estos “charlatanes”, como los llama, que han salido “a lo descarado” en las redes sociales. En estos años han llegado padres, madres a decirle: “Ya sé dónde está, lo tienen en esta casa de seguridad”. ¿Y cómo lo saben? Porque un vidente se los dijo. Por ello ha tenido que empezar a concientizar a los familiares de desaparecidos para que no caigan en estafas. “Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”.

Carrillo se enoja cuando recuerda al vidente Eiby Rodríguez, quien dijo que su hijo tenía tres años desaparecido. En realidad, lleva cinco: “Ni siquiera se ponen a investigar”.

Mientras tanto, la familia Carrillo, todos y cada uno de sus miembros, buscan fosas clandestinas a diario en basureros, terrenos baldíos, en donde sea. Un día, agarró su mochila y se fue a caminar por parajes terregosos. Al otro, lo acompañaron las amigas de su hijo; al otro, sus vecinos, y de repente había 60 personas caminando a su lado. Hoy son cientos. Gracias a él, se han formado 20 colectivos más de búsqueda en Baja California.

Cuando digo todos, es todos: Arath, de 10 años, el hijo de su hermana, el sobrino de Érick, salió a buscarlo el 16 de abril de este año. Encontró algo. “¡Una fosa!”, gritó el niño. En ella había tres cuerpos enterrados, pero ninguno era el de su tío.

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Fotografía de
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30
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24
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Como respuesta a la impotencia de los familiares de desaparecidos, prospera una ola de videntes que en redes sociales venden falsa esperanza. Es uno de los últimos signos de la descomposición social en el país.

La transmisión de TikTok ya está ambientada para la lectura de cartas que Ángel hará en vivo esta noche, y claro que una bombilla de color rojo alumbra el fondo; por supuesto que tiene un mazo de cartas de tarot de Marsella en la mano. Una mujer que se escucha joven está al otro lado del teléfono y le pide: “Quiero saber dónde está mi amiga, que desapareció”.

Ángel, el Maestro, como se hace llamar, es un hombre joven de barba de candado y cabello bien negro, que generalmente lleva una medalla de santo que le abarca casi todo el pecho, como de rapero. Hoy tiene casi un millón de seguidores en la plataforma, y habla con esa clase de desprecio que, extrañamente, lejos de desagradar a sus espectadores, suele ser tomada como señal de sinceridad.

Parece que baraja el tarot, pero las cartas quedan fuera del ángulo de cámara. Guarda silencio: ha visto algo que la jovencita no le ha dicho. Le tuerce los ojos y empieza a hablar de mala gana:

—Vas a aguantar vara… —le lanza con su acento tapatío.

—Sí —le responde la chica al otro lado de la transmisión.

—Tú sí sabes por qué desapareció tu amiga, ¿para qué te haces güey? —dice y mira de frente a la cámara por primera vez.

—Quiero saber si está viva —le responde tímida.

—Tú sabes bien que platicaba con dos personas en redes sociales. Aquí marca que ella se iba a ver con un tipo —dice y muestra en la pantalla dos cartas del tarot con hombres.

—Ay, creo que sí, platicaba y creo que a los dos los conozco.

—Pues a mí háblame claro para ayudarte. Si no, ¡cambio de llamada! —la amenaza.

El Maestro Ángel está molesto, menea la cabeza de un lado a otro y entonces hace su revelación: “Si tu amiga se fue, es porque traía la ‘panela’ hirviendo, iba a un encuentro sexual, iba a un desmadre. Eres una alcahuetona de las cosas malas. Mira, escucha bien lo que te voy a decir porque no estás en el departamento de desaparecidos: mucho de lo que le pasó a tu amiga es porque andaba de caliente. Y a escondidas de su familia daba las nalgas”.

La transmisión termina con una letanía de insultos: le dice que su amiga era una cabrona, que no tenían edad, que cómo “vas a darle el culo a cualquiera”, a pura gente que anda en malos pasos. Y remata, generalizando: “Y así ¿no quieren que les pase nada?”. Tras lanzar una acusación grave a su interlocutora —ella, según esto, conoce el motivo de la desaparición de su amiga, pero se calló, no la ayudó—, le cuelga el teléfono.

Este tipo de maltrato soez, casi aleccionador, es parte del estilo del “Maestro” y, pese a ello, la gente le sigue pidiendo ayuda en los comentarios de TikTok. En sus signos constantes de exclamación, en las preguntas lanzadas una y otra vez por la ventanita de chat, puede leerse la desesperación de los consultantes. Contamos más de 200 comentarios. Quieren encontrar a su familiar desaparecido, sea cual sea la respuesta, caiga quien caiga. Prefieren ese impacto a vivir en la incertidumbre eterna.

“¿Me podrías ayudar a saber si mi tío está vivo?”

“Bien como le habló a esa muchacha... El que busca encuentra.”

“...yo kiero saber de mi hermanita desaparecida me an dicho q ya no está entre nosotros q ya falleció [sic]”.

Las desapariciones: macabra tendencia

El filósofo Guy Debord decía que el espectáculo se presenta al mismo tiempo como instrumento de unificación y relación social mediatizada por imágenes. “El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada, que no expresa finalmente más que su deseo de dormir”. Y eso que Debord lo escribió antes de conocer las redes sociales.

En redes como TikTok la desaparición de personas se ha vuelto un trend más. Los videos de “vidente encuentra desaparecidos” tienen más de cuatro millones de reproducciones en México y los shorts que se extraen de las transmisiones en vivo comparten la canción “Suspense, horror, piano and music box” de TikTok con los “Get Ready with Me”, mientras te cuentan sobre fantasmas, apariciones y casas embrujadas.

En un país en el que, hasta marzo de este año, había 99 729 personas desaparecidas —según el reporte de la Secretaría de Gobernación—, y con un nivel de impunidad de 99% para este delito, es posible encontrar en redes sociales decenas de videos que convierten la crisis en espectáculo. Los videntes compiten en una guerra por el primer lugar, por el mayor rating en línea, así que piden al público que llamen si tienen un caso espectacular. “Si es de los mejores, lo vamos a poner en nuestro perfil”, exige más dramatismo el Maestro Ángel.

“La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía.”

Los “videntes” de TikTok no se quedan en la transmisión; también puedes solicitar sus servicios particulares por DM o puedes trasladarte a otra red: Instagram, en la que también recibirás información sobre lecturas de cartas para encontrar a tus seres queridos desaparecidos.

Una joven que se hace llamar Mujer Serpiente es popular por sus “en vivo” y sus videos sobre localización de desaparecidos y amarres. “Necesito ayuda, no encuentro a mi papá”, le dice en un mensaje una usuaria de TikTok. La joven mujer le contesta con un video que publica en su perfil: “Hago todo lo posible para darte la mejor información de qué sucedió con esa persona, y lo más importante: si su energía está activa o llana”; es decir, si está o no en este mundo. ¿Más información? Que le mande un mensaje privado. Yo lo hago: “Buenas tardes, ¿cómo puedo encontrar a una desaparecida?”. La mujer me responde con un párrafo gordo y va directo al precio: “Hola. Es una sesión grande —tarot, lectura de rostro por medio de foto a la desaparecida y ‘mediumnidad’ en caso de ser necesario—. Se entrega todo a cámara abierta por aquí mismo y tiene un costo de 3 000 pesos mexicanos”.

