Cristina Morales gana el Premio Herralde por “Lectura fácil”

Cristina Morales gana el Premio Herralde por “Lectura fácil”

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18
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Tiempo de Lectura: 00 min

"Lectura fácil" es una novela ácida y sincera protagonizada por cuatro mujeres discapacitadas

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Cristina Morales, int2
Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

Cristina Morales, int3
Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

*Fotografía de portada de Albert Bertran vía El Periódico.

* * *

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"Lectura fácil" es una novela ácida y sincera protagonizada por cuatro mujeres discapacitadas

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Fotografía de
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Traducción de

Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Cristina Morales, int2
Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

Cristina Morales, int3
Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

*Fotografía de portada de Albert Bertran vía El Periódico.

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Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

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Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

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El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

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El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

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Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

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El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

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Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

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Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

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Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

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Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

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Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

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Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

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El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

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Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Cristina Morales, int2
Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

Cristina Morales, int3
Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

*Fotografía de portada de Albert Bertran vía El Periódico.

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Cristina Morales gana el Premio Herralde por “Lectura fácil”

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Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
07
.
11
.
18
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

"Lectura fácil" es una novela ácida y sincera protagonizada por cuatro mujeres discapacitadas

Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Cristina Morales, int2
Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

Cristina Morales, int3
Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

*Fotografía de portada de Albert Bertran vía El Periódico.

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"Lectura fácil" es una novela ácida y sincera protagonizada por cuatro mujeres discapacitadas

Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Cristina Morales, int2
Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

Cristina Morales, int3
Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Cristina Morales, int2
Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

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Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

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Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

Cristina Morales, int1
Malas Palabras (2015)

El jurado del Premio Herralde, compuesto por Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Rafael Arias y Silvia Sesé escogieron Lectura fácil de entre 445 novelas presentadas en el concurso, y después, siete finalistas. “La literatura de Cristina Morales está para provocar conversación, para producir tensión, para estirar el lenguaje”, dijo Sesé, directora editorial de Anagrama. Pontón Gijón calificó a esta obra "insurreccional, pero divertidísima, de carcajada".

Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

Cristina Morales, int3
Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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"Lectura fácil" es una novela ácida y sincera protagonizada por cuatro mujeres discapacitadas

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Cristina Morales hizo una crítica desde los márgenes de los márgenes que se convirtió en, además de una entretenida y fluida pieza de literatura, en una protesta ante la retórica institucional que separa a los discapacitados del resto del mundo, vibrante y con todas las posibilidades.Su libro más reciente, Lectura fácil, tiene como protagonistas a Marga, Nati, Patricia y Ángeles, cuatro primas que comparten un departamento en Barcelona y tienen diferentes grados de discapacidad intelectual, pero no por eso ajenas a lo que pasa en su ciudad, opresiva y machista; la misma en la que Morales ha vivido los últimos seis años, con okupas y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca.

Morales nació en Granada en 1985. Estudió la licenciatura de Derecho Internacional en la Universidad de Granada y ha trabajado como intérprete legal por muchos años. Actualmente es artista residente en la Fábrica de creación de La Caldera de Barcelona, un centro de creación de danza y artes escénicas, donde forma parte de la compañía de danza contemporánea Iniciativa Sexual Femenina.

Cristina Morales, int2
Los combatientes (2013)

Galardonada con el Premio Herralde de novela y los 18,000 euros que da la editorial Anagrama, Lectura fácil narra la vida de estas cuatro chicas a través de entretejido que se compone de un fanzine feminista, las actas de un juzgado que quiere esterilizar e incapacitar a una de las protagonistas, y una autobiografía que escribe otra de ellas con el método de la lectura fácil, género acuñado en los años 70 pensado para democratizar la lectura.

En este tejido de historias, Cristina Morales muestra un lado de la sociedad que normalmente es sosegada y tomada por poco coherente. La autora tomó como ejemplos de inspiración a Los santos inocentes, de Miguel Delibes; Tonto, muerto, bastardo e invisible de Juan José Millás; o Flores para Algernon, de Daniel Keyes. "Esa diversidad funcional de lo que antes se llamaba el loco o el tonto del pueblo me parece de una gran potencia; (...) me interesa esa gran potencia crítica que hay en los márgenes de los márgenes; y confrontar la retóricas institucional con la del supuesto analfabeto", declaró Morales.

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Como finalista de la contienda se nombró a Alejandra Costamagna, por la novela El sistema del tacto, una obra mucho más intimista que se fija en el desarraigo y en las complicadas relaciones familiares.

Cristina Morales, int3
Terroristas modernos (2017)

El reflejo de la discapacidad que hace Morales es cómico, alegórico, pero pensado con originalidad y sin caer en lugares comunes. "Me pregunté si debía emular el nivel expresivo de los discapacitados intelectuales, pero opté por impregnarme de la oralidad y no imitar su balbuceo, sino coger su tono a partir de lo popular, de los dichos y giros; mi obsesión era cómo ser capaz de escribir esa radicalidad suya que desde fuera es vista como discapacidad", declaró para el periódico El País.

Esta es la quinta publicación de Cristina Morales, después de La merienda de las niñas (2008), Los combatientes (2013), Malas palabras (2015) y Terroristas modernos (2017). Una breve pero poderosa bibliografía que la coloca como una de las escritoras hispanohablantes más poderosas del momento.

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