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Cinco libros sobre la Independencia e historia de México. Ilustración de Mara Hernández.
Con el pretexto del Día de la Independencia, seleccionamos cinco libros para interpretar de otra forma la historia de México.
Dicen que la Patria es primero, pero el significado de esa palabra varía con el tiempo, el contexto e incluso el gobierno en turno. ¿Qué significa realmente ser mexicano?, ¿cómo miramos nuestra propia historia sin caer en los lugares comunes aprendidos desde la primaria.
Este mes elegimos cinco lecturas fundamentales para conocer, entender y cuestionar lo que nos repiten desde muy niños y que al ser adulto apenas comenzamos a entender.
La Ciudad que ya no Existe
De Carlos Villasana (Planeta, 2021)
Este libro lo recomiendo ampliamente. No solo para ti, sino para todos tus seres queridos. Probablemente en sus páginas encontraremos esas historias de nuestros tíos, abuelos y primos que tuvieron la dicha de admirar la ciudad que Carlos conoce de memoria, gracias a la amplia colección de fotografías que posee y que sigue creciendo con cada visita La Lagunilla, la Colonia Portales o el Jardín Pushkin. Tener este libro es tener en tus manos un fragmento de aquella ciudad que a menudo escuchamos en los relatos de otros: la ciudad con una librería en la Alameda o el niño que, mientras disfruta un pastel, pide un deseo y espera soplar las velas. Desde que tuve la dicha de entrevistar al autor, pude comprobar que cada fotografía que selecciona para sus libros, y los de otros, está pensada con un propósito particular. En este caso, podemos ver cómo la Ciudad de México se transforma; es un corazón latiente que se expande y retrae con cada una de las construcciones y deconstrucciones que ha vivido. El libro nos muestra las calles, pero también a los individuos que en algún momento la hicieron suya.
Al admirar las fotos podemos ver la imagen de un niño que, en los años sesenta, se asoma por una ventana mientras al fondo se distingue el cine Lido. Este cine, inaugurado en 1942, tenía capacidad para 1 300 personas y fue diseñado por el arquitecto Charles Lee. Hoy, ese lugar es la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica. Lo que más me llama la atención es el rostro de ese niño que contempla la ciudad, pues sus ojos me recuerdan a los del autor.
Un hombre con una mirada que puede ver más allá de las fotografías y reimaginar esa ciudad que ya no existe, pero que cobra vida dentro del libro. Quizás por eso los editores y el propio autor decidieron abrir el libro con ese retrato, el del niño con el cabello engomado y la mirada expectante.
Por último otra imagen que nos regala el libro es sin duda del típico fotógrafo “de agüita”. Este tipo de fotógrafos ambulantes se podían encontrar en parques, y lugares muy turísticos como el Bosque de Chapultepec, Xochimilco, la Basílica de Guadalupe o la Alameda Central. Eran los típicos fotógrafos que tenían una mulita artificial y sarapes para poder tomarse una fotografía para el recuerdo. Gracias a que eran ambulantes podías llevarte la foto revelada en menos de cinco minutos. Se les decía fotógrafos de agüita porque tenían una cubeta en donde mezclaban agua y ciertos químicos para revelar de forma instantánea. Y son símbolo de un México que ya no es, pero que sigue en el corazón de muchos.
Sara Mariana Benitez, historiadora y divulgadora en Historia chiquita.
Cartucho
De Nellie Campobello (Editorial Era, 2016)
Una de las tradiciones más nutridas de la literatura mexicana del siglo XX fue la novela de la Revolución. Pero creo que Cartucho destaca por su originalidad. Nellie Campobello escribió (originalmente en 1931) lo que parece que nadie quería escribir: la visión de las víctimas. Este libro de cuentos cortos es valiosísimo por eso, porque se aleja de las convenciones de la novela de la revolución y retrata ese periodo sangriento desde la mirada de infancias (Se llevaron el cañón para Bachimba de Rafael F. Muñoz también aborda el tema) y de mujeres. La mayoría de los cuentos tienen una o dos páginas de extensión, y no se necesita más. Son escenas concisas e impactantes. El final de “Las cinco de la tarde” es uno de mis favoritos de la literatura mexicana, y puede resumir bien el espíritu de la obra: “A los muchachos Portillo los llevó al panteón Luis Herrera, una tarde tranquila, borrada en la historia de la revolución; eran las cinco”.
