El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma lo aseguró. A finales del mes de abril dijo que los libros de texto gratuitos del ciclo escolar 2019 - 2020 estarían listos en tiempo y forma, a pesar de los cuatro meses de atraso en la producción debido a la falta de proveedor. “Vamos a tener los libros a tiempo, vamos a tener además algunos cambios importantes en los mismos, y no le vemos ningún problema para que todos los niños tengan en sus manos su libro de texto y los maestros también para poder iniciar el ciclo escolar en tiempo y forma”, dijo.
Sin embargo, el que la producción de más de 200 millones de ejemplares quede lista para el próximo mes de agosto sigue estando en duda.
Un par de semanas después de la declaración de Moctezuma y luego de haber pospuesto hasta en 10 ocasiones la licitación para nombrar a las compañías encargadas de la producción de los libros, el Gobierno Federal dio a conocer, el pasado 2 de mayo, la existencia de tres contratos otorgados vía adjudicación directa por un monto de 103 millones de pesos. De acuerdo a estos la Compañía Editorial Ultra, S. A. de C. V., Reproducciones Fotomecánicas, S. A. de C. V., y Litografía Magno Graf, S. A. de C. V. serían las encargadas de surtir del libros al siguiente ciclo escolar.
Sin embargo, por el retraso en el procesos de selección, estas empresas cuentan con un periodo más corto al habitual para cumplir en con la impresión de ejemplares. Regularmente, los impresores cuentan con un lapso que va del mes de diciembre a mayo de cada año para realizar la producción y entrega de los libros, pero en esta ocasión tendrán menos de tres meses.
Uno de los factores con los que la administración actual justifica este desfase es el cambio de gobierno.
Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México el pasado 1º de diciembre y como es común con todo nuevo gobierno, la transición vino acompañada de reformas, recortes y cambios.
En consecuencia, este 2019 la tarea de elegir a la mejor empresa para la impresión no estuvo en manos de Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) sino de la Oficialía Mayor de Hacienda, vía el sistema de Oferta Subsecuente de Descuento (OSD). Este nuevo proceso se tradujo en un problema para las empresas.
En el mes de abril, el periódico El Financiero dialogó con proveedores que se han dedicado a la impresión de los libros de texto desde 1992, en aquel entonces la decisión del Gobierno Federal de otorgar los contratos de este año vía adjudicación directa aún no estaba tomada ni era pública. Sin embargo, los maquiladores señalaron que no existía una convocatoria activa para competir por la licitación.
Ejemplo claro de esto fue la convocatoria lanzada el pasado 12 de marzo para la producción de nueve títulos “del programa de libros para el alumno de preescolar y primaria ciclo escolar 2019-2020”, según refiere el proceso número LA-011L6J001-E6-2019. En este caso, la Conaliteg retrasó la fecha de elección de los ganadores en 10 ocasiones desde el 25 de marzo, y finalmente el 11 de abril declaró desierta la licitación debido a que “los precios de los bienes son superiores al presupuesto establecido”.
En aquella licitación, ocho de las 13 empresas: Compañía Editorial Ultra, Grupo Gráfico Editorial, Impresora y Editora Xalco, Infagon Web, Ligrografía Magno Graf, Lyon AG y Reproducciones Fotomecánicas, todas Sociedades Anónimas de Capital Variable y Print LSC Comunications S. De R. L. De C. V.,cumplieron con los requisitos legales, administrativos y solicitudes técnicas para cumplir con los servicios solicitados. A pesar de que entre esas empresas están las tres que el pasado 2 de mayo recibieron los contratos vía adjudicación directa, ninguna institución ha aclarado cuáles fueron los criterios para elegirlas.
De acuerdo con la Ley de Adquisiciones, la figura de adjudicación directa es viable como excepción a la licitación abierta sólo ante una emergencia, donde los bienes o servicios deben adquirirse rápidamente y no se puede esperar al desarrollo de un concurso o bien, cuando existan circunstancias que puedan provocar pérdidas o costos adicionales importantes, cuantificados y justificados.
