“No estamos descubriendo el hilo negro”, dice Juan Manuel Bernal, el actor mexicano que protagoniza la más reciente adaptación de Macbeth en el Teatro Milán de la Ciudad de México, dirigida por Mauricio García Lozano. Así lo asegura durante un ensayo de la obra, un par de semanas antes de su estreno el pasado 24 de noviembre. Y es que, aunque no se trata de ningún intento por rehacer un texto clásico de William Shakespeare, sin grandes ajustes, la obra rompe una vez más con el tiempo y nos enseña una historia que, a pesar de haberse escrito a principios del siglo XVII, se revela más contemporánea que nunca.
“Macbeth, como cualquier otro texto de Shakespeare, rebasa la temporalidad y sigue siendo absurdamente contemporáneo. Parece que Shakespeare se tomó un café ayer por la mañana y lo escribió.” Para Bernal ha sido un acercamiento hacia las entrañas del ser humano, tal como lo hacía el dramaturgo británico. Sus tragedias están basadas no sólo en sentimientos más básicos como el dolor, la alegría o la tristeza, sino que ilustra otros más complejos como la ambición, la culpa y el remordimiento.
Este es el caso de su personaje homónimo, quien mezcla la realidad con la nigromancia, al obsesionarse con las predicciones de unas brujas que le cuentan que será rey de Escocia. Macbeth, barón de Glamis y primo de Duncan, el rey, al no poder esperar a que el destino se cumpla por sí solo, acaba matando al rey movido por su ambición desmedida y las maniobras de su mujer, Lady Macbeth. Desde ese momento, la culpa y los remordimientos se apoderarán de la mente de ambos personajes en forma de visiones y pesadillas por haber asesinado al rey.
“En esta puesta nos estamos concentrando en la mente, en el subtexto, en la psique de Macbeth y de su esposa —interpretada por la gran Lisa Owen—. Nos centramos en esa oscuridad en la que entran los personajes a partir de que transgreden las leyes del universo”, revela Bernal. La puesta en escena intenta involucrar al espectador con esa sensación de pesadilla y de oscuridad del ser humano, a la vez que con la dificultad de afrontar un acto irreversible. Un tejido de sensaciones difíciles de personificar, pero para lo que Juan Manuel Bernal ya está preparado: “Esta obra va a ser una muy oscura en la que el espectador se va a meter junto a mí al cerebro de Macbeth”. El resto del elenco lo complementan los actores mexicanos Julián Segura, Diego Jáuregui, Hamlet Ramírez, Raúl Villegas y Paula Watson.
En una escenografía con elementos y detalles de todas las épocas, como una especie de anacronismo del que sirve la obra para expresar la atemporalidad del texto, la música es la encargada de llevarnos a las entrañas de la mente de Macbeth: “La música es un personaje más. La música es muy importante y a veces se convierte en los pensamientos de los personajes y a veces es el coro que comenta lo que sucede”.
Pero aquí no todo son sentimientos y una de las líneas temáticas de esta tragedia es precisamente la política. Esto, unido a la contemporaneidad de su visión, hace que la obra se relacione indirectamente con el momento político que vivimos. “El público va a ser espectador de un acto que no tiene reversa, que no tiene vuelta atrás, y va a ser testigo de las consecuencias de esos actos. Van a poder ser jueces y creo que entenderán a través de ello el México de 2017, concretamente la Ciudad de México”, dice Bernal, actor de cintas como Obediencia Perfecta, por la que fue galardonado.
A pesar de las similitudes, esa no es la intención de la obra. Si bien Macbeth puede llegar a tener un componente bélico, éste va a quedar atrás. “No hay grandes batallas, pues la batalla está en el cerebro del personaje. La modernidad en Shakespeare reside en la capacidad enorme que tenía para entender al ser humano, y pareciera que no ha cambiado nada desde el siglo XVII.”
MacbethTeatro MilánDel 24 de noviembre al 21 de enero
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Macbeth, uno de los clásicos más populares de William Shakespeare, demuestra su vigencia en el Teatro Milán.