Jair Ortega de la Sancha, reportero.
Disparos en la oscuridad
De Fabrizio Mejía (Punto de lectura, 2012)
Esta es una mezcla de verdad y de mentiras, de memorias y de fantasía, como lo es siempre la historia. El autor hace un perfil de Díaz Ordaz que rompe las fronteras entre la ficción y la realidad, que mezcla la voz del personaje con las del coro de serviles acompañantes. Al mismo tiempo es un retrato perfecto de un régimen, del ego exacerbado de los políticos que, nos dijeron, estaban construyendo la patria mientras aniquilaban a los mexicanos. Ojalá esta fuera sólo la historia de un mal Presidente, pero a lo largo de libro se va revelando que es la historia de este país que no logra romper las inercias del autoritarismo.
Diana Amador, coordinadora editorial.
La patria es una naranja
De Félix Luis Viera (Primigenios, 2022)
Se sabe que la Patria es Un Gran Malentendido y que el nacionalismo es la peor peste que cayó sobre el siglo XX y lo que va del XXI, pero eso no quiere decir que el lugar donde uno casualmente nació sea impermeable a la Verdad y la Ternura. Sólo hace falta mirarlo con algo de distancia. La distancia del exilio, propongo, pero no la que se forma entre el exiliado y su añorado origen, sino la que marca el puente hacia la patria de destino. Félix Luis Viera, hijo predilecto de Santa Clara, Cuba, llegó a México por ahí del 94 o quizá un poco antes, y publicó estos 80 poemas/estaciones en 2010. Al publicarlos, se hizo tan mexicano como cubano, y nos regaló una cartilla de naturalización de veras útil para todo momento en que ser mexicano (u otro tipo de identidad dual) se vuelve imposible. Léase en un velatorio del ISSSTE o en un ADO nocturno camino a Matehuala.
Pablo García, editor.
Historia Chiquita
De Sari (Planeta, 2023)
Hay libros que te llaman con tan sólo un vistazo, Historia Chiquita es uno de ellos. Con una portada que recuerda a los antiguos libros de texto de la SEP, de la mano de Sari (Sara Mariana Benítez) conocerás las recetas que su abuela le enseñó, entrelazadas con las historias poco contadas de México, por ejemplo la de la gimnasta olímpica Vera Caslavska, quien tuvo que entrenar escondida entre los árboles para las olimpiadas del 68 debido a la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia. Cuando llegó a México las personas se maravillaron con su presentación, pues recreó el "Jarabe tapatío", y cuando subió al podio se manifestó por lo que ocurría en su país. Sari cuenta que México la recordaría como "la novia de México en los Juegos Olímpicos". De eso y más puedes aprender con esta lectura.
Raquel Prior, investigadora.
Con el pretexto del Día de la Independencia, seleccionamos cinco libros para interpretar de otra forma la historia de México.
Dicen que la Patria es primero, pero el significado de esa palabra varía con el tiempo, el contexto e incluso el gobierno en turno. ¿Qué significa realmente ser mexicano?, ¿cómo miramos nuestra propia historia sin caer en los lugares comunes aprendidos desde la primaria.
Este mes elegimos cinco lecturas fundamentales para conocer, entender y cuestionar lo que nos repiten desde muy niños y que al ser adulto apenas comenzamos a entender.
La Ciudad que ya no Existe
De Carlos Villasana (Planeta, 2021)
Este libro lo recomiendo ampliamente. No solo para ti, sino para todos tus seres queridos. Probablemente en sus páginas encontraremos esas historias de nuestros tíos, abuelos y primos que tuvieron la dicha de admirar la ciudad que Carlos conoce de memoria, gracias a la amplia colección de fotografías que posee y que sigue creciendo con cada visita La Lagunilla, la Colonia Portales o el Jardín Pushkin. Tener este libro es tener en tus manos un fragmento de aquella ciudad que a menudo escuchamos en los relatos de otros: la ciudad con una librería en la Alameda o el niño que, mientras disfruta un pastel, pide un deseo y espera soplar las velas. Desde que tuve la dicha de entrevistar al autor, pude comprobar que cada fotografía que selecciona para sus libros, y los de otros, está pensada con un propósito particular. En este caso, podemos ver cómo la Ciudad de México se transforma; es un corazón latiente que se expande y retrae con cada una de las construcciones y deconstrucciones que ha vivido. El libro nos muestra las calles, pero también a los individuos que en algún momento la hicieron suya.