Soy ignorante. No entiendo los términos esotéricos, así que vuelvo a escribir: “Disculpa, ¿cómo es una lectura de rostro? Me responde a la mañana siguiente: “La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía”, me dice, y me manda su número de cuenta de BanCoppel. Si se agenda hoy, se hace en un día. Le pregunto otra vez cómo es una lectura de rostro; contesta que ya me respondió, pero no lo hizo, así que insisto, y responde: “El rostro (de una persona desaparecida) muestra algunos miedos, signos espirituales y así (...) veo imágenes a las que se les da interpretación. Nunca sé qué me van a mostrar o cuánto será lo que me muestren”.

Mercado del dolor en TikTok

Fernando Ruiz Molina es investigador del Programa de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM, y es especialista en TikTok. Explica que también él empezó a detectar el surgimiento de estos influencers, oráculos especializados por redes sociales, que juegan con el dolor y la desesperación de las personas. Hay familiares de víctimas que cuando no obtienen respuestas por parte de las instituciones, van a buscar en lo sobrenatural.

Que videntes estafen a las familias de desaparecidos no es algo nuevo, pero hoy con redes sociales al alcance de cualquiera, incluso los más jóvenes, desde la comodidad de la computadora, todos pueden ser estafados. Como lo describe Ruiz, juegan con las pasiones y con las heridas más profundas de las personas: “Imagínate la herida que representa un desaparecido, un dolor inconmensurable. Se aprovechan con el afán de vender soluciones, pistas y generar contenido […] Es la banalización de un problema tan grave y la espectacularización en un nivel necrocultural y necropolítico; es decir, éstas son las consecuencias de una economía que produce valores y dinero a pesar de la exposición de nuestros cuerpos, del dolor, de la crueldad”.

Te recomendamos leer también "La bruja del caso Ruiz Massieu: el expediente de un asesinato", de Laura Sánchez Ley y Alejandra Del Castillo

Fernando Bustos, filósofo y crítico de cultura, pero también creador de redes sociales, dice que el llanto es el reconocimiento de que la vida se fue. Presenciar el cuerpo da paz a las familias. Y es justo lo que no tienen las personas con seres queridos desaparecidos. “Una parte son las creencias mágicas que nos habitan como mexicanos, que nos arrastran a eso, pero también la desesperación de decir: ‘Tengo que agotar todo’. Se aprovecha de eso la gente”. Hoy vivimos una sociedad del espectáculo pero hiperradicalizada, subraya.

La cabal búsqueda de desaparecidos

La transmisión en vivo fue el 24 de julio de este año. Su nombre es Eiby Rodríguez, y sus lecturas de tarot tienen diversos objetivos: para saber qué le depara a la influencer Yerimua, para averiguar quién es el próximo en salir de la Casa de los Famosos o para vaticinar qué le depara al matrimonio de Ángela Aguilar y Cristian Nodal.

Eiby, a diferencia de otros videntes que se esfuerzan por que la decoración esté muy en la vibra esotérica, parece estar en una cabina de radio, gris, sin adornos. Pide a la gente que ponga comentarios y advierte que hará una lectura para Érick Carrillo, un joven que desapareció el 1 de junio de 2019. Fue visto por última vez en un bar de la colonia El Dorado, en Tijuana.

Su padre cree que fue secuestrado por los propios amigos, pues el joven cruzaba de San Diego a Tijuana los fines de semana para visitar a sus padres. Ese día traía dinero: había ahorrado durante meses 16 000 dólares, con los que terminaría de construir la casa de su mami y se compraría un carro. Su padre aún lo busca. No ha parado.

Eiby Rodríguez baraja un mazo muy grande, cierra los ojos como viajando al más allá. Sale del trance y golpea el mazo contra la mesa. “Ok, mis amores, voy a empezar”, exclama y parte la baraja en seis. “Estos dos amigos son los culpables de la muerte. Lo drogaron porque aquí aparece un hombre de vicio. Lo drogaron en ese momento, mis vidas adoradas. Le pusieron un ‘cuatro’ [...] Me aparece también el papá, mucha tristeza y llanto, pero no lo va a encontrar, yo lo veo calcinado, su cuerpo todo destrozado. Lo sacaron del lugar donde estaba. El papá va a tener un atentado también por andar encontrando cosas”.

“Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”. —Eddy Carrillo

“Está muerto”, es la frase que le resuena al señor Eddy Carrillo, padre de Érick y presidente del colectivo Todos Somos Érick Carrillo. Está indignado con esta transmisión, aunque me diga que a él ya estas cosas le dan risa. ¿Cómo se atreve un farsante a decir que su hijo fue calcinado? ¿Cómo puede cualquiera decir eso si él ha cavado la tierra con sus propias manos y ha encontrado a otras 1 560 personas con y sin vida? Eiby Rodríguez no sabe lo que despierta en el señor Castillo con este espectáculo. De hecho, sus palabras lo llevan a 2019, unos días después de la desaparición de su hijo y a otra estafa.

El último rastro de su hijo es a las 6:25 de la mañana del 1 de junio. Dos días después la madre de su hijo buscó a una vidente en la zona del Florido, en Tijuana. “Cayó dos veces con esos charlatanes, va con una persona, me lo comenta, estábamos desesperados, yo no tenía la experiencia de buscar ni de nada, y la apoyé. Pero cuando me di cuenta de la presión que le generó a ella, le dije ‘ya basta’”. La presión venía del cobro de 30 000 pesos. Obviamente, no lo localizaron. Después vino la segunda estafa; la vidente le dijo que si no le pagaba otros 30 000 pesos, no lo iba a encontrar.

Esa vidente fue uno de los motivos que impulsaron a Eddy Carrillo a dejar su trabajo en Estados Unidos y a dedicarse a buscar a su hijo en Tijuana. “Gracias a esos charlatanes decidí dedicarme al 100% a la búsqueda de personas desaparecidas”. No sólo busca a su hijo, sino que también ayuda a los cientos de familias que recurren a él cada año.

De dos años para acá Carrillo ha notado una explosión de estos “charlatanes”, como los llama, que han salido “a lo descarado” en las redes sociales. En estos años han llegado padres, madres a decirle: “Ya sé dónde está, lo tienen en esta casa de seguridad”. ¿Y cómo lo saben? Porque un vidente se los dijo. Por ello ha tenido que empezar a concientizar a los familiares de desaparecidos para que no caigan en estafas. “Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”.

