La cámara sin recuerdos de Claudia Sainte-Luce
«La caja vacía» es la nueva aventura fílmica de Claudia Sainte-Luce, quien buscó una manera novedosa de contar la pérdida de la memoria.
“Todas las historias son personales”, así lo asegura la cineasta mexicana Claudia Sainte-Luce. Porque no importa de qué hables, todas tienen algo de los miedos propios, si no es que de obsesiones y unos miedos más evidentes que otros. Esto la impulsó a filmar su multipremiada ópera prima Los insólitos peces-gato en 2013, y ahora su segundo largometraje donde ha puesto nuevamente su visión del mundo. Si en su primera cinta exploró la transformación física de una enferma en estado terminal, ahora su obsesión fue la mental, la pérdida de los recuerdos.
La caja vacía cuenta la historia de Toussaint, un inmigrante haitiano (interpretado por el actor Jimmy Jean-Louis) que vive en la Ciudad de México, distanciado de su hija Jazmín. Cuando él descubre que tiene demencia vascular, regresa al lado de su renuente hija, quien le acompaña a través de la enfermedad mientras busca cómo hacer encajar todo de nuevo en su vida. La gran sorpresa de esta película es que Jazmín es interpretada por la misma Claudia Sainte-Luce.
Hace seis años, el padre de la directora fue diagnosticado con la misma enfermedad, que causa pérdida de memoria y de la habilidad para tomar decisiones y resolver problemas. A partir de eso, Sainte-Luce desarrolló una obsesión con la muerte y cómo enfrentarla, especialmente cuando el ser querido va despidiéndose de forma lenta y dolorosa. Realizó casting tras casting sin poder encontrar a alguien cuyo trabajo le gustara y tuviera conocimiento del tema. Eso la llevó a dar el salto hacia el otro lado de la cámara, rompiendo de cierta manera la cuarta pared del cine.
Claudia Sainte-Luce define actuar y dirigir al mismo tiempo como un proceso un tanto esquizofrénico. “Es como dividirse el cerebro porque señalaba en escenas cuando las otras actrices se equivocaban en los diálogos”, dice en entrevista para Gatopardo. “En el set era difícil. Responder a un diálogo y luego decir ‘¡Corte! No es así…’ Destanteaba bastante”.
La caja vacía recurre a saltos narrativos para exponer lo que ocurre en la cabeza de Toussaint y para explicar su desgarradora dinámica familiar. “Esta enfermedad es como ir volviendo al vientre”, dice la directora para explicar su elección de revelar los recuerdos de adelante hacia atrás, y compara esto con clavar una navaja en la pared: lo más profundo es lo más difícil de resanar. “Creo que lo más antiguo es lo que más anclado está a uno, es un riesgo, pero quise hacerlo”.
Entre Los insólitos peces-gato y La caja vacía, Sainte-Luce se obsesionó con el trabajo de los actores. “Me gusta hablar con personas que ya hablan el mismo lenguaje, que tienen esa misma pasión por la ficción, que pueden dejar que el personaje entre a ellos”.
Fue durante el Festival Internacional de Cine de Morelia de 2016 cuando se estrenó por primera vez esta cinta. Paula Markovitch se encontraba presente y reconoció a La caja vacía como una película singular. “Retrata sólo un problema de un solo personaje”, en lugar de recurrir a una problemática generalizada para contar una historia. “Habla de una madurez que estemos hablando de seres únicos”, declaró. Este mes la cinta llega a las salas de cine comercial en México.
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