Al admirar las fotos podemos ver la imagen de un niño que, en los años sesenta, se asoma por una ventana mientras al fondo se distingue el cine Lido. Este cine, inaugurado en 1942, tenía capacidad para 1 300 personas y fue diseñado por el arquitecto Charles Lee. Hoy, ese lugar es la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica. Lo que más me llama la atención es el rostro de ese niño que contempla la ciudad, pues sus ojos me recuerdan a los del autor.
Un hombre con una mirada que puede ver más allá de las fotografías y reimaginar esa ciudad que ya no existe, pero que cobra vida dentro del libro. Quizás por eso los editores y el propio autor decidieron abrir el libro con ese retrato, el del niño con el cabello engomado y la mirada expectante.
Por último otra imagen que nos regala el libro es sin duda del típico fotógrafo “de agüita”. Este tipo de fotógrafos ambulantes se podían encontrar en parques, y lugares muy turísticos como el Bosque de Chapultepec, Xochimilco, la Basílica de Guadalupe o la Alameda Central. Eran los típicos fotógrafos que tenían una mulita artificial y sarapes para poder tomarse una fotografía para el recuerdo. Gracias a que eran ambulantes podías llevarte la foto revelada en menos de cinco minutos. Se les decía fotógrafos de agüita porque tenían una cubeta en donde mezclaban agua y ciertos químicos para revelar de forma instantánea. Y son símbolo de un México que ya no es, pero que sigue en el corazón de muchos.
Sara Mariana Benitez, historiadora y divulgadora en Historia chiquita.
Cartucho
De Nellie Campobello (Editorial Era, 2016)
Una de las tradiciones más nutridas de la literatura mexicana del siglo XX fue la novela de la Revolución. Pero creo que Cartucho destaca por su originalidad. Nellie Campobello escribió (originalmente en 1931) lo que parece que nadie quería escribir: la visión de las víctimas. Este libro de cuentos cortos es valiosísimo por eso, porque se aleja de las convenciones de la novela de la revolución y retrata ese periodo sangriento desde la mirada de infancias (Se llevaron el cañón para Bachimba de Rafael F. Muñoz también aborda el tema) y de mujeres. La mayoría de los cuentos tienen una o dos páginas de extensión, y no se necesita más. Son escenas concisas e impactantes. El final de “Las cinco de la tarde” es uno de mis favoritos de la literatura mexicana, y puede resumir bien el espíritu de la obra: “A los muchachos Portillo los llevó al panteón Luis Herrera, una tarde tranquila, borrada en la historia de la revolución; eran las cinco”.
Jair Ortega de la Sancha, reportero.
Disparos en la oscuridad
De Fabrizio Mejía (Punto de lectura, 2012)
Esta es una mezcla de verdad y de mentiras, de memorias y de fantasía, como lo es siempre la historia. El autor hace un perfil de Díaz Ordaz que rompe las fronteras entre la ficción y la realidad, que mezcla la voz del personaje con las del coro de serviles acompañantes. Al mismo tiempo es un retrato perfecto de un régimen, del ego exacerbado de los políticos que, nos dijeron, estaban construyendo la patria mientras aniquilaban a los mexicanos. Ojalá esta fuera sólo la historia de un mal Presidente, pero a lo largo de libro se va revelando que es la historia de este país que no logra romper las inercias del autoritarismo.
Diana Amador, coordinadora editorial.
La patria es una naranja
De Félix Luis Viera (Primigenios, 2022)
Se sabe que la Patria es Un Gran Malentendido y que el nacionalismo es la peor peste que cayó sobre el siglo XX y lo que va del XXI, pero eso no quiere decir que el lugar donde uno casualmente nació sea impermeable a la Verdad y la Ternura. Sólo hace falta mirarlo con algo de distancia. La distancia del exilio, propongo, pero no la que se forma entre el exiliado y su añorado origen, sino la que marca el puente hacia la patria de destino. Félix Luis Viera, hijo predilecto de Santa Clara, Cuba, llegó a México por ahí del 94 o quizá un poco antes, y publicó estos 80 poemas/estaciones en 2010. Al publicarlos, se hizo tan mexicano como cubano, y nos regaló una cartilla de naturalización de veras útil para todo momento en que ser mexicano (u otro tipo de identidad dual) se vuelve imposible. Léase en un velatorio del ISSSTE o en un ADO nocturno camino a Matehuala.
