IEl 25 de septiembre Christian Von Roehrich, jefe delegacional de Benito Juárez, salió ante los medios de comunicación; nos encontrábamos en una oficina desierta dentro del edificio delegacional, el cual había sido desalojado por instrucciones de Protección Civil tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. El funcionario estaba sentado en una mesa de plástico blanca cubierta de mugre y sobre la que había una torre de documentos y expedientes de varios edificios dañados. La barba encanecida le cubría el rostro redondo y las bolsas debajo de sus ojos revelaban que no había dormido mucho en esos días. Llevaba varias jornadas recorriendo las zonas dañadas por el sismo del 19; en algunas ocasiones recibió insultos de vecinos que lo señalaban como responsable del colapso de algunos edificios de reciente construcción.Mientras el delegado encendía un cigarrillo tras otro, el periodista lo cuestionaba sobre los edificios colapsados; en un momento de la conversación, el delegado dijo: “¡Esto es una tragedia! ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad”.En el equipo del periodista Víctor Hugo Michel habíamos detectado que buena parte de los edificios dañados por el sismo eran nuevos o de reciente remodelación.
IIEn la Ciudad de México es común que las parejas de recién casados o jóvenes solteros busquen edificios que incluyan todas las comodidades posibles, desde gimnasio y alberca, hasta cine. Se trata de inmuebles con la más moderna tecnología, con todo lo necesario para evitar salir a las calles de una de las urbes con más tráfico en el mundo. Es por eso que uno de los negocios más redituables en la ciudad es la venta inmobiliaria. Si hay un epicentro de ese negocio en la capital, ése es la delegación Benito Juárez, una de las de mayor demanda habitacional y considerada por la Organización de las Naciones Unidas (onu) como una de las alcaldías con mejor nivel de vida para vivir, no sólo en el país sino también en América Latina. Todos los meses es posible ver el nacimiento de nuevas y modernas edificaciones, cada una prometiendo más amenities que la anterior: techos solares, saunas, estacionamientos con elevador hidráulico, jardines verticales. En consecuencia, los precios se han ido por los cielos. Hay departamentos menores a 60 metros cuadrados que ya rondan los cinco millones de pesos. El negocio es redondo.
[read more]Lo que no esperaban los grandes inversionistas del sector inmobiliario es que el martes 19 de septiembre ocurriera un sismo de magnitud 7.1 que puso en evidencia no sólo los riesgos, sino también las consecuencias del boom inmobiliario en la delegación. En esa demarcación, un edificio con menos de 10 años de construcción y seis con menos de un año resultaron con fuertes daños tras el sismo y muchos quedaron catalogados como inhabitables por autoridades capitalinas. Ésa es la historia de Elite Aparments, ubicado en el 418 del Eje Central Lázaro Cárdenas. La torre habitacional era tan nueva que aún faltaban por ocuparse 12 de 21 unidades el día del temblor. Aún olía a plástico para envolver. Una vecina compró su departamento de dos millones de pesos tres meses antes de que el sismo ladeara la estructura peligrosamente. La torre no tenía más de 100 días de inaugurada y el daño fue catalogado por la delegación como irreparable.—Es un edificio que nos gustó —dijo la vecina— y con una catástrofe natural está casi reventado; no podemos subir por nuestras cosas porque Protección Civil nos acaba de decir que las escaleras no aguantan ni el peso de una persona y la constructora ni siquiera ha aparecido, —y después se llevó las manos al rostro en señal de desconsueloLo mismo ocurrió en el edificio colindante: el número 422. También tenía menos de un año de haber sido construido y sufrió daños tan severos que la mayoría de sus habitantes optó por desalojarlo. Estos dos casos no fueron los únicos y se repitieron por toda la delegación. Como parte de nuestra cobertura periodística y tras peinar la demarcación durante tres días, pudimos elaborar en El Financiero una base de datos que nos dejó fríos: el efecto del sismo resultó desproporcionado en construcciones posteriores al 2000. Un número elevado de edificios de lujo, con menos de década y media de existencia, estaba entre los más dañados en la demarcación, donde el Partido Acción Nacional (pan), partido al que pertenece Christian Von, es gobierno desde hace 20 años. No sólo eso: de los 35 edificios que actualmente se hallan desalojados en la delegación, el 17% de los que fueron declarados inhabitables eran prácticamente nuevos. En términos concretos, uno de cada cuatro edificios dañados por el sismo en la demarcación fue construido en los últimos 10 años, lo que pone en entredicho el proceso de revisión y supervisión de su construcción. Entre los edificios dañados, también se encuentra el ubicado en Eje Central 519 en la colonia Portales. Era el colmo: todavía ni siquiera se había inaugurado y ya estaba seriamente afectado. Los departamentos tenían un costo de hasta tres millones de pesos.En esa misma colonia, el edificio 90, ubicado entre Bretaña e Irolo, se colapsó durante el sismo. Los vecinos de la zona aseguraron que la inmobiliaria recientemente le había agregado tres pisos. Después se sabría que simplemente se había construido sobre el cascarón de una vieja casa; una práctica a todas luces ilegal, solapada por las autoridades.Otro de los edificios dañados fue el de Emperadores 224 en la colonia Portales, construido en diciembre de 1975, antes de las modificaciones al código de construcción derivadas de los sismos de 1979 y 1985. El inmueble quedó destruido por completo. Fernando González Casanova, habitante de la Torre B, tenía apenas seis meses de vivir ahí. “Compré el departamento hace seis meses y no tengo ni seguro ni nada que me proteja”, dijo mientras abría los brazos. Junto con otros vecinos afectados, se organizó para exigir a la constructora la reparación del daño y sigue en medio de la pelea jurídica.Entre los edificios considerados inhabitables por Protección Civil se hallan el 117 de Antillas y el 56 de Emiliano Zapata, en el residencial San José, desarrollado por la empresa Canada Building Group. Ambos tenían menos de tres años de haber sido construidos.
IIIEl condominio de Zapata 56 se distinguía del resto de las nuevas construcciones de la zona por ser un proyecto sustentable, con buenos acabados, diseño atractivo, jardineras, terrazas y a precios competitivos. Tenía seis pisos y 24 departamentos.Francisco Zarazúa y su esposa Alejandra vieron el inmueble desde la avenida Tlalpan y decidieron que era el mejor lugar para gastar sus ahorros de 10 años y cumplir su sueño de tener su primer departamento, donde vivirían sus hijos. Cuando lo compraron, les aseguraron que vivirían en un edificio nuevo, diseñado con lo último en tecnología: soportado en una estructura de acero, pero a la vez “ligero, ecológico y resistente”. Un inmueble, además, autosustentable con gigantes paneles solares en el techo. Todo ello por dos millones y medio de pesos.Lo pagaron casi al contado. Pero la tarde del 19 de septiembre el edificio no resistió la fuerza del sismo y se colapsó una cuarta parte de la estructura. Dos mujeres, trabajadoras de limpieza en un departamento, fallecieron.—No es normal que un edificio nuevo con las nuevas normas de construcción de la Ciudad de México —comenta Zarazúa—, impuestas a partir del terremoto del 85 y con la actualización que surgió para construir en 2004, se comporte de esta manera. Un edificio que se cae en un sismo no está construido bajo las normas que especifican ser un edificio sismorresistente.No fueron las únicas fallas. Alicia, una de las vecinas damnificadas, enlistó algunas de las irregularidades que presentó el edificio antes del sismo: primero fueron los focos led fundidos, luego sus jardineras se inundaron y en los pasillos se percibía un fuerte olor a humedad. El 31 de agosto, semanas antes del sismo, una lluvia fuerte provocó que por las paredes del estacionamiento se comenzara a filtrar agua en grandes cantidades.Tras el colapso del edificio, el Financiero Bloomberg contactó a especialistas en arquitectura, a quienes entregó los planos oficiales del inmueble, construido por Canada Building Group. En su revisión, encontraron numerosas irregularidades que ponían en riesgo la estabilidad de la torre. Eduardo Miranda Mijares, profesor del Departamento en Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Stanford y quien fue designado por el propio gobierno de la Ciudad de México para visitar varios inmuebles, revisó las ruinas del edificio y concluyó que muy posiblemente el problema era de origen, ya que las columnas, tanto su número como ubicación, no eran las adecuadas.—Por lo que vi en planos —dijo Eduardo Miranda—, la estructuración, lo planteado (en el edificio), no le permitía lidiar con el fenómeno. Es algo muy crítico porque cuando hay columnas interiores con dos vecinos a los lados es muy fácil que éstas se ayuden entre sí, pero, como dije, con columnas sólo en las esquinas no aguanta.Miranda Mijares insistió en que técnicamente era un hecho que hubo un problema de diseño estructural, pues el edificio no debió desplomarse. “El objetivo de las normas actuales luego del sismo del 85 es que esto no ocurra y ocurrió”, aseguró. Asimismo, la arquitecta especializada en seguridad estructural egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, Fabiola Pérez Bustamante, detectó una decena de irregularidades e inconsistencias en el complejo habitacional entre castillos débiles, trabes vencidas, vigas inexistentes, varillas con diámetros diferentes de los señalados en planos, falta de cálculo estructural, instalaciones dentro de vigas, falta de documentos y planos y hasta malos cálculos, además de metros fantasma. Peor aún, durante una revisión en los restos del edificio de Zapata 56, ambos lograron detectar que había viguetas sin fijar. Eso, concordaron los dos especialistas, llevó al colapso.Pero una de las inconsistencias más graves que encontraron Miranda y Bustamante fue que en la memoria de cálculo del edificio no había ninguna evaluación contra sismo y ni siquiera aparecía en los documentos el nombre del responsable de los cálculos estructurales. En el dictamen técnico de las irregularidades en el edificio de Zapata 56 se señala al responsable de que las normas no se observaran. En todos los casos, se atribuye esta responsabilidad al director responsable de obra (DRO) y la empresa que construyó la estructura. La conclusión: era cuestión de tiempo para que cayera. Los planos de la constructora ni siquiera concuerdan con el edificio.
IVDespués del colapso de Residencial San José, en la delegación Benito Juárez, se dieron a conocer más irregularidades.El director general de Obras y Desarrollo Urbano de la delegación Benito Juárez, Nicias René Aridjis Vázquez, aprobó la habitabilidad de Residencial San José, uno de los varios edificios de menos de un año de antigüedad que se colapsó en la demarcación después del sismo del 19 de septiembre. Documentos oficiales dieron cuenta de que Aridjis Vázquez fue responsable de dar el visto bueno a la constructora. El funcionario, quien ha ocupado uno de los cargos más importantes de la delegación de manera intermitente desde 2009, autorizó su habitabilidad tras considerar que cumplía con todas las disposiciones legales.1 De acuerdo con el oficio, el edificio cumplía “todas y cada una de las disposiciones que se establecen en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal”, en cuyo calce figuran el nombre y la firma de Aridjis Vázquez.No era la primera vez que Aridjis Vázquez se encontraba en el centro de una polémica. En 2011, cuando fungía en el mismo cargo bajo la administración del delegado panista Mario Alberto Palacios, fue destituido e inhabilitado durante dos años por la Contraloría General del entonces gobierno del Distrito Federal por falsear información en su declaración patrimonial. La Contraloría General le encontró “una riqueza notoriamente superior a los ingresos lícitos que pudiera obtener como servidor público”.2 Entre las propiedades que no reportó se hallaban una casa comprada a crédito y dos vehículos.Otros documentos oficiales dieron cuenta de que la constructora Canada Building Systems de México, empresa responsable del edificio en la colonia Portales, contrató en mayo de 2016 al ingeniero-arquitecto Juan Duay Huerta como dro, pese a que su registro ante la Seduvi había vencido el 7 de diciembre de 2015. Es decir, no podía ejercer su profesión de manera legal ni tenía las facultades para revisar los planos, vigilar la construcción ni firmar los documentos que, finalmente, llevarían al edificio a salir al mercado. La construcción del inmueble comenzó el 5 de diciembre de 2014, pero fue hasta el 16 de mayo de 2016, cuando Christian Von ya estaba en funciones, que se determinó que el edificio cumplía con todos los requerimientos y podía habitarse.Pero ésa no fue la única irregularidad. Tras revisar un reporte catastral se descubrió un nuevo nombre en esta trama: Fernando Méndez Bernal, quien figuraba como “corresponsable en diseño urbano y arquitectónico” en la obra. Es decir, trabajó junto con Duay Huerta y validó los dictámenes ante la delegación y la Seduvi sobre la seguridad de los materiales y proceso de construcción de la torre que colapsó parcialmente el 19 de septiembre. Hoy, Méndez Bernal es un alto funcionario de la Seduvi; se desempeña como “asesor personal” del secretario, Felipe de Jesús Gutiérrez.
VEl 26 de octubre de 2017, 36 días después del sismo, el procurador de la Ciudad de México, Edmundo Garrido, dio cuenta de la primera orden de aprehensión relacionada con el inmueble de Zapata 56. El detenido: Jaime Smith Ríos, de 58 años. Fue acusado por las autoridades capitalinas de homicidio doloso de dos mujeres, por supuestamente haber avalado la seguridad del edificio Residencial San José, aunque Jaime no era director responsable de obra ni funcionario delegacional o del gobierno capitalino, sino proyectista de la instalación de gas, agua y electricidad. “Actuó por omisión al no denunciar que los pilares, las vigas, los castillos, la cimentación y las columnas eran de mala calidad y no cumplían con las normas en materia de construcción”, dijo el procurador Edmundo Garrido, quien llevaba un grueso expediente en la mano que además revelaba que la cimentación no correspondía a los planos originales.Durante la primera audiencia contra Smith, el Ministerio Público lo señaló como responsable del fraude y de la muerte de Karla Santos, madre de dos niños, y Matilde Téllez, abuela de esos mismos niños. Pero los abogados de Smith argumentaron que su cliente padecía una enfermedad neurológica, por lo que el juez autorizó su internamiento en el hospital penitenciario de Tepepan, Xochimilco, y no en una prisión. La defensa de Jaime Smith replicó que su cliente “sólo se especializa en la instalación, supervisión y mantenimiento de la red hidráulica, la corriente eléctrica y las tuberías de agua y gas”. Al revisar los documentos de la construcción del edificio se descubrió que la firma de Jaime Smith era como corresponsable de las instalaciones; esto quiere decir que él, efectivamente, sólo revisó cables de electricidad y tuberías de agua y gas en su fase final. No tenía responsabilidad alguna en la seguridad estructural del edificio. Es decir, las autoridades señalaron a Smith como corresponsable de obras cuando en los documentos sólo aparece como corresponsable de instalaciones.En una carta, la esposa de Smith denunció las faltas al debido proceso y señaló que el Ministerio Público incluso se burlaba de la enfermedad que padece su esposo, el síndrome de Guillain-Barré, que los médicos definen como un ataque al sistema nervioso con el que los músculos tienen problemas para responder a las señales del cerebro. Por ello, pidieron al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera evitar que se cometieran más injusticias.Al no obtener respuesta alguna, María del Carmen Reinoso, esposa de Smith, buscó a los medios de comunicación y denunció el maltrato y la rapidez con la que se estaba llevando a cabo el juicio. “Mi esposo sólo es un chivo expiatorio para distraer la atención y exonerar a los verdaderos culpables”, afirmó.Tuvieron que pasar cuatro meses para que las autoridades reconocieran la inocencia de Jaime y lo declararan libre de toda culpa. Al salir, Jaime Smith sólo comentó que no buscaría venganza. “Pero el Ministerio Público tiene la obligación de procurar la justicia y no acusar a alguien como culpable y dejarlo en la cárcel hasta que se pudra”, fue todo lo que dijo y se fue con su mujer.Un juez de control emitió dos órdenes de aprehensión por el homicidio de las dos mujeres en contra del Juan Duay Huerta y Macario Espinoza Morán, corresponsable de instalaciones y representante legal de la constructora Canada Building Systems de México.En diciembre de 2017 las autoridades finalmente detuvieron a Juan Duay Huerta, quien a veces usaba lentes y bigotes falsos para despistar a la policía.El 1º de septiembre, en una reunión, los vecinos del complejo le informaron a Huerta de algunos daños en los departamentos tras una fuerte lluvia ocurrida un día antes en la Ciudad de México. De acuerdo con grabaciones y testimonios, el agua comenzó a filtrarse en los departamentos. Tres días después del reporte, Duay Huerta, un hombre de unos 70 años, apareció vestido con una gabardina y una boina gallega en la cabeza, para hablar con los propietarios. “No hay problema estructural; como pude ver, no hay ninguna grieta que esté afectando la estructura del edificio”, dijo, según se puede apreciar en las imágenes captadas en un video.A pesar de las pruebas integradas en la carpeta por irregularidades que van desde fallas de origen en el diseño, uso de materiales inadecuados y violaciones a la Norma Técnica Complementaria, Huerta fue liberado.
