Ganadora del premio a Mejor Guión en el pasado Festival de Cine de Sundance, la película Tiempo compartido, de Sebastián Hoffman, se presentará por primera vez en México en el 33º Festival Internacional de Cine en Guadalajara. En esta película, dos familias coinciden en un paraíso tropical; pero lo que debía ser una vacación tranquila y relajante, termina siendo un infierno para Pedro (Luis Gerardo Méndez), quien quedará roto; literal y metafóricamente.

Previo a su estreno en México, platicamos en Sundance con parte del elenco: Luis Gerardo Méndez (LGM), Cassandra Ciangherotti (CC) y Montserrat Marañon (MM).

En la película, las vacaciones y el hotel representan mucho; son como un símbolo de poder aspirar a una vida mejor…

CC: Para mí justo es lo que dices, o sea, lo que intenta Everfields –el complejo hotelero de la película–, es convencer a la gente de que ahí está la felicidad, que ahí van a encontrar la noción de familia… cuando en realidad se encuentra en otros lugares y no en esos espacios prefabricados. Además es un lugar de mucha pretensión, si estás dentro ya la hiciste; puedes tener un status, pero si no estás dentro, no eres nadie. La cosa es pertenecer. Me parece que es muy doloroso basarse solo en el dinero y en todo lo que te puede crear un estatus tan falso como ese…

LGM: Sí, yo creo también que es una crítica al capitalismo, a la manera como funciona el servicio al cliente. En México también existe, pero en Estados Unidos es muy, muy fuerte. A cualquier lugar que llegas te dicen: “Can I help you with something, sweetie? Oh, I love your shirt, you look amazing”. Pero no es real; tienen que hacer sentir al cliente increíble, pero es falso; todo tiene una agenda. Esta película es una reflexión sobre el capitalismo y sobre esas trasnacionales que están por todos lados. Este hotel es como un microcosmos, pero podría haber sido; no sé, la editorial de una revista, o una televisora; está por todos lados.

Luis Gerardo Méndez en un fotograma de «Tiempo compartido», de Sebastián Hoffman.

Montserrat, interpretas a la esposa de Andrés (Miguel Rodarte), una mujer muy resiliente que pasó por algo muy difícil –la pérdida de un hijo–; sin embargo, está buscando la manera de salir adelante aferrándose a su trabajo…

MM: Sí. Gloria es una sobreviviente en medio de este tiempo compartido, ella es una empleada del hotel; lo cual también me encanta porque muestra ese lado del hotel que es poco visto. En esta película se ve qué es lo que pasa dentro de las entrañas del resort y eso es muy interesante. Ella sobrevive a una tragedia y trata de empujar a su marido a también salir de esa tragedia. No quiero contarles más, pero su manera de salir no es precisamente la más ética, pero para mí ella es una sobreviviente; pasar por una historia así de terrible y lograr agarrarse de algo, de una puerta así, me parece muy valioso. Gloria es una mujer que tiene mucho valor y que tiene mucha garra.

Cassandra, tu personaje parece uno de los pocos cuerdos en la película y quien está un poco manteniendo el balance en esta confusión que les pasa a estas dos familias que son obligadas a coexistir en un mismo espacio.

CC: Sí, se plantea que Eva viene de una enfermedad, no se habla de cuál, pero nosotros lo manejamos como que viene de una depresión muy fuerte, y que después de que tuvo que estar en una clínica, llega a este lugar con su familia tratando de estar bien, de echarle ganas y de estar contenta a pesar de que le cuesta mucho. En el resort, cuando tienen que compartir la villa, Eva sí encuentra a una familia: ve la relación que tiene esa otra pareja, la dinámica con sus hijitos y empieza a sentirse bien. Me gusta mucho esta idea de estas mujeres que están tratando de salir delante de situaciones que las rebasan y de cómo los maridos no las dejan salir; no las dejan…

Miguel Rodarte en «Tiempo compartido».

Luis Gerardo, tu personaje empieza roto (de un pie) y luego termina aún mucho más “quebrado”…

LGM: Sí, es que filmando Camino a Marte, antes de hacer Tiempo compartido, me esguincé el tobillo y el doctor me dijo la única manera de hacer esta película era usando una bota, porque si no me iba a fracturar el pie. Cuando le dije a Sebastián (el director) casi se muere, me dijo: “¡No me hagas esto!”. Pero luego lo pensó y dijo: “Está bien, está padre porque estás roto desde el principio y te va a ir peor…” Entonces el viaje de este personaje es eso. Me gusta porque representa este impulso que tiene cualquier padre o madre por sacar adelante a su familia, por darles lo mejor, y de cómo el sistema, cómo todas las corporaciones que están a tu alrededor, no te dejan hacerlo porque para ellos tú solo significas un número…

Podrían hablarnos de su experiencia en la filmación, supimos que filmaron en Acapulco casi en Semana Santa, debió haber sido algo caótico…

CC: Llegaban camiones en la mañana con muchísima gente que participaba como extras. No pudimos cerrar el hotel así es que tuvimos que filmar muy temprano o en la tarde ya cuando no hubiera tanta gente. Es padre cuando hay extras y cuando se crea una realidad parecida.

