La estrategia Tierra Arrasada buscaba aniquilar a la base social rural de la guerrilla en Guatemala. Hoy, donde hubo poblados, no queda nada.
A principio de los años ochenta, Centroamérica era una de las arenas estratégicas de la Guerra Fría. En Guatemala se libró entonces el momento más cruento de la guerra civil. Con apoyo financiero estadounidense y logística israelí, el gobierno guatemalteco llevó a cabo la estrategia Tierra Arrasada. Su objetivo era aniquilar la base social rural de la guerrilla; un ejercicio de limpieza étnica en el que el ejército barrió con lujo de violencia con más de cuatrocientas comunidades indígenas. Doscientas mil personas murieron en el conflicto armado guatemalteco, más que en las guerras y dictaduras de El Salvador, Nicaragua, Chile y Argentina juntas. Cerca del ochenta y cinco por ciento de los muertos eran indígenas. Hoy día, donde antes hubo poblados, no queda nada. El título de las fotografías es el nombre de la comunidad donde se ubican los sitios arrasados. Este proyecto, llevado a término entre los años 2009 y 2010, cobra ahora renovada relevancia a la luz de los juicios a militares de alto rango iniciados a partir del 2013 en ese país, entre ellos el del general Efraín Ríos Montt, tristemente célebre por la magnitud de la represión en sus años de gobierno. Todas las fotografías están acompañadas de testimonios de quienes vivieron u observaron lo que sucedió en estos lugares. La mayoría de los relatos fueron traducidos del maya ixil al español por Angélica Brito, indígena originaria de esa misma zona.
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San Francisco Javier “Tu yab’e’ 1981, kat mox xe’t unq’a sole’ ti ik’achat unq’a kab’ale’ 1982 kat xe’t ikam unq’a uxhchile’ tit’ub’ul as echtuchile’ nikib’an chanaj, chajb’icha; kuj ni toon chajnaj ti’ i yatz’at unq’a xaole’, as tu o’laval tachb’al ich’e’ agosto ka u’lchajnaj ti’i yatz’at aak un b’ale’… Tul kam vun b’ale’ a kamal vinaj lavat xaol kat kami… ka maxku mujve´te askat b’enve’t’o’ tu tx’akab’e’n ve’ Ti’sumal, as kat mox q’ave’tzan o’ tu q’aatimb’ale un pajte’, as ye’lik ve’t unq’a uxhchile’ tu atimb’ale’, jatxelikve’t ivatz chajaak. Askat mox kave’to’ unb’il tu atimb’ale’, kat xe’t chanve’to’ ti’ku chicole’,qava chave’t ku ko’m, akole’ ka onchan ve’t unq’a sole’ tu yab’e’ 1984 kat mox b’enchanve’to’ un pajte’. Ine’ ye’ kat q’ave’t in tu vas vatimb’ale tan xe’xhkam atik ve’te’. Jaq’tz’an u ch’ooje’, tika’t kuxh nimox ixan kat unq’a a’e’ ye’lin kat q’ave’t in tu vatinb’ale’ tan un t’ub’uliko’ molonikq’ib’, yalin kat q’ave’lin.”
— Juan Gaspar Raymundo
San Francisco Javier “En 1981 los soldados empezaron a quemar casas. En el año 1982 empezaron con las masacres. Así hacían, venían a cada rato y mataban a la gente. El 15 de agosto vinieron y mataron a mi padre. Cuando él murió, murieron cerca de 30 personas. Lo enterramos y nos fuimos a la montaña de Tisumal, allí estuvimos dos meses, después llegaron los soldados a Tisumal y volvimos otra vez a nuestra aldea, pero la gente ya no estaba aquí, sino que estaba dispersa. Nos quedamos un tiempo y cultivamos nuestra milpa, pero los soldados volvieron y en 1984 otra vez nos fuimos. Ya no regresé porque éramos un grupo. Antes de la violencia corría agua por donde quiera. Yo ya no regresé a mi lugar porque aquí ya no había nada.”
— Juan Gaspar Raymundo
Xexocom “Tu yab’e 1981 kat tilulo’ tan inq’a Chaxi’chalanaje’, kat yatzpu’ tenam, ku txocop, aka’tx, chicham, vakash, tzok’pu ku koom katchit i txak kajayil. Kab’lavalik un yaab’ yeshkam ikvete kamkuxh kat kuleja’ tu txakab’en kat q’exhb’uvete, kam kuxh itzaj, kat q’exhb’uvete, kat ok ku yab’il, nimal chaak kat kam jaq’tze. Atik mal uvatzik La’s (Francisco)ib’ii kat chib’ii kat ch’ooni’ as kat kam vete kaat inq’a vitzine’ Ann tuk u Te’k ye kat i tx’ol imujatib’ kat onn inq’a sole’, kat itxakb’a vi umal u k’ub’ as kat jub’ali’ tuk pixhul u nailo, xonlik in kat un b’an invate jaq’ chit u jab’ale kat un txeb’ isajb’e. nik un txuq’txune tul ni telch’ul u q’ii, as nik i tx’ak in u va’ye tuk u txumum.”