VILa empresa Canada Building Systems de México es una sociedad anónima de capital variable que se constituyó hace siete años y cuyos socios son padre e hijo. José Ernesto Ceballos Sobrino, de 83 años, es el accionista minoritario de la empresa y José Arturo Ceballos Gallardo, de 42 años, es el accionista mayoritario y administrador general de la compañía. Antes de constituir la empresa, Ceballos Gallardo era dueño del negocio Internacional de Maderas y Triplay, S. A. de C. V., que se encontraba en el mismo domicilio fiscal que Canada Building Systems de México.Dos semanas después de la tragedia, Canada Building Group solamente mandó un correo electrónico a los vecinos afectados en el cual asegura que un sismo es una eventualidad que no se puede predecir, por lo que no puede haber un culpable directo. “Este caso fortuito es un suceso frente al cual no se puede hacer nada, ya que frente a fenómenos geológicos humanamente no es previsible ver su futuro resultado. Por tal motivo, nos unimos a su dolor y a las pérdidas económicas que hayan sufrido por este temblor”, se lee en el correo.Pero Zapata 56 no es la única edificación construida por Canada Building Systems de México. De acuerdo con la publicidad de la constructora, también lo son los edificios ubicados en Balboa 514, Canarias 906 y Saratoga 925, todos en la Portales Norte.Después de mandar el correo, la empresa desapareció con todo, como si la tierra se los hubiese tragado. Hasta el momento no hay responsables ni culpables por el derrumbe del edificio de Zapata 56, donde murieron Karla y Matilde y 18 familias se quedaron sin hogar y patrimonio.
VIIConforme crecía el escándalo y las irregularidades fueron evidentes, comenzó la búsqueda de culpables. ¿Quién había dado los permisos de construcción? ¿Quién había firmado las actas? Muchos dedos apuntaban a la delegación, encabezada por Christian Von Roehrich, jefe delegacional en Benito Juárez. Cierto o no, Von Roehrich fue señalado por varios damnificados como uno de los corresponsables en el desastre. Se le acusaba de haber sido, por lo menos, laxo en la verificación de las nuevas construcciones. Las voces más críticas lo señalaban de formar parte del clan de Los Romeritos, encabezado por Jorge Romero, un ex delegado bajo cuya administración (2012-2015) florecieron los contratos chuecos y las sospechas de enriquecimiento ilícito y quien impuso a Von Roehrich como su sucesor.El 25 de septiembre, con un concierto de voces reclamando a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México una investigación en torno del cártel inmobiliario y sus nexos en la Benito Juárez, Von Roehrich dio su versión ante los medios de comunicación. El escenario en el que recibió a los reporteros no podía ser más simbólico: el personal no esencial había sido evacuado días antes como medida preventiva de Protección Civil ante los posibles daños en su estructura. Von Roehrich lucía desencajado ese día y fue cuando aceptó parte de la responsabilidad mientras fumaba un cigarrillo tras otro.—¡Esto es una tragedia! —dijo el delegado—. ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad —afirmó el panista para autoexonerarse de cualquier culpa. —¿Y engañaron a Nicias Aridjis? —atajó el periodista Víctor Hugo Michel. —¡Engañaron a la autoridad! —Pero ese funcionario estuvo inhabilitado —se le recordó. —Eso fue hace dos administraciones, cuando lo inhabilitaron por no declarar un coche, pero lo que nos compete ahora es determinar la responsabilidad que pudieran tener tanto las constructoras como los auxiliares y posiblemente los servidores públicos —contestó.El jefe delegacional incluso pidió que le investiguen a él y a todo su equipo, en especial al encargado de Obras Públicas, René Nicias Aridjis, sancionado en el pasado por mentir en su declaración patrimonial y quien ha ocupado la cartera —encargada de dar el visto bueno a los nuevos edificios— desde 2008. Su firma había aparecido en los permisos de construcción de Zapata 56.Cinco meses después y sin que hubiese un solo responsable condenado por las obras irregulares dañadas por el sismo, Christian Von Roehrich renunció al cargo para hacer campaña, ahora en busca de una curul en el nuevo Congreso local.[/read]
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Las construcciones ilegales en la delegación son ejemplo de cuando la corrupción deriva en tragedia.
IEl 25 de septiembre Christian Von Roehrich, jefe delegacional de Benito Juárez, salió ante los medios de comunicación; nos encontrábamos en una oficina desierta dentro del edificio delegacional, el cual había sido desalojado por instrucciones de Protección Civil tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. El funcionario estaba sentado en una mesa de plástico blanca cubierta de mugre y sobre la que había una torre de documentos y expedientes de varios edificios dañados. La barba encanecida le cubría el rostro redondo y las bolsas debajo de sus ojos revelaban que no había dormido mucho en esos días. Llevaba varias jornadas recorriendo las zonas dañadas por el sismo del 19; en algunas ocasiones recibió insultos de vecinos que lo señalaban como responsable del colapso de algunos edificios de reciente construcción.Mientras el delegado encendía un cigarrillo tras otro, el periodista lo cuestionaba sobre los edificios colapsados; en un momento de la conversación, el delegado dijo: “¡Esto es una tragedia! ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad”.En el equipo del periodista Víctor Hugo Michel habíamos detectado que buena parte de los edificios dañados por el sismo eran nuevos o de reciente remodelación.
IIEn la Ciudad de México es común que las parejas de recién casados o jóvenes solteros busquen edificios que incluyan todas las comodidades posibles, desde gimnasio y alberca, hasta cine. Se trata de inmuebles con la más moderna tecnología, con todo lo necesario para evitar salir a las calles de una de las urbes con más tráfico en el mundo. Es por eso que uno de los negocios más redituables en la ciudad es la venta inmobiliaria. Si hay un epicentro de ese negocio en la capital, ése es la delegación Benito Juárez, una de las de mayor demanda habitacional y considerada por la Organización de las Naciones Unidas (onu) como una de las alcaldías con mejor nivel de vida para vivir, no sólo en el país sino también en América Latina. Todos los meses es posible ver el nacimiento de nuevas y modernas edificaciones, cada una prometiendo más amenities que la anterior: techos solares, saunas, estacionamientos con elevador hidráulico, jardines verticales. En consecuencia, los precios se han ido por los cielos. Hay departamentos menores a 60 metros cuadrados que ya rondan los cinco millones de pesos. El negocio es redondo.
[read more]Lo que no esperaban los grandes inversionistas del sector inmobiliario es que el martes 19 de septiembre ocurriera un sismo de magnitud 7.1 que puso en evidencia no sólo los riesgos, sino también las consecuencias del boom inmobiliario en la delegación. En esa demarcación, un edificio con menos de 10 años de construcción y seis con menos de un año resultaron con fuertes daños tras el sismo y muchos quedaron catalogados como inhabitables por autoridades capitalinas. Ésa es la historia de Elite Aparments, ubicado en el 418 del Eje Central Lázaro Cárdenas. La torre habitacional era tan nueva que aún faltaban por ocuparse 12 de 21 unidades el día del temblor. Aún olía a plástico para envolver. Una vecina compró su departamento de dos millones de pesos tres meses antes de que el sismo ladeara la estructura peligrosamente. La torre no tenía más de 100 días de inaugurada y el daño fue catalogado por la delegación como irreparable.—Es un edificio que nos gustó —dijo la vecina— y con una catástrofe natural está casi reventado; no podemos subir por nuestras cosas porque Protección Civil nos acaba de decir que las escaleras no aguantan ni el peso de una persona y la constructora ni siquiera ha aparecido, —y después se llevó las manos al rostro en señal de desconsueloLo mismo ocurrió en el edificio colindante: el número 422. También tenía menos de un año de haber sido construido y sufrió daños tan severos que la mayoría de sus habitantes optó por desalojarlo. Estos dos casos no fueron los únicos y se repitieron por toda la delegación. Como parte de nuestra cobertura periodística y tras peinar la demarcación durante tres días, pudimos elaborar en El Financiero una base de datos que nos dejó fríos: el efecto del sismo resultó desproporcionado en construcciones posteriores al 2000. Un número elevado de edificios de lujo, con menos de década y media de existencia, estaba entre los más dañados en la demarcación, donde el Partido Acción Nacional (pan), partido al que pertenece Christian Von, es gobierno desde hace 20 años. No sólo eso: de los 35 edificios que actualmente se hallan desalojados en la delegación, el 17% de los que fueron declarados inhabitables eran prácticamente nuevos. En términos concretos, uno de cada cuatro edificios dañados por el sismo en la demarcación fue construido en los últimos 10 años, lo que pone en entredicho el proceso de revisión y supervisión de su construcción. Entre los edificios dañados, también se encuentra el ubicado en Eje Central 519 en la colonia Portales. Era el colmo: todavía ni siquiera se había inaugurado y ya estaba seriamente afectado. Los departamentos tenían un costo de hasta tres millones de pesos.En esa misma colonia, el edificio 90, ubicado entre Bretaña e Irolo, se colapsó durante el sismo. Los vecinos de la zona aseguraron que la inmobiliaria recientemente le había agregado tres pisos. Después se sabría que simplemente se había construido sobre el cascarón de una vieja casa; una práctica a todas luces ilegal, solapada por las autoridades.Otro de los edificios dañados fue el de Emperadores 224 en la colonia Portales, construido en diciembre de 1975, antes de las modificaciones al código de construcción derivadas de los sismos de 1979 y 1985. El inmueble quedó destruido por completo. Fernando González Casanova, habitante de la Torre B, tenía apenas seis meses de vivir ahí. “Compré el departamento hace seis meses y no tengo ni seguro ni nada que me proteja”, dijo mientras abría los brazos. Junto con otros vecinos afectados, se organizó para exigir a la constructora la reparación del daño y sigue en medio de la pelea jurídica.Entre los edificios considerados inhabitables por Protección Civil se hallan el 117 de Antillas y el 56 de Emiliano Zapata, en el residencial San José, desarrollado por la empresa Canada Building Group. Ambos tenían menos de tres años de haber sido construidos.
IIIEl condominio de Zapata 56 se distinguía del resto de las nuevas construcciones de la zona por ser un proyecto sustentable, con buenos acabados, diseño atractivo, jardineras, terrazas y a precios competitivos. Tenía seis pisos y 24 departamentos.Francisco Zarazúa y su esposa Alejandra vieron el inmueble desde la avenida Tlalpan y decidieron que era el mejor lugar para gastar sus ahorros de 10 años y cumplir su sueño de tener su primer departamento, donde vivirían sus hijos. Cuando lo compraron, les aseguraron que vivirían en un edificio nuevo, diseñado con lo último en tecnología: soportado en una estructura de acero, pero a la vez “ligero, ecológico y resistente”. Un inmueble, además, autosustentable con gigantes paneles solares en el techo. Todo ello por dos millones y medio de pesos.Lo pagaron casi al contado. Pero la tarde del 19 de septiembre el edificio no resistió la fuerza del sismo y se colapsó una cuarta parte de la estructura. Dos mujeres, trabajadoras de limpieza en un departamento, fallecieron.—No es normal que un edificio nuevo con las nuevas normas de construcción de la Ciudad de México —comenta Zarazúa—, impuestas a partir del terremoto del 85 y con la actualización que surgió para construir en 2004, se comporte de esta manera. Un edificio que se cae en un sismo no está construido bajo las normas que especifican ser un edificio sismorresistente.No fueron las únicas fallas. Alicia, una de las vecinas damnificadas, enlistó algunas de las irregularidades que presentó el edificio antes del sismo: primero fueron los focos led fundidos, luego sus jardineras se inundaron y en los pasillos se percibía un fuerte olor a humedad. El 31 de agosto, semanas antes del sismo, una lluvia fuerte provocó que por las paredes del estacionamiento se comenzara a filtrar agua en grandes cantidades.Tras el colapso del edificio, el Financiero Bloomberg contactó a especialistas en arquitectura, a quienes entregó los planos oficiales del inmueble, construido por Canada Building Group. En su revisión, encontraron numerosas irregularidades que ponían en riesgo la estabilidad de la torre. Eduardo Miranda Mijares, profesor del Departamento en Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Stanford y quien fue designado por el propio gobierno de la Ciudad de México para visitar varios inmuebles, revisó las ruinas del edificio y concluyó que muy posiblemente el problema era de origen, ya que las columnas, tanto su número como ubicación, no eran las adecuadas.—Por lo que vi en planos —dijo Eduardo Miranda—, la estructuración, lo planteado (en el edificio), no le permitía lidiar con el fenómeno. Es algo muy crítico porque cuando hay columnas interiores con dos vecinos a los lados es muy fácil que éstas se ayuden entre sí, pero, como dije, con columnas sólo en las esquinas no aguanta.Miranda Mijares insistió en que técnicamente era un hecho que hubo un problema de diseño estructural, pues el edificio no debió desplomarse. “El objetivo de las normas actuales luego del sismo del 85 es que esto no ocurra y ocurrió”, aseguró. Asimismo, la arquitecta especializada en seguridad estructural egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, Fabiola Pérez Bustamante, detectó una decena de irregularidades e inconsistencias en el complejo habitacional entre castillos débiles, trabes vencidas, vigas inexistentes, varillas con diámetros diferentes de los señalados en planos, falta de cálculo estructural, instalaciones dentro de vigas, falta de documentos y planos y hasta malos cálculos, además de metros fantasma. Peor aún, durante una revisión en los restos del edificio de Zapata 56, ambos lograron detectar que había viguetas sin fijar. Eso, concordaron los dos especialistas, llevó al colapso.Pero una de las inconsistencias más graves que encontraron Miranda y Bustamante fue que en la memoria de cálculo del edificio no había ninguna evaluación contra sismo y ni siquiera aparecía en los documentos el nombre del responsable de los cálculos estructurales. En el dictamen técnico de las irregularidades en el edificio de Zapata 56 se señala al responsable de que las normas no se observaran. En todos los casos, se atribuye esta responsabilidad al director responsable de obra (DRO) y la empresa que construyó la estructura. La conclusión: era cuestión de tiempo para que cayera. Los planos de la constructora ni siquiera concuerdan con el edificio.