MM: Fue en el Princess de Acapulco. A mí me encantaron las locaciones. Una cosa que me gustó de esta película es que a pesar de que es una historia en la playa, nunca se ve el mar, todo es adentro del hotel. Yo estuve como casi un mes filmando, y sí, en el mar la vida es más sabrosa, pero como nos agarraron las vacaciones de Semana Santa, fue un desastre tremendo: muchísima gente, basura… y producción tenía que cuidar mucho a nuestros protagónicos famosos, ¡porque había un gentío tremendo!

LGM: Fue muy difícil, como dijo Sebastián en la premier; que Cuarón, Del Toro o Iñarritu sean los cineastas que son ahora, no es casualidad; porque si tú logras hacer cine en México, y lo haces bien, cuando te den todos los juguetes de una producción norteamericana puedes hacer maravillas. En México tenemos que hacer las cosas muy eficientemente porque no tenemos dinero, hay muy pocos recursos y hay que optimizar todo. Una producción norteamericana hubiera rentado el Princess entero durante dos meses. Nosotros no podíamos hacer eso entonces filmábamos mientras había huéspedes, y sí, yo no podía ni salir al lobby. Para transpórtame a los distintos sets, como estaba mal de mi pie, me ponían en una silla de ruedas, una gorra, lentes y me empujaba un chavo de producción, así que la gente sólo veía a un viejecillo en silla de ruedas. Pero también fue muy divertido porque ahí estaba todo: en esas multitudes; ahí estaba toda la inspiración para mi personaje.

Cassandra Ciangherotti y Luis Gerardo Méndez en «Tiempo compartido».

Cassandra, en los últimos años has hecho películas de todo tipo de géneros: drama, comedia, ciencia ficción, ¿qué significa para ti poder hacer películas que se salen del estándar y que proponen algo distinto como lo hace Tiempo Compartido?

CC: Es muy gratificante, tiene que ver con una búsqueda que uno lleva como actor. Este tipo de proyectos es de los que quisiera estar haciendo todo el tiempo, pero actuar también es un oficio, y luego hay que hacer proyectos que a lo mejor no te gustan tanto, pero tienes que trabajar. Pero ciertamente esta película es una satisfacción enorme para mí, porque es justamente por las razones por las que estudias y por las que haces lo que haces…

Montserrat, has tenido una buena época en el teatro luego de proyectos como La estética del crimen y Las Noches con Monina Mistral, ¿en qué más te podremos ver este año?

MM: Este año seguiré con Andy Zuno y Ludwika Paleta, en Los hijos también lloran, estaremos en el Teatro Milán hasta abril y luego nos vamos de gira, lo cual es fantástico. También, por ahí de julio, estrenaré Edificio Roma, un apoyo de Efiteatro, la dirección será de Angélica Rogel. Tengo por ahí otra propuesta probablemente para una obra para el Cervantino, así que yo sigo con teatro, tengo mucha necedad (risas).

Equipo de «Tiempo compartido» en su presentación a la prensa. Fotografía: Andrés Olascoaga.

Finalmente quisiera que me contaran ¿qué significó para ustedes estar en un festival tan importante como Sundance?

CC: Fue como la coronación de un esfuerzo enorme que nos implicó a todos. Una gratificación muy grande, como una sobadita en el corazón, es muy lindo estar acá. Supongo que para el director y para el productor hay más expectativa de la que puede haber para los actores, porque nosotros ya hicimos nuestro trabajo. Pero ciertamente da un gusto enorme celebrar con una película en la que todos y cada uno estamos completamente orgullosos; pocas veces sucede eso, que todos los miembros del equipo nos admiramos los unos a los otros; nos respetamos, queremos y valoramos.

MM: Para mí fue muy sorpresivo, fue muy emocionante porque como dice Cassandra uno hace su chamba y a ver qué pasa, pero para mí toda la filmación fue muy novedosa, me sentía como niña chiquita con un juguete nuevo que aún no sabe cómo se usa y qué se hace con él. Hay cosas que todavía no entiendo de la magnitud de este festival, por supuesto que lo conocía, pero estar aquí me ha hecho sentir muy conmovida.

LGM: Pues mucha emoción, la verdad, y pocos nervios… lo que pasa es una sensación muy distinta a la de una premier, porque al estar seleccionado en un festival como éste de alguna manera ya te están validando; entonces hay algo de los nervios que desaparece, porque sabes que estás aquí por algo. Aún así, fue sorprendente la reacción del público, fue muy bonito que el aplauso durara tanto.

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