Carrillo se enoja cuando recuerda al vidente Eiby Rodríguez, quien dijo que su hijo tenía tres años desaparecido. En realidad, lleva cinco: “Ni siquiera se ponen a investigar”.

Mientras tanto, la familia Carrillo, todos y cada uno de sus miembros, buscan fosas clandestinas a diario en basureros, terrenos baldíos, en donde sea. Un día, agarró su mochila y se fue a caminar por parajes terregosos. Al otro, lo acompañaron las amigas de su hijo; al otro, sus vecinos, y de repente había 60 personas caminando a su lado. Hoy son cientos. Gracias a él, se han formado 20 colectivos más de búsqueda en Baja California.

Cuando digo todos, es todos: Arath, de 10 años, el hijo de su hermana, el sobrino de Érick, salió a buscarlo el 16 de abril de este año. Encontró algo. “¡Una fosa!”, gritó el niño. En ella había tres cuerpos enterrados, pero ninguno era el de su tío.

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30
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Tiempo de Lectura: 00 min

Como respuesta a la impotencia de los familiares de desaparecidos, prospera una ola de videntes que en redes sociales venden falsa esperanza. Es uno de los últimos signos de la descomposición social en el país.

La transmisión de TikTok ya está ambientada para la lectura de cartas que Ángel hará en vivo esta noche, y claro que una bombilla de color rojo alumbra el fondo; por supuesto que tiene un mazo de cartas de tarot de Marsella en la mano. Una mujer que se escucha joven está al otro lado del teléfono y le pide: “Quiero saber dónde está mi amiga, que desapareció”.

Ángel, el Maestro, como se hace llamar, es un hombre joven de barba de candado y cabello bien negro, que generalmente lleva una medalla de santo que le abarca casi todo el pecho, como de rapero. Hoy tiene casi un millón de seguidores en la plataforma, y habla con esa clase de desprecio que, extrañamente, lejos de desagradar a sus espectadores, suele ser tomada como señal de sinceridad.

Parece que baraja el tarot, pero las cartas quedan fuera del ángulo de cámara. Guarda silencio: ha visto algo que la jovencita no le ha dicho. Le tuerce los ojos y empieza a hablar de mala gana:

—Vas a aguantar vara… —le lanza con su acento tapatío.

—Sí —le responde la chica al otro lado de la transmisión.

—Tú sí sabes por qué desapareció tu amiga, ¿para qué te haces güey? —dice y mira de frente a la cámara por primera vez.

—Quiero saber si está viva —le responde tímida.

—Tú sabes bien que platicaba con dos personas en redes sociales. Aquí marca que ella se iba a ver con un tipo —dice y muestra en la pantalla dos cartas del tarot con hombres.

—Ay, creo que sí, platicaba y creo que a los dos los conozco.

—Pues a mí háblame claro para ayudarte. Si no, ¡cambio de llamada! —la amenaza.

El Maestro Ángel está molesto, menea la cabeza de un lado a otro y entonces hace su revelación: “Si tu amiga se fue, es porque traía la ‘panela’ hirviendo, iba a un encuentro sexual, iba a un desmadre. Eres una alcahuetona de las cosas malas. Mira, escucha bien lo que te voy a decir porque no estás en el departamento de desaparecidos: mucho de lo que le pasó a tu amiga es porque andaba de caliente. Y a escondidas de su familia daba las nalgas”.

La transmisión termina con una letanía de insultos: le dice que su amiga era una cabrona, que no tenían edad, que cómo “vas a darle el culo a cualquiera”, a pura gente que anda en malos pasos. Y remata, generalizando: “Y así ¿no quieren que les pase nada?”. Tras lanzar una acusación grave a su interlocutora —ella, según esto, conoce el motivo de la desaparición de su amiga, pero se calló, no la ayudó—, le cuelga el teléfono.

Este tipo de maltrato soez, casi aleccionador, es parte del estilo del “Maestro” y, pese a ello, la gente le sigue pidiendo ayuda en los comentarios de TikTok. En sus signos constantes de exclamación, en las preguntas lanzadas una y otra vez por la ventanita de chat, puede leerse la desesperación de los consultantes. Contamos más de 200 comentarios. Quieren encontrar a su familiar desaparecido, sea cual sea la respuesta, caiga quien caiga. Prefieren ese impacto a vivir en la incertidumbre eterna.

“¿Me podrías ayudar a saber si mi tío está vivo?”

“Bien como le habló a esa muchacha... El que busca encuentra.”

“...yo kiero saber de mi hermanita desaparecida me an dicho q ya no está entre nosotros q ya falleció [sic]”.

Las desapariciones: macabra tendencia

El filósofo Guy Debord decía que el espectáculo se presenta al mismo tiempo como instrumento de unificación y relación social mediatizada por imágenes. “El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada, que no expresa finalmente más que su deseo de dormir”. Y eso que Debord lo escribió antes de conocer las redes sociales.

En redes como TikTok la desaparición de personas se ha vuelto un trend más. Los videos de “vidente encuentra desaparecidos” tienen más de cuatro millones de reproducciones en México y los shorts que se extraen de las transmisiones en vivo comparten la canción “Suspense, horror, piano and music box” de TikTok con los “Get Ready with Me”, mientras te cuentan sobre fantasmas, apariciones y casas embrujadas.

En un país en el que, hasta marzo de este año, había 99 729 personas desaparecidas —según el reporte de la Secretaría de Gobernación—, y con un nivel de impunidad de 99% para este delito, es posible encontrar en redes sociales decenas de videos que convierten la crisis en espectáculo. Los videntes compiten en una guerra por el primer lugar, por el mayor rating en línea, así que piden al público que llamen si tienen un caso espectacular. “Si es de los mejores, lo vamos a poner en nuestro perfil”, exige más dramatismo el Maestro Ángel.

“La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía.”

Los “videntes” de TikTok no se quedan en la transmisión; también puedes solicitar sus servicios particulares por DM o puedes trasladarte a otra red: Instagram, en la que también recibirás información sobre lecturas de cartas para encontrar a tus seres queridos desaparecidos.

Una joven que se hace llamar Mujer Serpiente es popular por sus “en vivo” y sus videos sobre localización de desaparecidos y amarres. “Necesito ayuda, no encuentro a mi papá”, le dice en un mensaje una usuaria de TikTok. La joven mujer le contesta con un video que publica en su perfil: “Hago todo lo posible para darte la mejor información de qué sucedió con esa persona, y lo más importante: si su energía está activa o llana”; es decir, si está o no en este mundo. ¿Más información? Que le mande un mensaje privado. Yo lo hago: “Buenas tardes, ¿cómo puedo encontrar a una desaparecida?”. La mujer me responde con un párrafo gordo y va directo al precio: “Hola. Es una sesión grande —tarot, lectura de rostro por medio de foto a la desaparecida y ‘mediumnidad’ en caso de ser necesario—. Se entrega todo a cámara abierta por aquí mismo y tiene un costo de 3 000 pesos mexicanos”.

