Guerra de mujeres
The favorite, de Yorgos Lanthimos, abrió con fuerza el Festival de Cine de Los Cabos.
Si bien es cierto que los hombres han regido el mundo durante gran parte de la historia de la humanidad y son ellos quienes nos han llevado al borde de la autodestrucción a través de innumerables guerras, no estoy convencida de que nosotras lo hubiéramos hecho mejor.
La rivalidad entre mujeres se manifiesta de formas mucho más crueles y despiadadas. Son guerras de varias capas, que involucran toda clase de artimañas sexuales, psicológicas, intelectuales y emocionales. Somos violentas y territoriales; tenemos menos miedo y más resistencia al dolor. En general, sabemos disimularlo y pegar por debajo de la mesa, pero cuando perdemos la cabeza, ya no hay límites.
Yorgos Lanthimos parece tener eso bien claro, y respaldada por un guion audaz y refrescante (obra de Deborah Davis y Tony McNamara) y tres grandes actrices (Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone), The Favourite deja contundente evidencia de ello.
La historia está inspirada en la vida de la reina Ana, de la dinastía Estuardo, quien gobernó el reino de la Gran Bretaña por apenas cinco años (1702-1707) tras pasar gran parte de su vida enferma.
La de Lanthimos no es una reina glamorosa, ni una gran estratega. Es una reina débil, rota y solitaria, que ha perdido 17 hijos y a quien el designio divino le pesa como un yunque sobre la nuca. Cada paso que da le resulta doloroso por la gota que padece y por la manipulación emocional de la que ha sido víctima durante toda su vida y que la mantiene vulnerable y codependiente como una niña. La combinación de su depresión con en el inmenso poder que tiene, la convierten en la presa ideal para depredadores mucho más aptos para la guerra.
Es ahí donde entran al ruedo, Sarah, duquesa de Marlborough (Weisz) y Abigail, baronesa de Masham (Stone). La primera, una mujer fuerte y brillante sin demasiados escrúpulos, ha encontrado la forma de ser la única persona en quien la reina confía y la única que accede a su intimidad. Desde ahí, alimenta su codependencia para manipularla a su antojo.
Abigail llega al castillo esperando encontrar en Sarah, una prima a quien no conocía siquiera, una salvación ante la bancarrota de su familia. La reciben como criada, pero ella es también una mujer inteligente, educada y rapaz, a quien no le toma mucho tiempo abrirse camino en el círculo más cercano a la reina, hasta detonar los celos de Sarah, quien hará todo lo posible para defender lo que cree suyo.
Este es un duelo de extraordinarias actuaciones femeninas donde los hombres toman los roles secundarios y llevan los peinados y el maquillaje más cargado. No es, sin embargo, una película que plantee una realidad donde las mujeres tienen el control absoluto, pues eso sigue siendo totalmente inverosímil, aún en nuestra era. Si bien la historia está contada desde el punto de vista de las mujeres, sus motivaciones, no son precisamente feministas: una busca casarse para ascender en la escala social, otra quiere influir en la reina para prolongar una guerra que aumentará el prestigio de su esposo, y la tercera no salió nunca de la depresión que le provocó su incapacidad para convertirse en madre. La película es una sátira de fino humor negro que derrumba las tiesas apariencias de la realeza inalcanzable para imaginar lo carnal, lo ridículo y lo más oscuro de su vida tras puertas cerradas.
Por otro lado, el triángulo amoroso, político y sexual que construyen estas tres mujeres y la guerra que protagonizan Weisz y Stone, con todo y sus descabellados alcances, pasan a segundo plano ante la tremenda actuación de una Olivia Colman capaz de darle vida a una reina devastada, que no sabe qué hacer con ese inmenso poder que nunca pidió y que le hace daño. Una reina lesbiana de principios del siglo XVIII que está perdiendo la cabeza rodeada de 17 conejos con los que ha reemplazado a cada uno de los hijos que perdió. Su talento vuelve lo absurdo verosímil y construye un personaje que es a un tiempo triste, oscuro, divertido y fascinante, entre ataques de ansiedad, ira, celos, humor negro y momentos de lucidez con el poder de ordenar la paz entre dos naciones y revertir aumentos exponenciales a los impuestos que paga su pueblo.
The favourite es una historia que transcurre entre elegantes tapices y habitaciones enormes de techos altísimos, fotografiadas con lentes angulares que las hacen ver aún más grandes. Un marco perfecto para un drama barroco, entretenido y oscuro, que va de lo hipócrita a lo cínico, sorprendiendo en cada escena.
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