Pablo García, editor.
Historia Chiquita
De Sari (Planeta, 2023)
Hay libros que te llaman con tan sólo un vistazo, Historia Chiquita es uno de ellos. Con una portada que recuerda a los antiguos libros de texto de la SEP, de la mano de Sari (Sara Mariana Benítez) conocerás las recetas que su abuela le enseñó, entrelazadas con las historias poco contadas de México, por ejemplo la de la gimnasta olímpica Vera Caslavska, quien tuvo que entrenar escondida entre los árboles para las olimpiadas del 68 debido a la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia. Cuando llegó a México las personas se maravillaron con su presentación, pues recreó el "Jarabe tapatío", y cuando subió al podio se manifestó por lo que ocurría en su país. Sari cuenta que México la recordaría como "la novia de México en los Juegos Olímpicos". De eso y más puedes aprender con esta lectura.
Raquel Prior, investigadora.
Cinco libros sobre la Independencia e historia de México. Ilustración de Mara Hernández.
Con el pretexto del Día de la Independencia, seleccionamos cinco libros para interpretar de otra forma la historia de México.
Dicen que la Patria es primero, pero el significado de esa palabra varía con el tiempo, el contexto e incluso el gobierno en turno. ¿Qué significa realmente ser mexicano?, ¿cómo miramos nuestra propia historia sin caer en los lugares comunes aprendidos desde la primaria.
Este mes elegimos cinco lecturas fundamentales para conocer, entender y cuestionar lo que nos repiten desde muy niños y que al ser adulto apenas comenzamos a entender.
La Ciudad que ya no Existe
De Carlos Villasana (Planeta, 2021)
Este libro lo recomiendo ampliamente. No solo para ti, sino para todos tus seres queridos. Probablemente en sus páginas encontraremos esas historias de nuestros tíos, abuelos y primos que tuvieron la dicha de admirar la ciudad que Carlos conoce de memoria, gracias a la amplia colección de fotografías que posee y que sigue creciendo con cada visita La Lagunilla, la Colonia Portales o el Jardín Pushkin. Tener este libro es tener en tus manos un fragmento de aquella ciudad que a menudo escuchamos en los relatos de otros: la ciudad con una librería en la Alameda o el niño que, mientras disfruta un pastel, pide un deseo y espera soplar las velas. Desde que tuve la dicha de entrevistar al autor, pude comprobar que cada fotografía que selecciona para sus libros, y los de otros, está pensada con un propósito particular. En este caso, podemos ver cómo la Ciudad de México se transforma; es un corazón latiente que se expande y retrae con cada una de las construcciones y deconstrucciones que ha vivido. El libro nos muestra las calles, pero también a los individuos que en algún momento la hicieron suya.
Al admirar las fotos podemos ver la imagen de un niño que, en los años sesenta, se asoma por una ventana mientras al fondo se distingue el cine Lido. Este cine, inaugurado en 1942, tenía capacidad para 1 300 personas y fue diseñado por el arquitecto Charles Lee. Hoy, ese lugar es la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica. Lo que más me llama la atención es el rostro de ese niño que contempla la ciudad, pues sus ojos me recuerdan a los del autor.
Un hombre con una mirada que puede ver más allá de las fotografías y reimaginar esa ciudad que ya no existe, pero que cobra vida dentro del libro. Quizás por eso los editores y el propio autor decidieron abrir el libro con ese retrato, el del niño con el cabello engomado y la mirada expectante.
Por último otra imagen que nos regala el libro es sin duda del típico fotógrafo “de agüita”. Este tipo de fotógrafos ambulantes se podían encontrar en parques, y lugares muy turísticos como el Bosque de Chapultepec, Xochimilco, la Basílica de Guadalupe o la Alameda Central. Eran los típicos fotógrafos que tenían una mulita artificial y sarapes para poder tomarse una fotografía para el recuerdo. Gracias a que eran ambulantes podías llevarte la foto revelada en menos de cinco minutos. Se les decía fotógrafos de agüita porque tenían una cubeta en donde mezclaban agua y ciertos químicos para revelar de forma instantánea. Y son símbolo de un México que ya no es, pero que sigue en el corazón de muchos.
Sara Mariana Benitez, historiadora y divulgadora en Historia chiquita.