— Juan de Paz Marcos
Xexocom “En el año de 1981 nos persiguieron los soldados, mataron a la gente, nuestras mascotas, pollos, cerdos, vacas, cortaron nuestras siembras de milpas, acabaron con todo. Yo tenía como doce años. Como ya no teníamos nada, comíamos lo que encontrábamos en la montaña, cualquier clase de hierba. Nos desnutrimos y muchos murieron en la montaña. Tenía un hermano llamado Francisco Marcos, se enfermó y murió de hambre. A mis hermanos Ana Marcos y Diego Marcos, que no lograron esconderse, se los llevaron, los pararon sobre una piedra y les dispararon. Sentado y con un pedazo de nylon, intentaba dormir bajo la lluvia hasta el amanecer. Me ponía feliz cuando empezaba a salir el sol, pero a la vez me ganaba el hambre y la tristeza.”
— Juan de Paz Marcos
Amajchel “Fue en 1982, los soldados que llegaron a la aldea venían del destacamento de Xemac, la Perla, del municipio de Chajul. Vinieron a quemar nuestras casas y cuando oímos que venían huimos a la montaña. Quemaron todo, nuestras siembras las cortaron y mataron a nuestros animales, también quemaron nuestra ropa. Estuvieron en la aldea cerca de tres a cuatro horas, vinieron a barrer con todo. Me llamo Nicolás y la casa que aquí quemaron era de mi padre.”
— Nicolás Cobo Raymundo
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Cocop “Uq’a b’axa kab’ale’ iliniktib’ asnachenchit ti’uq’a q’etze’, ye’q’otzalike uva’ aikuq’aa sole’ okuete kuxhnitelike veniq’avike kat q’ab’ivete ye’nikiya’ telvete’ kat talvet akunb’ale’ a’usole’, atik’o tukab’al ye’lo katb’eno’ kat atino’ tzitzi’, kat tal aakunb’ale’ silao’jo’ lakitalchanaj va’ob’oxhna’y. katq’ilvet usib’e tuq’a kab’ale’, kat talchavet akun b’ale’ unb’ajte’ valab’enveto’ ti’ub’aq’ch’ich’e nikitele’ a’e’b’a veniyatz’ chanaj uxhchil, tumuxtele katb’enveto’ kumujq’ib’ tutx’akab’en, tulva’ atik’o tutx’akab’en katq’il vetitz’euq’akab’ale’.”
— Juan Velasco
Cocop “Las primeras casas estaban juntas y lejos de la nuestra. Realmente no sabíamos si eran los soldados o eran petardos lo que se oía, pero cuando oímos que no dejaban de sonar mi padre dijo que eran soldados. Nos encontrábamos en la casa, no nos salimos, nos quedamos allí porque mi padre decía que si huíamos iban a pensar que éramos guerrilleros. Vimos el humo de las casas y luego mi padre dijo que mejor nos fuéramos porque de seguro estaban matando a la gente. Al final nos fuimos a esconder a esas montañas. Desde allí veíamos todas las casas que se quemaban.”
— Juan Velasco
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Cajixay “Tu ko’me’ atikato’, tzitza’ kat kamkat aak vixq’ele’, kat k’achpu un k’uay nonajlik ta’n jal, eq’ol un vakaxh as kat ya’tz’pu k’ava’l un talintxa’, kat k’achpu voksa’m kajayil kat k’achpi as jitkuxh ta’ne’, kat tz’ejxu vatzik ta’n unq’a sole’. Vib’inaje’ Xhan Cham López, nimalkuxhe’ unq’a intza’le’ kat paltu yaab’e 1981. Na’ytza’Numike’ u kome’, as cheel ch’okuxhve’te’, tan kat tz’e’sali, nimal uxhchil kat kamí, echcole’ u vixq’ele’ tuk ka’va’l unq’aa un talin txa’; As kat e’q’ol u vatzike’, katilecha kat yatz’pukat.”
— José Chamay
Cajixay “Aquí mataron a mi esposa y quemaron mi troje llena de mazorca. Se llevaron mis vacas y mataron a mis dos hijos. Quemaron toda mi ropa, todo lo quemaron. Además se perdió mi hermano, se lo llevaron los soldados. Él se llamaba Juan Chamay López. Muchas cosas pasaron en el año 1981. Antes aquí era una gran aldea, pero ahora es pequeña porque fue quemada. Muchos murieron, mi esposa y mis dos hijos, luego secuestraron y asesinaron a mi hermano. Quién sabe dónde lo mataron.”
