Baja California ha dado luz verde a la Ley Olimpia, la legislación feminista que protege los derechos de las mujeres y castiga a quienes comparten imágenes, videos y audios íntimos sin consentimiento. Ya es vigente en 21 de 32 entidades del país
El confinamiento obligatorio ha disparado los indicadores de violencia de género en México. Dentro de la enorme variedad de agresiones posibles, la violencia digital ha sido otra que acosa a las mujeres de todo el país, manteniéndose invisibilizada, pues las autoridades se han negado a reconocer al mundo digital como un reflejo de lo que pasa en el plano físico.“Lo virtual es una extensión de nuestra vida”, reclama una vez más Olimpia Coral, la líder mexicana en crear las bases de una nueva legislación feminista, que protege los derechos y libertades de las mujeres de tener una sexualidad plena y segura, en la que se castigue a quienes compartan imágenes, videos y audios íntimos sin su consentimiento. Actualmente la Ley Olimpia ya es vigente en 21 de las 32 entidades de México, pero Coral está obstinada en lograr que cada uno de los estados la apruebe, y que además, se haga un trabajo a profundidad para acabar con la violencia digital.“La Ley Olimpia no solamente es un texto, es una causa”, dice Coral al teléfono durante una entrevista con Gatopardo. “Y es más que hablar de sexo y sexualidad online, es hablar de justicia para la violación a la intimidad, principalmente de mujeres y niñas”.[read more]La primera semana de julio, Baja California, uno de los estados más conservadores del país, le dio luz verde a esta reforma. El primero en hacerlo fue Puebla —también una entidad complicada— porque Olimpia comenzó ahí su trabajo. Creció en Huauchinango, una pequeña ciudad poblana a la que Coral le dice pueblo, con menos de 100 mil habitantes. Cuando tenía 18 años su ex novio compartió un video sexual que se hizo viral. Todas las personas que ella conocía, y miles que no, lo vieron. Los medios de comunicación publicaron su caso, llamándola “quemada”, haciendo referencia a la vergüenza social que la joven sufría; lucraron con su cuerpo.Dejó de salir de su casa. “Para mi no es nuevo el tema del confinamiento”, dice Olimpia Coral con una mezcla de acentos que ha ido adoptando por la vida. “En esa época de mi vida no quería salir por nada; esa pandemia siempre ha existido, y es de la que nunca se habla, de la que no se visibiliza y de donde las mujeres también perdemos nuestro derecho a la movilidad: es la pandemia del machismo, de la misoginia, de la violencia contra las mujeres”.Después de un largo periodo de depresión, Olimpia se empoderó. Vio que esto no le pasaba nada más a ella, que era un mal común. Fue a denunciar al Ministerio Público, donde el policía le pidió que le enseñara el video, y después de burlarse y “sabroseársela”, como dijo Coral, le informó que lo que había pasado no era un delito. Así que contactó a otras mujeres que vivían una situación similar, se comenzó a informar y desarrolló un proyecto de reforma al Código Penal para Puebla que presentó en el 2013. Fue hasta diciembre del 2018 que la lucha de Coral y muchísimas otras mujeres vio la luz.