IVDespués del colapso de Residencial San José, en la delegación Benito Juárez, se dieron a conocer más irregularidades.El director general de Obras y Desarrollo Urbano de la delegación Benito Juárez, Nicias René Aridjis Vázquez, aprobó la habitabilidad de Residencial San José, uno de los varios edificios de menos de un año de antigüedad que se colapsó en la demarcación después del sismo del 19 de septiembre. Documentos oficiales dieron cuenta de que Aridjis Vázquez fue responsable de dar el visto bueno a la constructora. El funcionario, quien ha ocupado uno de los cargos más importantes de la delegación de manera intermitente desde 2009, autorizó su habitabilidad tras considerar que cumplía con todas las disposiciones legales.1 De acuerdo con el oficio, el edificio cumplía “todas y cada una de las disposiciones que se establecen en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal”, en cuyo calce figuran el nombre y la firma de Aridjis Vázquez.No era la primera vez que Aridjis Vázquez se encontraba en el centro de una polémica. En 2011, cuando fungía en el mismo cargo bajo la administración del delegado panista Mario Alberto Palacios, fue destituido e inhabilitado durante dos años por la Contraloría General del entonces gobierno del Distrito Federal por falsear información en su declaración patrimonial. La Contraloría General le encontró “una riqueza notoriamente superior a los ingresos lícitos que pudiera obtener como servidor público”.2 Entre las propiedades que no reportó se hallaban una casa comprada a crédito y dos vehículos.Otros documentos oficiales dieron cuenta de que la constructora Canada Building Systems de México, empresa responsable del edificio en la colonia Portales, contrató en mayo de 2016 al ingeniero-arquitecto Juan Duay Huerta como dro, pese a que su registro ante la Seduvi había vencido el 7 de diciembre de 2015. Es decir, no podía ejercer su profesión de manera legal ni tenía las facultades para revisar los planos, vigilar la construcción ni firmar los documentos que, finalmente, llevarían al edificio a salir al mercado. La construcción del inmueble comenzó el 5 de diciembre de 2014, pero fue hasta el 16 de mayo de 2016, cuando Christian Von ya estaba en funciones, que se determinó que el edificio cumplía con todos los requerimientos y podía habitarse.Pero ésa no fue la única irregularidad. Tras revisar un reporte catastral se descubrió un nuevo nombre en esta trama: Fernando Méndez Bernal, quien figuraba como “corresponsable en diseño urbano y arquitectónico” en la obra. Es decir, trabajó junto con Duay Huerta y validó los dictámenes ante la delegación y la Seduvi sobre la seguridad de los materiales y proceso de construcción de la torre que colapsó parcialmente el 19 de septiembre. Hoy, Méndez Bernal es un alto funcionario de la Seduvi; se desempeña como “asesor personal” del secretario, Felipe de Jesús Gutiérrez.
VEl 26 de octubre de 2017, 36 días después del sismo, el procurador de la Ciudad de México, Edmundo Garrido, dio cuenta de la primera orden de aprehensión relacionada con el inmueble de Zapata 56. El detenido: Jaime Smith Ríos, de 58 años. Fue acusado por las autoridades capitalinas de homicidio doloso de dos mujeres, por supuestamente haber avalado la seguridad del edificio Residencial San José, aunque Jaime no era director responsable de obra ni funcionario delegacional o del gobierno capitalino, sino proyectista de la instalación de gas, agua y electricidad. “Actuó por omisión al no denunciar que los pilares, las vigas, los castillos, la cimentación y las columnas eran de mala calidad y no cumplían con las normas en materia de construcción”, dijo el procurador Edmundo Garrido, quien llevaba un grueso expediente en la mano que además revelaba que la cimentación no correspondía a los planos originales.Durante la primera audiencia contra Smith, el Ministerio Público lo señaló como responsable del fraude y de la muerte de Karla Santos, madre de dos niños, y Matilde Téllez, abuela de esos mismos niños. Pero los abogados de Smith argumentaron que su cliente padecía una enfermedad neurológica, por lo que el juez autorizó su internamiento en el hospital penitenciario de Tepepan, Xochimilco, y no en una prisión. La defensa de Jaime Smith replicó que su cliente “sólo se especializa en la instalación, supervisión y mantenimiento de la red hidráulica, la corriente eléctrica y las tuberías de agua y gas”. Al revisar los documentos de la construcción del edificio se descubrió que la firma de Jaime Smith era como corresponsable de las instalaciones; esto quiere decir que él, efectivamente, sólo revisó cables de electricidad y tuberías de agua y gas en su fase final. No tenía responsabilidad alguna en la seguridad estructural del edificio. Es decir, las autoridades señalaron a Smith como corresponsable de obras cuando en los documentos sólo aparece como corresponsable de instalaciones.En una carta, la esposa de Smith denunció las faltas al debido proceso y señaló que el Ministerio Público incluso se burlaba de la enfermedad que padece su esposo, el síndrome de Guillain-Barré, que los médicos definen como un ataque al sistema nervioso con el que los músculos tienen problemas para responder a las señales del cerebro. Por ello, pidieron al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera evitar que se cometieran más injusticias.Al no obtener respuesta alguna, María del Carmen Reinoso, esposa de Smith, buscó a los medios de comunicación y denunció el maltrato y la rapidez con la que se estaba llevando a cabo el juicio. “Mi esposo sólo es un chivo expiatorio para distraer la atención y exonerar a los verdaderos culpables”, afirmó.Tuvieron que pasar cuatro meses para que las autoridades reconocieran la inocencia de Jaime y lo declararan libre de toda culpa. Al salir, Jaime Smith sólo comentó que no buscaría venganza. “Pero el Ministerio Público tiene la obligación de procurar la justicia y no acusar a alguien como culpable y dejarlo en la cárcel hasta que se pudra”, fue todo lo que dijo y se fue con su mujer.Un juez de control emitió dos órdenes de aprehensión por el homicidio de las dos mujeres en contra del Juan Duay Huerta y Macario Espinoza Morán, corresponsable de instalaciones y representante legal de la constructora Canada Building Systems de México.En diciembre de 2017 las autoridades finalmente detuvieron a Juan Duay Huerta, quien a veces usaba lentes y bigotes falsos para despistar a la policía.El 1º de septiembre, en una reunión, los vecinos del complejo le informaron a Huerta de algunos daños en los departamentos tras una fuerte lluvia ocurrida un día antes en la Ciudad de México. De acuerdo con grabaciones y testimonios, el agua comenzó a filtrarse en los departamentos. Tres días después del reporte, Duay Huerta, un hombre de unos 70 años, apareció vestido con una gabardina y una boina gallega en la cabeza, para hablar con los propietarios. “No hay problema estructural; como pude ver, no hay ninguna grieta que esté afectando la estructura del edificio”, dijo, según se puede apreciar en las imágenes captadas en un video.A pesar de las pruebas integradas en la carpeta por irregularidades que van desde fallas de origen en el diseño, uso de materiales inadecuados y violaciones a la Norma Técnica Complementaria, Huerta fue liberado.
VILa empresa Canada Building Systems de México es una sociedad anónima de capital variable que se constituyó hace siete años y cuyos socios son padre e hijo. José Ernesto Ceballos Sobrino, de 83 años, es el accionista minoritario de la empresa y José Arturo Ceballos Gallardo, de 42 años, es el accionista mayoritario y administrador general de la compañía. Antes de constituir la empresa, Ceballos Gallardo era dueño del negocio Internacional de Maderas y Triplay, S. A. de C. V., que se encontraba en el mismo domicilio fiscal que Canada Building Systems de México.Dos semanas después de la tragedia, Canada Building Group solamente mandó un correo electrónico a los vecinos afectados en el cual asegura que un sismo es una eventualidad que no se puede predecir, por lo que no puede haber un culpable directo. “Este caso fortuito es un suceso frente al cual no se puede hacer nada, ya que frente a fenómenos geológicos humanamente no es previsible ver su futuro resultado. Por tal motivo, nos unimos a su dolor y a las pérdidas económicas que hayan sufrido por este temblor”, se lee en el correo.Pero Zapata 56 no es la única edificación construida por Canada Building Systems de México. De acuerdo con la publicidad de la constructora, también lo son los edificios ubicados en Balboa 514, Canarias 906 y Saratoga 925, todos en la Portales Norte.Después de mandar el correo, la empresa desapareció con todo, como si la tierra se los hubiese tragado. Hasta el momento no hay responsables ni culpables por el derrumbe del edificio de Zapata 56, donde murieron Karla y Matilde y 18 familias se quedaron sin hogar y patrimonio.
VIIConforme crecía el escándalo y las irregularidades fueron evidentes, comenzó la búsqueda de culpables. ¿Quién había dado los permisos de construcción? ¿Quién había firmado las actas? Muchos dedos apuntaban a la delegación, encabezada por Christian Von Roehrich, jefe delegacional en Benito Juárez. Cierto o no, Von Roehrich fue señalado por varios damnificados como uno de los corresponsables en el desastre. Se le acusaba de haber sido, por lo menos, laxo en la verificación de las nuevas construcciones. Las voces más críticas lo señalaban de formar parte del clan de Los Romeritos, encabezado por Jorge Romero, un ex delegado bajo cuya administración (2012-2015) florecieron los contratos chuecos y las sospechas de enriquecimiento ilícito y quien impuso a Von Roehrich como su sucesor.El 25 de septiembre, con un concierto de voces reclamando a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México una investigación en torno del cártel inmobiliario y sus nexos en la Benito Juárez, Von Roehrich dio su versión ante los medios de comunicación. El escenario en el que recibió a los reporteros no podía ser más simbólico: el personal no esencial había sido evacuado días antes como medida preventiva de Protección Civil ante los posibles daños en su estructura. Von Roehrich lucía desencajado ese día y fue cuando aceptó parte de la responsabilidad mientras fumaba un cigarrillo tras otro.—¡Esto es una tragedia! —dijo el delegado—. ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad —afirmó el panista para autoexonerarse de cualquier culpa. —¿Y engañaron a Nicias Aridjis? —atajó el periodista Víctor Hugo Michel. —¡Engañaron a la autoridad! —Pero ese funcionario estuvo inhabilitado —se le recordó. —Eso fue hace dos administraciones, cuando lo inhabilitaron por no declarar un coche, pero lo que nos compete ahora es determinar la responsabilidad que pudieran tener tanto las constructoras como los auxiliares y posiblemente los servidores públicos —contestó.El jefe delegacional incluso pidió que le investiguen a él y a todo su equipo, en especial al encargado de Obras Públicas, René Nicias Aridjis, sancionado en el pasado por mentir en su declaración patrimonial y quien ha ocupado la cartera —encargada de dar el visto bueno a los nuevos edificios— desde 2008. Su firma había aparecido en los permisos de construcción de Zapata 56.Cinco meses después y sin que hubiese un solo responsable condenado por las obras irregulares dañadas por el sismo, Christian Von Roehrich renunció al cargo para hacer campaña, ahora en busca de una curul en el nuevo Congreso local.[/read]
Las construcciones ilegales en la delegación son ejemplo de cuando la corrupción deriva en tragedia.
IEl 25 de septiembre Christian Von Roehrich, jefe delegacional de Benito Juárez, salió ante los medios de comunicación; nos encontrábamos en una oficina desierta dentro del edificio delegacional, el cual había sido desalojado por instrucciones de Protección Civil tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. El funcionario estaba sentado en una mesa de plástico blanca cubierta de mugre y sobre la que había una torre de documentos y expedientes de varios edificios dañados. La barba encanecida le cubría el rostro redondo y las bolsas debajo de sus ojos revelaban que no había dormido mucho en esos días. Llevaba varias jornadas recorriendo las zonas dañadas por el sismo del 19; en algunas ocasiones recibió insultos de vecinos que lo señalaban como responsable del colapso de algunos edificios de reciente construcción.Mientras el delegado encendía un cigarrillo tras otro, el periodista lo cuestionaba sobre los edificios colapsados; en un momento de la conversación, el delegado dijo: “¡Esto es una tragedia! ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad”.En el equipo del periodista Víctor Hugo Michel habíamos detectado que buena parte de los edificios dañados por el sismo eran nuevos o de reciente remodelación.
IIEn la Ciudad de México es común que las parejas de recién casados o jóvenes solteros busquen edificios que incluyan todas las comodidades posibles, desde gimnasio y alberca, hasta cine. Se trata de inmuebles con la más moderna tecnología, con todo lo necesario para evitar salir a las calles de una de las urbes con más tráfico en el mundo. Es por eso que uno de los negocios más redituables en la ciudad es la venta inmobiliaria. Si hay un epicentro de ese negocio en la capital, ése es la delegación Benito Juárez, una de las de mayor demanda habitacional y considerada por la Organización de las Naciones Unidas (onu) como una de las alcaldías con mejor nivel de vida para vivir, no sólo en el país sino también en América Latina. Todos los meses es posible ver el nacimiento de nuevas y modernas edificaciones, cada una prometiendo más amenities que la anterior: techos solares, saunas, estacionamientos con elevador hidráulico, jardines verticales. En consecuencia, los precios se han ido por los cielos. Hay departamentos menores a 60 metros cuadrados que ya rondan los cinco millones de pesos. El negocio es redondo.
[read more]Lo que no esperaban los grandes inversionistas del sector inmobiliario es que el martes 19 de septiembre ocurriera un sismo de magnitud 7.1 que puso en evidencia no sólo los riesgos, sino también las consecuencias del boom inmobiliario en la delegación. En esa demarcación, un edificio con menos de 10 años de construcción y seis con menos de un año resultaron con fuertes daños tras el sismo y muchos quedaron catalogados como inhabitables por autoridades capitalinas. Ésa es la historia de Elite Aparments, ubicado en el 418 del Eje Central Lázaro Cárdenas. La torre habitacional era tan nueva que aún faltaban por ocuparse 12 de 21 unidades el día del temblor. Aún olía a plástico para envolver. Una vecina compró su departamento de dos millones de pesos tres meses antes de que el sismo ladeara la estructura peligrosamente. La torre no tenía más de 100 días de inaugurada y el daño fue catalogado por la delegación como irreparable.—Es un edificio que nos gustó —dijo la vecina— y con una catástrofe natural está casi reventado; no podemos subir por nuestras cosas porque Protección Civil nos acaba de decir que las escaleras no aguantan ni el peso de una persona y la constructora ni siquiera ha aparecido, —y después se llevó las manos al rostro en señal de desconsueloLo mismo ocurrió en el edificio colindante: el número 422. También tenía menos de un año de haber sido construido y sufrió daños tan severos que la mayoría de sus habitantes optó por desalojarlo. Estos dos casos no fueron los únicos y se repitieron por toda la delegación. Como parte de nuestra cobertura periodística y tras peinar la demarcación durante tres días, pudimos elaborar en El Financiero una base de datos que nos dejó fríos: el efecto del sismo resultó desproporcionado en construcciones posteriores al 2000. Un número elevado de edificios de lujo, con menos de década y media de existencia, estaba entre los más dañados en la demarcación, donde el Partido Acción Nacional (pan), partido al que pertenece Christian Von, es gobierno desde hace 20 años. No sólo eso: de los 35 edificios que actualmente se hallan desalojados en la delegación, el 17% de los que fueron declarados inhabitables eran prácticamente nuevos. En términos concretos, uno de cada cuatro edificios dañados por el sismo en la demarcación fue construido en los últimos 10 años, lo que pone en entredicho el proceso de revisión y supervisión de su construcción. Entre los edificios dañados, también se encuentra el ubicado en Eje Central 519 en la colonia Portales. Era el colmo: todavía ni siquiera se había inaugurado y ya estaba seriamente afectado. Los departamentos tenían un costo de hasta tres millones de pesos.En esa misma colonia, el edificio 90, ubicado entre Bretaña e Irolo, se colapsó durante el sismo. Los vecinos de la zona aseguraron que la inmobiliaria recientemente le había agregado tres pisos. Después se sabría que simplemente se había construido sobre el cascarón de una vieja casa; una práctica a todas luces ilegal, solapada por las autoridades.Otro de los edificios dañados fue el de Emperadores 224 en la colonia Portales, construido en diciembre de 1975, antes de las modificaciones al código de construcción derivadas de los sismos de 1979 y 1985. El inmueble quedó destruido por completo. Fernando González Casanova, habitante de la Torre B, tenía apenas seis meses de vivir ahí. “Compré el departamento hace seis meses y no tengo ni seguro ni nada que me proteja”, dijo mientras abría los brazos. Junto con otros vecinos afectados, se organizó para exigir a la constructora la reparación del daño y sigue en medio de la pelea jurídica.Entre los edificios considerados inhabitables por Protección Civil se hallan el 117 de Antillas y el 56 de Emiliano Zapata, en el residencial San José, desarrollado por la empresa Canada Building Group. Ambos tenían menos de tres años de haber sido construidos.
