Casai descubrió que entre la tradicional hotelera en México y las alternativas de alojamiento en departamentos temporales hay una enorme posibilidad: dar lo mejor de ambos mundos.
La línea que divide el viaje de negocios del viaje de placer es cada vez más borrosa; en muchos casos, inexistente. Amanecer en una ciudad nueva, cumplir con los compromisos laborales y al mismo tiempo lanzarse a explorar son experiencias cada vez más vinculadas. Incluso existe ya un neologismo: bleisure. La combinación del placer y el negocio en una sola experiencia turística ha requerido de esquemas más flexibles y dinámicos para satisfacer las necesidades de los visitantes. De ahí la creciente oferta de experiencias de 24, 36 o 48 horas para conocer aspectos menos tradicionales de un destino. Y de ahí también el alza en ofertas novedosas de hospedaje. Los nuevos viajeros piden salir de la monotonía institucionalizada del cuarto de hotel, pero están temerosos de los estándares de calidad y los imprevistos del alojamiento temporal en departamentos. Fue precisamente al conversar sobre las malas experiencias en departamentos acondicionados como estancias temporales que dos personas en una carne asada decidieron pensar en más posibilidades.
La charla dio pie a otras charlas y a un proyecto de negocio que identificó un potencial enorme en el punto de contacto entre el hotel y el departamento temporal. Y, en 2019, Maricarmen Herrerías y Nico Barawid lanzaron Casai. Esta startup mexicana ofrece una experiencia de hospedaje que está perfeccionada, como si se tratara de un hotel, pero con la libertad, la independencia y la personalidad de una estancia en un departamento. “¿Cómo podemos hacer que lo que no te ofrece una estancia en un departamento –la seguridad, el control, el confort y las amenidades de un hotel– se pueda tener en ellos?”, esa fue la pregunta –hasta el momento Casai sigue planteándosela– y ha llevado a estos dos socios fundadores a crecer la empresa a tal punto que ahora incluye alrededor de 160 personas con más de 200 departamentos en México y la reciente apertura de operaciones en São Paulo. Todo esto, en medio de una pandemia.
Previo al terrible 2020, las estancias eran cortas, de tres o cuatro noches cuando mucho. Una vez que llegó la pandemia de Covid-19, las estancias crecieron en duración –llegaron a ser hasta de meses– y lo mismo pasó con sus huéspedes: de ser casi en dos terceras partes extranjeros, la proporción se invirtió a dos terceras partes de turismo local. Eso les ayudo, a decir de Maricarmen Herrerías, a saber “a quién enfocamos nuestro producto. Venir de un turismo internacional te ayuda mucho a saber qué es lo que quiere la persona que se queda menos tiempo. Pero el turismo doméstico nos ayudó a entender qué es a lo que le damos prioridad”. Esa prioridad pasa por las amenidades distintivas: habitaciones con smartlocks, diseño de interiores mexicano con obras de artistas locales, insumos locales, garantía de limpieza y de supervisión de las instalaciones, servicio de concierge y excelente internet. Ayuda también la posibilidad de tomar decisiones ágiles basadas en un equipo de análisis de datos con un nivel de especificidad particular. Uno de los ejemplos del cambio de comportamiento de huéspedes en la pandemia fue revelador para Maricarmen: “Empezamos a ver que las propiedades en las que mostrábamos terrazas tenían muchos más clics que las que no tenían terrazas”.
Los meses de encierro y baja demanda sirvieron a Casai para pensar en nuevos productos. Getaways, por ejemplo, el mismo concepto de estancias boutique pero optimizadas para otro tipo de viajeros en distintos destinos fuera de la Ciudad de México. También sirvieron para considerar el impacto que Casai puede tener en el entorno y en la ciudad. “Justo al principio de la pandemia, tuvimos la oportunidad de sentarnos con la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México”, comenta Maricarmen: “la finalidad de la reunión fue que Casai se vuelva un jugador dentro del turismo dentro de la ciudad”. Empresas de hospitalidad como Casai tienen la posibilidad de incidir de en las zonas a las que llevan turistas. “Nosotros la ser una empresa descentralizada podemos tener diferentes ubicaciones y apoyar ahí”, puntualiza Maricarmen.
“Yo veo el futuro muy optimista. Me han preguntado esto en otras ocasiones y mi respuesta es ésta: ¿Tú quieres volver a viajar? Yo muero de ganas de volver a viajar.”
De alguna manera la pandemia acercó a las personas a una virtualidad que antes parecía intimidante o inaccesible. Por fuerza o convicción, nos hemos instruido en el uso de herramientas digitales que nos quitan ciertas ataduras. Si bien no todas las personas pueden ser nómadas digitales, los viajeros que tienen el privilegio de trabajar desde cualquier rincón del planeta, sí están mucho más dispuestos y convencidos de explorar otros modos de viaje.
Este proyecto es parte de las 10 iniciativas mexicanas por las que Tequila Don Julio “se quita el sombrero” para reconocer y elogiar la inventiva y el esfuerzo de una startup mexicana que se esfuerza por presentar otra cara hospitalaria del país. La iniciativa de dos socios sigue buscando el modo de ofrecer valores agregados a una nueva tribu de personas que recorre el mundo con mucho mayor dinamismo y libertad. “Estamos adaptando nuestro producto, siempre, a las necesidades de ellos”. Al pensar en el futuro de la industria y de su empresa, Maricarmen es muy clara: “Yo veo el futuro muy optimista. Me han preguntado esto en otras ocasiones y mi respuesta es ésta: ¿Tú quieres volver a viajar? Yo muero de ganas de volver a viajar”.