México despide a Peña Nieto con más de 80% de desaprobación
Enrique Peña Nieto sólo es considerado como un presidente aceptable o bueno por el 18% de los ciudadanos mexicanos.
Peña Nieto fue el líder de un sexenio complejo, sucio y extremadamente violento, en el que la presión dentro de la olla llegó a ser tal que salió a borbotones a través de reportajes, videos, asesinatos, desapariciones y manifestaciones. Cuando él llegó a la silla presidencial había muchos contentos, era el rostro del “nuevo PRI”, que venía a arreglar el tiradero del PAN. Las reformas estructurales se convirtieron en el estandarte de su gobierno y puso a tres de los más grandes enemigos públicos tras las rejas (aunque a una, Elba Esther Gordillo, ya la dejó salir; el Chapo Guzmán se le escapó una vez; y Javier Duarte, exgobernador de Veracruz, está con un pie afuera).
A tres meses de terminar su sexenio, diferentes encuestadoras se han dado a la tarea de revisar y contrastar los niveles de aprobación entre los mexicanos. En los spots rumbo a su último informe de gobierno, Peña Nieto no ha parado de leer el teleprompter con mensajes como: “Dejo un país mejor que el que recibí hace seis años”. Pero ni las cifras ni la opinión pública respaldan sus declaraciones.
Enrique Peña Nieto sólo es considerado como un presidente aceptable o bueno por el 18% de los ciudadanos mexicanos. El grupo de personas que menos lo aprobaba, según la Encuesta Mitofsky de agosto del 2018, son jóvenes y universitarios de entre 18 y 29 años, mientras que el segmento que más quiere a Peña antes de irse son personas de 50 años en adelante y aquellos que tienen un nivel de escolaridad máximo de primaria.
De acuerdo con Parametría, ocho de cada 10 mexicanos consideran que el priista hizo menos de lo que esperaba. Solo 5% afirma que logró más de lo esperado y 11% cree que cumplió con las expectativas.
El priista es el mandatario federal peor evaluado en comparación con sus antecesores panistas, Felipe Calderón y Vicente Fox, quienes en su peor momento alcanzaron aprobación de 41 y 35%, según reportó la Segunda Encuesta Nacional de Opinión Ciudadana 2017, de la consultora GEA-ISA.
Cuando Barack Obama dejó la Oficina Oval, las encuestas anunciaron que había alcanzado el título de uno de los presidentes más queridos por los ciudadanos estadounidenses. Según la encuesta de CNN/ORC, el 60% de la gente pensaba que su mandato había sido un éxito y lo iban a extrañar. Sólo Bill Clinton en el 2001 y Ronald Reagan en 1989 habían alcanzado números mayores.
Por otro lado, Lula da Silva dejó la presidencia con cerca del 80% de aprobación, aún después de ser el líder del país que estaba al centro de uno de los casos de corrupción y lavado de dinero más grandes y famosos del mundo: Odebretch. Este querido presidente está condenado a 12 años y un mes de prisión y aún así se mostró en las encuestas como el candidato más fuerte para las elecciones del octubre del 2018, hasta que el Tribunal Electoral decidió que no podrá participar en la contienda.
Durante los seis años de presidencia de Peña Nieto, el nivel de aprobación más alta que obtuvo fue en Febrero del 2013, al comienzo, con 56%, según las encuestas Buendía & Laredo. Desde ese momento, los números comenzaron a bajar, con tan sólo pequeños repuntes que lo llevaron al 47% cuando capturaron a Joaquín Guzmán Loera, la primera vez; y 42% en noviembre del 2015, cuando lo volvieron a encontrar. En cambio, su desaprobación, que arrancó en un 29%, llegó hasta el 71%, con un especial repunte tras implementar el “Gasolinazo”. Enrique Peña Nieto está cerrando un sexenio con más de 100 mil asesinatos, el más violento sobre el que existe un recuento estadístico (Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica SNSP). Es también el sexenio en el que la cifra oficial de desaparecidos 34 mil 268 personas desaparecidas en México. Queda pendiente Ayotzinapa, Nochixtlán, cientos de feminicidios, la verdad detrás de la Casa Blanca y de la invitación a Donald Trump antes de que fuera presidente, entre muchos otros temas que no se olvidarán. Según los encuestas, hay un 18% de mexicanos que aún lo respaldan, pero el resto no lo van a extrañar.
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