IIIEl condominio de Zapata 56 se distinguía del resto de las nuevas construcciones de la zona por ser un proyecto sustentable, con buenos acabados, diseño atractivo, jardineras, terrazas y a precios competitivos. Tenía seis pisos y 24 departamentos.Francisco Zarazúa y su esposa Alejandra vieron el inmueble desde la avenida Tlalpan y decidieron que era el mejor lugar para gastar sus ahorros de 10 años y cumplir su sueño de tener su primer departamento, donde vivirían sus hijos. Cuando lo compraron, les aseguraron que vivirían en un edificio nuevo, diseñado con lo último en tecnología: soportado en una estructura de acero, pero a la vez “ligero, ecológico y resistente”. Un inmueble, además, autosustentable con gigantes paneles solares en el techo. Todo ello por dos millones y medio de pesos.Lo pagaron casi al contado. Pero la tarde del 19 de septiembre el edificio no resistió la fuerza del sismo y se colapsó una cuarta parte de la estructura. Dos mujeres, trabajadoras de limpieza en un departamento, fallecieron.—No es normal que un edificio nuevo con las nuevas normas de construcción de la Ciudad de México —comenta Zarazúa—, impuestas a partir del terremoto del 85 y con la actualización que surgió para construir en 2004, se comporte de esta manera. Un edificio que se cae en un sismo no está construido bajo las normas que especifican ser un edificio sismorresistente.No fueron las únicas fallas. Alicia, una de las vecinas damnificadas, enlistó algunas de las irregularidades que presentó el edificio antes del sismo: primero fueron los focos led fundidos, luego sus jardineras se inundaron y en los pasillos se percibía un fuerte olor a humedad. El 31 de agosto, semanas antes del sismo, una lluvia fuerte provocó que por las paredes del estacionamiento se comenzara a filtrar agua en grandes cantidades.Tras el colapso del edificio, el Financiero Bloomberg contactó a especialistas en arquitectura, a quienes entregó los planos oficiales del inmueble, construido por Canada Building Group. En su revisión, encontraron numerosas irregularidades que ponían en riesgo la estabilidad de la torre. Eduardo Miranda Mijares, profesor del Departamento en Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Stanford y quien fue designado por el propio gobierno de la Ciudad de México para visitar varios inmuebles, revisó las ruinas del edificio y concluyó que muy posiblemente el problema era de origen, ya que las columnas, tanto su número como ubicación, no eran las adecuadas.—Por lo que vi en planos —dijo Eduardo Miranda—, la estructuración, lo planteado (en el edificio), no le permitía lidiar con el fenómeno. Es algo muy crítico porque cuando hay columnas interiores con dos vecinos a los lados es muy fácil que éstas se ayuden entre sí, pero, como dije, con columnas sólo en las esquinas no aguanta.Miranda Mijares insistió en que técnicamente era un hecho que hubo un problema de diseño estructural, pues el edificio no debió desplomarse. “El objetivo de las normas actuales luego del sismo del 85 es que esto no ocurra y ocurrió”, aseguró. Asimismo, la arquitecta especializada en seguridad estructural egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, Fabiola Pérez Bustamante, detectó una decena de irregularidades e inconsistencias en el complejo habitacional entre castillos débiles, trabes vencidas, vigas inexistentes, varillas con diámetros diferentes de los señalados en planos, falta de cálculo estructural, instalaciones dentro de vigas, falta de documentos y planos y hasta malos cálculos, además de metros fantasma. Peor aún, durante una revisión en los restos del edificio de Zapata 56, ambos lograron detectar que había viguetas sin fijar. Eso, concordaron los dos especialistas, llevó al colapso.Pero una de las inconsistencias más graves que encontraron Miranda y Bustamante fue que en la memoria de cálculo del edificio no había ninguna evaluación contra sismo y ni siquiera aparecía en los documentos el nombre del responsable de los cálculos estructurales. En el dictamen técnico de las irregularidades en el edificio de Zapata 56 se señala al responsable de que las normas no se observaran. En todos los casos, se atribuye esta responsabilidad al director responsable de obra (DRO) y la empresa que construyó la estructura. La conclusión: era cuestión de tiempo para que cayera. Los planos de la constructora ni siquiera concuerdan con el edificio.
IVDespués del colapso de Residencial San José, en la delegación Benito Juárez, se dieron a conocer más irregularidades.El director general de Obras y Desarrollo Urbano de la delegación Benito Juárez, Nicias René Aridjis Vázquez, aprobó la habitabilidad de Residencial San José, uno de los varios edificios de menos de un año de antigüedad que se colapsó en la demarcación después del sismo del 19 de septiembre. Documentos oficiales dieron cuenta de que Aridjis Vázquez fue responsable de dar el visto bueno a la constructora. El funcionario, quien ha ocupado uno de los cargos más importantes de la delegación de manera intermitente desde 2009, autorizó su habitabilidad tras considerar que cumplía con todas las disposiciones legales.1 De acuerdo con el oficio, el edificio cumplía “todas y cada una de las disposiciones que se establecen en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal”, en cuyo calce figuran el nombre y la firma de Aridjis Vázquez.No era la primera vez que Aridjis Vázquez se encontraba en el centro de una polémica. En 2011, cuando fungía en el mismo cargo bajo la administración del delegado panista Mario Alberto Palacios, fue destituido e inhabilitado durante dos años por la Contraloría General del entonces gobierno del Distrito Federal por falsear información en su declaración patrimonial. La Contraloría General le encontró “una riqueza notoriamente superior a los ingresos lícitos que pudiera obtener como servidor público”.2 Entre las propiedades que no reportó se hallaban una casa comprada a crédito y dos vehículos.Otros documentos oficiales dieron cuenta de que la constructora Canada Building Systems de México, empresa responsable del edificio en la colonia Portales, contrató en mayo de 2016 al ingeniero-arquitecto Juan Duay Huerta como dro, pese a que su registro ante la Seduvi había vencido el 7 de diciembre de 2015. Es decir, no podía ejercer su profesión de manera legal ni tenía las facultades para revisar los planos, vigilar la construcción ni firmar los documentos que, finalmente, llevarían al edificio a salir al mercado. La construcción del inmueble comenzó el 5 de diciembre de 2014, pero fue hasta el 16 de mayo de 2016, cuando Christian Von ya estaba en funciones, que se determinó que el edificio cumplía con todos los requerimientos y podía habitarse.Pero ésa no fue la única irregularidad. Tras revisar un reporte catastral se descubrió un nuevo nombre en esta trama: Fernando Méndez Bernal, quien figuraba como “corresponsable en diseño urbano y arquitectónico” en la obra. Es decir, trabajó junto con Duay Huerta y validó los dictámenes ante la delegación y la Seduvi sobre la seguridad de los materiales y proceso de construcción de la torre que colapsó parcialmente el 19 de septiembre. Hoy, Méndez Bernal es un alto funcionario de la Seduvi; se desempeña como “asesor personal” del secretario, Felipe de Jesús Gutiérrez.
VEl 26 de octubre de 2017, 36 días después del sismo, el procurador de la Ciudad de México, Edmundo Garrido, dio cuenta de la primera orden de aprehensión relacionada con el inmueble de Zapata 56. El detenido: Jaime Smith Ríos, de 58 años. Fue acusado por las autoridades capitalinas de homicidio doloso de dos mujeres, por supuestamente haber avalado la seguridad del edificio Residencial San José, aunque Jaime no era director responsable de obra ni funcionario delegacional o del gobierno capitalino, sino proyectista de la instalación de gas, agua y electricidad. “Actuó por omisión al no denunciar que los pilares, las vigas, los castillos, la cimentación y las columnas eran de mala calidad y no cumplían con las normas en materia de construcción”, dijo el procurador Edmundo Garrido, quien llevaba un grueso expediente en la mano que además revelaba que la cimentación no correspondía a los planos originales.Durante la primera audiencia contra Smith, el Ministerio Público lo señaló como responsable del fraude y de la muerte de Karla Santos, madre de dos niños, y Matilde Téllez, abuela de esos mismos niños. Pero los abogados de Smith argumentaron que su cliente padecía una enfermedad neurológica, por lo que el juez autorizó su internamiento en el hospital penitenciario de Tepepan, Xochimilco, y no en una prisión. La defensa de Jaime Smith replicó que su cliente “sólo se especializa en la instalación, supervisión y mantenimiento de la red hidráulica, la corriente eléctrica y las tuberías de agua y gas”. Al revisar los documentos de la construcción del edificio se descubrió que la firma de Jaime Smith era como corresponsable de las instalaciones; esto quiere decir que él, efectivamente, sólo revisó cables de electricidad y tuberías de agua y gas en su fase final. No tenía responsabilidad alguna en la seguridad estructural del edificio. Es decir, las autoridades señalaron a Smith como corresponsable de obras cuando en los documentos sólo aparece como corresponsable de instalaciones.En una carta, la esposa de Smith denunció las faltas al debido proceso y señaló que el Ministerio Público incluso se burlaba de la enfermedad que padece su esposo, el síndrome de Guillain-Barré, que los médicos definen como un ataque al sistema nervioso con el que los músculos tienen problemas para responder a las señales del cerebro. Por ello, pidieron al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera evitar que se cometieran más injusticias.Al no obtener respuesta alguna, María del Carmen Reinoso, esposa de Smith, buscó a los medios de comunicación y denunció el maltrato y la rapidez con la que se estaba llevando a cabo el juicio. “Mi esposo sólo es un chivo expiatorio para distraer la atención y exonerar a los verdaderos culpables”, afirmó.Tuvieron que pasar cuatro meses para que las autoridades reconocieran la inocencia de Jaime y lo declararan libre de toda culpa. Al salir, Jaime Smith sólo comentó que no buscaría venganza. “Pero el Ministerio Público tiene la obligación de procurar la justicia y no acusar a alguien como culpable y dejarlo en la cárcel hasta que se pudra”, fue todo lo que dijo y se fue con su mujer.Un juez de control emitió dos órdenes de aprehensión por el homicidio de las dos mujeres en contra del Juan Duay Huerta y Macario Espinoza Morán, corresponsable de instalaciones y representante legal de la constructora Canada Building Systems de México.En diciembre de 2017 las autoridades finalmente detuvieron a Juan Duay Huerta, quien a veces usaba lentes y bigotes falsos para despistar a la policía.El 1º de septiembre, en una reunión, los vecinos del complejo le informaron a Huerta de algunos daños en los departamentos tras una fuerte lluvia ocurrida un día antes en la Ciudad de México. De acuerdo con grabaciones y testimonios, el agua comenzó a filtrarse en los departamentos. Tres días después del reporte, Duay Huerta, un hombre de unos 70 años, apareció vestido con una gabardina y una boina gallega en la cabeza, para hablar con los propietarios. “No hay problema estructural; como pude ver, no hay ninguna grieta que esté afectando la estructura del edificio”, dijo, según se puede apreciar en las imágenes captadas en un video.A pesar de las pruebas integradas en la carpeta por irregularidades que van desde fallas de origen en el diseño, uso de materiales inadecuados y violaciones a la Norma Técnica Complementaria, Huerta fue liberado.
VILa empresa Canada Building Systems de México es una sociedad anónima de capital variable que se constituyó hace siete años y cuyos socios son padre e hijo. José Ernesto Ceballos Sobrino, de 83 años, es el accionista minoritario de la empresa y José Arturo Ceballos Gallardo, de 42 años, es el accionista mayoritario y administrador general de la compañía. Antes de constituir la empresa, Ceballos Gallardo era dueño del negocio Internacional de Maderas y Triplay, S. A. de C. V., que se encontraba en el mismo domicilio fiscal que Canada Building Systems de México.Dos semanas después de la tragedia, Canada Building Group solamente mandó un correo electrónico a los vecinos afectados en el cual asegura que un sismo es una eventualidad que no se puede predecir, por lo que no puede haber un culpable directo. “Este caso fortuito es un suceso frente al cual no se puede hacer nada, ya que frente a fenómenos geológicos humanamente no es previsible ver su futuro resultado. Por tal motivo, nos unimos a su dolor y a las pérdidas económicas que hayan sufrido por este temblor”, se lee en el correo.Pero Zapata 56 no es la única edificación construida por Canada Building Systems de México. De acuerdo con la publicidad de la constructora, también lo son los edificios ubicados en Balboa 514, Canarias 906 y Saratoga 925, todos en la Portales Norte.Después de mandar el correo, la empresa desapareció con todo, como si la tierra se los hubiese tragado. Hasta el momento no hay responsables ni culpables por el derrumbe del edificio de Zapata 56, donde murieron Karla y Matilde y 18 familias se quedaron sin hogar y patrimonio.
VIIConforme crecía el escándalo y las irregularidades fueron evidentes, comenzó la búsqueda de culpables. ¿Quién había dado los permisos de construcción? ¿Quién había firmado las actas? Muchos dedos apuntaban a la delegación, encabezada por Christian Von Roehrich, jefe delegacional en Benito Juárez. Cierto o no, Von Roehrich fue señalado por varios damnificados como uno de los corresponsables en el desastre. Se le acusaba de haber sido, por lo menos, laxo en la verificación de las nuevas construcciones. Las voces más críticas lo señalaban de formar parte del clan de Los Romeritos, encabezado por Jorge Romero, un ex delegado bajo cuya administración (2012-2015) florecieron los contratos chuecos y las sospechas de enriquecimiento ilícito y quien impuso a Von Roehrich como su sucesor.El 25 de septiembre, con un concierto de voces reclamando a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México una investigación en torno del cártel inmobiliario y sus nexos en la Benito Juárez, Von Roehrich dio su versión ante los medios de comunicación. El escenario en el que recibió a los reporteros no podía ser más simbólico: el personal no esencial había sido evacuado días antes como medida preventiva de Protección Civil ante los posibles daños en su estructura. Von Roehrich lucía desencajado ese día y fue cuando aceptó parte de la responsabilidad mientras fumaba un cigarrillo tras otro.—¡Esto es una tragedia! —dijo el delegado—. ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad —afirmó el panista para autoexonerarse de cualquier culpa. —¿Y engañaron a Nicias Aridjis? —atajó el periodista Víctor Hugo Michel. —¡Engañaron a la autoridad! —Pero ese funcionario estuvo inhabilitado —se le recordó. —Eso fue hace dos administraciones, cuando lo inhabilitaron por no declarar un coche, pero lo que nos compete ahora es determinar la responsabilidad que pudieran tener tanto las constructoras como los auxiliares y posiblemente los servidores públicos —contestó.El jefe delegacional incluso pidió que le investiguen a él y a todo su equipo, en especial al encargado de Obras Públicas, René Nicias Aridjis, sancionado en el pasado por mentir en su declaración patrimonial y quien ha ocupado la cartera —encargada de dar el visto bueno a los nuevos edificios— desde 2008. Su firma había aparecido en los permisos de construcción de Zapata 56.Cinco meses después y sin que hubiese un solo responsable condenado por las obras irregulares dañadas por el sismo, Christian Von Roehrich renunció al cargo para hacer campaña, ahora en busca de una curul en el nuevo Congreso local.[/read]
Las construcciones ilegales en la delegación son ejemplo de cuando la corrupción deriva en tragedia.