Soy ignorante. No entiendo los términos esotéricos, así que vuelvo a escribir: “Disculpa, ¿cómo es una lectura de rostro? Me responde a la mañana siguiente: “La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía”, me dice, y me manda su número de cuenta de BanCoppel. Si se agenda hoy, se hace en un día. Le pregunto otra vez cómo es una lectura de rostro; contesta que ya me respondió, pero no lo hizo, así que insisto, y responde: “El rostro (de una persona desaparecida) muestra algunos miedos, signos espirituales y así (...) veo imágenes a las que se les da interpretación. Nunca sé qué me van a mostrar o cuánto será lo que me muestren”.

Mercado del dolor en TikTok

Fernando Ruiz Molina es investigador del Programa de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM, y es especialista en TikTok. Explica que también él empezó a detectar el surgimiento de estos influencers, oráculos especializados por redes sociales, que juegan con el dolor y la desesperación de las personas. Hay familiares de víctimas que cuando no obtienen respuestas por parte de las instituciones, van a buscar en lo sobrenatural.

Que videntes estafen a las familias de desaparecidos no es algo nuevo, pero hoy con redes sociales al alcance de cualquiera, incluso los más jóvenes, desde la comodidad de la computadora, todos pueden ser estafados. Como lo describe Ruiz, juegan con las pasiones y con las heridas más profundas de las personas: “Imagínate la herida que representa un desaparecido, un dolor inconmensurable. Se aprovechan con el afán de vender soluciones, pistas y generar contenido […] Es la banalización de un problema tan grave y la espectacularización en un nivel necrocultural y necropolítico; es decir, éstas son las consecuencias de una economía que produce valores y dinero a pesar de la exposición de nuestros cuerpos, del dolor, de la crueldad”.

Te recomendamos leer también "La bruja del caso Ruiz Massieu: el expediente de un asesinato", de Laura Sánchez Ley y Alejandra Del Castillo

Fernando Bustos, filósofo y crítico de cultura, pero también creador de redes sociales, dice que el llanto es el reconocimiento de que la vida se fue. Presenciar el cuerpo da paz a las familias. Y es justo lo que no tienen las personas con seres queridos desaparecidos. “Una parte son las creencias mágicas que nos habitan como mexicanos, que nos arrastran a eso, pero también la desesperación de decir: ‘Tengo que agotar todo’. Se aprovecha de eso la gente”. Hoy vivimos una sociedad del espectáculo pero hiperradicalizada, subraya.

La cabal búsqueda de desaparecidos

La transmisión en vivo fue el 24 de julio de este año. Su nombre es Eiby Rodríguez, y sus lecturas de tarot tienen diversos objetivos: para saber qué le depara a la influencer Yerimua, para averiguar quién es el próximo en salir de la Casa de los Famosos o para vaticinar qué le depara al matrimonio de Ángela Aguilar y Cristian Nodal.

Eiby, a diferencia de otros videntes que se esfuerzan por que la decoración esté muy en la vibra esotérica, parece estar en una cabina de radio, gris, sin adornos. Pide a la gente que ponga comentarios y advierte que hará una lectura para Érick Carrillo, un joven que desapareció el 1 de junio de 2019. Fue visto por última vez en un bar de la colonia El Dorado, en Tijuana.

Su padre cree que fue secuestrado por los propios amigos, pues el joven cruzaba de San Diego a Tijuana los fines de semana para visitar a sus padres. Ese día traía dinero: había ahorrado durante meses 16 000 dólares, con los que terminaría de construir la casa de su mami y se compraría un carro. Su padre aún lo busca. No ha parado.

Eiby Rodríguez baraja un mazo muy grande, cierra los ojos como viajando al más allá. Sale del trance y golpea el mazo contra la mesa. “Ok, mis amores, voy a empezar”, exclama y parte la baraja en seis. “Estos dos amigos son los culpables de la muerte. Lo drogaron porque aquí aparece un hombre de vicio. Lo drogaron en ese momento, mis vidas adoradas. Le pusieron un ‘cuatro’ [...] Me aparece también el papá, mucha tristeza y llanto, pero no lo va a encontrar, yo lo veo calcinado, su cuerpo todo destrozado. Lo sacaron del lugar donde estaba. El papá va a tener un atentado también por andar encontrando cosas”.

“Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”. —Eddy Carrillo

“Está muerto”, es la frase que le resuena al señor Eddy Carrillo, padre de Érick y presidente del colectivo Todos Somos Érick Carrillo. Está indignado con esta transmisión, aunque me diga que a él ya estas cosas le dan risa. ¿Cómo se atreve un farsante a decir que su hijo fue calcinado? ¿Cómo puede cualquiera decir eso si él ha cavado la tierra con sus propias manos y ha encontrado a otras 1 560 personas con y sin vida? Eiby Rodríguez no sabe lo que despierta en el señor Castillo con este espectáculo. De hecho, sus palabras lo llevan a 2019, unos días después de la desaparición de su hijo y a otra estafa.

El último rastro de su hijo es a las 6:25 de la mañana del 1 de junio. Dos días después la madre de su hijo buscó a una vidente en la zona del Florido, en Tijuana. “Cayó dos veces con esos charlatanes, va con una persona, me lo comenta, estábamos desesperados, yo no tenía la experiencia de buscar ni de nada, y la apoyé. Pero cuando me di cuenta de la presión que le generó a ella, le dije ‘ya basta’”. La presión venía del cobro de 30 000 pesos. Obviamente, no lo localizaron. Después vino la segunda estafa; la vidente le dijo que si no le pagaba otros 30 000 pesos, no lo iba a encontrar.

Esa vidente fue uno de los motivos que impulsaron a Eddy Carrillo a dejar su trabajo en Estados Unidos y a dedicarse a buscar a su hijo en Tijuana. “Gracias a esos charlatanes decidí dedicarme al 100% a la búsqueda de personas desaparecidas”. No sólo busca a su hijo, sino que también ayuda a los cientos de familias que recurren a él cada año.

De dos años para acá Carrillo ha notado una explosión de estos “charlatanes”, como los llama, que han salido “a lo descarado” en las redes sociales. En estos años han llegado padres, madres a decirle: “Ya sé dónde está, lo tienen en esta casa de seguridad”. ¿Y cómo lo saben? Porque un vidente se los dijo. Por ello ha tenido que empezar a concientizar a los familiares de desaparecidos para que no caigan en estafas. “Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”.

Carrillo se enoja cuando recuerda al vidente Eiby Rodríguez, quien dijo que su hijo tenía tres años desaparecido. En realidad, lleva cinco: “Ni siquiera se ponen a investigar”.

Mientras tanto, la familia Carrillo, todos y cada uno de sus miembros, buscan fosas clandestinas a diario en basureros, terrenos baldíos, en donde sea. Un día, agarró su mochila y se fue a caminar por parajes terregosos. Al otro, lo acompañaron las amigas de su hijo; al otro, sus vecinos, y de repente había 60 personas caminando a su lado. Hoy son cientos. Gracias a él, se han formado 20 colectivos más de búsqueda en Baja California.

