El músico californiano puso su carrera y su vida en peligro como rehén de un doctor malintencionado.
Era 1966 y las canciones «Don’t Worry Baby», «I get around», «Surfin’ Safari» y «Little Saint Nick» –un estandarte navideño–, llevaban el sonido de los Beach Boys a todo el país. Brian Wilson, con apenas 22 años de edad, ya había grabado siete álbumes exitosos.
Wilson nació el 20 de junio de 1942 y el mundo fue testigo de sus años más creativos durante la década de los sesenta. Su éxito junto a The Beach Boys y su asombrosa productividad como compositor, a pesar de que era sordo de un oído, causó asombro en varios músicos como Bob Dylan, Phillip Glass, John Lennon y Paul McCartney. Hubo quien lo llamó «el Mozart estadounidense».
Rumbo a los años más experimentales de la música rock, Brian Wilson no se quedó atrás. aunque ese no fuera su género predilecto. Al cumplir 23 años cambió el curso de la historia musical con el disco Pet Sounds. El músico le había insistido a los demás integrantes de The Beach Boys que lo dejaran quedarse en casa a componer en lugar de ir a las giras. Una vez liberado de esos compromisos, comenzó a experimentar con todo tipo de drogas psicodélicas.
Para lograr el sonido de Pet Sounds, Brian utilizó ukuleles, acordeones, bongos, violines y hasta sonidos de latas de refresco o perros ladrando.
El disco fue un éxito en todo el mundo y llegó al número uno en las listas de popularidad. A Pet Sounds le siguió el sencillo “Good Vibrations”, que también fue catalogado como una sinfonía moderna y era prueba de que la banda había alcanzado un nivel de producción histórico. En cuanto a renombre y similitud en estilos musicales pop, los Beach Boys competían con los Beatles, aunque ambos eran objeto de inspiración y admiración mutua.
Brían Wilson no se consideraba un genio y le parecía vergonzoso que alguien más lo hiciera.
«Good Vibrations» fue la antesala de su siguiente proyecto, Smile, que prometía superar a Pet Sounds. Sin embargo, entre 1967 y 1972, Brian Wilson tuvo problemas creativos con los demás integrantes de los Beach Boys.
Aunque sí participó en el proceso de los siguientes álbumes de The Beach Boys, Brian cedió el liderazgo en la banda a su hermano y cantante, Carl Wilson. La realidad es que ya le había cansado que los demás integrantes de la banda quisieran regresar al sonido con el que empezaron, a hablar de surf en sus letras y apegarse a los arreglos sencillos.
Smile nunca vio la luz y, por otro lado, la salud mental y física de Brian decayeron. A lo largo de su carrera, los medios tildaron de «demonios» y «consecuencias de las drogas» a sus desórdenes mentales síntomas. Así arrancó un episodio de terror en su vida.
Desde joven fue diagnosticado con bipolaridad y trastorno esquizoafectivo. Brian Wilson escuchaba voces que le decían que estaba acabado y que iba a morir. La mezcla de estos desórdenes y el consumo de drogas emperaron su condición.
La situación era cada vez más grave. Para mediados de la década de los setenta Wilson no salía de su cama y pasaba semanas sin bañarse. Su familia lo convenció de tomar terapia con Eugene Landy, un doctor que usaba tratamientos poco ortodoxos para eliminar las adicciones. El régimen al que lo sometió consistía en diversos medicamentos, nadar y correr por las mañanas para bajar el peso que había ganado por su inactividad y seguir componiendo música. Para el 15 aniversario de su banda, Wilson estaba de pie y tocó en vivo en 1976.
Por problemas con el agente de los Beach Boys, Landy -que ganaba 35 mil dólares al mes por tratar a Wilson- fue despedido, pero el músico californiano cayó de nuevo en las adicciones y Marilyn, su esposa, recontrató al doctor. Tiempo después, la pareja se divorció.
Para 1982, de acuerdo con Los Angeles Times, Landy se asoció con Brian Wilson y compartían las regalías de lo que el músico producía, desde grabaciones, películas, soundtracks y libros. Para 1988 la terapia había terminado, pero ambos mantuvieron una relación muy estrecha por los negocios que supuestamente hacían juntos.
Ese mismo año el músico sacó su primer disco en solitario, Brian Wilson, producido por Gene Landy. En esa época la Junta de Garantía de Calidad Médica en California comenzó a investigar al doctor por conducta negligente y abuso sexual de una paciente.
Melinda Ledbetter, una ex vendedora de autos que comenzó a salir con Brian en esa época, confirmó que Landy solía darle drogas para calmarlo, pero al salir el álbum en solitario, empezó a darle pastillas para activarlo de nuevo. Ella le temía al doctor, al grado que cuando visitaba a Brian, ella daba aviso a su madre, además de grabar sus conversaciones.
Para Wilson, Landy era una figura paterna que le enseñó a nadar, a correr y a comer saludablemente. según dijo en una entrevista de 2016 al New York Post. Melinda respaldó esta idea al recordar que el padre de Brian lo maltrató durante su infancia, mientras que su madre tomaba constantemente. «Como Brian venía de tal disfunción, fue difícil para él reconocer que con Landy estaba en una situación parecida», dijo.
En 1991, Landy se autodenominó productor del disco Sweet Insanity de Wilson y de la autobiografía que había escrito el músico, en la que daba crédito al doctor y le agradecía con la frase «sin ti, no habría música».
De acuerdo con Melinda Ledbetter, el doctor lo había hecho firmar un testamento en el que le dejaba todo a él en caso de que falleciera. Finalmente, la familia de Wilson, de quien se había apartado completamente por chantajes que ejercía Landy sobre él, demandó al doctor y le dieron una orden de restricción en 1992. Ese mismo año Melinda y Brian se casaron.
A partir del año 2002, Brian Wilson recobró su carrera artística y logró tocar el Pet Sounds en Londres, completó su disco Smile y continúa sus colaboraciones con artistas como Janelle Monae.
Todavía en 2019 Brian Wilson se encuentra de gira, aunque ha cancelado algunas fechas por sentirse «mentalmente inseguro», pero afirma que ya lleva un tratamiento adecuado que le ha permitido tener una vida sana y creativa.
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