El compadre del Presidente
Estos tres primeros contratos otorgados son para la producción de nueve títulos. Sin embargo, aún están pendientes otras dos licitaciones: la LA-011L6J001-E5-2019, presentada el pasado 12 de marzo para la producción de 10 títulos para nivel primaria, y la LA-011L6J001-E19-2019, para la compra de insumos: papel, cartulinas para portadas y cajas de cartón.
Esta última, estuvo implicada en controversia luego de que el pasado 26 de abril se dio a conocer que la empresa ganadora era BioPapel Scribe, propiedad de Miguel Rincón Arredondo, compadre del presidente López Obrador, miembro del Comité Asesor de Presidencia y el mayor fabricante de papel en América Latina. De acuerdo con el periódico Reforma la empresa de Rincón ganó, entre 2010 y 2018, unos 463 contratos de Conaliteg; 14 de ellos fueron adjudicaciones directas.
Las preguntas no se hicieron esperar. Tras darse a conocer que Rincón estaría al frente de ese contrato, el mandatario fue cuestionado, pero aseguró que la participación del director de BioPapel Scribe no representaba un conflicto de interés. “Yo no protejo a nadie ni acepto influyentismo de nadie", dijo.
Tres días más tarde, la firma anunció su retiro del proceso de licitación para proveer el papel con que se imprimirán los libros de texto gratuito. En respuesta, la empresa señaló en un comunicado: “para apoyar la visión de transparencia a prueba de suspicacias que promueve el Presidente, el Consejo de Administración de Bio Pappel informa que, por esta ocasión, se retirará de esta licitación, sin exigir indemnización alguna al gobierno como corresponde por ley ante una cancelación injustificada”.
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Impresión de libros de texto gratuitos para agosto 2019 tiene 5 meses de retraso.
El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma lo aseguró. A finales del mes de abril dijo que los libros de texto gratuitos del ciclo escolar 2019 - 2020 estarían listos en tiempo y forma, a pesar de los cuatro meses de atraso en la producción debido a la falta de proveedor. “Vamos a tener los libros a tiempo, vamos a tener además algunos cambios importantes en los mismos, y no le vemos ningún problema para que todos los niños tengan en sus manos su libro de texto y los maestros también para poder iniciar el ciclo escolar en tiempo y forma”, dijo.
Sin embargo, el que la producción de más de 200 millones de ejemplares quede lista para el próximo mes de agosto sigue estando en duda.
Un par de semanas después de la declaración de Moctezuma y luego de haber pospuesto hasta en 10 ocasiones la licitación para nombrar a las compañías encargadas de la producción de los libros, el Gobierno Federal dio a conocer, el pasado 2 de mayo, la existencia de tres contratos otorgados vía adjudicación directa por un monto de 103 millones de pesos. De acuerdo a estos la Compañía Editorial Ultra, S. A. de C. V., Reproducciones Fotomecánicas, S. A. de C. V., y Litografía Magno Graf, S. A. de C. V. serían las encargadas de surtir del libros al siguiente ciclo escolar.
Sin embargo, por el retraso en el procesos de selección, estas empresas cuentan con un periodo más corto al habitual para cumplir en con la impresión de ejemplares. Regularmente, los impresores cuentan con un lapso que va del mes de diciembre a mayo de cada año para realizar la producción y entrega de los libros, pero en esta ocasión tendrán menos de tres meses.
Uno de los factores con los que la administración actual justifica este desfase es el cambio de gobierno.
Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México el pasado 1º de diciembre y como es común con todo nuevo gobierno, la transición vino acompañada de reformas, recortes y cambios.
En consecuencia, este 2019 la tarea de elegir a la mejor empresa para la impresión no estuvo en manos de Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) sino de la Oficialía Mayor de Hacienda, vía el sistema de Oferta Subsecuente de Descuento (OSD). Este nuevo proceso se tradujo en un problema para las empresas.
