Ulises Carrión y la anti-escritura
Reconocido como el pionero de los libros de artista, el Museo Jumex presenta la más grande retrospectiva del mexicano Ulises Carrión.
¿Qué sentido tiene leer un libro sin palabras, de páginas destruidas o carente de historia? El artista mexicano Ulises Carrión parecía tener la respuesta: “Contrario a la creencia popular, un escritor no produce libros; un escritor produce textos”. Escritor de formación pero quizás el artista conceptual más importante en la historia del arte mexicano, Carrión buscó liberar al libro de su servidumbre con la literatura y arrebatarle a ésta su función narrativa, generando libros que eran obras de arte en sí mismos y textos que hacían evidente la estructura del lenguaje. Experimentó con todos los medios que estuvieron a su alcance: dibujos, videos, performances, obras sonoras, arte postal, proyectos públicos y, sobre todo, libros de artista, campo en el que fue pionero.
Para examinar a profundidad su legado, el Museo Nacional Reina Sofía, en Madrid, organizó Querido lector. No lea, la más grande retrospectiva de Carrión. Curada por Guy Schraenen, antiguo colaborador de Carrión, la exposición revisa a través de 350 piezas todos los aspectos de su producción como artista, escritor, editor, galerista, curador y teórico. Ahora el Jumex hospeda esta muestra en el país, cuyo principal mérito es presentarlo en su complejidad como artista. “Presentar este proyecto en México no es un regreso del hijo pródigo”, dice João Fernandes, subdirector del Museo Reina Sofía, “es alguien que ha nacido en México y que ha sabido cuestionar al mundo al mismo tiempo que ha cuestionado siempre su identidad. Y encontrar la identidad de ese artista es más importante que cualquier pasaporte”.
Nacido en San Andrés Tuxtla, Veracruz, en 1941, Carrión disfrutó desde muy temprano de reconocimiento como escritor, oficio que abandonó para cortar de tajo todo vínculo con las letras tradicionales y desarrollar sus investigaciones en otros terrenos. “Él no quería ser un héroe de la literatura mexicana”, explica Fernandes, “él quería añadir cosas al arte”. En Ámsterdam, donde se instaló desde 1972, Carrión produjo la serie de dibujos Impresión + Bolígrafo, páginas de libros intervenidas con gestos mínimos como separar palabras con diagonales o unir el inicio y el fin de los párrafos con una línea, revelando los huecos por los que el lenguaje puede ser vulnerado y evidenciado por medio del arte. Schraenen explica: “Una cosa acerca de sus obras es que tienen que ser vistas únicamente como la visualización de sus teorías. Ulises no era un artista visual. Sus libros, sus dibujos, sus películas eran visualizaciones de sus teorías”.
El parteaguas en la carrera de Carrión es la librería-galería Other Books and So, fundada en Ámsterdam en 1975, la primera en el mundo especializada en publicaciones de artistas. En cuatro años de vida, circularon por su minúsculo espacio libros, revistas, periódicos, cintas y postales de artistas que echaban mano de estos formatos baratos y fáciles de transportar como alternativa a los espacios oficiales. “Era una elección el estar fuera del sistema”, comenta Schraenen, “queríamos inventar nuestro propio movimiento con exposiciones, intercambiando obra, creando nuestra propia red de gente, y en esto Ulises encajó a la perfección”.
Para Carrión los libros de artista seguían siendo un intento por atacar a la escritura en su forma, y lo comprobó con ejemplares compuestos de hojas destrozadas, papeles tapiz, operaciones matemáticas, repetitivas instrucciones o la conjugación de un solo verbo. Aunque ninguno expone la idea del libro como objeto en constante cambio como el video A Book, en el que un par de manos arrancan las hojas de un libro mientras otras las reacomodan en un montón, creando un nuevo tomo a partir de sus restos.
“Para Ulises su arte es una manera de deconstruir el arte que él encuentra, la literatura existente, las artes visuales existentes, y rehacerlos de manera distinta. Los libros de artista son una manera de cuestionar la literatura como monumento, como expresión cultural, y de poner en cuestión también el sistema del arte”, dice Fernandes.
Carrión continuó sus forcejeos con la escritura, a los que Octavio Paz llamó anti-textos poéticos, hasta su muerte en 1989. “Él no pretendió ser un artista, como no ha pretendido ser un escritor”, aclara Fernandes, “él buscó las posibilidades de ser un hombre libre, de vivir en una libertad que el arte le proveía”. Fue esa libertad lo que le permitió navegar bajo dos banderas, la del arte y la literatura, la del libro y la del texto, sin comprometer sus exploraciones con las convenciones de ninguna de las dos.
Ese desenfado anima sus obras con fuerza suficiente para que aún hoy nos parezcan relevantes. Para hacer resonar su voz y darle una última instrucción al lector confundido: no lea.
Ulises Carrión, Querido Lector. No lea
Museo Jumex
Miguel de Cervantes Saavedra 303,
Col. Granada, Ciudad de México
Hasta el 30 de abril de 2017
fundacionjumex.org
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