A doce años de su muerte, recordamos al autor de “Esa visible oscuridad”.
El autor William Styron nació el 11 de junio de 1925 en Newport News, en el estado de Virginia, en Estados Unidos. Muy cerca de ahí, en el condado de Southampton nació y creció Nat Turner, un esclavo que lideró la resistencia de los afroamericanos ante el sistema imperante en los estados del Sur, antes de la guerra de Sucesión. Años después se convertiría en uno de los narradores del libro por con el que Styron fue galardonado con el Pulitzer.
Después de enlistarse en la marina y casi participar en la Segunda Guerra Mundial (Japón se rindió poco después de que su barco zarpara de San Francisco), entró a la Duke University a estudiar Literatura. Su ópera prima la escribió tras renunciar a su primer trabajo, en la editorial McGraw-Hill, en Nueva York. Desde esa primer publicación, Styron se volvió una sensación literaria: al mundo llegaba una voz que acompañaría las de Faulkner, Fitzgerald y Capote.
Tendidos en la oscuridad (Lie Down in Darkness, 1951)
Este primer libro de Styron cuenta la historia de una familia bien situada económicamente que está anclada en una educación del siglo XIX y se enfrenta a una nueva y más moderna generación. El conocimiento del autor sobre las partes más oscuras del sur de Estados Unidos, da las referencias adecuadas sobre lo más siniestro de la tradición fundamentalista y las creencias radicales, que se exponen a un mundo cambiante, a la industrialización del campo y al rápido cambio que implica la modernidad.
La sección de reseñas de libros de The New York Herald Tribune dijo sobre él: “Pocos escritores recientes han tenido la capacidad de sintetizar belleza, sabiduría y narrativa como él lo ha hecho”, y The New York Times señaló que este libro tiene “el pasaje más poderoso de monólogo femenino desde el soliloquio de Molly Bloom en Ulises”.
Esta casa en llamas (Set This House on Fire, 1960).
Esta historia se vive en Italia, no mucho después de la Segunda Guerra Mundial. Styron había pasado mucho tiempo en Europa para ese entonces, incluso había fundado la revista Paris Review junto con Romain Gary, George Plimpton, Peter Matthiessen, James Baldwin, James Jones, e Irwin Shaw. Largas temporadas de esa época las pasó en Italia y varias de sus experiencias están impresas en este libro, que fue duramente recibido por la crítica, pero es una gran manera de conocer el impacto que le causó al escritor el tiempo que pasó allá.
Peter Leverett es un abogado que está vacaciones en Italia, encantado de convivir con Mason Flagg, un guapo y rico playboy con un estilo de vida glamoroso. Para Leverett, un joven bondadoso y bastante crédulo, siempre ha sido un héroe, pero unas horas después de su reunión, Mason es encontrado muerto. La corrupta policía local rápidamente calificó de suicidio a su muerte, pero Peter sospecha de un juego sucio. Y para su horror y consternación, el principal sospechoso es un estadounidense llamado Cass Kinsolving.
Cass y Peter son del sur de Estados Unidos y ambos reflejan dos personalidades estereotípicas de esta región. Peter tiene modales leves, proviene de circunstancias relativamente cómodas en Virginia, mientras que Cass, brutal, profano y violento, creció en la pobreza en la zona rural de Carolina del Norte. La mayor parte de la novela toma la forma de conversaciones y flashbacks entre los dos hombres que hablan mientras pescan en un lago cerca de Charleston, Carolina del Sur.
Las confesiones de Nat Turner (The Confessions of Nat Turner, 1967)
Este libro fue escrito a partir de la confesión que hizo el mismo Nat Turner mientras esperaba en la cárcel a que llegara el día de su ejecución. Él fue el primer esclavo en intentar una revolución armada en contra de los abusos a los afroamericanos en el sur estadounidense antes de la Guerra Civil. En el frío de otoño, mientras el predicador de tez negra esperaba a la muerte, cuenta cómo percibió la orden divina de alzarse en armas y ejecutar una sangrienta venganza en la que debía aniquilar a todas las personas de raza blanca en la región.
Esta precisa narración de la miseria, las traiciones, la crueldad, las humillaciones e injusticias fue la razón por la que William Styron fue galardonado con el Premio Pulitzer a Obras Literarias de Ficción.
La decisión de Sophie (Sophie’s Choice, 1979).
Este es el libro más famoso de William Styron, especialmente después de haber sido llevada al cine en 1982 con Meryl Streep como protagonista, papel por el que fue nominada a un Oscar como mejor actriz por el papel. Sin embargo, antes de eso, ya se había convertido en un bestseller y había obtenido National Book Award de Ficción en 1980.
En esta historia, Styron cuenta la relación entre Stingo, un aspirante a escritor del sur de Estados Unidos, Nathan Landau, un científico judío y Sophie, una polaca de religión católica que sobrevivió a los campos de concentración de los nazis alemanes.
La narración está inspirada en el tiempo que Styron pasó en Brooklyn, donde conoció a un refugiado polaco y además hizo una extensa investigación de los campos de concentración, visitando Auschwitz para poder contarlo con conocimiento de causa.
La recepción del libro fue buena, aunque hubieron severas críticas, principalmente por haber retratado a una víctima no judía del Holocausto y también por haber incluido escenas sexuales explícitas. La pieza fue prohibida en Sudáfrica, en la Polonia comunista por su “retrato inquebrantable del antisemitismo polaco”, y en la Unión Soviética fue censurada.
Esa visible oscuridad: memoria de la locura (Darkness Visible: A Memoir of Madness, 1990)
Este relato es la manera en la que Styron cuenta la tremenda depresión en la que cayó el mismo año de su cumpleaños número 70. En Esa visible oscuridad explica que se dio cuenta de su enfermedad en 1985, en un viaje a París para recibir el prestigioso Premio Mundial Cino del Duca en compañía de su esposa. Ante tal escenario parece ilógico estar sumergido en una depresión, sin embargo, Styron relata, casi a tono de estudio psicoanalítico, los sucesos que lo llevaron a tal condición.
De manera testimonial así como literaria, el escritor describe su enfermedad –la cual también padecía su padre antes de morir– y sus efectos más devastadores, que le permiten hablar de terror y locura.
“Hasta las mañanas empeoraban ahora cuando vagaba letárgico de un lado para otro, a continuación de mi sueño sintético, pero las tardes seguían siendo lo peor de todo, a partir más o menos de las tres, hora en que sentía el horror, como una niebla compacta y venenosa, irrumpir sobre mi mente, obligándome a meterme en la cama. Y en ella permanecía por espacio de seis horas, soporoso y virtualmente paralizado, mirando al techo y esperando ese momento de primeras horas de la noche en que, misteriosamente, la crucifixión se mitigaba justo lo suficiente para permitirme la obligada ingestión de algún alimento y luego, como un autómata, procurar de nuevo una hora o dos de sueño. ¿Por qué no estaba en un hospital?”, describe sobre un momento crítico de la enfermedad.
William Styron murió el 1 de noviembre del 2006 a causa de una neumonía fulminante, a los 81 años. Este autor se puede reconocer como uno de los escritores estadounidenses más importantes del siglo XX, que narró diferentes perspectivas de la vida de su país, las vicisitudes del sur, las injusticias y los paradigmas a los cuáles se confrontaba esa sociedad en esos tiempos. El éxito lo logró desde su primer libro, pues sabía interpelar al lector, mover sentimientos y despertar curiosidades, con lo cual logró colocarse en la lista de los más vendidos con casi cada una de sus ficciones.
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