IEl 25 de septiembre Christian Von Roehrich, jefe delegacional de Benito Juárez, salió ante los medios de comunicación; nos encontrábamos en una oficina desierta dentro del edificio delegacional, el cual había sido desalojado por instrucciones de Protección Civil tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. El funcionario estaba sentado en una mesa de plástico blanca cubierta de mugre y sobre la que había una torre de documentos y expedientes de varios edificios dañados. La barba encanecida le cubría el rostro redondo y las bolsas debajo de sus ojos revelaban que no había dormido mucho en esos días. Llevaba varias jornadas recorriendo las zonas dañadas por el sismo del 19; en algunas ocasiones recibió insultos de vecinos que lo señalaban como responsable del colapso de algunos edificios de reciente construcción.Mientras el delegado encendía un cigarrillo tras otro, el periodista lo cuestionaba sobre los edificios colapsados; en un momento de la conversación, el delegado dijo: “¡Esto es una tragedia! ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad”.En el equipo del periodista Víctor Hugo Michel habíamos detectado que buena parte de los edificios dañados por el sismo eran nuevos o de reciente remodelación.
IIEn la Ciudad de México es común que las parejas de recién casados o jóvenes solteros busquen edificios que incluyan todas las comodidades posibles, desde gimnasio y alberca, hasta cine. Se trata de inmuebles con la más moderna tecnología, con todo lo necesario para evitar salir a las calles de una de las urbes con más tráfico en el mundo. Es por eso que uno de los negocios más redituables en la ciudad es la venta inmobiliaria. Si hay un epicentro de ese negocio en la capital, ése es la delegación Benito Juárez, una de las de mayor demanda habitacional y considerada por la Organización de las Naciones Unidas (onu) como una de las alcaldías con mejor nivel de vida para vivir, no sólo en el país sino también en América Latina. Todos los meses es posible ver el nacimiento de nuevas y modernas edificaciones, cada una prometiendo más amenities que la anterior: techos solares, saunas, estacionamientos con elevador hidráulico, jardines verticales. En consecuencia, los precios se han ido por los cielos. Hay departamentos menores a 60 metros cuadrados que ya rondan los cinco millones de pesos. El negocio es redondo.
[read more]Lo que no esperaban los grandes inversionistas del sector inmobiliario es que el martes 19 de septiembre ocurriera un sismo de magnitud 7.1 que puso en evidencia no sólo los riesgos, sino también las consecuencias del boom inmobiliario en la delegación. En esa demarcación, un edificio con menos de 10 años de construcción y seis con menos de un año resultaron con fuertes daños tras el sismo y muchos quedaron catalogados como inhabitables por autoridades capitalinas. Ésa es la historia de Elite Aparments, ubicado en el 418 del Eje Central Lázaro Cárdenas. La torre habitacional era tan nueva que aún faltaban por ocuparse 12 de 21 unidades el día del temblor. Aún olía a plástico para envolver. Una vecina compró su departamento de dos millones de pesos tres meses antes de que el sismo ladeara la estructura peligrosamente. La torre no tenía más de 100 días de inaugurada y el daño fue catalogado por la delegación como irreparable.—Es un edificio que nos gustó —dijo la vecina— y con una catástrofe natural está casi reventado; no podemos subir por nuestras cosas porque Protección Civil nos acaba de decir que las escaleras no aguantan ni el peso de una persona y la constructora ni siquiera ha aparecido, —y después se llevó las manos al rostro en señal de desconsueloLo mismo ocurrió en el edificio colindante: el número 422. También tenía menos de un año de haber sido construido y sufrió daños tan severos que la mayoría de sus habitantes optó por desalojarlo. Estos dos casos no fueron los únicos y se repitieron por toda la delegación. Como parte de nuestra cobertura periodística y tras peinar la demarcación durante tres días, pudimos elaborar en El Financiero una base de datos que nos dejó fríos: el efecto del sismo resultó desproporcionado en construcciones posteriores al 2000. Un número elevado de edificios de lujo, con menos de década y media de existencia, estaba entre los más dañados en la demarcación, donde el Partido Acción Nacional (pan), partido al que pertenece Christian Von, es gobierno desde hace 20 años. No sólo eso: de los 35 edificios que actualmente se hallan desalojados en la delegación, el 17% de los que fueron declarados inhabitables eran prácticamente nuevos. En términos concretos, uno de cada cuatro edificios dañados por el sismo en la demarcación fue construido en los últimos 10 años, lo que pone en entredicho el proceso de revisión y supervisión de su construcción. Entre los edificios dañados, también se encuentra el ubicado en Eje Central 519 en la colonia Portales. Era el colmo: todavía ni siquiera se había inaugurado y ya estaba seriamente afectado. Los departamentos tenían un costo de hasta tres millones de pesos.En esa misma colonia, el edificio 90, ubicado entre Bretaña e Irolo, se colapsó durante el sismo. Los vecinos de la zona aseguraron que la inmobiliaria recientemente le había agregado tres pisos. Después se sabría que simplemente se había construido sobre el cascarón de una vieja casa; una práctica a todas luces ilegal, solapada por las autoridades.Otro de los edificios dañados fue el de Emperadores 224 en la colonia Portales, construido en diciembre de 1975, antes de las modificaciones al código de construcción derivadas de los sismos de 1979 y 1985. El inmueble quedó destruido por completo. Fernando González Casanova, habitante de la Torre B, tenía apenas seis meses de vivir ahí. “Compré el departamento hace seis meses y no tengo ni seguro ni nada que me proteja”, dijo mientras abría los brazos. Junto con otros vecinos afectados, se organizó para exigir a la constructora la reparación del daño y sigue en medio de la pelea jurídica.Entre los edificios considerados inhabitables por Protección Civil se hallan el 117 de Antillas y el 56 de Emiliano Zapata, en el residencial San José, desarrollado por la empresa Canada Building Group. Ambos tenían menos de tres años de haber sido construidos.
IIIEl condominio de Zapata 56 se distinguía del resto de las nuevas construcciones de la zona por ser un proyecto sustentable, con buenos acabados, diseño atractivo, jardineras, terrazas y a precios competitivos. Tenía seis pisos y 24 departamentos.Francisco Zarazúa y su esposa Alejandra vieron el inmueble desde la avenida Tlalpan y decidieron que era el mejor lugar para gastar sus ahorros de 10 años y cumplir su sueño de tener su primer departamento, donde vivirían sus hijos. Cuando lo compraron, les aseguraron que vivirían en un edificio nuevo, diseñado con lo último en tecnología: soportado en una estructura de acero, pero a la vez “ligero, ecológico y resistente”. Un inmueble, además, autosustentable con gigantes paneles solares en el techo. Todo ello por dos millones y medio de pesos.Lo pagaron casi al contado. Pero la tarde del 19 de septiembre el edificio no resistió la fuerza del sismo y se colapsó una cuarta parte de la estructura. Dos mujeres, trabajadoras de limpieza en un departamento, fallecieron.—No es normal que un edificio nuevo con las nuevas normas de construcción de la Ciudad de México —comenta Zarazúa—, impuestas a partir del terremoto del 85 y con la actualización que surgió para construir en 2004, se comporte de esta manera. Un edificio que se cae en un sismo no está construido bajo las normas que especifican ser un edificio sismorresistente.No fueron las únicas fallas. Alicia, una de las vecinas damnificadas, enlistó algunas de las irregularidades que presentó el edificio antes del sismo: primero fueron los focos led fundidos, luego sus jardineras se inundaron y en los pasillos se percibía un fuerte olor a humedad. El 31 de agosto, semanas antes del sismo, una lluvia fuerte provocó que por las paredes del estacionamiento se comenzara a filtrar agua en grandes cantidades.Tras el colapso del edificio, el Financiero Bloomberg contactó a especialistas en arquitectura, a quienes entregó los planos oficiales del inmueble, construido por Canada Building Group. En su revisión, encontraron numerosas irregularidades que ponían en riesgo la estabilidad de la torre. Eduardo Miranda Mijares, profesor del Departamento en Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Stanford y quien fue designado por el propio gobierno de la Ciudad de México para visitar varios inmuebles, revisó las ruinas del edificio y concluyó que muy posiblemente el problema era de origen, ya que las columnas, tanto su número como ubicación, no eran las adecuadas.—Por lo que vi en planos —dijo Eduardo Miranda—, la estructuración, lo planteado (en el edificio), no le permitía lidiar con el fenómeno. Es algo muy crítico porque cuando hay columnas interiores con dos vecinos a los lados es muy fácil que éstas se ayuden entre sí, pero, como dije, con columnas sólo en las esquinas no aguanta.Miranda Mijares insistió en que técnicamente era un hecho que hubo un problema de diseño estructural, pues el edificio no debió desplomarse. “El objetivo de las normas actuales luego del sismo del 85 es que esto no ocurra y ocurrió”, aseguró. Asimismo, la arquitecta especializada en seguridad estructural egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, Fabiola Pérez Bustamante, detectó una decena de irregularidades e inconsistencias en el complejo habitacional entre castillos débiles, trabes vencidas, vigas inexistentes, varillas con diámetros diferentes de los señalados en planos, falta de cálculo estructural, instalaciones dentro de vigas, falta de documentos y planos y hasta malos cálculos, además de metros fantasma. Peor aún, durante una revisión en los restos del edificio de Zapata 56, ambos lograron detectar que había viguetas sin fijar. Eso, concordaron los dos especialistas, llevó al colapso.Pero una de las inconsistencias más graves que encontraron Miranda y Bustamante fue que en la memoria de cálculo del edificio no había ninguna evaluación contra sismo y ni siquiera aparecía en los documentos el nombre del responsable de los cálculos estructurales. En el dictamen técnico de las irregularidades en el edificio de Zapata 56 se señala al responsable de que las normas no se observaran. En todos los casos, se atribuye esta responsabilidad al director responsable de obra (DRO) y la empresa que construyó la estructura. La conclusión: era cuestión de tiempo para que cayera. Los planos de la constructora ni siquiera concuerdan con el edificio.
IVDespués del colapso de Residencial San José, en la delegación Benito Juárez, se dieron a conocer más irregularidades.El director general de Obras y Desarrollo Urbano de la delegación Benito Juárez, Nicias René Aridjis Vázquez, aprobó la habitabilidad de Residencial San José, uno de los varios edificios de menos de un año de antigüedad que se colapsó en la demarcación después del sismo del 19 de septiembre. Documentos oficiales dieron cuenta de que Aridjis Vázquez fue responsable de dar el visto bueno a la constructora. El funcionario, quien ha ocupado uno de los cargos más importantes de la delegación de manera intermitente desde 2009, autorizó su habitabilidad tras considerar que cumplía con todas las disposiciones legales.1 De acuerdo con el oficio, el edificio cumplía “todas y cada una de las disposiciones que se establecen en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal”, en cuyo calce figuran el nombre y la firma de Aridjis Vázquez.No era la primera vez que Aridjis Vázquez se encontraba en el centro de una polémica. En 2011, cuando fungía en el mismo cargo bajo la administración del delegado panista Mario Alberto Palacios, fue destituido e inhabilitado durante dos años por la Contraloría General del entonces gobierno del Distrito Federal por falsear información en su declaración patrimonial. La Contraloría General le encontró “una riqueza notoriamente superior a los ingresos lícitos que pudiera obtener como servidor público”.2 Entre las propiedades que no reportó se hallaban una casa comprada a crédito y dos vehículos.Otros documentos oficiales dieron cuenta de que la constructora Canada Building Systems de México, empresa responsable del edificio en la colonia Portales, contrató en mayo de 2016 al ingeniero-arquitecto Juan Duay Huerta como dro, pese a que su registro ante la Seduvi había vencido el 7 de diciembre de 2015. Es decir, no podía ejercer su profesión de manera legal ni tenía las facultades para revisar los planos, vigilar la construcción ni firmar los documentos que, finalmente, llevarían al edificio a salir al mercado. La construcción del inmueble comenzó el 5 de diciembre de 2014, pero fue hasta el 16 de mayo de 2016, cuando Christian Von ya estaba en funciones, que se determinó que el edificio cumplía con todos los requerimientos y podía habitarse.Pero ésa no fue la única irregularidad. Tras revisar un reporte catastral se descubrió un nuevo nombre en esta trama: Fernando Méndez Bernal, quien figuraba como “corresponsable en diseño urbano y arquitectónico” en la obra. Es decir, trabajó junto con Duay Huerta y validó los dictámenes ante la delegación y la Seduvi sobre la seguridad de los materiales y proceso de construcción de la torre que colapsó parcialmente el 19 de septiembre. Hoy, Méndez Bernal es un alto funcionario de la Seduvi; se desempeña como “asesor personal” del secretario, Felipe de Jesús Gutiérrez.
VEl 26 de octubre de 2017, 36 días después del sismo, el procurador de la Ciudad de México, Edmundo Garrido, dio cuenta de la primera orden de aprehensión relacionada con el inmueble de Zapata 56. El detenido: Jaime Smith Ríos, de 58 años. Fue acusado por las autoridades capitalinas de homicidio doloso de dos mujeres, por supuestamente haber avalado la seguridad del edificio Residencial San José, aunque Jaime no era director responsable de obra ni funcionario delegacional o del gobierno capitalino, sino proyectista de la instalación de gas, agua y electricidad. “Actuó por omisión al no denunciar que los pilares, las vigas, los castillos, la cimentación y las columnas eran de mala calidad y no cumplían con las normas en materia de construcción”, dijo el procurador Edmundo Garrido, quien llevaba un grueso expediente en la mano que además revelaba que la cimentación no correspondía a los planos originales.Durante la primera audiencia contra Smith, el Ministerio Público lo señaló como responsable del fraude y de la muerte de Karla Santos, madre de dos niños, y Matilde Téllez, abuela de esos mismos niños. Pero los abogados de Smith argumentaron que su cliente padecía una enfermedad neurológica, por lo que el juez autorizó su internamiento en el hospital penitenciario de Tepepan, Xochimilco, y no en una prisión. La defensa de Jaime Smith replicó que su cliente “sólo se especializa en la instalación, supervisión y mantenimiento de la red hidráulica, la corriente eléctrica y las tuberías de agua y gas”. Al revisar los documentos de la construcción del edificio se descubrió que la firma de Jaime Smith era como corresponsable de las instalaciones; esto quiere decir que él, efectivamente, sólo revisó cables de electricidad y tuberías de agua y gas en su fase final. No tenía responsabilidad alguna en la seguridad estructural del edificio. Es decir, las autoridades señalaron a Smith como corresponsable de obras cuando en los documentos sólo aparece como corresponsable de instalaciones.En una carta, la esposa de Smith denunció las faltas al debido proceso y señaló que el Ministerio Público incluso se burlaba de la enfermedad que padece su esposo, el síndrome de Guillain-Barré, que los médicos definen como un ataque al sistema nervioso con el que los músculos tienen problemas para responder a las señales del cerebro. Por ello, pidieron al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera evitar que se cometieran más injusticias.Al no obtener respuesta alguna, María del Carmen Reinoso, esposa de Smith, buscó a los medios de comunicación y denunció el maltrato y la rapidez con la que se estaba llevando a cabo el juicio. “Mi esposo sólo es un chivo expiatorio para distraer la atención y exonerar a los verdaderos culpables”, afirmó.Tuvieron que pasar cuatro meses para que las autoridades reconocieran la inocencia de Jaime y lo declararan libre de toda culpa. Al salir, Jaime Smith sólo comentó que no buscaría venganza. “Pero el Ministerio Público tiene la obligación de procurar la justicia y no acusar a alguien como culpable y dejarlo en la cárcel hasta que se pudra”, fue todo lo que dijo y se fue con su mujer.Un juez de control emitió dos órdenes de aprehensión por el homicidio de las dos mujeres en contra del Juan Duay Huerta y Macario Espinoza Morán, corresponsable de instalaciones y representante legal de la constructora Canada Building Systems de México.En diciembre de 2017 las autoridades finalmente detuvieron a Juan Duay Huerta, quien a veces usaba lentes y bigotes falsos para despistar a la policía.El 1º de septiembre, en una reunión, los vecinos del complejo le informaron a Huerta de algunos daños en los departamentos tras una fuerte lluvia ocurrida un día antes en la Ciudad de México. De acuerdo con grabaciones y testimonios, el agua comenzó a filtrarse en los departamentos. Tres días después del reporte, Duay Huerta, un hombre de unos 70 años, apareció vestido con una gabardina y una boina gallega en la cabeza, para hablar con los propietarios. “No hay problema estructural; como pude ver, no hay ninguna grieta que esté afectando la estructura del edificio”, dijo, según se puede apreciar en las imágenes captadas en un video.A pesar de las pruebas integradas en la carpeta por irregularidades que van desde fallas de origen en el diseño, uso de materiales inadecuados y violaciones a la Norma Técnica Complementaria, Huerta fue liberado.