“No estamos descubriendo el hilo negro”, dice Juan Manuel Bernal, el actor mexicano que protagoniza la más reciente adaptación de Macbeth en el Teatro Milán de la Ciudad de México, dirigida por Mauricio García Lozano. Así lo asegura durante un ensayo de la obra, un par de semanas antes de su estreno el pasado 24 de noviembre. Y es que, aunque no se trata de ningún intento por rehacer un texto clásico de William Shakespeare, sin grandes ajustes, la obra rompe una vez más con el tiempo y nos enseña una historia que, a pesar de haberse escrito a principios del siglo XVII, se revela más contemporánea que nunca.
“Macbeth, como cualquier otro texto de Shakespeare, rebasa la temporalidad y sigue siendo absurdamente contemporáneo. Parece que Shakespeare se tomó un café ayer por la mañana y lo escribió.” Para Bernal ha sido un acercamiento hacia las entrañas del ser humano, tal como lo hacía el dramaturgo británico. Sus tragedias están basadas no sólo en sentimientos más básicos como el dolor, la alegría o la tristeza, sino que ilustra otros más complejos como la ambición, la culpa y el remordimiento.
Este es el caso de su personaje homónimo, quien mezcla la realidad con la nigromancia, al obsesionarse con las predicciones de unas brujas que le cuentan que será rey de Escocia. Macbeth, barón de Glamis y primo de Duncan, el rey, al no poder esperar a que el destino se cumpla por sí solo, acaba matando al rey movido por su ambición desmedida y las maniobras de su mujer, Lady Macbeth. Desde ese momento, la culpa y los remordimientos se apoderarán de la mente de ambos personajes en forma de visiones y pesadillas por haber asesinado al rey.
“En esta puesta nos estamos concentrando en la mente, en el subtexto, en la psique de Macbeth y de su esposa —interpretada por la gran Lisa Owen—. Nos centramos en esa oscuridad en la que entran los personajes a partir de que transgreden las leyes del universo”, revela Bernal. La puesta en escena intenta involucrar al espectador con esa sensación de pesadilla y de oscuridad del ser humano, a la vez que con la dificultad de afrontar un acto irreversible. Un tejido de sensaciones difíciles de personificar, pero para lo que Juan Manuel Bernal ya está preparado: “Esta obra va a ser una muy oscura en la que el espectador se va a meter junto a mí al cerebro de Macbeth”. El resto del elenco lo complementan los actores mexicanos Julián Segura, Diego Jáuregui, Hamlet Ramírez, Raúl Villegas y Paula Watson.
En una escenografía con elementos y detalles de todas las épocas, como una especie de anacronismo del que sirve la obra para expresar la atemporalidad del texto, la música es la encargada de llevarnos a las entrañas de la mente de Macbeth: “La música es un personaje más. La música es muy importante y a veces se convierte en los pensamientos de los personajes y a veces es el coro que comenta lo que sucede”.
Pero aquí no todo son sentimientos y una de las líneas temáticas de esta tragedia es precisamente la política. Esto, unido a la contemporaneidad de su visión, hace que la obra se relacione indirectamente con el momento político que vivimos. “El público va a ser espectador de un acto que no tiene reversa, que no tiene vuelta atrás, y va a ser testigo de las consecuencias de esos actos. Van a poder ser jueces y creo que entenderán a través de ello el México de 2017, concretamente la Ciudad de México”, dice Bernal, actor de cintas como Obediencia Perfecta, por la que fue galardonado.
A pesar de las similitudes, esa no es la intención de la obra. Si bien Macbeth puede llegar a tener un componente bélico, éste va a quedar atrás. “No hay grandes batallas, pues la batalla está en el cerebro del personaje. La modernidad en Shakespeare reside en la capacidad enorme que tenía para entender al ser humano, y pareciera que no ha cambiado nada desde el siglo XVII.”