En el mes de abril, el periódico El Financiero dialogó con proveedores que se han dedicado a la impresión de los libros de texto desde 1992, en aquel entonces la decisión del Gobierno Federal de otorgar los contratos de este año vía adjudicación directa aún no estaba tomada ni era pública. Sin embargo, los maquiladores señalaron que no existía una convocatoria activa para competir por la licitación.
Ejemplo claro de esto fue la convocatoria lanzada el pasado 12 de marzo para la producción de nueve títulos “del programa de libros para el alumno de preescolar y primaria ciclo escolar 2019-2020”, según refiere el proceso número LA-011L6J001-E6-2019. En este caso, la Conaliteg retrasó la fecha de elección de los ganadores en 10 ocasiones desde el 25 de marzo, y finalmente el 11 de abril declaró desierta la licitación debido a que “los precios de los bienes son superiores al presupuesto establecido”.
En aquella licitación, ocho de las 13 empresas: Compañía Editorial Ultra, Grupo Gráfico Editorial, Impresora y Editora Xalco, Infagon Web, Ligrografía Magno Graf, Lyon AG y Reproducciones Fotomecánicas, todas Sociedades Anónimas de Capital Variable y Print LSC Comunications S. De R. L. De C. V.,cumplieron con los requisitos legales, administrativos y solicitudes técnicas para cumplir con los servicios solicitados. A pesar de que entre esas empresas están las tres que el pasado 2 de mayo recibieron los contratos vía adjudicación directa, ninguna institución ha aclarado cuáles fueron los criterios para elegirlas.
De acuerdo con la Ley de Adquisiciones, la figura de adjudicación directa es viable como excepción a la licitación abierta sólo ante una emergencia, donde los bienes o servicios deben adquirirse rápidamente y no se puede esperar al desarrollo de un concurso o bien, cuando existan circunstancias que puedan provocar pérdidas o costos adicionales importantes, cuantificados y justificados.
El compadre del Presidente
Estos tres primeros contratos otorgados son para la producción de nueve títulos. Sin embargo, aún están pendientes otras dos licitaciones: la LA-011L6J001-E5-2019, presentada el pasado 12 de marzo para la producción de 10 títulos para nivel primaria, y la LA-011L6J001-E19-2019, para la compra de insumos: papel, cartulinas para portadas y cajas de cartón.
Esta última, estuvo implicada en controversia luego de que el pasado 26 de abril se dio a conocer que la empresa ganadora era BioPapel Scribe, propiedad de Miguel Rincón Arredondo, compadre del presidente López Obrador, miembro del Comité Asesor de Presidencia y el mayor fabricante de papel en América Latina. De acuerdo con el periódico Reforma la empresa de Rincón ganó, entre 2010 y 2018, unos 463 contratos de Conaliteg; 14 de ellos fueron adjudicaciones directas.
Las preguntas no se hicieron esperar. Tras darse a conocer que Rincón estaría al frente de ese contrato, el mandatario fue cuestionado, pero aseguró que la participación del director de BioPapel Scribe no representaba un conflicto de interés. “Yo no protejo a nadie ni acepto influyentismo de nadie", dijo.
Tres días más tarde, la firma anunció su retiro del proceso de licitación para proveer el papel con que se imprimirán los libros de texto gratuito. En respuesta, la empresa señaló en un comunicado: “para apoyar la visión de transparencia a prueba de suspicacias que promueve el Presidente, el Consejo de Administración de Bio Pappel informa que, por esta ocasión, se retirará de esta licitación, sin exigir indemnización alguna al gobierno como corresponde por ley ante una cancelación injustificada”.
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El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma lo aseguró. A finales del mes de abril dijo que los libros de texto gratuitos del ciclo escolar 2019 - 2020 estarían listos en tiempo y forma, a pesar de los cuatro meses de atraso en la producción debido a la falta de proveedor. “Vamos a tener los libros a tiempo, vamos a tener además algunos cambios importantes en los mismos, y no le vemos ningún problema para que todos los niños tengan en sus manos su libro de texto y los maestros también para poder iniciar el ciclo escolar en tiempo y forma”, dijo.
Sin embargo, el que la producción de más de 200 millones de ejemplares quede lista para el próximo mes de agosto sigue estando en duda.