Cuando digo todos, es todos: Arath, de 10 años, el hijo de su hermana, el sobrino de Érick, salió a buscarlo el 16 de abril de este año. Encontró algo. “¡Una fosa!”, gritó el niño. En ella había tres cuerpos enterrados, pero ninguno era el de su tío.

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Las desapariciones como show en vivo por TikTok

Las desapariciones como show en vivo por TikTok

30
.
08
.
24
2024
Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Ver Videos

Como respuesta a la impotencia de los familiares de desaparecidos, prospera una ola de videntes que en redes sociales venden falsa esperanza. Es uno de los últimos signos de la descomposición social en el país.

La transmisión de TikTok ya está ambientada para la lectura de cartas que Ángel hará en vivo esta noche, y claro que una bombilla de color rojo alumbra el fondo; por supuesto que tiene un mazo de cartas de tarot de Marsella en la mano. Una mujer que se escucha joven está al otro lado del teléfono y le pide: “Quiero saber dónde está mi amiga, que desapareció”.

Ángel, el Maestro, como se hace llamar, es un hombre joven de barba de candado y cabello bien negro, que generalmente lleva una medalla de santo que le abarca casi todo el pecho, como de rapero. Hoy tiene casi un millón de seguidores en la plataforma, y habla con esa clase de desprecio que, extrañamente, lejos de desagradar a sus espectadores, suele ser tomada como señal de sinceridad.

Parece que baraja el tarot, pero las cartas quedan fuera del ángulo de cámara. Guarda silencio: ha visto algo que la jovencita no le ha dicho. Le tuerce los ojos y empieza a hablar de mala gana:

—Vas a aguantar vara… —le lanza con su acento tapatío.

—Sí —le responde la chica al otro lado de la transmisión.

—Tú sí sabes por qué desapareció tu amiga, ¿para qué te haces güey? —dice y mira de frente a la cámara por primera vez.

—Quiero saber si está viva —le responde tímida.

—Tú sabes bien que platicaba con dos personas en redes sociales. Aquí marca que ella se iba a ver con un tipo —dice y muestra en la pantalla dos cartas del tarot con hombres.

—Ay, creo que sí, platicaba y creo que a los dos los conozco.

—Pues a mí háblame claro para ayudarte. Si no, ¡cambio de llamada! —la amenaza.

El Maestro Ángel está molesto, menea la cabeza de un lado a otro y entonces hace su revelación: “Si tu amiga se fue, es porque traía la ‘panela’ hirviendo, iba a un encuentro sexual, iba a un desmadre. Eres una alcahuetona de las cosas malas. Mira, escucha bien lo que te voy a decir porque no estás en el departamento de desaparecidos: mucho de lo que le pasó a tu amiga es porque andaba de caliente. Y a escondidas de su familia daba las nalgas”.

La transmisión termina con una letanía de insultos: le dice que su amiga era una cabrona, que no tenían edad, que cómo “vas a darle el culo a cualquiera”, a pura gente que anda en malos pasos. Y remata, generalizando: “Y así ¿no quieren que les pase nada?”. Tras lanzar una acusación grave a su interlocutora —ella, según esto, conoce el motivo de la desaparición de su amiga, pero se calló, no la ayudó—, le cuelga el teléfono.

Este tipo de maltrato soez, casi aleccionador, es parte del estilo del “Maestro” y, pese a ello, la gente le sigue pidiendo ayuda en los comentarios de TikTok. En sus signos constantes de exclamación, en las preguntas lanzadas una y otra vez por la ventanita de chat, puede leerse la desesperación de los consultantes. Contamos más de 200 comentarios. Quieren encontrar a su familiar desaparecido, sea cual sea la respuesta, caiga quien caiga. Prefieren ese impacto a vivir en la incertidumbre eterna.

“¿Me podrías ayudar a saber si mi tío está vivo?”

“Bien como le habló a esa muchacha... El que busca encuentra.”

“...yo kiero saber de mi hermanita desaparecida me an dicho q ya no está entre nosotros q ya falleció [sic]”.

Las desapariciones: macabra tendencia

El filósofo Guy Debord decía que el espectáculo se presenta al mismo tiempo como instrumento de unificación y relación social mediatizada por imágenes. “El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada, que no expresa finalmente más que su deseo de dormir”. Y eso que Debord lo escribió antes de conocer las redes sociales.

En redes como TikTok la desaparición de personas se ha vuelto un trend más. Los videos de “vidente encuentra desaparecidos” tienen más de cuatro millones de reproducciones en México y los shorts que se extraen de las transmisiones en vivo comparten la canción “Suspense, horror, piano and music box” de TikTok con los “Get Ready with Me”, mientras te cuentan sobre fantasmas, apariciones y casas embrujadas.

En un país en el que, hasta marzo de este año, había 99 729 personas desaparecidas —según el reporte de la Secretaría de Gobernación—, y con un nivel de impunidad de 99% para este delito, es posible encontrar en redes sociales decenas de videos que convierten la crisis en espectáculo. Los videntes compiten en una guerra por el primer lugar, por el mayor rating en línea, así que piden al público que llamen si tienen un caso espectacular. “Si es de los mejores, lo vamos a poner en nuestro perfil”, exige más dramatismo el Maestro Ángel.

“La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía.”

Los “videntes” de TikTok no se quedan en la transmisión; también puedes solicitar sus servicios particulares por DM o puedes trasladarte a otra red: Instagram, en la que también recibirás información sobre lecturas de cartas para encontrar a tus seres queridos desaparecidos.

Una joven que se hace llamar Mujer Serpiente es popular por sus “en vivo” y sus videos sobre localización de desaparecidos y amarres. “Necesito ayuda, no encuentro a mi papá”, le dice en un mensaje una usuaria de TikTok. La joven mujer le contesta con un video que publica en su perfil: “Hago todo lo posible para darte la mejor información de qué sucedió con esa persona, y lo más importante: si su energía está activa o llana”; es decir, si está o no en este mundo. ¿Más información? Que le mande un mensaje privado. Yo lo hago: “Buenas tardes, ¿cómo puedo encontrar a una desaparecida?”. La mujer me responde con un párrafo gordo y va directo al precio: “Hola. Es una sesión grande —tarot, lectura de rostro por medio de foto a la desaparecida y ‘mediumnidad’ en caso de ser necesario—. Se entrega todo a cámara abierta por aquí mismo y tiene un costo de 3 000 pesos mexicanos”.

Soy ignorante. No entiendo los términos esotéricos, así que vuelvo a escribir: “Disculpa, ¿cómo es una lectura de rostro? Me responde a la mañana siguiente: “La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía”, me dice, y me manda su número de cuenta de BanCoppel. Si se agenda hoy, se hace en un día. Le pregunto otra vez cómo es una lectura de rostro; contesta que ya me respondió, pero no lo hizo, así que insisto, y responde: “El rostro (de una persona desaparecida) muestra algunos miedos, signos espirituales y así (...) veo imágenes a las que se les da interpretación. Nunca sé qué me van a mostrar o cuánto será lo que me muestren”.