MacbethTeatro MilánDel 24 de noviembre al 21 de enero
Macbeth, uno de los clásicos más populares de William Shakespeare, demuestra su vigencia en el Teatro Milán.
“No estamos descubriendo el hilo negro”, dice Juan Manuel Bernal, el actor mexicano que protagoniza la más reciente adaptación de Macbeth en el Teatro Milán de la Ciudad de México, dirigida por Mauricio García Lozano. Así lo asegura durante un ensayo de la obra, un par de semanas antes de su estreno el pasado 24 de noviembre. Y es que, aunque no se trata de ningún intento por rehacer un texto clásico de William Shakespeare, sin grandes ajustes, la obra rompe una vez más con el tiempo y nos enseña una historia que, a pesar de haberse escrito a principios del siglo XVII, se revela más contemporánea que nunca.
“Macbeth, como cualquier otro texto de Shakespeare, rebasa la temporalidad y sigue siendo absurdamente contemporáneo. Parece que Shakespeare se tomó un café ayer por la mañana y lo escribió.” Para Bernal ha sido un acercamiento hacia las entrañas del ser humano, tal como lo hacía el dramaturgo británico. Sus tragedias están basadas no sólo en sentimientos más básicos como el dolor, la alegría o la tristeza, sino que ilustra otros más complejos como la ambición, la culpa y el remordimiento.
Este es el caso de su personaje homónimo, quien mezcla la realidad con la nigromancia, al obsesionarse con las predicciones de unas brujas que le cuentan que será rey de Escocia. Macbeth, barón de Glamis y primo de Duncan, el rey, al no poder esperar a que el destino se cumpla por sí solo, acaba matando al rey movido por su ambición desmedida y las maniobras de su mujer, Lady Macbeth. Desde ese momento, la culpa y los remordimientos se apoderarán de la mente de ambos personajes en forma de visiones y pesadillas por haber asesinado al rey.
“En esta puesta nos estamos concentrando en la mente, en el subtexto, en la psique de Macbeth y de su esposa —interpretada por la gran Lisa Owen—. Nos centramos en esa oscuridad en la que entran los personajes a partir de que transgreden las leyes del universo”, revela Bernal. La puesta en escena intenta involucrar al espectador con esa sensación de pesadilla y de oscuridad del ser humano, a la vez que con la dificultad de afrontar un acto irreversible. Un tejido de sensaciones difíciles de personificar, pero para lo que Juan Manuel Bernal ya está preparado: “Esta obra va a ser una muy oscura en la que el espectador se va a meter junto a mí al cerebro de Macbeth”. El resto del elenco lo complementan los actores mexicanos Julián Segura, Diego Jáuregui, Hamlet Ramírez, Raúl Villegas y Paula Watson.
En una escenografía con elementos y detalles de todas las épocas, como una especie de anacronismo del que sirve la obra para expresar la atemporalidad del texto, la música es la encargada de llevarnos a las entrañas de la mente de Macbeth: “La música es un personaje más. La música es muy importante y a veces se convierte en los pensamientos de los personajes y a veces es el coro que comenta lo que sucede”.
Pero aquí no todo son sentimientos y una de las líneas temáticas de esta tragedia es precisamente la política. Esto, unido a la contemporaneidad de su visión, hace que la obra se relacione indirectamente con el momento político que vivimos. “El público va a ser espectador de un acto que no tiene reversa, que no tiene vuelta atrás, y va a ser testigo de las consecuencias de esos actos. Van a poder ser jueces y creo que entenderán a través de ello el México de 2017, concretamente la Ciudad de México”, dice Bernal, actor de cintas como Obediencia Perfecta, por la que fue galardonado.
A pesar de las similitudes, esa no es la intención de la obra. Si bien Macbeth puede llegar a tener un componente bélico, éste va a quedar atrás. “No hay grandes batallas, pues la batalla está en el cerebro del personaje. La modernidad en Shakespeare reside en la capacidad enorme que tenía para entender al ser humano, y pareciera que no ha cambiado nada desde el siglo XVII.”