Cartucho
De Nellie Campobello (Editorial Era, 2016)
Una de las tradiciones más nutridas de la literatura mexicana del siglo XX fue la novela de la Revolución. Pero creo que Cartucho destaca por su originalidad. Nellie Campobello escribió (originalmente en 1931) lo que parece que nadie quería escribir: la visión de las víctimas. Este libro de cuentos cortos es valiosísimo por eso, porque se aleja de las convenciones de la novela de la revolución y retrata ese periodo sangriento desde la mirada de infancias (Se llevaron el cañón para Bachimba de Rafael F. Muñoz también aborda el tema) y de mujeres. La mayoría de los cuentos tienen una o dos páginas de extensión, y no se necesita más. Son escenas concisas e impactantes. El final de “Las cinco de la tarde” es uno de mis favoritos de la literatura mexicana, y puede resumir bien el espíritu de la obra: “A los muchachos Portillo los llevó al panteón Luis Herrera, una tarde tranquila, borrada en la historia de la revolución; eran las cinco”.
Jair Ortega de la Sancha, reportero.
Disparos en la oscuridad
De Fabrizio Mejía (Punto de lectura, 2012)
Esta es una mezcla de verdad y de mentiras, de memorias y de fantasía, como lo es siempre la historia. El autor hace un perfil de Díaz Ordaz que rompe las fronteras entre la ficción y la realidad, que mezcla la voz del personaje con las del coro de serviles acompañantes. Al mismo tiempo es un retrato perfecto de un régimen, del ego exacerbado de los políticos que, nos dijeron, estaban construyendo la patria mientras aniquilaban a los mexicanos. Ojalá esta fuera sólo la historia de un mal Presidente, pero a lo largo de libro se va revelando que es la historia de este país que no logra romper las inercias del autoritarismo.
Diana Amador, coordinadora editorial.
La patria es una naranja
De Félix Luis Viera (Primigenios, 2022)
Se sabe que la Patria es Un Gran Malentendido y que el nacionalismo es la peor peste que cayó sobre el siglo XX y lo que va del XXI, pero eso no quiere decir que el lugar donde uno casualmente nació sea impermeable a la Verdad y la Ternura. Sólo hace falta mirarlo con algo de distancia. La distancia del exilio, propongo, pero no la que se forma entre el exiliado y su añorado origen, sino la que marca el puente hacia la patria de destino. Félix Luis Viera, hijo predilecto de Santa Clara, Cuba, llegó a México por ahí del 94 o quizá un poco antes, y publicó estos 80 poemas/estaciones en 2010. Al publicarlos, se hizo tan mexicano como cubano, y nos regaló una cartilla de naturalización de veras útil para todo momento en que ser mexicano (u otro tipo de identidad dual) se vuelve imposible. Léase en un velatorio del ISSSTE o en un ADO nocturno camino a Matehuala.
Pablo García, editor.
Historia Chiquita
De Sari (Planeta, 2023)
Hay libros que te llaman con tan sólo un vistazo, Historia Chiquita es uno de ellos. Con una portada que recuerda a los antiguos libros de texto de la SEP, de la mano de Sari (Sara Mariana Benítez) conocerás las recetas que su abuela le enseñó, entrelazadas con las historias poco contadas de México, por ejemplo la de la gimnasta olímpica Vera Caslavska, quien tuvo que entrenar escondida entre los árboles para las olimpiadas del 68 debido a la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia. Cuando llegó a México las personas se maravillaron con su presentación, pues recreó el "Jarabe tapatío", y cuando subió al podio se manifestó por lo que ocurría en su país. Sari cuenta que México la recordaría como "la novia de México en los Juegos Olímpicos". De eso y más puedes aprender con esta lectura.
Raquel Prior, investigadora.
Con el pretexto del Día de la Independencia, seleccionamos cinco libros para interpretar de otra forma la historia de México.
Dicen que la Patria es primero, pero el significado de esa palabra varía con el tiempo, el contexto e incluso el gobierno en turno. ¿Qué significa realmente ser mexicano?, ¿cómo miramos nuestra propia historia sin caer en los lugares comunes aprendidos desde la primaria.
Este mes elegimos cinco lecturas fundamentales para conocer, entender y cuestionar lo que nos repiten desde muy niños y que al ser adulto apenas comenzamos a entender.
