Jaime Durán Barba: El hombre que fabrica presidentes
Reportajes

El hombre que fabrica presidentes

Leonardo Blanco
Fotografía de Félix Busso


Jaime Durán Barba, estrella de la consultoría política en América Latina y autor de campañas electorales como la de Marcelo Ebrard y Mauricio Macri.

Tiempo de lectura: 28 minutos

Jaime Durán Barba creó hace treinta años la encuestadora Informe Confidencial, que le ha permitido volverse una estrella de la consultoría política en América Latina. En su país, Ecuador, fue secretario de la Administración Pública durante la presidencia de Jamil Mahuad, pero luego asesoró a varios candidatos de toda la región. Es uno de los artífices de los triunfos electorales de Lenin Moreno, Miguel Ángel Mancera, Marcelo Ebrard y, sobre todo, Mauricio Macri. Las ideas políticas de Durán Barba —quien también es sociólogo y escritor— no dejan indiferente a nadie. 

Todo era viento y agua y ramas volando. Ráfagas por izquierda y derecha, agua por arriba y por los costados. Intentaba avanzar por una calle de Washington D. C., pero no sabía dónde estaba. Llevaba una hora caminando, empapado y a la deriva, entre remolinos que lo cegaban. Las ramas que llegaban volando lo lastimaban y no le quedaba un solo músculo que no chillara de dolor. Era la única persona a la intemperie en medio del apocalipsis. Y estaba de lo más divertido. 

El toque de queda regía para toda la ciudad. Por esos días —fines de octubre de 2012— los medios ya habían bautizado al huracán Sandy como Frankenstorm, debido a su monstruosidad, y él debió haber permanecido en el hotel, por lo menos hasta que se anunciara oficialmente que lo peor había pasado. Se lo habían dicho en el avión —tras un aterrizaje complicado—; en el lobby del hotel Washington Circle —cuando la recepcionista intentó detenerlo sin suerte antes de que saliera—, y en el local de CBS —donde entró a comprar unas latas de Coca-Cola para metérselas en los bolsillos del impermeable y no volarse—. No había motivo para que un hombre de casi 70 años estuviera corriendo esos riesgos. Pero se había levantado a la mañana y había visto un trozo de árbol pasar volando por la ventana. Entonces, algo le hizo pensar que eso era maravilloso y que se le antojaba vivirlo en carne propia. Cuando más de una hora después de haber salido regresó rengueando a su hotel, su cuerpo era un despojo. La recepcionista lo esperaba furiosa y le gritaba que si él moría la que iba a tener problemas era ella por haberlo dejado salir. 

Al día siguiente, el profesor Jaime Durán Barba se paró como pudo, seco pero dolorido, frente a su clase de la Escuela de Graduados de Gestión Pública de la George Washington University, para criticar a los teóricos de la política que, en su esfuerzo por imaginar desde su escritorio un bosque ideal, no llegan a comprender que existen árboles, ramas, hojas, y que sin estos elementos que pueden parecer pueriles no existe el bosque. Que los principales actores de los procesos electorales son seres humanos comunes y corrientes que sueñan, viven, tienen hambre, pasean a su perro, se enojan y tratan de divertirse en un mundo lúdico. Un mundo en el que gente como él juega a desafiar huracanes.

Es un día fresco y soleado de otoño de 2017 en Buenos Aires. Son las once de la mañana y no hay pronóstico de huracanes. El primero en llegar a La Biela, un tradicional café en el coqueto barrio de Recoleta, es Gandhi José Espinosa Tinajero, discípulo y colaborador de Durán Barba. 

—Jaime está un poquito atrasado —dice, cortés, y se dedica a seguir los pasos de su jefe, en tiempo real, por WhatsApp. 

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