El polaco favorito al Oscar
El cineasta polaco Pawel Pawlikowski presenta Guerra Fría.
Después de la muerte de su primera esposa, el director polaco Pawel Pawlikowski decidió alejarse por completo de las tramas que había retratado al principio de su carrera —en su etapa como documentalista o en su giro a la ficción, llevó a la pantalla reconocidos textos de la literatura europea—, y enfocarse en aquellas historias familiares que había vivido a lo largo de su vida.
Así fue como surgió Ida, drama ganador del Oscar a Mejor Película Extranjera en 2015, que contaba la historia de una novicia huérfana que descubría el cruel destino de sus padres, asesinados en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, y su verdadera religión poco antes de tomar los hábitos. En la cinta, Pawlikowski se había confrontado con la historia de su país, golpeado durante los enfrentamientos bélicos que definieron el siglo XX, y la de sus padres, quienes tuvieron que trasladarse a Inglaterra buscando mejores oportunidades de vida. “A mis padres, que ya no están entre nosotros, pero están totalmente dentro de esta película”, agradeció el cineasta en el escenario de los Oscar, mientras la orquesta del Teatro Dolby interrumpía sus emocionadas palabras.
Con el acercamiento a su historia familiar, el realizador obtuvo la idea que daría vida a su siguiente proyecto, Guerra fría (Cold War), una mirada a las complicadas relaciones de pareja en la Europa azotada por la guerra. “Este tipo de historias siempre estuvieron muy presentes en mi mente porque yo estuve relacionado a una de ellas”, comentó el cineasta en entrevista con Gatopardo durante el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia. “Mis padres se conocieron en 1949 y tuvieron una apasionada relación que se rompía y continuaba hasta que se convirtieron en una hermosa pareja que estaba muy cansada y enferma para pelear”.
En la película, Tomasz Kot interpreta a Wiktor, un investigador y productor que recoge la música y sonidos tradicionales de Polonia para preservarlos culturalmente. Durante su recorrido por el país, Wiktor conoce a Zula (Joanna Kulig), una misteriosa chica con talento para cantar. Tras una serie de acercamientos motivados por el interés artístico y personal que la joven desata en él, ambos entablan una intermitente relación amorosa que se desarrollará, de manera tormentosa, a lo largo de varias décadas.
“Cuando mis padres murieron en 1998, dejaron en mí una gran duda por saber cómo había funcionado ser una pareja, abandonarse y luego reunirse hasta morir juntos”, señaló el director, quien confiesa que, aunque la historia de sus padres influyó en su proceso creativo, ésta quedo rezagada sólo a la base del guion. “No creo que la hubiera hecho si eso involucraba llevar su historia al cine. La hice menos personal, con personajes autónomos que tienen otros problemas”.
Sin embargo, hay factores que Pawlikowski reconoce haber tomado de la relación de sus padres para el desarrollo dramático. Uno de ellos fue la decisión de ubicar la historia durante el periodo de reconstrucción polaca a finales del siglo pasado, en el que la sociedad aún se encontraba dividida por los estragos que habían causado los enfrentamientos en su territorio. “Intenté hacer una historia de amor que también hablaba sobre tiempos problemáticos e interesantes. Creo que ése es un buen momento para contar la historia por su simplicidad y porque no había distracciones, las personas realmente podían verse y escucharse”, cuenta el cineasta polaco, que juega con el significado del título de su película (Guerra fría) para representar la relación entre los dos protagonistas, no porque la historia suceda durante el periodo histórico referido.
Considerado como uno de los contendientes más fuertes para la próxima entrega del Oscar, donde la Academia Polaca espera figurar nuevamente en el apartado de Mejor Película Extranjera, Pawel Pawlikowski confía en que su filme pueda causar que —al igual que él— los espectadores vean reflejada parte de su vida en la pantalla. “Creo que todos se pueden identificar con algo que los remita a cierto momento de su vida, recordar cómo se enamoraron, cómo la vida interviene y todo se vuelve más complicado, cómo ellos repentinamente cambian por las situaciones que los rodean. Creo que así todos reflexionan y encuentran algo que los remite a su vida”, concluye.
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