La Ciudad que ya no Existe
De Carlos Villasana (Planeta, 2021)
Este libro lo recomiendo ampliamente. No solo para ti, sino para todos tus seres queridos. Probablemente en sus páginas encontraremos esas historias de nuestros tíos, abuelos y primos que tuvieron la dicha de admirar la ciudad que Carlos conoce de memoria, gracias a la amplia colección de fotografías que posee y que sigue creciendo con cada visita La Lagunilla, la Colonia Portales o el Jardín Pushkin. Tener este libro es tener en tus manos un fragmento de aquella ciudad que a menudo escuchamos en los relatos de otros: la ciudad con una librería en la Alameda o el niño que, mientras disfruta un pastel, pide un deseo y espera soplar las velas. Desde que tuve la dicha de entrevistar al autor, pude comprobar que cada fotografía que selecciona para sus libros, y los de otros, está pensada con un propósito particular. En este caso, podemos ver cómo la Ciudad de México se transforma; es un corazón latiente que se expande y retrae con cada una de las construcciones y deconstrucciones que ha vivido. El libro nos muestra las calles, pero también a los individuos que en algún momento la hicieron suya.
Al admirar las fotos podemos ver la imagen de un niño que, en los años sesenta, se asoma por una ventana mientras al fondo se distingue el cine Lido. Este cine, inaugurado en 1942, tenía capacidad para 1 300 personas y fue diseñado por el arquitecto Charles Lee. Hoy, ese lugar es la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica. Lo que más me llama la atención es el rostro de ese niño que contempla la ciudad, pues sus ojos me recuerdan a los del autor.
Un hombre con una mirada que puede ver más allá de las fotografías y reimaginar esa ciudad que ya no existe, pero que cobra vida dentro del libro. Quizás por eso los editores y el propio autor decidieron abrir el libro con ese retrato, el del niño con el cabello engomado y la mirada expectante.
Por último otra imagen que nos regala el libro es sin duda del típico fotógrafo “de agüita”. Este tipo de fotógrafos ambulantes se podían encontrar en parques, y lugares muy turísticos como el Bosque de Chapultepec, Xochimilco, la Basílica de Guadalupe o la Alameda Central. Eran los típicos fotógrafos que tenían una mulita artificial y sarapes para poder tomarse una fotografía para el recuerdo. Gracias a que eran ambulantes podías llevarte la foto revelada en menos de cinco minutos. Se les decía fotógrafos de agüita porque tenían una cubeta en donde mezclaban agua y ciertos químicos para revelar de forma instantánea. Y son símbolo de un México que ya no es, pero que sigue en el corazón de muchos.
Sara Mariana Benitez, historiadora y divulgadora en Historia chiquita.
Cartucho
De Nellie Campobello (Editorial Era, 2016)
Una de las tradiciones más nutridas de la literatura mexicana del siglo XX fue la novela de la Revolución. Pero creo que Cartucho destaca por su originalidad. Nellie Campobello escribió (originalmente en 1931) lo que parece que nadie quería escribir: la visión de las víctimas. Este libro de cuentos cortos es valiosísimo por eso, porque se aleja de las convenciones de la novela de la revolución y retrata ese periodo sangriento desde la mirada de infancias (Se llevaron el cañón para Bachimba de Rafael F. Muñoz también aborda el tema) y de mujeres. La mayoría de los cuentos tienen una o dos páginas de extensión, y no se necesita más. Son escenas concisas e impactantes. El final de “Las cinco de la tarde” es uno de mis favoritos de la literatura mexicana, y puede resumir bien el espíritu de la obra: “A los muchachos Portillo los llevó al panteón Luis Herrera, una tarde tranquila, borrada en la historia de la revolución; eran las cinco”.
Jair Ortega de la Sancha, reportero.
Disparos en la oscuridad
De Fabrizio Mejía (Punto de lectura, 2012)
Esta es una mezcla de verdad y de mentiras, de memorias y de fantasía, como lo es siempre la historia. El autor hace un perfil de Díaz Ordaz que rompe las fronteras entre la ficción y la realidad, que mezcla la voz del personaje con las del coro de serviles acompañantes. Al mismo tiempo es un retrato perfecto de un régimen, del ego exacerbado de los políticos que, nos dijeron, estaban construyendo la patria mientras aniquilaban a los mexicanos. Ojalá esta fuera sólo la historia de un mal Presidente, pero a lo largo de libro se va revelando que es la historia de este país que no logra romper las inercias del autoritarismo.
Diana Amador, coordinadora editorial.
