El cine de Todd Haynes está repleto de guiños a los directores que lo influyeron y para su más reciente trabajo, May December, optó por edificar una casa de espejos cuyos cimientos están integrados por Ingmar Bergman y Rainer Werner Fassbinder. El juego de dobles se inspira en el polémico caso real de Mary Kay Letourneau, una adulta que sedujo a un preadolescente y años después formó una familia con él.
Es natural que muchos espectadores y críticos de May December (2023) hayan leído la nueva película de Todd Haynes como un escandaloso ataque a la forma en que Hollywood explota historias reales. La trama se inspira en el caso de Mary Kay Letourneau, una adulta que se enamoró de un preadolescente, lo sedujo, acabó en prisión y salió de ahí para formar una familia con él. May December se sitúa mucho después del escándalo, cuando una actriz, Elizabeth Berry (Natalie Portman), visita a Gracie Atherton-Yoo (Julianne Moore), el personaje basado en Letourneau, para estudiarla y perfeccionar el papel de ella en una ficción biográfica; sin embargo, sus personalidades dominantes hacen de su colaboración un forcejeo por la identidad de Gracie. La interpretación mayoritaria de la película se arraigó más hondo desde que Vili Fualaau, el hombre en quien se inspira uno de los personajes de Haynes, denunció a la producción por no acercarse a él y terminar explotando su historia una vez más. Aunque la lectura de abuso mediático es inevitable y cuadra con los temas de la película, termina enfatizando un aspecto rebasado por otros más abstractos, además de centrales: la identidad y los espejos, los dobles, que tanto obsesionaron a la influencia más importante de Todd Haynes, el cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder, y que permiten ver a esta película como una autobiografía estética.
Considerando la trama, uno asume de inmediato que Haynes —lo ha admitido en entrevistas— hizo con May December su versión de Persona (1966). En aquella película Ingmar Bergman mostró la tensión desconcertante entre dos mujeres —una actriz y la enfermera que la idolatra— pero el tono melodramático y el humor ocasional de Haynes parecen venir de Fassbinder, quien antes inspiró Far From Heaven (2002). Aquella no fue ni la primera ni la última vez que el director estadounidense hizo de la imitación una parte fundamental de su estilo, pues su filmografía es una constante alusión a los artistas que lo inspiran: ya sea David Bowie, en la desautorizada película biográfica Velvet Goldmine (1998), o Douglas Sirk y Fassbinder en Far From Heaven, basada en Ali: Fear Eats the Soul (1972), del alemán, que era ya una versión de All That Heaven Allows (1955), del germanoestadounidense. Este método culminó en su magnífico retrato de Bob Dylan, I’m Not There (2007), cuya amalgama de blanco y negro, color, modernidad cinematográfica y clasicismo onírico alude a estilos tan diversos como los de Federico Fellini, Jean-Luc Godard, D.A. Pennebaker y Sam Peckinpah.
Claramente Haynes es un cineasta que se asume primero como espectador, y que por ello ha dedicado su filmografía a reflejar otras. Muchos podrán pensar que es solo un plagiario pero estarían aplicando el concepto capitalista de la propiedad a la horizontal playa de la imaginación: las imágenes pertenecen a todo mundo porque al hacer arte no se roba, se recicla. Haynes observa y absorbe, como Elizabeth en May December, aunque los distinguen sus motivaciones: él lo hace por admiración; ella, por un placer criminal de robar identidades.
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Este es un tema que aborda Fassbinder en Despair (1978) con mayor énfasis que Bergman. Si la trama de Persona se concentra en la admiración y el deseo de adquirir una personalidad robusta convirtiéndose en el icono al que uno venera, Despair tiene más que ver con la depredación porque nos muestra a un empresario ruso y judío obsesionado con intercambiar su identidad con un alemán sin casa ni oficio al que cree parecerse. Aunque el burgués se ve vulnerable ante la proliferación del nazismo a principios de los treinta y la eventual persecución a la que será sometido, posee un estatus más poderoso que el hombre al que acecha; a pesar de ello, su doble es indómito y se rehúsa a participar en su plan para intercambiar vidas. La dinámica entre los personajes es más similar entre Despair y May December, y no sobra decir que Fassbinder dedicó su obra a explorar la identificación que experimentamos con otros, así como la dualidad contradictoria en el interior de cada individuo. Por esta razón abundan en su filmografía espejos, dobles. El propio Haynes ha sido siempre un reflejo de los cineastas que más admira y por fin May December adopta este motivo como un tema; aunque, si Haynes pretende hablar de sí mismo a partir de Elizabeth, su autorretrato parece más bien una denuncia.