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La Ley Olimpia es un conjunto de reformas legislativas encaminadas a reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, también conocida como ciberviolencia. Se basa en los ejes de reconocerla como delito contra la intimidad de las personas; acabar con el ciberacoso y pornovenganza; y modificar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.Unos meses antes de que en Puebla fuera aprobada la Ley Olimpia, Yucatán modificó su Código Penal, estableciendo entre 1 y 5 años, y de 6 meses a 4 años de prisión gracias a la iniciativa de Ana Baquedano, otra mujer que sufrió violencia digital de género, cuando su ex pareja compartió sus imágenes íntimas. Baquedano y Coral unieron fuerzas y comenzaron a generar un movimiento que se sumaba a las filas feministas.“Yo creo que el parteaguas de todo esto fue cuando me volví militante del movimiento feminista”, dice Coral. Antes de conocer sobre feminismo, se sentía culpable por haber grabado el video y se asumía como responsable de las consecuencias. Incluso asegura que hace unos cuantos años, si a ella le hubieran enseñado la foto o el video de alguna chica en las mismas circunstancias que ella, también la hubiera hecho responsable. “Obviamente yo no sabía que existía un sistema de opresión como ahora lo sé, no tenía las famosas gafas violetas”, cuenta la activista.Las gafas violetas son una metáfora publicada por la escritora española Gemma Lienas en su libro El diario violeta de Carlota. Significa tener la capacidad de mirar con perspectiva de género, con la capacidad de reconocer los sistemas de opresión instituidos por el patriarcado. En este caso, Coral se refiere a que no veía que lo que ella había hecho no era más que vivir su sexualidad. Los únicos que estaban cometiendo una falta eran quienes compartían y difundían el video.La Ley Olimpia ha sido muy controversial. El espacio digital, a pesar de ya ser más que normal en la vida cotidiana, sigue siendo un lugar desconocido. Al ser un espacio virtual, no físico, que no se puede tocar sino nada más ver, a veces parece que no es real, que no tiene impacto en la sociedad, que no es poderoso. A eso, se le suma el sistema de revictimización al que la cultura está sometido: es su culpa por estar ahí a esas horas; ¿para qué sale así vestida?; es su culpa por emborracharse; ella siempre está de provocadora. “Como no me tocó, como no me violó, como fue con mi consentimiento, como a mi me gustó, como tuve sexo y como fue a través de las tecnologías de la información y la comunicación, algo que no tocas, que solo puedes ver pero no puedes palpar, pues entonces no existe”, dice Olimpia Coral y pronto se corrige: “O no existía”.
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“No podemos ser una sociedad dormida, que se enoja con el Gobierno todas las mañanas y creamos que esa es la representación de toda la ciudadanía”, dice la activista Maky Pollorena, una mujer que ha dedicado su vida a la lucha feminista, a cambiar las leyes para promover el matrimonio igualitario y un agente esencial para que la Ley Olimpia se aprobara en Baja California. “Esta es una iniciativa ciudadana. El paquete de reformas que está escrito la hizo una iniciativa de la sociedad”. Se refiere a Coral, Baquedano y las miles de otras mujeres y hombres que han participado en la creación de esta ley.Pollorena cuenta que antes de que la Cámara de Diputados de Baja California aprobaran las múltiples reformas que incluye esta Ley, cuatro mil personas habían intentado levantar una denuncia de violencia digital. Cuenta que, sin el trabajo de las activistas, no hubiera sido posible pues son ellas quienes se han vuelto expertas en el tema. Coral coincide: “Fuimos las mujeres las que pusimos la agenda, las que hicimos una definición de violencia digital y las que estamos haciendo un cambio legislativo sin necesidad incluso de ser legisladoras, aunque con su apoyo. Es hora de reconocer la organización política de las mujeres”.La Ley Olimpia ya está implementada en su totalidad en la Ciudad de México, Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Coahuila, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Algunos otros estados tienen partes de las reformas instauradas o versiones de la misma, como Morelos, que ha creado una campaña para acabar con el sexting.Una de las grandes victorias de esta lucha, ha sido la sanción y tipificación de los delitos de violencia digital. Aunque el castigo varía dependiendo del estado donde se cometa la violación, se han indicado penas entre 6 meses y 12 años de prisión, según la conducta, además de multas. El delito contra la intimidad sexual es cuando una persona “videograbe, audiograbe, filme o elabore imágenes, audios o videos reales o simulados de contenido sexual íntimo, de una persona sin su consentimiento o mediante engaño; o quien exponga, distribuya, difunda, exhiba, reproduzca, transmita, comercialice, oferte, intercambie y comparta imágenes, audios o videos de contenido sexual íntimo de una persona a sabiendas de que no existe consentimiento, mediante materiales impresos, correos electrónicos, mensajes”, describe la ley.Olimpia Coral asegura que esta ley va mucho más allá de un cambio legislativo. Las creadoras de este movimiento diseñaron toda una metodología que va antes, durante y después de la implementación de la reforma. Una de las actividades más importante en esto es la difusión de información y la promoción de la educación sexual sin tabúes y que promueva la deconstrucción patriarcal. “La Ley Olimpia no significa automáticamente acceso a la justicia. Creo que aquí el reto mayor es en el ámbito social: que la gente deje de normalizar el consumo de los cuerpos de las mujeres como si fuéramos platos desechables”, concluye Coral.[/read]