Un par de semanas después de la declaración de Moctezuma y luego de haber pospuesto hasta en 10 ocasiones la licitación para nombrar a las compañías encargadas de la producción de los libros, el Gobierno Federal dio a conocer, el pasado 2 de mayo, la existencia de tres contratos otorgados vía adjudicación directa por un monto de 103 millones de pesos. De acuerdo a estos la Compañía Editorial Ultra, S. A. de C. V., Reproducciones Fotomecánicas, S. A. de C. V., y Litografía Magno Graf, S. A. de C. V. serían las encargadas de surtir del libros al siguiente ciclo escolar.
Sin embargo, por el retraso en el procesos de selección, estas empresas cuentan con un periodo más corto al habitual para cumplir en con la impresión de ejemplares. Regularmente, los impresores cuentan con un lapso que va del mes de diciembre a mayo de cada año para realizar la producción y entrega de los libros, pero en esta ocasión tendrán menos de tres meses.
Uno de los factores con los que la administración actual justifica este desfase es el cambio de gobierno.
Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México el pasado 1º de diciembre y como es común con todo nuevo gobierno, la transición vino acompañada de reformas, recortes y cambios.
En consecuencia, este 2019 la tarea de elegir a la mejor empresa para la impresión no estuvo en manos de Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) sino de la Oficialía Mayor de Hacienda, vía el sistema de Oferta Subsecuente de Descuento (OSD). Este nuevo proceso se tradujo en un problema para las empresas.
En el mes de abril, el periódico El Financiero dialogó con proveedores que se han dedicado a la impresión de los libros de texto desde 1992, en aquel entonces la decisión del Gobierno Federal de otorgar los contratos de este año vía adjudicación directa aún no estaba tomada ni era pública. Sin embargo, los maquiladores señalaron que no existía una convocatoria activa para competir por la licitación.
Ejemplo claro de esto fue la convocatoria lanzada el pasado 12 de marzo para la producción de nueve títulos “del programa de libros para el alumno de preescolar y primaria ciclo escolar 2019-2020”, según refiere el proceso número LA-011L6J001-E6-2019. En este caso, la Conaliteg retrasó la fecha de elección de los ganadores en 10 ocasiones desde el 25 de marzo, y finalmente el 11 de abril declaró desierta la licitación debido a que “los precios de los bienes son superiores al presupuesto establecido”.
En aquella licitación, ocho de las 13 empresas: Compañía Editorial Ultra, Grupo Gráfico Editorial, Impresora y Editora Xalco, Infagon Web, Ligrografía Magno Graf, Lyon AG y Reproducciones Fotomecánicas, todas Sociedades Anónimas de Capital Variable y Print LSC Comunications S. De R. L. De C. V.,cumplieron con los requisitos legales, administrativos y solicitudes técnicas para cumplir con los servicios solicitados. A pesar de que entre esas empresas están las tres que el pasado 2 de mayo recibieron los contratos vía adjudicación directa, ninguna institución ha aclarado cuáles fueron los criterios para elegirlas.
De acuerdo con la Ley de Adquisiciones, la figura de adjudicación directa es viable como excepción a la licitación abierta sólo ante una emergencia, donde los bienes o servicios deben adquirirse rápidamente y no se puede esperar al desarrollo de un concurso o bien, cuando existan circunstancias que puedan provocar pérdidas o costos adicionales importantes, cuantificados y justificados.
El compadre del Presidente
Estos tres primeros contratos otorgados son para la producción de nueve títulos. Sin embargo, aún están pendientes otras dos licitaciones: la LA-011L6J001-E5-2019, presentada el pasado 12 de marzo para la producción de 10 títulos para nivel primaria, y la LA-011L6J001-E19-2019, para la compra de insumos: papel, cartulinas para portadas y cajas de cartón.