— José Chamay
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Xix “Alcancé a ver en otro bordito, y así cuando el ejército entró en la primera casa, rodearon la casa. Y como la señora que vivía en esa casa era la esposa de Don Fabián Ack’abal, ella se llama Catarina Tojín. Entonces en esto cuando tenía una hija y una nuera que estaba pues en visita, y las dos pues ellas se retiraron a sus casas, pero como el ejército la alcanzó a ver, y le correteó la señora Cristina y lo fue a alcanzar en el camino y lo machetearon la cabeza. Salió el seso, directamente se regó en el camino. Y la trajeron arrastrada y la fueron a encerrar en la casa de su mamá, de su suegra. Le echaron fuego a la casa y las ocho personas quedaron cenizado en la casa, directamente terminaron, único la barriga se quedó que no se quemó. Ahora, todos los huesos de la cabeza, los brazos, las piernas, todo se quedó cenizas. En esto que lo vi pues cuando quemó la casa y escuché los gritos allí adentro, bajo el fuego.”
— Tiburcio Castro
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Xix II “Fue el 16 de febrero del mismo año de 1982. Alcancé a ver que el ejército venía corriendo, en el camino de Chalkaltzé. Alcancé ver a la señora cuando llegó en su casa ya, y lo agarraron la señora, lo acostaron sobre un trozo, y esa señora, pues, era ya embarazada, ya son momentos de dar a luz una familia, un bebé. Entonces en esto cuando lo agarraron y lo cortaron la barriga, lo partieron así a la mitad de la barriga, y cuando en esto cuando le sacaron el pobre bebé que no ha llegado el momento de nacer, y ella se murió gritando allí, y el bebé lo agarraron y lo somataron en un tronco, allí se destalló el pobre niño.”
— Tiburcio Castro
Vicalamá “Estábamos escondidos porque teníamos mucho miedo. Sólo los soldados estaban en la aldea, ya no había gente. Mi abuela y una tía regresaron para acá por algo y los soldados las agarraron aquí donde estaba su casa. Les dispararon y las mataron. A mi abuela le dieron dos tiros, uno en el estomago y otro en la frente. Quedó tirada frente a ellos. Y no se conformaron con eso, con un cuchillo o machete, no sé qué fue exactamente lo que usaron, le cortaron los senos a mi abuela, como cortando carne de algún animal, hasta llegar al estómago, también le cortaron la nariz y la boca, se le miraban los dientes. A mi tía le hicieron lo mismo. Después fue que oímos que las habían matado.”
— Tomás Raymundo Cobo
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Pexlá “Kat uli’ tu mal u txala q’i jueves, kat i y’atz uq’a uxchile’ kat iy’atz’ uq’a q’esla aama, ixoj ve tuk i ya’bil, tuk talintx’a kat ulchan unpajte’tu ich’e u septiembre, nimalchit q’ii kat juplo tu tostixh, naj tuk ixoj. Kat i nuk tib’ umal oval mil o cajval mil Chaxi’chalanaje’ nimal q’ii kat’i b’an chanaj, tulkat tilchanaj ye’nikitza’jvet unq’a tale’kat texhb’u vet inq’a q’ixime, kati paxi’ unq’a ku la’je tuk k’u pichele’. Ti motxtel kat telq’a ku puaj unq’a uxchile’, tunq’a q’ieve’ kat yatzpu’ vinqi’l uxchile’ kat jupx’o b’eluval q’ii tetz septiembre tu yab’e 1981 kat chajb’elveto’ tu junlaval tachb’al ich’ u septiembre.”
— Miguel Ramírez Xel
Pexlá “Vinieron un Jueves Santo y mataron a la gente. Mataron a ancianos, mujeres embarazadas y niños. Vinieron otra vez en septiembre. Por varios días nos encerraron en la iglesia a hombres y mujeres. Se juntaron como cinco mil o cuatro mil soldados. Se quedaron por un buen tiempo, al ver tal vez que no les alcanzaba la comida, se comieron nuestras vacas, cerdos, chivos, nuestro maíz, quebraron nuestros platos y vasos. Por ultimo se robaron el dinero de la gente. Esa vez masacraron como a veinte personas. Nos encerraron el 9 de septiembre de 1981 y nos soltaron el 11 de ese mismo mes.”
— Miguel Ramírez Xel
Chemal “Me llevaron entre las montañas, por quince días me pegaron y me lastimaron mucho. Me amarraron. Todos los días era lo mismo, me pegaban, pero un día cuando ellos se durmieron me escapé. Estaba amarrado y cuando corrí ellos se dieron cuenta y me dispararon en el hombro. Estaba muy lastimado, tardé quince días en regresar a casa. Me caí en un hoyo y ya no podía salir. En mi herida me echaba cualquier cosa como musgo con tal de curarme. Cuando logré salir del hoyo me vine despacio entre las montañas. Llegué a mi casa y me acosté, y mi madre muy preocupada me curaba. Volvieron en 1982 y quemaron la casa. Fue a eso de las cinco de la mañana, me di cuenta de que venían y le avisé a mi madre, ella estaba cocinando pero dejó el desayuno allí y huimos a las montañas.”
—Mateo Toma Pérez
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