MacbethTeatro MilánDel 24 de noviembre al 21 de enero
Macbeth, uno de los clásicos más populares de William Shakespeare, demuestra su vigencia en el Teatro Milán.
“No estamos descubriendo el hilo negro”, dice Juan Manuel Bernal, el actor mexicano que protagoniza la más reciente adaptación de Macbeth en el Teatro Milán de la Ciudad de México, dirigida por Mauricio García Lozano. Así lo asegura durante un ensayo de la obra, un par de semanas antes de su estreno el pasado 24 de noviembre. Y es que, aunque no se trata de ningún intento por rehacer un texto clásico de William Shakespeare, sin grandes ajustes, la obra rompe una vez más con el tiempo y nos enseña una historia que, a pesar de haberse escrito a principios del siglo XVII, se revela más contemporánea que nunca.
“Macbeth, como cualquier otro texto de Shakespeare, rebasa la temporalidad y sigue siendo absurdamente contemporáneo. Parece que Shakespeare se tomó un café ayer por la mañana y lo escribió.” Para Bernal ha sido un acercamiento hacia las entrañas del ser humano, tal como lo hacía el dramaturgo británico. Sus tragedias están basadas no sólo en sentimientos más básicos como el dolor, la alegría o la tristeza, sino que ilustra otros más complejos como la ambición, la culpa y el remordimiento.
Este es el caso de su personaje homónimo, quien mezcla la realidad con la nigromancia, al obsesionarse con las predicciones de unas brujas que le cuentan que será rey de Escocia. Macbeth, barón de Glamis y primo de Duncan, el rey, al no poder esperar a que el destino se cumpla por sí solo, acaba matando al rey movido por su ambición desmedida y las maniobras de su mujer, Lady Macbeth. Desde ese momento, la culpa y los remordimientos se apoderarán de la mente de ambos personajes en forma de visiones y pesadillas por haber asesinado al rey.
“En esta puesta nos estamos concentrando en la mente, en el subtexto, en la psique de Macbeth y de su esposa —interpretada por la gran Lisa Owen—. Nos centramos en esa oscuridad en la que entran los personajes a partir de que transgreden las leyes del universo”, revela Bernal. La puesta en escena intenta involucrar al espectador con esa sensación de pesadilla y de oscuridad del ser humano, a la vez que con la dificultad de afrontar un acto irreversible. Un tejido de sensaciones difíciles de personificar, pero para lo que Juan Manuel Bernal ya está preparado: “Esta obra va a ser una muy oscura en la que el espectador se va a meter junto a mí al cerebro de Macbeth”. El resto del elenco lo complementan los actores mexicanos Julián Segura, Diego Jáuregui, Hamlet Ramírez, Raúl Villegas y Paula Watson.
En una escenografía con elementos y detalles de todas las épocas, como una especie de anacronismo del que sirve la obra para expresar la atemporalidad del texto, la música es la encargada de llevarnos a las entrañas de la mente de Macbeth: “La música es un personaje más. La música es muy importante y a veces se convierte en los pensamientos de los personajes y a veces es el coro que comenta lo que sucede”.
Pero aquí no todo son sentimientos y una de las líneas temáticas de esta tragedia es precisamente la política. Esto, unido a la contemporaneidad de su visión, hace que la obra se relacione indirectamente con el momento político que vivimos. “El público va a ser espectador de un acto que no tiene reversa, que no tiene vuelta atrás, y va a ser testigo de las consecuencias de esos actos. Van a poder ser jueces y creo que entenderán a través de ello el México de 2017, concretamente la Ciudad de México”, dice Bernal, actor de cintas como Obediencia Perfecta, por la que fue galardonado.
A pesar de las similitudes, esa no es la intención de la obra. Si bien Macbeth puede llegar a tener un componente bélico, éste va a quedar atrás. “No hay grandes batallas, pues la batalla está en el cerebro del personaje. La modernidad en Shakespeare reside en la capacidad enorme que tenía para entender al ser humano, y pareciera que no ha cambiado nada desde el siglo XVII.”