Mercado del dolor en TikTok

Fernando Ruiz Molina es investigador del Programa de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM, y es especialista en TikTok. Explica que también él empezó a detectar el surgimiento de estos influencers, oráculos especializados por redes sociales, que juegan con el dolor y la desesperación de las personas. Hay familiares de víctimas que cuando no obtienen respuestas por parte de las instituciones, van a buscar en lo sobrenatural.

Que videntes estafen a las familias de desaparecidos no es algo nuevo, pero hoy con redes sociales al alcance de cualquiera, incluso los más jóvenes, desde la comodidad de la computadora, todos pueden ser estafados. Como lo describe Ruiz, juegan con las pasiones y con las heridas más profundas de las personas: “Imagínate la herida que representa un desaparecido, un dolor inconmensurable. Se aprovechan con el afán de vender soluciones, pistas y generar contenido […] Es la banalización de un problema tan grave y la espectacularización en un nivel necrocultural y necropolítico; es decir, éstas son las consecuencias de una economía que produce valores y dinero a pesar de la exposición de nuestros cuerpos, del dolor, de la crueldad”.

Te recomendamos leer también "La bruja del caso Ruiz Massieu: el expediente de un asesinato", de Laura Sánchez Ley y Alejandra Del Castillo

Fernando Bustos, filósofo y crítico de cultura, pero también creador de redes sociales, dice que el llanto es el reconocimiento de que la vida se fue. Presenciar el cuerpo da paz a las familias. Y es justo lo que no tienen las personas con seres queridos desaparecidos. “Una parte son las creencias mágicas que nos habitan como mexicanos, que nos arrastran a eso, pero también la desesperación de decir: ‘Tengo que agotar todo’. Se aprovecha de eso la gente”. Hoy vivimos una sociedad del espectáculo pero hiperradicalizada, subraya.

La cabal búsqueda de desaparecidos

La transmisión en vivo fue el 24 de julio de este año. Su nombre es Eiby Rodríguez, y sus lecturas de tarot tienen diversos objetivos: para saber qué le depara a la influencer Yerimua, para averiguar quién es el próximo en salir de la Casa de los Famosos o para vaticinar qué le depara al matrimonio de Ángela Aguilar y Cristian Nodal.

Eiby, a diferencia de otros videntes que se esfuerzan por que la decoración esté muy en la vibra esotérica, parece estar en una cabina de radio, gris, sin adornos. Pide a la gente que ponga comentarios y advierte que hará una lectura para Érick Carrillo, un joven que desapareció el 1 de junio de 2019. Fue visto por última vez en un bar de la colonia El Dorado, en Tijuana.

Su padre cree que fue secuestrado por los propios amigos, pues el joven cruzaba de San Diego a Tijuana los fines de semana para visitar a sus padres. Ese día traía dinero: había ahorrado durante meses 16 000 dólares, con los que terminaría de construir la casa de su mami y se compraría un carro. Su padre aún lo busca. No ha parado.

Eiby Rodríguez baraja un mazo muy grande, cierra los ojos como viajando al más allá. Sale del trance y golpea el mazo contra la mesa. “Ok, mis amores, voy a empezar”, exclama y parte la baraja en seis. “Estos dos amigos son los culpables de la muerte. Lo drogaron porque aquí aparece un hombre de vicio. Lo drogaron en ese momento, mis vidas adoradas. Le pusieron un ‘cuatro’ [...] Me aparece también el papá, mucha tristeza y llanto, pero no lo va a encontrar, yo lo veo calcinado, su cuerpo todo destrozado. Lo sacaron del lugar donde estaba. El papá va a tener un atentado también por andar encontrando cosas”.

“Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”. —Eddy Carrillo

“Está muerto”, es la frase que le resuena al señor Eddy Carrillo, padre de Érick y presidente del colectivo Todos Somos Érick Carrillo. Está indignado con esta transmisión, aunque me diga que a él ya estas cosas le dan risa. ¿Cómo se atreve un farsante a decir que su hijo fue calcinado? ¿Cómo puede cualquiera decir eso si él ha cavado la tierra con sus propias manos y ha encontrado a otras 1 560 personas con y sin vida? Eiby Rodríguez no sabe lo que despierta en el señor Castillo con este espectáculo. De hecho, sus palabras lo llevan a 2019, unos días después de la desaparición de su hijo y a otra estafa.

El último rastro de su hijo es a las 6:25 de la mañana del 1 de junio. Dos días después la madre de su hijo buscó a una vidente en la zona del Florido, en Tijuana. “Cayó dos veces con esos charlatanes, va con una persona, me lo comenta, estábamos desesperados, yo no tenía la experiencia de buscar ni de nada, y la apoyé. Pero cuando me di cuenta de la presión que le generó a ella, le dije ‘ya basta’”. La presión venía del cobro de 30 000 pesos. Obviamente, no lo localizaron. Después vino la segunda estafa; la vidente le dijo que si no le pagaba otros 30 000 pesos, no lo iba a encontrar.

Esa vidente fue uno de los motivos que impulsaron a Eddy Carrillo a dejar su trabajo en Estados Unidos y a dedicarse a buscar a su hijo en Tijuana. “Gracias a esos charlatanes decidí dedicarme al 100% a la búsqueda de personas desaparecidas”. No sólo busca a su hijo, sino que también ayuda a los cientos de familias que recurren a él cada año.

De dos años para acá Carrillo ha notado una explosión de estos “charlatanes”, como los llama, que han salido “a lo descarado” en las redes sociales. En estos años han llegado padres, madres a decirle: “Ya sé dónde está, lo tienen en esta casa de seguridad”. ¿Y cómo lo saben? Porque un vidente se los dijo. Por ello ha tenido que empezar a concientizar a los familiares de desaparecidos para que no caigan en estafas. “Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”.

Carrillo se enoja cuando recuerda al vidente Eiby Rodríguez, quien dijo que su hijo tenía tres años desaparecido. En realidad, lleva cinco: “Ni siquiera se ponen a investigar”.

Mientras tanto, la familia Carrillo, todos y cada uno de sus miembros, buscan fosas clandestinas a diario en basureros, terrenos baldíos, en donde sea. Un día, agarró su mochila y se fue a caminar por parajes terregosos. Al otro, lo acompañaron las amigas de su hijo; al otro, sus vecinos, y de repente había 60 personas caminando a su lado. Hoy son cientos. Gracias a él, se han formado 20 colectivos más de búsqueda en Baja California.

Cuando digo todos, es todos: Arath, de 10 años, el hijo de su hermana, el sobrino de Érick, salió a buscarlo el 16 de abril de este año. Encontró algo. “¡Una fosa!”, gritó el niño. En ella había tres cuerpos enterrados, pero ninguno era el de su tío.