VILa empresa Canada Building Systems de México es una sociedad anónima de capital variable que se constituyó hace siete años y cuyos socios son padre e hijo. José Ernesto Ceballos Sobrino, de 83 años, es el accionista minoritario de la empresa y José Arturo Ceballos Gallardo, de 42 años, es el accionista mayoritario y administrador general de la compañía. Antes de constituir la empresa, Ceballos Gallardo era dueño del negocio Internacional de Maderas y Triplay, S. A. de C. V., que se encontraba en el mismo domicilio fiscal que Canada Building Systems de México.Dos semanas después de la tragedia, Canada Building Group solamente mandó un correo electrónico a los vecinos afectados en el cual asegura que un sismo es una eventualidad que no se puede predecir, por lo que no puede haber un culpable directo. “Este caso fortuito es un suceso frente al cual no se puede hacer nada, ya que frente a fenómenos geológicos humanamente no es previsible ver su futuro resultado. Por tal motivo, nos unimos a su dolor y a las pérdidas económicas que hayan sufrido por este temblor”, se lee en el correo.Pero Zapata 56 no es la única edificación construida por Canada Building Systems de México. De acuerdo con la publicidad de la constructora, también lo son los edificios ubicados en Balboa 514, Canarias 906 y Saratoga 925, todos en la Portales Norte.Después de mandar el correo, la empresa desapareció con todo, como si la tierra se los hubiese tragado. Hasta el momento no hay responsables ni culpables por el derrumbe del edificio de Zapata 56, donde murieron Karla y Matilde y 18 familias se quedaron sin hogar y patrimonio.
VIIConforme crecía el escándalo y las irregularidades fueron evidentes, comenzó la búsqueda de culpables. ¿Quién había dado los permisos de construcción? ¿Quién había firmado las actas? Muchos dedos apuntaban a la delegación, encabezada por Christian Von Roehrich, jefe delegacional en Benito Juárez. Cierto o no, Von Roehrich fue señalado por varios damnificados como uno de los corresponsables en el desastre. Se le acusaba de haber sido, por lo menos, laxo en la verificación de las nuevas construcciones. Las voces más críticas lo señalaban de formar parte del clan de Los Romeritos, encabezado por Jorge Romero, un ex delegado bajo cuya administración (2012-2015) florecieron los contratos chuecos y las sospechas de enriquecimiento ilícito y quien impuso a Von Roehrich como su sucesor.El 25 de septiembre, con un concierto de voces reclamando a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México una investigación en torno del cártel inmobiliario y sus nexos en la Benito Juárez, Von Roehrich dio su versión ante los medios de comunicación. El escenario en el que recibió a los reporteros no podía ser más simbólico: el personal no esencial había sido evacuado días antes como medida preventiva de Protección Civil ante los posibles daños en su estructura. Von Roehrich lucía desencajado ese día y fue cuando aceptó parte de la responsabilidad mientras fumaba un cigarrillo tras otro.—¡Esto es una tragedia! —dijo el delegado—. ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad —afirmó el panista para autoexonerarse de cualquier culpa. —¿Y engañaron a Nicias Aridjis? —atajó el periodista Víctor Hugo Michel. —¡Engañaron a la autoridad! —Pero ese funcionario estuvo inhabilitado —se le recordó. —Eso fue hace dos administraciones, cuando lo inhabilitaron por no declarar un coche, pero lo que nos compete ahora es determinar la responsabilidad que pudieran tener tanto las constructoras como los auxiliares y posiblemente los servidores públicos —contestó.El jefe delegacional incluso pidió que le investiguen a él y a todo su equipo, en especial al encargado de Obras Públicas, René Nicias Aridjis, sancionado en el pasado por mentir en su declaración patrimonial y quien ha ocupado la cartera —encargada de dar el visto bueno a los nuevos edificios— desde 2008. Su firma había aparecido en los permisos de construcción de Zapata 56.Cinco meses después y sin que hubiese un solo responsable condenado por las obras irregulares dañadas por el sismo, Christian Von Roehrich renunció al cargo para hacer campaña, ahora en busca de una curul en el nuevo Congreso local.[/read]
Las construcciones ilegales en la delegación son ejemplo de cuando la corrupción deriva en tragedia.
IEl 25 de septiembre Christian Von Roehrich, jefe delegacional de Benito Juárez, salió ante los medios de comunicación; nos encontrábamos en una oficina desierta dentro del edificio delegacional, el cual había sido desalojado por instrucciones de Protección Civil tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. El funcionario estaba sentado en una mesa de plástico blanca cubierta de mugre y sobre la que había una torre de documentos y expedientes de varios edificios dañados. La barba encanecida le cubría el rostro redondo y las bolsas debajo de sus ojos revelaban que no había dormido mucho en esos días. Llevaba varias jornadas recorriendo las zonas dañadas por el sismo del 19; en algunas ocasiones recibió insultos de vecinos que lo señalaban como responsable del colapso de algunos edificios de reciente construcción.Mientras el delegado encendía un cigarrillo tras otro, el periodista lo cuestionaba sobre los edificios colapsados; en un momento de la conversación, el delegado dijo: “¡Esto es una tragedia! ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad”.En el equipo del periodista Víctor Hugo Michel habíamos detectado que buena parte de los edificios dañados por el sismo eran nuevos o de reciente remodelación.
IIEn la Ciudad de México es común que las parejas de recién casados o jóvenes solteros busquen edificios que incluyan todas las comodidades posibles, desde gimnasio y alberca, hasta cine. Se trata de inmuebles con la más moderna tecnología, con todo lo necesario para evitar salir a las calles de una de las urbes con más tráfico en el mundo. Es por eso que uno de los negocios más redituables en la ciudad es la venta inmobiliaria. Si hay un epicentro de ese negocio en la capital, ése es la delegación Benito Juárez, una de las de mayor demanda habitacional y considerada por la Organización de las Naciones Unidas (onu) como una de las alcaldías con mejor nivel de vida para vivir, no sólo en el país sino también en América Latina. Todos los meses es posible ver el nacimiento de nuevas y modernas edificaciones, cada una prometiendo más amenities que la anterior: techos solares, saunas, estacionamientos con elevador hidráulico, jardines verticales. En consecuencia, los precios se han ido por los cielos. Hay departamentos menores a 60 metros cuadrados que ya rondan los cinco millones de pesos. El negocio es redondo.
[read more]Lo que no esperaban los grandes inversionistas del sector inmobiliario es que el martes 19 de septiembre ocurriera un sismo de magnitud 7.1 que puso en evidencia no sólo los riesgos, sino también las consecuencias del boom inmobiliario en la delegación. En esa demarcación, un edificio con menos de 10 años de construcción y seis con menos de un año resultaron con fuertes daños tras el sismo y muchos quedaron catalogados como inhabitables por autoridades capitalinas. Ésa es la historia de Elite Aparments, ubicado en el 418 del Eje Central Lázaro Cárdenas. La torre habitacional era tan nueva que aún faltaban por ocuparse 12 de 21 unidades el día del temblor. Aún olía a plástico para envolver. Una vecina compró su departamento de dos millones de pesos tres meses antes de que el sismo ladeara la estructura peligrosamente. La torre no tenía más de 100 días de inaugurada y el daño fue catalogado por la delegación como irreparable.—Es un edificio que nos gustó —dijo la vecina— y con una catástrofe natural está casi reventado; no podemos subir por nuestras cosas porque Protección Civil nos acaba de decir que las escaleras no aguantan ni el peso de una persona y la constructora ni siquiera ha aparecido, —y después se llevó las manos al rostro en señal de desconsueloLo mismo ocurrió en el edificio colindante: el número 422. También tenía menos de un año de haber sido construido y sufrió daños tan severos que la mayoría de sus habitantes optó por desalojarlo. Estos dos casos no fueron los únicos y se repitieron por toda la delegación. Como parte de nuestra cobertura periodística y tras peinar la demarcación durante tres días, pudimos elaborar en El Financiero una base de datos que nos dejó fríos: el efecto del sismo resultó desproporcionado en construcciones posteriores al 2000. Un número elevado de edificios de lujo, con menos de década y media de existencia, estaba entre los más dañados en la demarcación, donde el Partido Acción Nacional (pan), partido al que pertenece Christian Von, es gobierno desde hace 20 años. No sólo eso: de los 35 edificios que actualmente se hallan desalojados en la delegación, el 17% de los que fueron declarados inhabitables eran prácticamente nuevos. En términos concretos, uno de cada cuatro edificios dañados por el sismo en la demarcación fue construido en los últimos 10 años, lo que pone en entredicho el proceso de revisión y supervisión de su construcción. Entre los edificios dañados, también se encuentra el ubicado en Eje Central 519 en la colonia Portales. Era el colmo: todavía ni siquiera se había inaugurado y ya estaba seriamente afectado. Los departamentos tenían un costo de hasta tres millones de pesos.En esa misma colonia, el edificio 90, ubicado entre Bretaña e Irolo, se colapsó durante el sismo. Los vecinos de la zona aseguraron que la inmobiliaria recientemente le había agregado tres pisos. Después se sabría que simplemente se había construido sobre el cascarón de una vieja casa; una práctica a todas luces ilegal, solapada por las autoridades.Otro de los edificios dañados fue el de Emperadores 224 en la colonia Portales, construido en diciembre de 1975, antes de las modificaciones al código de construcción derivadas de los sismos de 1979 y 1985. El inmueble quedó destruido por completo. Fernando González Casanova, habitante de la Torre B, tenía apenas seis meses de vivir ahí. “Compré el departamento hace seis meses y no tengo ni seguro ni nada que me proteja”, dijo mientras abría los brazos. Junto con otros vecinos afectados, se organizó para exigir a la constructora la reparación del daño y sigue en medio de la pelea jurídica.Entre los edificios considerados inhabitables por Protección Civil se hallan el 117 de Antillas y el 56 de Emiliano Zapata, en el residencial San José, desarrollado por la empresa Canada Building Group. Ambos tenían menos de tres años de haber sido construidos.
IIIEl condominio de Zapata 56 se distinguía del resto de las nuevas construcciones de la zona por ser un proyecto sustentable, con buenos acabados, diseño atractivo, jardineras, terrazas y a precios competitivos. Tenía seis pisos y 24 departamentos.Francisco Zarazúa y su esposa Alejandra vieron el inmueble desde la avenida Tlalpan y decidieron que era el mejor lugar para gastar sus ahorros de 10 años y cumplir su sueño de tener su primer departamento, donde vivirían sus hijos. Cuando lo compraron, les aseguraron que vivirían en un edificio nuevo, diseñado con lo último en tecnología: soportado en una estructura de acero, pero a la vez “ligero, ecológico y resistente”. Un inmueble, además, autosustentable con gigantes paneles solares en el techo. Todo ello por dos millones y medio de pesos.Lo pagaron casi al contado. Pero la tarde del 19 de septiembre el edificio no resistió la fuerza del sismo y se colapsó una cuarta parte de la estructura. Dos mujeres, trabajadoras de limpieza en un departamento, fallecieron.—No es normal que un edificio nuevo con las nuevas normas de construcción de la Ciudad de México —comenta Zarazúa—, impuestas a partir del terremoto del 85 y con la actualización que surgió para construir en 2004, se comporte de esta manera. Un edificio que se cae en un sismo no está construido bajo las normas que especifican ser un edificio sismorresistente.No fueron las únicas fallas. Alicia, una de las vecinas damnificadas, enlistó algunas de las irregularidades que presentó el edificio antes del sismo: primero fueron los focos led fundidos, luego sus jardineras se inundaron y en los pasillos se percibía un fuerte olor a humedad. El 31 de agosto, semanas antes del sismo, una lluvia fuerte provocó que por las paredes del estacionamiento se comenzara a filtrar agua en grandes cantidades.Tras el colapso del edificio, el Financiero Bloomberg contactó a especialistas en arquitectura, a quienes entregó los planos oficiales del inmueble, construido por Canada Building Group. En su revisión, encontraron numerosas irregularidades que ponían en riesgo la estabilidad de la torre. Eduardo Miranda Mijares, profesor del Departamento en Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Stanford y quien fue designado por el propio gobierno de la Ciudad de México para visitar varios inmuebles, revisó las ruinas del edificio y concluyó que muy posiblemente el problema era de origen, ya que las columnas, tanto su número como ubicación, no eran las adecuadas.—Por lo que vi en planos —dijo Eduardo Miranda—, la estructuración, lo planteado (en el edificio), no le permitía lidiar con el fenómeno. Es algo muy crítico porque cuando hay columnas interiores con dos vecinos a los lados es muy fácil que éstas se ayuden entre sí, pero, como dije, con columnas sólo en las esquinas no aguanta.Miranda Mijares insistió en que técnicamente era un hecho que hubo un problema de diseño estructural, pues el edificio no debió desplomarse. “El objetivo de las normas actuales luego del sismo del 85 es que esto no ocurra y ocurrió”, aseguró. Asimismo, la arquitecta especializada en seguridad estructural egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, Fabiola Pérez Bustamante, detectó una decena de irregularidades e inconsistencias en el complejo habitacional entre castillos débiles, trabes vencidas, vigas inexistentes, varillas con diámetros diferentes de los señalados en planos, falta de cálculo estructural, instalaciones dentro de vigas, falta de documentos y planos y hasta malos cálculos, además de metros fantasma. Peor aún, durante una revisión en los restos del edificio de Zapata 56, ambos lograron detectar que había viguetas sin fijar. Eso, concordaron los dos especialistas, llevó al colapso.Pero una de las inconsistencias más graves que encontraron Miranda y Bustamante fue que en la memoria de cálculo del edificio no había ninguna evaluación contra sismo y ni siquiera aparecía en los documentos el nombre del responsable de los cálculos estructurales. En el dictamen técnico de las irregularidades en el edificio de Zapata 56 se señala al responsable de que las normas no se observaran. En todos los casos, se atribuye esta responsabilidad al director responsable de obra (DRO) y la empresa que construyó la estructura. La conclusión: era cuestión de tiempo para que cayera. Los planos de la constructora ni siquiera concuerdan con el edificio.