MacbethTeatro MilánDel 24 de noviembre al 21 de enero
Macbeth, uno de los clásicos más populares de William Shakespeare, demuestra su vigencia en el Teatro Milán.
“No estamos descubriendo el hilo negro”, dice Juan Manuel Bernal, el actor mexicano que protagoniza la más reciente adaptación de Macbeth en el Teatro Milán de la Ciudad de México, dirigida por Mauricio García Lozano. Así lo asegura durante un ensayo de la obra, un par de semanas antes de su estreno el pasado 24 de noviembre. Y es que, aunque no se trata de ningún intento por rehacer un texto clásico de William Shakespeare, sin grandes ajustes, la obra rompe una vez más con el tiempo y nos enseña una historia que, a pesar de haberse escrito a principios del siglo XVII, se revela más contemporánea que nunca.
“Macbeth, como cualquier otro texto de Shakespeare, rebasa la temporalidad y sigue siendo absurdamente contemporáneo. Parece que Shakespeare se tomó un café ayer por la mañana y lo escribió.” Para Bernal ha sido un acercamiento hacia las entrañas del ser humano, tal como lo hacía el dramaturgo británico. Sus tragedias están basadas no sólo en sentimientos más básicos como el dolor, la alegría o la tristeza, sino que ilustra otros más complejos como la ambición, la culpa y el remordimiento.
Este es el caso de su personaje homónimo, quien mezcla la realidad con la nigromancia, al obsesionarse con las predicciones de unas brujas que le cuentan que será rey de Escocia. Macbeth, barón de Glamis y primo de Duncan, el rey, al no poder esperar a que el destino se cumpla por sí solo, acaba matando al rey movido por su ambición desmedida y las maniobras de su mujer, Lady Macbeth. Desde ese momento, la culpa y los remordimientos se apoderarán de la mente de ambos personajes en forma de visiones y pesadillas por haber asesinado al rey.
“En esta puesta nos estamos concentrando en la mente, en el subtexto, en la psique de Macbeth y de su esposa —interpretada por la gran Lisa Owen—. Nos centramos en esa oscuridad en la que entran los personajes a partir de que transgreden las leyes del universo”, revela Bernal. La puesta en escena intenta involucrar al espectador con esa sensación de pesadilla y de oscuridad del ser humano, a la vez que con la dificultad de afrontar un acto irreversible. Un tejido de sensaciones difíciles de personificar, pero para lo que Juan Manuel Bernal ya está preparado: “Esta obra va a ser una muy oscura en la que el espectador se va a meter junto a mí al cerebro de Macbeth”. El resto del elenco lo complementan los actores mexicanos Julián Segura, Diego Jáuregui, Hamlet Ramírez, Raúl Villegas y Paula Watson.
En una escenografía con elementos y detalles de todas las épocas, como una especie de anacronismo del que sirve la obra para expresar la atemporalidad del texto, la música es la encargada de llevarnos a las entrañas de la mente de Macbeth: “La música es un personaje más. La música es muy importante y a veces se convierte en los pensamientos de los personajes y a veces es el coro que comenta lo que sucede”.
Pero aquí no todo son sentimientos y una de las líneas temáticas de esta tragedia es precisamente la política. Esto, unido a la contemporaneidad de su visión, hace que la obra se relacione indirectamente con el momento político que vivimos. “El público va a ser espectador de un acto que no tiene reversa, que no tiene vuelta atrás, y va a ser testigo de las consecuencias de esos actos. Van a poder ser jueces y creo que entenderán a través de ello el México de 2017, concretamente la Ciudad de México”, dice Bernal, actor de cintas como Obediencia Perfecta, por la que fue galardonado.
A pesar de las similitudes, esa no es la intención de la obra. Si bien Macbeth puede llegar a tener un componente bélico, éste va a quedar atrás. “No hay grandes batallas, pues la batalla está en el cerebro del personaje. La modernidad en Shakespeare reside en la capacidad enorme que tenía para entender al ser humano, y pareciera que no ha cambiado nada desde el siglo XVII.”