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Que videntes estafen a las familias de desaparecidos no es algo nuevo, pero con las redes sociales al alcance de cualquiera, incluso los más jóvenes, desde la comodidad de la computadora, todos pueden ser estafados.

Las desapariciones como show en vivo por TikTok

Las desapariciones como show en vivo por TikTok

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AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Como respuesta a la impotencia de los familiares de desaparecidos, prospera una ola de videntes que en redes sociales venden falsa esperanza. Es uno de los últimos signos de la descomposición social en el país.

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Traducción de

La transmisión de TikTok ya está ambientada para la lectura de cartas que Ángel hará en vivo esta noche, y claro que una bombilla de color rojo alumbra el fondo; por supuesto que tiene un mazo de cartas de tarot de Marsella en la mano. Una mujer que se escucha joven está al otro lado del teléfono y le pide: “Quiero saber dónde está mi amiga, que desapareció”.

Ángel, el Maestro, como se hace llamar, es un hombre joven de barba de candado y cabello bien negro, que generalmente lleva una medalla de santo que le abarca casi todo el pecho, como de rapero. Hoy tiene casi un millón de seguidores en la plataforma, y habla con esa clase de desprecio que, extrañamente, lejos de desagradar a sus espectadores, suele ser tomada como señal de sinceridad.

Parece que baraja el tarot, pero las cartas quedan fuera del ángulo de cámara. Guarda silencio: ha visto algo que la jovencita no le ha dicho. Le tuerce los ojos y empieza a hablar de mala gana:

—Vas a aguantar vara… —le lanza con su acento tapatío.

—Sí —le responde la chica al otro lado de la transmisión.

—Tú sí sabes por qué desapareció tu amiga, ¿para qué te haces güey? —dice y mira de frente a la cámara por primera vez.

—Quiero saber si está viva —le responde tímida.

—Tú sabes bien que platicaba con dos personas en redes sociales. Aquí marca que ella se iba a ver con un tipo —dice y muestra en la pantalla dos cartas del tarot con hombres.

—Ay, creo que sí, platicaba y creo que a los dos los conozco.

—Pues a mí háblame claro para ayudarte. Si no, ¡cambio de llamada! —la amenaza.

El Maestro Ángel está molesto, menea la cabeza de un lado a otro y entonces hace su revelación: “Si tu amiga se fue, es porque traía la ‘panela’ hirviendo, iba a un encuentro sexual, iba a un desmadre. Eres una alcahuetona de las cosas malas. Mira, escucha bien lo que te voy a decir porque no estás en el departamento de desaparecidos: mucho de lo que le pasó a tu amiga es porque andaba de caliente. Y a escondidas de su familia daba las nalgas”.

La transmisión termina con una letanía de insultos: le dice que su amiga era una cabrona, que no tenían edad, que cómo “vas a darle el culo a cualquiera”, a pura gente que anda en malos pasos. Y remata, generalizando: “Y así ¿no quieren que les pase nada?”. Tras lanzar una acusación grave a su interlocutora —ella, según esto, conoce el motivo de la desaparición de su amiga, pero se calló, no la ayudó—, le cuelga el teléfono.

Este tipo de maltrato soez, casi aleccionador, es parte del estilo del “Maestro” y, pese a ello, la gente le sigue pidiendo ayuda en los comentarios de TikTok. En sus signos constantes de exclamación, en las preguntas lanzadas una y otra vez por la ventanita de chat, puede leerse la desesperación de los consultantes. Contamos más de 200 comentarios. Quieren encontrar a su familiar desaparecido, sea cual sea la respuesta, caiga quien caiga. Prefieren ese impacto a vivir en la incertidumbre eterna.

“¿Me podrías ayudar a saber si mi tío está vivo?”

“Bien como le habló a esa muchacha... El que busca encuentra.”

“...yo kiero saber de mi hermanita desaparecida me an dicho q ya no está entre nosotros q ya falleció [sic]”.

Las desapariciones: macabra tendencia

El filósofo Guy Debord decía que el espectáculo se presenta al mismo tiempo como instrumento de unificación y relación social mediatizada por imágenes. “El espectáculo es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada, que no expresa finalmente más que su deseo de dormir”. Y eso que Debord lo escribió antes de conocer las redes sociales.

En redes como TikTok la desaparición de personas se ha vuelto un trend más. Los videos de “vidente encuentra desaparecidos” tienen más de cuatro millones de reproducciones en México y los shorts que se extraen de las transmisiones en vivo comparten la canción “Suspense, horror, piano and music box” de TikTok con los “Get Ready with Me”, mientras te cuentan sobre fantasmas, apariciones y casas embrujadas.

En un país en el que, hasta marzo de este año, había 99 729 personas desaparecidas —según el reporte de la Secretaría de Gobernación—, y con un nivel de impunidad de 99% para este delito, es posible encontrar en redes sociales decenas de videos que convierten la crisis en espectáculo. Los videntes compiten en una guerra por el primer lugar, por el mayor rating en línea, así que piden al público que llamen si tienen un caso espectacular. “Si es de los mejores, lo vamos a poner en nuestro perfil”, exige más dramatismo el Maestro Ángel.

“La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía.”

Los “videntes” de TikTok no se quedan en la transmisión; también puedes solicitar sus servicios particulares por DM o puedes trasladarte a otra red: Instagram, en la que también recibirás información sobre lecturas de cartas para encontrar a tus seres queridos desaparecidos.

Una joven que se hace llamar Mujer Serpiente es popular por sus “en vivo” y sus videos sobre localización de desaparecidos y amarres. “Necesito ayuda, no encuentro a mi papá”, le dice en un mensaje una usuaria de TikTok. La joven mujer le contesta con un video que publica en su perfil: “Hago todo lo posible para darte la mejor información de qué sucedió con esa persona, y lo más importante: si su energía está activa o llana”; es decir, si está o no en este mundo. ¿Más información? Que le mande un mensaje privado. Yo lo hago: “Buenas tardes, ¿cómo puedo encontrar a una desaparecida?”. La mujer me responde con un párrafo gordo y va directo al precio: “Hola. Es una sesión grande —tarot, lectura de rostro por medio de foto a la desaparecida y ‘mediumnidad’ en caso de ser necesario—. Se entrega todo a cámara abierta por aquí mismo y tiene un costo de 3 000 pesos mexicanos”.

Soy ignorante. No entiendo los términos esotéricos, así que vuelvo a escribir: “Disculpa, ¿cómo es una lectura de rostro? Me responde a la mañana siguiente: “La lectura de rostro está en dos por uno, ósea [sic] puedes tomar esa lectura y aparte de café, de mano, de restos de vela, de vaso. Se hace por medio de fotografía”, me dice, y me manda su número de cuenta de BanCoppel. Si se agenda hoy, se hace en un día. Le pregunto otra vez cómo es una lectura de rostro; contesta que ya me respondió, pero no lo hizo, así que insisto, y responde: “El rostro (de una persona desaparecida) muestra algunos miedos, signos espirituales y así (...) veo imágenes a las que se les da interpretación. Nunca sé qué me van a mostrar o cuánto será lo que me muestren”.

