En las bodegas de Monte Xanic se creó Gran Ricardo, el primer vino ultra premium de México que, desde hace más de dos décadas, ha cosechado más de cincuenta medallas en los principales concursos del mundo y se ha convertido en un regalo perfecto para celebrar la conexión entre padres e hijos. Este año, Monte Xanic ofrece, hasta el 15 de junio, la posibilidad de personalizar su botella Magnum, de 1.5 litros, con un nombre o una frase que refleje el vínculo que mantenemos con nuestros padres. La personalización de un vino tan especial será realizada a mano por un artista gráfico, lo que convierte al Gran Ricardo Magnum —por dentro y por fuera— en un obsequio a la altura de la celebración del Día del Padre.
La historia de este vino comenzó en 1994, cuando Ricardo Hojel sembró en Baja California las vides que darían lugar a Gran Ricardo. Hojel, socio fundador de Monte Xanic, estaba convencido del potencial que tenían los Valles de Guadalupe para convertirse en una región de grandes vinos. Y no se equivocó, pues, desde su primera añada, Gran Ricardo cosechó reconocimientos y forjó una cercanía con aquellos que saben crear vínculos para toda la vida.
“Qué mejor momento para honrar esa relación tan especial que sentimos por los papás que celebran su día con un vino como Gran Ricardo, creado con el espíritu de hacernos sentir orgullosos a todos los mexicanos”, señala Hans Backhoff Guerrero, director general de Monte Xanic, quien heredó de su padre la pasión por crear vinos de alta calidad.
Seco y con fruta viva, aterciopelado y corpulento a la vez, con una estructura que armoniza con sabores complejos y sustanciosos… Un vino de alta gama que puede disfrutarse tanto en su juventud como, tras evolucionar hasta quince años en botella, con un perfil maduro. Al describir la personalidad de un vino como Gran Ricardo resulta inevitable crear un paralelismo con esa figura paterna emblemática. Este vino es un regalo excepcional para papá porque es resultado de un trabajo enológico de alta precisión.
El enólogo de Monte Xanic cuida de cerca cada paso del proceso de producción de Gran Ricardo. Añada tras añada, desde el campo hasta la maduración, este vino cultivado en los Valles de Guadalupe y Ojos Negros expresa el terruño peninsular con fineza y personalidad propias: la densidad del color rojo con tonos violáceos, así como los aromas a frutos negros y rojos, acompañados de notas especiadas y balsámicas, crean un perfil aromático elegante y evolutivo.
Por su estructura y personalidad, este multivarietal, que alcanza la perfección tras dieciocho meses de crianza en barricas de roble francés, marida con sabores que hoy reservamos para momentos especiales, como el pork belly, un corte Tomahawk, chuletas y rack de cordero, costillas de res o cerdo, ya sea que se preparen a las brasas, a la parrilla o en cocciones largas, características de los platillos de celebración. Incluso en una reunión sencilla y más íntima, el maridaje de Gran Ricardo con quesos azules y de larga maduración, jamón y lomo ibérico está a la altura de la ocasión.
Personalizar una botella de Gran Ricardo con una frase trazada a mano es, sin duda, un regalo perfecto que, además de reflejar el orgullo de la pertenencia, es un reconocimiento a los padres que saben tejer vínculos entrañables con sus hijos.
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