En una pequeña casa de la San Miguel Chapultepec, en la capital mexicana, se esconde un taller donde diseñadores, confeccionistas y artesanos trabajan en conjunto con telas, bordados en lino, algodón y hasta seda. Se trata del equipo creativo que ha acompañado durante años a Concepción Orvañanos, la fundadora y directora de Arroz con Leche y Yakampot. Y que ahora, unidos por el mutuo interés de ayudar a la sociedad por medio de su trabajo, llegaron a esta casa para trabajar en el debut de Collectiva Concepción, una nueva marca de ropa con la que buscan escalar a nivel internacional el trabajo de comunidades de artesanos en México. Resultado de una colaboración entre Orvañanos y Huguette Hubard (diseñadora que ha trabajado para Donna Karan y Pringles of Scotland), Collectiva es una marca con corazón que se posiciona como insignia del trabajo colaborativo. Este principio, avivado por el deseo de crear prendas capaces de comunicar mensajes significativos, ha regido la labor de Orvañanos desde el inicio de su carrera en la moda y se ha traducido en una relación íntima entre sus productos y las comunidades con las que colabora desde hace casi 18 años. Por eso, Collectiva es resultado de años de perfeccionar los procesos de producción, fortalecer los lazos con las comunidades y aprender a encontrar el equilibrio entre un diseño ambicioso y un producto comerciable.[caption id="attachment_240740" align="aligncenter" width="620"]
Collectiva es resultado de años de perfeccionar los procesos de producción, fortalecer los lazos con las comunidades y aprender a encontrar el equilibrio entre un diseño ambicioso y un producto comerciable.[/caption]Fue en 2002 cuando Orvañanos fundó Arroz con Leche, una línea de moda infantil de tonos vibrantes que aún sigue cautivando por la delicadeza de sus bordados. “Todo empezó por tradición. De niñas, mi mamá nos hacía los vestidos a mi hermana y a mí, igual que lo hizo mi abuela con ella y mis tías. Acompañar a mi mamá al Centro a escoger las telas, y visualizar los diseños, constituía un momento muy especial. Fueron estas ocasiones en las que aprendí a distinguir el valor de la ropa y el significado que hay en las prendas que usas. A fin de cuentas tu ropa es como una segunda piel”, dice Orvañanos en entrevista para Gatopardo, mientras muestra un pequeño vestido blanco con bordados en tonos azules hechos en San Juan Chamula. “Así que cuando mi primer hijo nació, Arroz con Leche fue casi un instinto, algo que surgió de muy adentro, algo femenino y maternal”.Después de diez años de colaborar con comunidades de artesanos, el paso natural fue la creación de Yakampot, una marca para mujer en la que el diseño de vanguardia se reúne con la sabiduría artesanal de las comunidades para expresar un estilo de vida. “Yakampot es un lugar de convergencias. Las prendas representan a una mujer actual, contemporánea, con gusto por la estética, la educación y la cultura, que valora la ropa por su significado y por las historias que le cuentan”, dice Orvañanos, quien con cada gesto parece encarnar las cualidades de su marca. Con telas de tonos pálidos, actitud sofisticada y estupendos bordados hechos por las manos de artesanas, Yakampot se convirtió en una de las marcas más exclusivas dentro de la moda mexicana. [caption id="attachment_240737" align="aligncenter" width="620"]
“Yakampot es un lugar de convergencias. Las prendas representan a una mujer actual, contemporánea, con gusto por la estética, la educación y la cultura, que valora la ropa por su significado y por las historias que le cuentan”, dice Concepción Orvañanos.[/caption]“La fórmula en este tipo de productos es el trabajo conjunto y colectivo”, afirma Uriel Serrano, director de desarrollo de producto de Collectiva, y quien durante cuatro años fue director creativo de Someone Somewhere. Las prendas de Arroz con Leche y Yakampot, dos marcas hermanas que han madurado en conjunto, comunican a flor de piel la dedicación y el afecto impregnado por las manos que las producen: que no tienen horas definidas de trabajo y que entre el cocinar, llevar a sus hijos al colegio y cosechar maíz, bordan a ratos un impecable trabajo. Orvañanos asegura que fue un reto poder generar esa confianza, que sus prendas los honraran y se reflejara su legado.“Éste es nuestro mensaje y lo que para nosotros verdaderamente vale la pena. Ésta no es una blusa de treinta dólares de Zara, ésta es una pieza que en cada compra afecta positivamente la vida de las personas y garantiza que esta gente pueda subsistir haciendo lo que, por herencia, ha aprendido a hacer”, dice Huguette Hubard.[caption id="attachment_240744" align="aligncenter" width="620"]
Collectiva Concepción, si bien es la evolución de Yakampot, es también la concentración de la franqueza, sofisticación y sabiduría adquirida por su equipo.[/caption]“Ahora el reto es descifrar cómo evolucionamos este mensaje para que sea relevante para el resto del mundo. ¿Desde dónde abordamos el trabajo artesanal para que una chica en Nueva York, París, o Boulder, Colorado, no sólo le guste la prenda, sino sepa que en ella se está haciendo algo diferente?”, se pregunta Hubard, con la seguridad de quien ya tiene una respuesta.Collectiva Concepción, si bien es la evolución de Yakampot, es también la concentración de la franqueza, sofisticación y sabiduría adquirida por su equipo. Con rosas cálidos que recuerdan a las paredes deslavadas de San Cristóbal de las Casas, telares ininterrumpidos que toman meses en realizarse y sorprendentes bordados que recorren las siluetas de la ropa y caen con ligereza, la primera colección de Collectiva —que presentan en Nueva York este septiembre— se muestra como un manifiesto para las necesidades de nuestro siglo. “Hoy es apremiante estrechar los lazos, alentar el ritmo, devolverle el significado a las cosas y, sobre todo, enaltecer la solidaridad que constituye el trabajo colectivo”, dice Orvañanos mientras nos conduce por una serie de percheros que muestran con orgullo las piezas que han realizado a lo largo de los años. Es evidente: la esencia de la marca está en el nombre. Collectiva Concepción es el nacimiento del trabajo colectivo, pero también de su pasado, su origen, aquello que le dio vida; las manos, las horas y el trabajo compartido.
*Fotografías Ritta Trejo
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