La patria es una naranja
De Félix Luis Viera (Primigenios, 2022)
Se sabe que la Patria es Un Gran Malentendido y que el nacionalismo es la peor peste que cayó sobre el siglo XX y lo que va del XXI, pero eso no quiere decir que el lugar donde uno casualmente nació sea impermeable a la Verdad y la Ternura. Sólo hace falta mirarlo con algo de distancia. La distancia del exilio, propongo, pero no la que se forma entre el exiliado y su añorado origen, sino la que marca el puente hacia la patria de destino. Félix Luis Viera, hijo predilecto de Santa Clara, Cuba, llegó a México por ahí del 94 o quizá un poco antes, y publicó estos 80 poemas/estaciones en 2010. Al publicarlos, se hizo tan mexicano como cubano, y nos regaló una cartilla de naturalización de veras útil para todo momento en que ser mexicano (u otro tipo de identidad dual) se vuelve imposible. Léase en un velatorio del ISSSTE o en un ADO nocturno camino a Matehuala.
Pablo García, editor.
Historia Chiquita
De Sari (Planeta, 2023)
Hay libros que te llaman con tan sólo un vistazo, Historia Chiquita es uno de ellos. Con una portada que recuerda a los antiguos libros de texto de la SEP, de la mano de Sari (Sara Mariana Benítez) conocerás las recetas que su abuela le enseñó, entrelazadas con las historias poco contadas de México, por ejemplo la de la gimnasta olímpica Vera Caslavska, quien tuvo que entrenar escondida entre los árboles para las olimpiadas del 68 debido a la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia. Cuando llegó a México las personas se maravillaron con su presentación, pues recreó el "Jarabe tapatío", y cuando subió al podio se manifestó por lo que ocurría en su país. Sari cuenta que México la recordaría como "la novia de México en los Juegos Olímpicos". De eso y más puedes aprender con esta lectura.
Raquel Prior, investigadora.
Cinco libros sobre la Independencia e historia de México. Ilustración de Mara Hernández.
Dicen que la Patria es primero, pero el significado de esa palabra varía con el tiempo, el contexto e incluso el gobierno en turno. ¿Qué significa realmente ser mexicano?, ¿cómo miramos nuestra propia historia sin caer en los lugares comunes aprendidos desde la primaria.
Este mes elegimos cinco lecturas fundamentales para conocer, entender y cuestionar lo que nos repiten desde muy niños y que al ser adulto apenas comenzamos a entender.
La Ciudad que ya no Existe
De Carlos Villasana (Planeta, 2021)
Este libro lo recomiendo ampliamente. No solo para ti, sino para todos tus seres queridos. Probablemente en sus páginas encontraremos esas historias de nuestros tíos, abuelos y primos que tuvieron la dicha de admirar la ciudad que Carlos conoce de memoria, gracias a la amplia colección de fotografías que posee y que sigue creciendo con cada visita La Lagunilla, la Colonia Portales o el Jardín Pushkin. Tener este libro es tener en tus manos un fragmento de aquella ciudad que a menudo escuchamos en los relatos de otros: la ciudad con una librería en la Alameda o el niño que, mientras disfruta un pastel, pide un deseo y espera soplar las velas. Desde que tuve la dicha de entrevistar al autor, pude comprobar que cada fotografía que selecciona para sus libros, y los de otros, está pensada con un propósito particular. En este caso, podemos ver cómo la Ciudad de México se transforma; es un corazón latiente que se expande y retrae con cada una de las construcciones y deconstrucciones que ha vivido. El libro nos muestra las calles, pero también a los individuos que en algún momento la hicieron suya.
Al admirar las fotos podemos ver la imagen de un niño que, en los años sesenta, se asoma por una ventana mientras al fondo se distingue el cine Lido. Este cine, inaugurado en 1942, tenía capacidad para 1 300 personas y fue diseñado por el arquitecto Charles Lee. Hoy, ese lugar es la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica. Lo que más me llama la atención es el rostro de ese niño que contempla la ciudad, pues sus ojos me recuerdan a los del autor.
Un hombre con una mirada que puede ver más allá de las fotografías y reimaginar esa ciudad que ya no existe, pero que cobra vida dentro del libro. Quizás por eso los editores y el propio autor decidieron abrir el libro con ese retrato, el del niño con el cabello engomado y la mirada expectante.