IVDespués del colapso de Residencial San José, en la delegación Benito Juárez, se dieron a conocer más irregularidades.El director general de Obras y Desarrollo Urbano de la delegación Benito Juárez, Nicias René Aridjis Vázquez, aprobó la habitabilidad de Residencial San José, uno de los varios edificios de menos de un año de antigüedad que se colapsó en la demarcación después del sismo del 19 de septiembre. Documentos oficiales dieron cuenta de que Aridjis Vázquez fue responsable de dar el visto bueno a la constructora. El funcionario, quien ha ocupado uno de los cargos más importantes de la delegación de manera intermitente desde 2009, autorizó su habitabilidad tras considerar que cumplía con todas las disposiciones legales.1 De acuerdo con el oficio, el edificio cumplía “todas y cada una de las disposiciones que se establecen en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal”, en cuyo calce figuran el nombre y la firma de Aridjis Vázquez.No era la primera vez que Aridjis Vázquez se encontraba en el centro de una polémica. En 2011, cuando fungía en el mismo cargo bajo la administración del delegado panista Mario Alberto Palacios, fue destituido e inhabilitado durante dos años por la Contraloría General del entonces gobierno del Distrito Federal por falsear información en su declaración patrimonial. La Contraloría General le encontró “una riqueza notoriamente superior a los ingresos lícitos que pudiera obtener como servidor público”.2 Entre las propiedades que no reportó se hallaban una casa comprada a crédito y dos vehículos.Otros documentos oficiales dieron cuenta de que la constructora Canada Building Systems de México, empresa responsable del edificio en la colonia Portales, contrató en mayo de 2016 al ingeniero-arquitecto Juan Duay Huerta como dro, pese a que su registro ante la Seduvi había vencido el 7 de diciembre de 2015. Es decir, no podía ejercer su profesión de manera legal ni tenía las facultades para revisar los planos, vigilar la construcción ni firmar los documentos que, finalmente, llevarían al edificio a salir al mercado. La construcción del inmueble comenzó el 5 de diciembre de 2014, pero fue hasta el 16 de mayo de 2016, cuando Christian Von ya estaba en funciones, que se determinó que el edificio cumplía con todos los requerimientos y podía habitarse.Pero ésa no fue la única irregularidad. Tras revisar un reporte catastral se descubrió un nuevo nombre en esta trama: Fernando Méndez Bernal, quien figuraba como “corresponsable en diseño urbano y arquitectónico” en la obra. Es decir, trabajó junto con Duay Huerta y validó los dictámenes ante la delegación y la Seduvi sobre la seguridad de los materiales y proceso de construcción de la torre que colapsó parcialmente el 19 de septiembre. Hoy, Méndez Bernal es un alto funcionario de la Seduvi; se desempeña como “asesor personal” del secretario, Felipe de Jesús Gutiérrez.
VEl 26 de octubre de 2017, 36 días después del sismo, el procurador de la Ciudad de México, Edmundo Garrido, dio cuenta de la primera orden de aprehensión relacionada con el inmueble de Zapata 56. El detenido: Jaime Smith Ríos, de 58 años. Fue acusado por las autoridades capitalinas de homicidio doloso de dos mujeres, por supuestamente haber avalado la seguridad del edificio Residencial San José, aunque Jaime no era director responsable de obra ni funcionario delegacional o del gobierno capitalino, sino proyectista de la instalación de gas, agua y electricidad. “Actuó por omisión al no denunciar que los pilares, las vigas, los castillos, la cimentación y las columnas eran de mala calidad y no cumplían con las normas en materia de construcción”, dijo el procurador Edmundo Garrido, quien llevaba un grueso expediente en la mano que además revelaba que la cimentación no correspondía a los planos originales.Durante la primera audiencia contra Smith, el Ministerio Público lo señaló como responsable del fraude y de la muerte de Karla Santos, madre de dos niños, y Matilde Téllez, abuela de esos mismos niños. Pero los abogados de Smith argumentaron que su cliente padecía una enfermedad neurológica, por lo que el juez autorizó su internamiento en el hospital penitenciario de Tepepan, Xochimilco, y no en una prisión. La defensa de Jaime Smith replicó que su cliente “sólo se especializa en la instalación, supervisión y mantenimiento de la red hidráulica, la corriente eléctrica y las tuberías de agua y gas”. Al revisar los documentos de la construcción del edificio se descubrió que la firma de Jaime Smith era como corresponsable de las instalaciones; esto quiere decir que él, efectivamente, sólo revisó cables de electricidad y tuberías de agua y gas en su fase final. No tenía responsabilidad alguna en la seguridad estructural del edificio. Es decir, las autoridades señalaron a Smith como corresponsable de obras cuando en los documentos sólo aparece como corresponsable de instalaciones.En una carta, la esposa de Smith denunció las faltas al debido proceso y señaló que el Ministerio Público incluso se burlaba de la enfermedad que padece su esposo, el síndrome de Guillain-Barré, que los médicos definen como un ataque al sistema nervioso con el que los músculos tienen problemas para responder a las señales del cerebro. Por ello, pidieron al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera evitar que se cometieran más injusticias.Al no obtener respuesta alguna, María del Carmen Reinoso, esposa de Smith, buscó a los medios de comunicación y denunció el maltrato y la rapidez con la que se estaba llevando a cabo el juicio. “Mi esposo sólo es un chivo expiatorio para distraer la atención y exonerar a los verdaderos culpables”, afirmó.Tuvieron que pasar cuatro meses para que las autoridades reconocieran la inocencia de Jaime y lo declararan libre de toda culpa. Al salir, Jaime Smith sólo comentó que no buscaría venganza. “Pero el Ministerio Público tiene la obligación de procurar la justicia y no acusar a alguien como culpable y dejarlo en la cárcel hasta que se pudra”, fue todo lo que dijo y se fue con su mujer.Un juez de control emitió dos órdenes de aprehensión por el homicidio de las dos mujeres en contra del Juan Duay Huerta y Macario Espinoza Morán, corresponsable de instalaciones y representante legal de la constructora Canada Building Systems de México.En diciembre de 2017 las autoridades finalmente detuvieron a Juan Duay Huerta, quien a veces usaba lentes y bigotes falsos para despistar a la policía.El 1º de septiembre, en una reunión, los vecinos del complejo le informaron a Huerta de algunos daños en los departamentos tras una fuerte lluvia ocurrida un día antes en la Ciudad de México. De acuerdo con grabaciones y testimonios, el agua comenzó a filtrarse en los departamentos. Tres días después del reporte, Duay Huerta, un hombre de unos 70 años, apareció vestido con una gabardina y una boina gallega en la cabeza, para hablar con los propietarios. “No hay problema estructural; como pude ver, no hay ninguna grieta que esté afectando la estructura del edificio”, dijo, según se puede apreciar en las imágenes captadas en un video.A pesar de las pruebas integradas en la carpeta por irregularidades que van desde fallas de origen en el diseño, uso de materiales inadecuados y violaciones a la Norma Técnica Complementaria, Huerta fue liberado.
VILa empresa Canada Building Systems de México es una sociedad anónima de capital variable que se constituyó hace siete años y cuyos socios son padre e hijo. José Ernesto Ceballos Sobrino, de 83 años, es el accionista minoritario de la empresa y José Arturo Ceballos Gallardo, de 42 años, es el accionista mayoritario y administrador general de la compañía. Antes de constituir la empresa, Ceballos Gallardo era dueño del negocio Internacional de Maderas y Triplay, S. A. de C. V., que se encontraba en el mismo domicilio fiscal que Canada Building Systems de México.Dos semanas después de la tragedia, Canada Building Group solamente mandó un correo electrónico a los vecinos afectados en el cual asegura que un sismo es una eventualidad que no se puede predecir, por lo que no puede haber un culpable directo. “Este caso fortuito es un suceso frente al cual no se puede hacer nada, ya que frente a fenómenos geológicos humanamente no es previsible ver su futuro resultado. Por tal motivo, nos unimos a su dolor y a las pérdidas económicas que hayan sufrido por este temblor”, se lee en el correo.Pero Zapata 56 no es la única edificación construida por Canada Building Systems de México. De acuerdo con la publicidad de la constructora, también lo son los edificios ubicados en Balboa 514, Canarias 906 y Saratoga 925, todos en la Portales Norte.Después de mandar el correo, la empresa desapareció con todo, como si la tierra se los hubiese tragado. Hasta el momento no hay responsables ni culpables por el derrumbe del edificio de Zapata 56, donde murieron Karla y Matilde y 18 familias se quedaron sin hogar y patrimonio.
VIIConforme crecía el escándalo y las irregularidades fueron evidentes, comenzó la búsqueda de culpables. ¿Quién había dado los permisos de construcción? ¿Quién había firmado las actas? Muchos dedos apuntaban a la delegación, encabezada por Christian Von Roehrich, jefe delegacional en Benito Juárez. Cierto o no, Von Roehrich fue señalado por varios damnificados como uno de los corresponsables en el desastre. Se le acusaba de haber sido, por lo menos, laxo en la verificación de las nuevas construcciones. Las voces más críticas lo señalaban de formar parte del clan de Los Romeritos, encabezado por Jorge Romero, un ex delegado bajo cuya administración (2012-2015) florecieron los contratos chuecos y las sospechas de enriquecimiento ilícito y quien impuso a Von Roehrich como su sucesor.El 25 de septiembre, con un concierto de voces reclamando a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México una investigación en torno del cártel inmobiliario y sus nexos en la Benito Juárez, Von Roehrich dio su versión ante los medios de comunicación. El escenario en el que recibió a los reporteros no podía ser más simbólico: el personal no esencial había sido evacuado días antes como medida preventiva de Protección Civil ante los posibles daños en su estructura. Von Roehrich lucía desencajado ese día y fue cuando aceptó parte de la responsabilidad mientras fumaba un cigarrillo tras otro.—¡Esto es una tragedia! —dijo el delegado—. ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad —afirmó el panista para autoexonerarse de cualquier culpa. —¿Y engañaron a Nicias Aridjis? —atajó el periodista Víctor Hugo Michel. —¡Engañaron a la autoridad! —Pero ese funcionario estuvo inhabilitado —se le recordó. —Eso fue hace dos administraciones, cuando lo inhabilitaron por no declarar un coche, pero lo que nos compete ahora es determinar la responsabilidad que pudieran tener tanto las constructoras como los auxiliares y posiblemente los servidores públicos —contestó.El jefe delegacional incluso pidió que le investiguen a él y a todo su equipo, en especial al encargado de Obras Públicas, René Nicias Aridjis, sancionado en el pasado por mentir en su declaración patrimonial y quien ha ocupado la cartera —encargada de dar el visto bueno a los nuevos edificios— desde 2008. Su firma había aparecido en los permisos de construcción de Zapata 56.Cinco meses después y sin que hubiese un solo responsable condenado por las obras irregulares dañadas por el sismo, Christian Von Roehrich renunció al cargo para hacer campaña, ahora en busca de una curul en el nuevo Congreso local.[/read]
IEl 25 de septiembre Christian Von Roehrich, jefe delegacional de Benito Juárez, salió ante los medios de comunicación; nos encontrábamos en una oficina desierta dentro del edificio delegacional, el cual había sido desalojado por instrucciones de Protección Civil tras el sismo del 19 de septiembre de 2017. El funcionario estaba sentado en una mesa de plástico blanca cubierta de mugre y sobre la que había una torre de documentos y expedientes de varios edificios dañados. La barba encanecida le cubría el rostro redondo y las bolsas debajo de sus ojos revelaban que no había dormido mucho en esos días. Llevaba varias jornadas recorriendo las zonas dañadas por el sismo del 19; en algunas ocasiones recibió insultos de vecinos que lo señalaban como responsable del colapso de algunos edificios de reciente construcción.Mientras el delegado encendía un cigarrillo tras otro, el periodista lo cuestionaba sobre los edificios colapsados; en un momento de la conversación, el delegado dijo: “¡Esto es una tragedia! ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad”.En el equipo del periodista Víctor Hugo Michel habíamos detectado que buena parte de los edificios dañados por el sismo eran nuevos o de reciente remodelación.
IIEn la Ciudad de México es común que las parejas de recién casados o jóvenes solteros busquen edificios que incluyan todas las comodidades posibles, desde gimnasio y alberca, hasta cine. Se trata de inmuebles con la más moderna tecnología, con todo lo necesario para evitar salir a las calles de una de las urbes con más tráfico en el mundo. Es por eso que uno de los negocios más redituables en la ciudad es la venta inmobiliaria. Si hay un epicentro de ese negocio en la capital, ése es la delegación Benito Juárez, una de las de mayor demanda habitacional y considerada por la Organización de las Naciones Unidas (onu) como una de las alcaldías con mejor nivel de vida para vivir, no sólo en el país sino también en América Latina. Todos los meses es posible ver el nacimiento de nuevas y modernas edificaciones, cada una prometiendo más amenities que la anterior: techos solares, saunas, estacionamientos con elevador hidráulico, jardines verticales. En consecuencia, los precios se han ido por los cielos. Hay departamentos menores a 60 metros cuadrados que ya rondan los cinco millones de pesos. El negocio es redondo.
[read more]Lo que no esperaban los grandes inversionistas del sector inmobiliario es que el martes 19 de septiembre ocurriera un sismo de magnitud 7.1 que puso en evidencia no sólo los riesgos, sino también las consecuencias del boom inmobiliario en la delegación. En esa demarcación, un edificio con menos de 10 años de construcción y seis con menos de un año resultaron con fuertes daños tras el sismo y muchos quedaron catalogados como inhabitables por autoridades capitalinas. Ésa es la historia de Elite Aparments, ubicado en el 418 del Eje Central Lázaro Cárdenas. La torre habitacional era tan nueva que aún faltaban por ocuparse 12 de 21 unidades el día del temblor. Aún olía a plástico para envolver. Una vecina compró su departamento de dos millones de pesos tres meses antes de que el sismo ladeara la estructura peligrosamente. La torre no tenía más de 100 días de inaugurada y el daño fue catalogado por la delegación como irreparable.—Es un edificio que nos gustó —dijo la vecina— y con una catástrofe natural está casi reventado; no podemos subir por nuestras cosas porque Protección Civil nos acaba de decir que las escaleras no aguantan ni el peso de una persona y la constructora ni siquiera ha aparecido, —y después se llevó las manos al rostro en señal de desconsueloLo mismo ocurrió en el edificio colindante: el número 422. También tenía menos de un año de haber sido construido y sufrió daños tan severos que la mayoría de sus habitantes optó por desalojarlo. Estos dos casos no fueron los únicos y se repitieron por toda la delegación. Como parte de nuestra cobertura periodística y tras peinar la demarcación durante tres días, pudimos elaborar en El Financiero una base de datos que nos dejó fríos: el efecto del sismo resultó desproporcionado en construcciones posteriores al 2000. Un número elevado de edificios de lujo, con menos de década y media de existencia, estaba entre los más dañados en la demarcación, donde el Partido Acción Nacional (pan), partido al que pertenece Christian Von, es gobierno desde hace 20 años. No sólo eso: de los 35 edificios que actualmente se hallan desalojados en la delegación, el 17% de los que fueron declarados inhabitables eran prácticamente nuevos. En términos concretos, uno de cada cuatro edificios dañados por el sismo en la demarcación fue construido en los últimos 10 años, lo que pone en entredicho el proceso de revisión y supervisión de su construcción. Entre los edificios dañados, también se encuentra el ubicado en Eje Central 519 en la colonia Portales. Era el colmo: todavía ni siquiera se había inaugurado y ya estaba seriamente afectado. Los departamentos tenían un costo de hasta tres millones de pesos.En esa misma colonia, el edificio 90, ubicado entre Bretaña e Irolo, se colapsó durante el sismo. Los vecinos de la zona aseguraron que la inmobiliaria recientemente le había agregado tres pisos. Después se sabría que simplemente se había construido sobre el cascarón de una vieja casa; una práctica a todas luces ilegal, solapada por las autoridades.Otro de los edificios dañados fue el de Emperadores 224 en la colonia Portales, construido en diciembre de 1975, antes de las modificaciones al código de construcción derivadas de los sismos de 1979 y 1985. El inmueble quedó destruido por completo. Fernando González Casanova, habitante de la Torre B, tenía apenas seis meses de vivir ahí. “Compré el departamento hace seis meses y no tengo ni seguro ni nada que me proteja”, dijo mientras abría los brazos. Junto con otros vecinos afectados, se organizó para exigir a la constructora la reparación del daño y sigue en medio de la pelea jurídica.Entre los edificios considerados inhabitables por Protección Civil se hallan el 117 de Antillas y el 56 de Emiliano Zapata, en el residencial San José, desarrollado por la empresa Canada Building Group. Ambos tenían menos de tres años de haber sido construidos.