Mercado del dolor en TikTok

Fernando Ruiz Molina es investigador del Programa de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad de la UNAM, y es especialista en TikTok. Explica que también él empezó a detectar el surgimiento de estos influencers, oráculos especializados por redes sociales, que juegan con el dolor y la desesperación de las personas. Hay familiares de víctimas que cuando no obtienen respuestas por parte de las instituciones, van a buscar en lo sobrenatural.

Que videntes estafen a las familias de desaparecidos no es algo nuevo, pero hoy con redes sociales al alcance de cualquiera, incluso los más jóvenes, desde la comodidad de la computadora, todos pueden ser estafados. Como lo describe Ruiz, juegan con las pasiones y con las heridas más profundas de las personas: “Imagínate la herida que representa un desaparecido, un dolor inconmensurable. Se aprovechan con el afán de vender soluciones, pistas y generar contenido […] Es la banalización de un problema tan grave y la espectacularización en un nivel necrocultural y necropolítico; es decir, éstas son las consecuencias de una economía que produce valores y dinero a pesar de la exposición de nuestros cuerpos, del dolor, de la crueldad”.

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Fernando Bustos, filósofo y crítico de cultura, pero también creador de redes sociales, dice que el llanto es el reconocimiento de que la vida se fue. Presenciar el cuerpo da paz a las familias. Y es justo lo que no tienen las personas con seres queridos desaparecidos. “Una parte son las creencias mágicas que nos habitan como mexicanos, que nos arrastran a eso, pero también la desesperación de decir: ‘Tengo que agotar todo’. Se aprovecha de eso la gente”. Hoy vivimos una sociedad del espectáculo pero hiperradicalizada, subraya.

La cabal búsqueda de desaparecidos

La transmisión en vivo fue el 24 de julio de este año. Su nombre es Eiby Rodríguez, y sus lecturas de tarot tienen diversos objetivos: para saber qué le depara a la influencer Yerimua, para averiguar quién es el próximo en salir de la Casa de los Famosos o para vaticinar qué le depara al matrimonio de Ángela Aguilar y Cristian Nodal.

Eiby, a diferencia de otros videntes que se esfuerzan por que la decoración esté muy en la vibra esotérica, parece estar en una cabina de radio, gris, sin adornos. Pide a la gente que ponga comentarios y advierte que hará una lectura para Érick Carrillo, un joven que desapareció el 1 de junio de 2019. Fue visto por última vez en un bar de la colonia El Dorado, en Tijuana.

Su padre cree que fue secuestrado por los propios amigos, pues el joven cruzaba de San Diego a Tijuana los fines de semana para visitar a sus padres. Ese día traía dinero: había ahorrado durante meses 16 000 dólares, con los que terminaría de construir la casa de su mami y se compraría un carro. Su padre aún lo busca. No ha parado.

Eiby Rodríguez baraja un mazo muy grande, cierra los ojos como viajando al más allá. Sale del trance y golpea el mazo contra la mesa. “Ok, mis amores, voy a empezar”, exclama y parte la baraja en seis. “Estos dos amigos son los culpables de la muerte. Lo drogaron porque aquí aparece un hombre de vicio. Lo drogaron en ese momento, mis vidas adoradas. Le pusieron un ‘cuatro’ [...] Me aparece también el papá, mucha tristeza y llanto, pero no lo va a encontrar, yo lo veo calcinado, su cuerpo todo destrozado. Lo sacaron del lugar donde estaba. El papá va a tener un atentado también por andar encontrando cosas”.

“Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”. —Eddy Carrillo

“Está muerto”, es la frase que le resuena al señor Eddy Carrillo, padre de Érick y presidente del colectivo Todos Somos Érick Carrillo. Está indignado con esta transmisión, aunque me diga que a él ya estas cosas le dan risa. ¿Cómo se atreve un farsante a decir que su hijo fue calcinado? ¿Cómo puede cualquiera decir eso si él ha cavado la tierra con sus propias manos y ha encontrado a otras 1 560 personas con y sin vida? Eiby Rodríguez no sabe lo que despierta en el señor Castillo con este espectáculo. De hecho, sus palabras lo llevan a 2019, unos días después de la desaparición de su hijo y a otra estafa.

El último rastro de su hijo es a las 6:25 de la mañana del 1 de junio. Dos días después la madre de su hijo buscó a una vidente en la zona del Florido, en Tijuana. “Cayó dos veces con esos charlatanes, va con una persona, me lo comenta, estábamos desesperados, yo no tenía la experiencia de buscar ni de nada, y la apoyé. Pero cuando me di cuenta de la presión que le generó a ella, le dije ‘ya basta’”. La presión venía del cobro de 30 000 pesos. Obviamente, no lo localizaron. Después vino la segunda estafa; la vidente le dijo que si no le pagaba otros 30 000 pesos, no lo iba a encontrar.

Esa vidente fue uno de los motivos que impulsaron a Eddy Carrillo a dejar su trabajo en Estados Unidos y a dedicarse a buscar a su hijo en Tijuana. “Gracias a esos charlatanes decidí dedicarme al 100% a la búsqueda de personas desaparecidas”. No sólo busca a su hijo, sino que también ayuda a los cientos de familias que recurren a él cada año.

De dos años para acá Carrillo ha notado una explosión de estos “charlatanes”, como los llama, que han salido “a lo descarado” en las redes sociales. En estos años han llegado padres, madres a decirle: “Ya sé dónde está, lo tienen en esta casa de seguridad”. ¿Y cómo lo saben? Porque un vidente se los dijo. Por ello ha tenido que empezar a concientizar a los familiares de desaparecidos para que no caigan en estafas. “Hemos estado asesorando a las familias para que no caigan en ese tipo de charlatanes. Mandamos un mensaje a las familias: ¡no les paguen!”.

Carrillo se enoja cuando recuerda al vidente Eiby Rodríguez, quien dijo que su hijo tenía tres años desaparecido. En realidad, lleva cinco: “Ni siquiera se ponen a investigar”.

Mientras tanto, la familia Carrillo, todos y cada uno de sus miembros, buscan fosas clandestinas a diario en basureros, terrenos baldíos, en donde sea. Un día, agarró su mochila y se fue a caminar por parajes terregosos. Al otro, lo acompañaron las amigas de su hijo; al otro, sus vecinos, y de repente había 60 personas caminando a su lado. Hoy son cientos. Gracias a él, se han formado 20 colectivos más de búsqueda en Baja California.

Cuando digo todos, es todos: Arath, de 10 años, el hijo de su hermana, el sobrino de Érick, salió a buscarlo el 16 de abril de este año. Encontró algo. “¡Una fosa!”, gritó el niño. En ella había tres cuerpos enterrados, pero ninguno era el de su tío.

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