México está intoxicado. Es verdad que la crisis ambiental no es exclusiva de nuestro país, durante las últimas décadas se ha expandido por cada rincón del planeta. No obstante, en el caso mexicano se han alcanzado niveles severos de contaminación, muy por encima de otras regiones en Latinoamérica. Basta señalar los recientes episodios de contingencia ambiental en la zona centro del país y el arribo de sargazo en la zona del caribe mexicano para evidenciar que la situación por la que atraviesa México no es casual, sino el resultado de una normatividad laxa provista por el Estado la cual favorece el maltrato de los ecosistemas.
Sin embargo, la reciente decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador parece indicar una posible mejora en el precario margen de acción que durante las últimas décadas han manifestado las instituciones ambientales del país. El nombramiento del doctor Víctor Manuel Toledo Manzur, “un verdadero defensor del medio ambiente”, como lo describió el jefe del Ejecutivo, al frente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), es prueba de que el gobierno no puede seguir tomando a la ligera la política medioambiental, ni debe continuar improvisando las decisiones tomadas de acuerdo a ella. En su lugar, el cambio es sustancial y necesario.
Contrario a su antecesora, Josefa González Blanco Ortíz Mena, quien renunció a su cargo el pasado 25 de mayo, Toledo Manzur es doctor en ecología por la Universidad Nacional Autónoma de México. La ex-secretaria, quien carecía del perfil necesario para estar al frente de la Semarnat, fue “la funcionaria ausente”. Basta recordar que González Blanco evadió su responsabilidad ante la crisis del sargazo, aun tras participar en la primera reunión de la Comisión Interinstitucional convocada para atender el problema a principios de 2019. La falta de acción por parte de la secretaría, llevó a López Obrador a asignar las labores de atención al problema a la Secretaría de Marina.
Un caso similar ocurrió durante la contingencia en la Ciudad de México por partículas PM 2.5, periodo durante el cual, González Blanco jamás apareció en las conferencias de prensa, ni dió ningún anuncio para informar a la ciudadanía sobre la calidad del aire. A pesar de que uno de los factores primordiales de la contingencia eran los incendios forestales activos en la zona centro y sur del país, la ex-secretaria dilató las acciones de prevención durante los primeros seis meses de su administración, postergando así el nombramiento del titular de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe). Hoy, la crisis medioambiental se apoderaba de la capital del país y quien tuvo que tomar el mando y dar la cara, sin respaldo de la secretaría de Medio Ambiente, fue la jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum.
Un vuelo sin retorno en medio de la crisis ambiental
Pero nada de esto fue lo que provocó la sustitución de Josefa González Blanco Ortíz Mena por Víctor Manuel Toledo Manzur. Todo se resumió, más bien, a una cuestión de imcumplimiento con los valores de la Cuarta Transformación. Todo aquel que ha tenido que tomar un vuelo sabe bien, que cuenta con tres llamados antes de que las puertas se cierren y el avión despegue. Es verdad que en ocasiones este proceso se atrasa, ya sea por cuestiones técnicas o incluso meteorológicas, sin embargo la ex-secretaria, aprovechó sus influencias para retrasar por 38 minutos un vuelo hacia Mexicali el pasado fin de semana. La ciudadanía no perdonó, las redes sociales la cuestionaron y en menos de 24 horas la funcionaria ya hacía pública su renuncia.
El presidente la aceptó y en un movimiento estratégico que puede sumar mucho a la actual administración, López Obrador optó por “un profesional, especialista en la materia”, el doctor Víctor Manuel Toledo quien es integrante del Sistema Nacional de Investigadores desde 1985. A pesar de que la larga trayectoria de Toledo ha sucedido dentro de la academia, su nombre ya resuena en el ámbito público pues fue él quien, en octubre del año pasado, estuvo junto al mandatario electo en la presentación del programa “Sembrando Vida”. Un proyecto con el cual se proyectaba sembrar cerca de un millón de hectáreas de árboles maderables, frutales, maíz, frijol y calabaza, y darle empleo a cerca de medio millón de personas.
Víctor Manuel Toledo, originario de la Ciudad de México, es egresado de la carrera de Biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM, institución donde también realizó su maestría. Cuenta con más de 200 trabajos de investigación y divulgación publicados, incluyendo 12 libros y 40 artículos científicos. Su principal área de especialización es la relación entre las culturas indígenas y la biodiversidad. Ha realizado investigación en las áreas de ecología tropical, etno-ecología, conservación, desarrollo sustentable, ecología política y manejo de recursos naturales de México y Latinoamérica.
La llegada del doctor Toledo a Semarnat es una segunda oportunidad para que el gobierno redireccione su curso en temas de política ambiental. El presidente López Obrador ha repetido que su gobierno “no tiene derecho a fallarle a la ciudadanía” y uno de los grandes problemas que actualmente la aquejan es este, la crisis medioambiental. Es hora de apostar por un cambio contundente que de evidencia de los valores de su gobierno.
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