Por último otra imagen que nos regala el libro es sin duda del típico fotógrafo “de agüita”. Este tipo de fotógrafos ambulantes se podían encontrar en parques, y lugares muy turísticos como el Bosque de Chapultepec, Xochimilco, la Basílica de Guadalupe o la Alameda Central. Eran los típicos fotógrafos que tenían una mulita artificial y sarapes para poder tomarse una fotografía para el recuerdo. Gracias a que eran ambulantes podías llevarte la foto revelada en menos de cinco minutos. Se les decía fotógrafos de agüita porque tenían una cubeta en donde mezclaban agua y ciertos químicos para revelar de forma instantánea. Y son símbolo de un México que ya no es, pero que sigue en el corazón de muchos.
Sara Mariana Benitez, historiadora y divulgadora en Historia chiquita.
Cartucho
De Nellie Campobello (Editorial Era, 2016)
Una de las tradiciones más nutridas de la literatura mexicana del siglo XX fue la novela de la Revolución. Pero creo que Cartucho destaca por su originalidad. Nellie Campobello escribió (originalmente en 1931) lo que parece que nadie quería escribir: la visión de las víctimas. Este libro de cuentos cortos es valiosísimo por eso, porque se aleja de las convenciones de la novela de la revolución y retrata ese periodo sangriento desde la mirada de infancias (Se llevaron el cañón para Bachimba de Rafael F. Muñoz también aborda el tema) y de mujeres. La mayoría de los cuentos tienen una o dos páginas de extensión, y no se necesita más. Son escenas concisas e impactantes. El final de “Las cinco de la tarde” es uno de mis favoritos de la literatura mexicana, y puede resumir bien el espíritu de la obra: “A los muchachos Portillo los llevó al panteón Luis Herrera, una tarde tranquila, borrada en la historia de la revolución; eran las cinco”.
Jair Ortega de la Sancha, reportero.
Disparos en la oscuridad
De Fabrizio Mejía (Punto de lectura, 2012)
Esta es una mezcla de verdad y de mentiras, de memorias y de fantasía, como lo es siempre la historia. El autor hace un perfil de Díaz Ordaz que rompe las fronteras entre la ficción y la realidad, que mezcla la voz del personaje con las del coro de serviles acompañantes. Al mismo tiempo es un retrato perfecto de un régimen, del ego exacerbado de los políticos que, nos dijeron, estaban construyendo la patria mientras aniquilaban a los mexicanos. Ojalá esta fuera sólo la historia de un mal Presidente, pero a lo largo de libro se va revelando que es la historia de este país que no logra romper las inercias del autoritarismo.
Diana Amador, coordinadora editorial.
La patria es una naranja
De Félix Luis Viera (Primigenios, 2022)
Se sabe que la Patria es Un Gran Malentendido y que el nacionalismo es la peor peste que cayó sobre el siglo XX y lo que va del XXI, pero eso no quiere decir que el lugar donde uno casualmente nació sea impermeable a la Verdad y la Ternura. Sólo hace falta mirarlo con algo de distancia. La distancia del exilio, propongo, pero no la que se forma entre el exiliado y su añorado origen, sino la que marca el puente hacia la patria de destino. Félix Luis Viera, hijo predilecto de Santa Clara, Cuba, llegó a México por ahí del 94 o quizá un poco antes, y publicó estos 80 poemas/estaciones en 2010. Al publicarlos, se hizo tan mexicano como cubano, y nos regaló una cartilla de naturalización de veras útil para todo momento en que ser mexicano (u otro tipo de identidad dual) se vuelve imposible. Léase en un velatorio del ISSSTE o en un ADO nocturno camino a Matehuala.
Pablo García, editor.
Historia Chiquita
De Sari (Planeta, 2023)
Hay libros que te llaman con tan sólo un vistazo, Historia Chiquita es uno de ellos. Con una portada que recuerda a los antiguos libros de texto de la SEP, de la mano de Sari (Sara Mariana Benítez) conocerás las recetas que su abuela le enseñó, entrelazadas con las historias poco contadas de México, por ejemplo la de la gimnasta olímpica Vera Caslavska, quien tuvo que entrenar escondida entre los árboles para las olimpiadas del 68 debido a la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia. Cuando llegó a México las personas se maravillaron con su presentación, pues recreó el "Jarabe tapatío", y cuando subió al podio se manifestó por lo que ocurría en su país. Sari cuenta que México la recordaría como "la novia de México en los Juegos Olímpicos". De eso y más puedes aprender con esta lectura.
Raquel Prior, investigadora.
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