IIIEl condominio de Zapata 56 se distinguía del resto de las nuevas construcciones de la zona por ser un proyecto sustentable, con buenos acabados, diseño atractivo, jardineras, terrazas y a precios competitivos. Tenía seis pisos y 24 departamentos.Francisco Zarazúa y su esposa Alejandra vieron el inmueble desde la avenida Tlalpan y decidieron que era el mejor lugar para gastar sus ahorros de 10 años y cumplir su sueño de tener su primer departamento, donde vivirían sus hijos. Cuando lo compraron, les aseguraron que vivirían en un edificio nuevo, diseñado con lo último en tecnología: soportado en una estructura de acero, pero a la vez “ligero, ecológico y resistente”. Un inmueble, además, autosustentable con gigantes paneles solares en el techo. Todo ello por dos millones y medio de pesos.Lo pagaron casi al contado. Pero la tarde del 19 de septiembre el edificio no resistió la fuerza del sismo y se colapsó una cuarta parte de la estructura. Dos mujeres, trabajadoras de limpieza en un departamento, fallecieron.—No es normal que un edificio nuevo con las nuevas normas de construcción de la Ciudad de México —comenta Zarazúa—, impuestas a partir del terremoto del 85 y con la actualización que surgió para construir en 2004, se comporte de esta manera. Un edificio que se cae en un sismo no está construido bajo las normas que especifican ser un edificio sismorresistente.No fueron las únicas fallas. Alicia, una de las vecinas damnificadas, enlistó algunas de las irregularidades que presentó el edificio antes del sismo: primero fueron los focos led fundidos, luego sus jardineras se inundaron y en los pasillos se percibía un fuerte olor a humedad. El 31 de agosto, semanas antes del sismo, una lluvia fuerte provocó que por las paredes del estacionamiento se comenzara a filtrar agua en grandes cantidades.Tras el colapso del edificio, el Financiero Bloomberg contactó a especialistas en arquitectura, a quienes entregó los planos oficiales del inmueble, construido por Canada Building Group. En su revisión, encontraron numerosas irregularidades que ponían en riesgo la estabilidad de la torre. Eduardo Miranda Mijares, profesor del Departamento en Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Stanford y quien fue designado por el propio gobierno de la Ciudad de México para visitar varios inmuebles, revisó las ruinas del edificio y concluyó que muy posiblemente el problema era de origen, ya que las columnas, tanto su número como ubicación, no eran las adecuadas.—Por lo que vi en planos —dijo Eduardo Miranda—, la estructuración, lo planteado (en el edificio), no le permitía lidiar con el fenómeno. Es algo muy crítico porque cuando hay columnas interiores con dos vecinos a los lados es muy fácil que éstas se ayuden entre sí, pero, como dije, con columnas sólo en las esquinas no aguanta.Miranda Mijares insistió en que técnicamente era un hecho que hubo un problema de diseño estructural, pues el edificio no debió desplomarse. “El objetivo de las normas actuales luego del sismo del 85 es que esto no ocurra y ocurrió”, aseguró. Asimismo, la arquitecta especializada en seguridad estructural egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, Fabiola Pérez Bustamante, detectó una decena de irregularidades e inconsistencias en el complejo habitacional entre castillos débiles, trabes vencidas, vigas inexistentes, varillas con diámetros diferentes de los señalados en planos, falta de cálculo estructural, instalaciones dentro de vigas, falta de documentos y planos y hasta malos cálculos, además de metros fantasma. Peor aún, durante una revisión en los restos del edificio de Zapata 56, ambos lograron detectar que había viguetas sin fijar. Eso, concordaron los dos especialistas, llevó al colapso.Pero una de las inconsistencias más graves que encontraron Miranda y Bustamante fue que en la memoria de cálculo del edificio no había ninguna evaluación contra sismo y ni siquiera aparecía en los documentos el nombre del responsable de los cálculos estructurales. En el dictamen técnico de las irregularidades en el edificio de Zapata 56 se señala al responsable de que las normas no se observaran. En todos los casos, se atribuye esta responsabilidad al director responsable de obra (DRO) y la empresa que construyó la estructura. La conclusión: era cuestión de tiempo para que cayera. Los planos de la constructora ni siquiera concuerdan con el edificio.
IVDespués del colapso de Residencial San José, en la delegación Benito Juárez, se dieron a conocer más irregularidades.El director general de Obras y Desarrollo Urbano de la delegación Benito Juárez, Nicias René Aridjis Vázquez, aprobó la habitabilidad de Residencial San José, uno de los varios edificios de menos de un año de antigüedad que se colapsó en la demarcación después del sismo del 19 de septiembre. Documentos oficiales dieron cuenta de que Aridjis Vázquez fue responsable de dar el visto bueno a la constructora. El funcionario, quien ha ocupado uno de los cargos más importantes de la delegación de manera intermitente desde 2009, autorizó su habitabilidad tras considerar que cumplía con todas las disposiciones legales.1 De acuerdo con el oficio, el edificio cumplía “todas y cada una de las disposiciones que se establecen en el Reglamento de Construcciones para el Distrito Federal”, en cuyo calce figuran el nombre y la firma de Aridjis Vázquez.No era la primera vez que Aridjis Vázquez se encontraba en el centro de una polémica. En 2011, cuando fungía en el mismo cargo bajo la administración del delegado panista Mario Alberto Palacios, fue destituido e inhabilitado durante dos años por la Contraloría General del entonces gobierno del Distrito Federal por falsear información en su declaración patrimonial. La Contraloría General le encontró “una riqueza notoriamente superior a los ingresos lícitos que pudiera obtener como servidor público”.2 Entre las propiedades que no reportó se hallaban una casa comprada a crédito y dos vehículos.Otros documentos oficiales dieron cuenta de que la constructora Canada Building Systems de México, empresa responsable del edificio en la colonia Portales, contrató en mayo de 2016 al ingeniero-arquitecto Juan Duay Huerta como dro, pese a que su registro ante la Seduvi había vencido el 7 de diciembre de 2015. Es decir, no podía ejercer su profesión de manera legal ni tenía las facultades para revisar los planos, vigilar la construcción ni firmar los documentos que, finalmente, llevarían al edificio a salir al mercado. La construcción del inmueble comenzó el 5 de diciembre de 2014, pero fue hasta el 16 de mayo de 2016, cuando Christian Von ya estaba en funciones, que se determinó que el edificio cumplía con todos los requerimientos y podía habitarse.Pero ésa no fue la única irregularidad. Tras revisar un reporte catastral se descubrió un nuevo nombre en esta trama: Fernando Méndez Bernal, quien figuraba como “corresponsable en diseño urbano y arquitectónico” en la obra. Es decir, trabajó junto con Duay Huerta y validó los dictámenes ante la delegación y la Seduvi sobre la seguridad de los materiales y proceso de construcción de la torre que colapsó parcialmente el 19 de septiembre. Hoy, Méndez Bernal es un alto funcionario de la Seduvi; se desempeña como “asesor personal” del secretario, Felipe de Jesús Gutiérrez.
VEl 26 de octubre de 2017, 36 días después del sismo, el procurador de la Ciudad de México, Edmundo Garrido, dio cuenta de la primera orden de aprehensión relacionada con el inmueble de Zapata 56. El detenido: Jaime Smith Ríos, de 58 años. Fue acusado por las autoridades capitalinas de homicidio doloso de dos mujeres, por supuestamente haber avalado la seguridad del edificio Residencial San José, aunque Jaime no era director responsable de obra ni funcionario delegacional o del gobierno capitalino, sino proyectista de la instalación de gas, agua y electricidad. “Actuó por omisión al no denunciar que los pilares, las vigas, los castillos, la cimentación y las columnas eran de mala calidad y no cumplían con las normas en materia de construcción”, dijo el procurador Edmundo Garrido, quien llevaba un grueso expediente en la mano que además revelaba que la cimentación no correspondía a los planos originales.Durante la primera audiencia contra Smith, el Ministerio Público lo señaló como responsable del fraude y de la muerte de Karla Santos, madre de dos niños, y Matilde Téllez, abuela de esos mismos niños. Pero los abogados de Smith argumentaron que su cliente padecía una enfermedad neurológica, por lo que el juez autorizó su internamiento en el hospital penitenciario de Tepepan, Xochimilco, y no en una prisión. La defensa de Jaime Smith replicó que su cliente “sólo se especializa en la instalación, supervisión y mantenimiento de la red hidráulica, la corriente eléctrica y las tuberías de agua y gas”. Al revisar los documentos de la construcción del edificio se descubrió que la firma de Jaime Smith era como corresponsable de las instalaciones; esto quiere decir que él, efectivamente, sólo revisó cables de electricidad y tuberías de agua y gas en su fase final. No tenía responsabilidad alguna en la seguridad estructural del edificio. Es decir, las autoridades señalaron a Smith como corresponsable de obras cuando en los documentos sólo aparece como corresponsable de instalaciones.En una carta, la esposa de Smith denunció las faltas al debido proceso y señaló que el Ministerio Público incluso se burlaba de la enfermedad que padece su esposo, el síndrome de Guillain-Barré, que los médicos definen como un ataque al sistema nervioso con el que los músculos tienen problemas para responder a las señales del cerebro. Por ello, pidieron al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera evitar que se cometieran más injusticias.Al no obtener respuesta alguna, María del Carmen Reinoso, esposa de Smith, buscó a los medios de comunicación y denunció el maltrato y la rapidez con la que se estaba llevando a cabo el juicio. “Mi esposo sólo es un chivo expiatorio para distraer la atención y exonerar a los verdaderos culpables”, afirmó.Tuvieron que pasar cuatro meses para que las autoridades reconocieran la inocencia de Jaime y lo declararan libre de toda culpa. Al salir, Jaime Smith sólo comentó que no buscaría venganza. “Pero el Ministerio Público tiene la obligación de procurar la justicia y no acusar a alguien como culpable y dejarlo en la cárcel hasta que se pudra”, fue todo lo que dijo y se fue con su mujer.Un juez de control emitió dos órdenes de aprehensión por el homicidio de las dos mujeres en contra del Juan Duay Huerta y Macario Espinoza Morán, corresponsable de instalaciones y representante legal de la constructora Canada Building Systems de México.En diciembre de 2017 las autoridades finalmente detuvieron a Juan Duay Huerta, quien a veces usaba lentes y bigotes falsos para despistar a la policía.El 1º de septiembre, en una reunión, los vecinos del complejo le informaron a Huerta de algunos daños en los departamentos tras una fuerte lluvia ocurrida un día antes en la Ciudad de México. De acuerdo con grabaciones y testimonios, el agua comenzó a filtrarse en los departamentos. Tres días después del reporte, Duay Huerta, un hombre de unos 70 años, apareció vestido con una gabardina y una boina gallega en la cabeza, para hablar con los propietarios. “No hay problema estructural; como pude ver, no hay ninguna grieta que esté afectando la estructura del edificio”, dijo, según se puede apreciar en las imágenes captadas en un video.A pesar de las pruebas integradas en la carpeta por irregularidades que van desde fallas de origen en el diseño, uso de materiales inadecuados y violaciones a la Norma Técnica Complementaria, Huerta fue liberado.
VILa empresa Canada Building Systems de México es una sociedad anónima de capital variable que se constituyó hace siete años y cuyos socios son padre e hijo. José Ernesto Ceballos Sobrino, de 83 años, es el accionista minoritario de la empresa y José Arturo Ceballos Gallardo, de 42 años, es el accionista mayoritario y administrador general de la compañía. Antes de constituir la empresa, Ceballos Gallardo era dueño del negocio Internacional de Maderas y Triplay, S. A. de C. V., que se encontraba en el mismo domicilio fiscal que Canada Building Systems de México.Dos semanas después de la tragedia, Canada Building Group solamente mandó un correo electrónico a los vecinos afectados en el cual asegura que un sismo es una eventualidad que no se puede predecir, por lo que no puede haber un culpable directo. “Este caso fortuito es un suceso frente al cual no se puede hacer nada, ya que frente a fenómenos geológicos humanamente no es previsible ver su futuro resultado. Por tal motivo, nos unimos a su dolor y a las pérdidas económicas que hayan sufrido por este temblor”, se lee en el correo.Pero Zapata 56 no es la única edificación construida por Canada Building Systems de México. De acuerdo con la publicidad de la constructora, también lo son los edificios ubicados en Balboa 514, Canarias 906 y Saratoga 925, todos en la Portales Norte.Después de mandar el correo, la empresa desapareció con todo, como si la tierra se los hubiese tragado. Hasta el momento no hay responsables ni culpables por el derrumbe del edificio de Zapata 56, donde murieron Karla y Matilde y 18 familias se quedaron sin hogar y patrimonio.
VIIConforme crecía el escándalo y las irregularidades fueron evidentes, comenzó la búsqueda de culpables. ¿Quién había dado los permisos de construcción? ¿Quién había firmado las actas? Muchos dedos apuntaban a la delegación, encabezada por Christian Von Roehrich, jefe delegacional en Benito Juárez. Cierto o no, Von Roehrich fue señalado por varios damnificados como uno de los corresponsables en el desastre. Se le acusaba de haber sido, por lo menos, laxo en la verificación de las nuevas construcciones. Las voces más críticas lo señalaban de formar parte del clan de Los Romeritos, encabezado por Jorge Romero, un ex delegado bajo cuya administración (2012-2015) florecieron los contratos chuecos y las sospechas de enriquecimiento ilícito y quien impuso a Von Roehrich como su sucesor.El 25 de septiembre, con un concierto de voces reclamando a la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México una investigación en torno del cártel inmobiliario y sus nexos en la Benito Juárez, Von Roehrich dio su versión ante los medios de comunicación. El escenario en el que recibió a los reporteros no podía ser más simbólico: el personal no esencial había sido evacuado días antes como medida preventiva de Protección Civil ante los posibles daños en su estructura. Von Roehrich lucía desencajado ese día y fue cuando aceptó parte de la responsabilidad mientras fumaba un cigarrillo tras otro.—¡Esto es una tragedia! —dijo el delegado—. ¡Pero a nosotros nos engañaron! ¡Engañaron a la delegación! Por eso presentamos las denuncias. Son responsables porque utilizaron materiales de baja calidad —afirmó el panista para autoexonerarse de cualquier culpa. —¿Y engañaron a Nicias Aridjis? —atajó el periodista Víctor Hugo Michel. —¡Engañaron a la autoridad! —Pero ese funcionario estuvo inhabilitado —se le recordó. —Eso fue hace dos administraciones, cuando lo inhabilitaron por no declarar un coche, pero lo que nos compete ahora es determinar la responsabilidad que pudieran tener tanto las constructoras como los auxiliares y posiblemente los servidores públicos —contestó.El jefe delegacional incluso pidió que le investiguen a él y a todo su equipo, en especial al encargado de Obras Públicas, René Nicias Aridjis, sancionado en el pasado por mentir en su declaración patrimonial y quien ha ocupado la cartera —encargada de dar el visto bueno a los nuevos edificios— desde 2008. Su firma había aparecido en los permisos de construcción de Zapata 56.Cinco meses después y sin que hubiese un solo responsable condenado por las obras irregulares dañadas por el sismo, Christian Von Roehrich renunció al cargo para hacer campaña, ahora en busca de una curul en el nuevo Congreso local.[/read]
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