La representación —una forma infiel de la imitación— es fundamental en las historias de Gracie y Letourneau: las vidas de ambas fueron contadas en películas de televisión que bien pudieron haber sido escritas por los guionistas de Los Simpson —los fragmentos que he visto de All-American Girl: The Mary Kay Letourneau Story (2000), y de su parodia que ve Elizabeth en May December, remiten al episodio en el que, tras un escándalo de acoso, Dennis Franz interpreta a Homero como un monstruo hambriento de sexo—, pero solo una, Gracie, tiene la oportunidad de apoyar una producción un poco mejor que represente la verdad de su carácter y sus acciones. A pesar de ello, durante las semanas que pasa Elizabeth estudiándola se impone un tono perturbador: la estrella no deja de ver a su anfitriona como un experimento, incluso habla mal de ella y demuestra un carácter caprichoso, posesivo, que colecciona cuerpos e identidades, que seduce a todos sus interlocutores porque ve en ellos un público a conquistar.
Durante una visita a la tienda de mascotas donde empezó la relación entre Gracie y Joe (Charles Melton), su joven esposo, Elizabeth se queda sola y comienza a imaginarse extasiada bajo el peso de él. En el fondo suena el melodramático tema de la película, tomado de la composición de Michel Legrand para The Go Between (1971), dirigida por Joseph Losey, que también realizó una importante película sobre el robo de identidad, Monsieur Klein (1976). La música subraya la villanía de Elizabeth, capaz de disfrutar lo que en la realidad fue el abuso de un niño. Incluso se carcajea. Si Natalie Portman se nota falsa a lo largo de la película es porque interpreta a una actriz que se toma demasiado en serio a sí misma y por ello termina robándole a Gracie sus movimientos, su estilo de maquillarse, de vestir, de hablar, y finalmente su intimidad.
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Haynes imita en varias ocasiones un plano de Persona en el que las protagonistas miran a la cámara como si esta fuera un espejo, pero también evoca mediante otras imágenes el discreto uso de los reflejos en el cine de Fassbinder. Los personajes del director alemán a menudo se sitúan cerca de ventanas y vidrios divisorios para expresar su dualidad interior, que luego se vuelve material en la forma de dobles. Haynes capta así a las protagonistas cuando acompañan a la hija menor de Gracie a comprar un vestido para su graduación. La escena, además, nos muestra la violencia de esta mujer, tan discreta que se manifiesta en forma de halagos. Por ejemplo, le enorgullece que su hija compre un vestido revelador porque, dice, muestra su desinterés en los estándares inalcanzables de belleza. Llamarla fea habría sido menos cruel. Gracie no es la gemela buena de Elizabeth ni su víctima: es su doble.
Además de los espejos, la mariposa es un símbolo importante en May December, tanto, que aparece en los primeros planos de la película. Haynes narra una transformación —o varias—, que imitan el crecimiento de larva a oruga a insecto alado. Elizabeth, desde un comienzo, copia a Grace, pero atraviesa varias etapas de inmoralidad hasta convertirse en lo que asume que es esta mujer. Entre la resistencia de una protagonista y la invasión de la otra —ambas depredadoras a su modo— emergen sus intenciones y mezquindades como una mariposa negra, pero otro personaje atraviesa una evolución mejor. Una vez más, como en el cine de Fassbinder, las apariencias, sobre todo en cuanto a los roles de presa y victimario, se intercambian y permiten ver algo más que reflejos: seres de carne y traición.
Volviendo al comienzo, May December es una película que imita a otras sobre una mujer que imita a otra y dirigida por un cineasta que imita a otros. La explotación se asoma de forma importante pero incluso ella produce otro espejo ante la denuncia de Vili Fualaau, la base real de Joe: al cometer una infracción ética similar a la de Elizabeth, Haynes se convierte en su personaje y pone así la última pieza de su casa de espejos y transformaciones. Por melodramática y hasta paródica que pueda ser May December, sus complicados mecanismos describen la vida y el carácter humano mejor que cualquier testimonio; incluso la denuncia en su contra es un último reflejo después de los créditos.