MacbethTeatro MilánDel 24 de noviembre al 21 de enero
“No estamos descubriendo el hilo negro”, dice Juan Manuel Bernal, el actor mexicano que protagoniza la más reciente adaptación de Macbeth en el Teatro Milán de la Ciudad de México, dirigida por Mauricio García Lozano. Así lo asegura durante un ensayo de la obra, un par de semanas antes de su estreno el pasado 24 de noviembre. Y es que, aunque no se trata de ningún intento por rehacer un texto clásico de William Shakespeare, sin grandes ajustes, la obra rompe una vez más con el tiempo y nos enseña una historia que, a pesar de haberse escrito a principios del siglo XVII, se revela más contemporánea que nunca.
“Macbeth, como cualquier otro texto de Shakespeare, rebasa la temporalidad y sigue siendo absurdamente contemporáneo. Parece que Shakespeare se tomó un café ayer por la mañana y lo escribió.” Para Bernal ha sido un acercamiento hacia las entrañas del ser humano, tal como lo hacía el dramaturgo británico. Sus tragedias están basadas no sólo en sentimientos más básicos como el dolor, la alegría o la tristeza, sino que ilustra otros más complejos como la ambición, la culpa y el remordimiento.
Este es el caso de su personaje homónimo, quien mezcla la realidad con la nigromancia, al obsesionarse con las predicciones de unas brujas que le cuentan que será rey de Escocia. Macbeth, barón de Glamis y primo de Duncan, el rey, al no poder esperar a que el destino se cumpla por sí solo, acaba matando al rey movido por su ambición desmedida y las maniobras de su mujer, Lady Macbeth. Desde ese momento, la culpa y los remordimientos se apoderarán de la mente de ambos personajes en forma de visiones y pesadillas por haber asesinado al rey.
“En esta puesta nos estamos concentrando en la mente, en el subtexto, en la psique de Macbeth y de su esposa —interpretada por la gran Lisa Owen—. Nos centramos en esa oscuridad en la que entran los personajes a partir de que transgreden las leyes del universo”, revela Bernal. La puesta en escena intenta involucrar al espectador con esa sensación de pesadilla y de oscuridad del ser humano, a la vez que con la dificultad de afrontar un acto irreversible. Un tejido de sensaciones difíciles de personificar, pero para lo que Juan Manuel Bernal ya está preparado: “Esta obra va a ser una muy oscura en la que el espectador se va a meter junto a mí al cerebro de Macbeth”. El resto del elenco lo complementan los actores mexicanos Julián Segura, Diego Jáuregui, Hamlet Ramírez, Raúl Villegas y Paula Watson.
En una escenografía con elementos y detalles de todas las épocas, como una especie de anacronismo del que sirve la obra para expresar la atemporalidad del texto, la música es la encargada de llevarnos a las entrañas de la mente de Macbeth: “La música es un personaje más. La música es muy importante y a veces se convierte en los pensamientos de los personajes y a veces es el coro que comenta lo que sucede”.
Pero aquí no todo son sentimientos y una de las líneas temáticas de esta tragedia es precisamente la política. Esto, unido a la contemporaneidad de su visión, hace que la obra se relacione indirectamente con el momento político que vivimos. “El público va a ser espectador de un acto que no tiene reversa, que no tiene vuelta atrás, y va a ser testigo de las consecuencias de esos actos. Van a poder ser jueces y creo que entenderán a través de ello el México de 2017, concretamente la Ciudad de México”, dice Bernal, actor de cintas como Obediencia Perfecta, por la que fue galardonado.
A pesar de las similitudes, esa no es la intención de la obra. Si bien Macbeth puede llegar a tener un componente bélico, éste va a quedar atrás. “No hay grandes batallas, pues la batalla está en el cerebro del personaje. La modernidad en Shakespeare reside en la capacidad enorme que tenía para entender al ser humano, y pareciera que no ha cambiado nada desde el siglo XVII.”
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