Esta última, estuvo implicada en controversia luego de que el pasado 26 de abril se dio a conocer que la empresa ganadora era BioPapel Scribe, propiedad de Miguel Rincón Arredondo, compadre del presidente López Obrador, miembro del Comité Asesor de Presidencia y el mayor fabricante de papel en América Latina. De acuerdo con el periódico Reforma la empresa de Rincón ganó, entre 2010 y 2018, unos 463 contratos de Conaliteg; 14 de ellos fueron adjudicaciones directas.
Las preguntas no se hicieron esperar. Tras darse a conocer que Rincón estaría al frente de ese contrato, el mandatario fue cuestionado, pero aseguró que la participación del director de BioPapel Scribe no representaba un conflicto de interés. “Yo no protejo a nadie ni acepto influyentismo de nadie", dijo.
Tres días más tarde, la firma anunció su retiro del proceso de licitación para proveer el papel con que se imprimirán los libros de texto gratuito. En respuesta, la empresa señaló en un comunicado: “para apoyar la visión de transparencia a prueba de suspicacias que promueve el Presidente, el Consejo de Administración de Bio Pappel informa que, por esta ocasión, se retirará de esta licitación, sin exigir indemnización alguna al gobierno como corresponde por ley ante una cancelación injustificada”.
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Impresión de libros de texto gratuitos para agosto 2019 tiene 5 meses de retraso.
El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma lo aseguró. A finales del mes de abril dijo que los libros de texto gratuitos del ciclo escolar 2019 - 2020 estarían listos en tiempo y forma, a pesar de los cuatro meses de atraso en la producción debido a la falta de proveedor. “Vamos a tener los libros a tiempo, vamos a tener además algunos cambios importantes en los mismos, y no le vemos ningún problema para que todos los niños tengan en sus manos su libro de texto y los maestros también para poder iniciar el ciclo escolar en tiempo y forma”, dijo.
Sin embargo, el que la producción de más de 200 millones de ejemplares quede lista para el próximo mes de agosto sigue estando en duda.
Un par de semanas después de la declaración de Moctezuma y luego de haber pospuesto hasta en 10 ocasiones la licitación para nombrar a las compañías encargadas de la producción de los libros, el Gobierno Federal dio a conocer, el pasado 2 de mayo, la existencia de tres contratos otorgados vía adjudicación directa por un monto de 103 millones de pesos. De acuerdo a estos la Compañía Editorial Ultra, S. A. de C. V., Reproducciones Fotomecánicas, S. A. de C. V., y Litografía Magno Graf, S. A. de C. V. serían las encargadas de surtir del libros al siguiente ciclo escolar.
Sin embargo, por el retraso en el procesos de selección, estas empresas cuentan con un periodo más corto al habitual para cumplir en con la impresión de ejemplares. Regularmente, los impresores cuentan con un lapso que va del mes de diciembre a mayo de cada año para realizar la producción y entrega de los libros, pero en esta ocasión tendrán menos de tres meses.
Uno de los factores con los que la administración actual justifica este desfase es el cambio de gobierno.
Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México el pasado 1º de diciembre y como es común con todo nuevo gobierno, la transición vino acompañada de reformas, recortes y cambios.
En consecuencia, este 2019 la tarea de elegir a la mejor empresa para la impresión no estuvo en manos de Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) sino de la Oficialía Mayor de Hacienda, vía el sistema de Oferta Subsecuente de Descuento (OSD). Este nuevo proceso se tradujo en un problema para las empresas.
En el mes de abril, el periódico El Financiero dialogó con proveedores que se han dedicado a la impresión de los libros de texto desde 1992, en aquel entonces la decisión del Gobierno Federal de otorgar los contratos de este año vía adjudicación directa aún no estaba tomada ni era pública. Sin embargo, los maquiladores señalaron que no existía una convocatoria activa para competir por la licitación.
Ejemplo claro de esto fue la convocatoria lanzada el pasado 12 de marzo para la producción de nueve títulos “del programa de libros para el alumno de preescolar y primaria ciclo escolar 2019-2020”, según refiere el proceso número LA-011L6J001-E6-2019. En este caso, la Conaliteg retrasó la fecha de elección de los ganadores en 10 ocasiones desde el 25 de marzo, y finalmente el 11 de abril declaró desierta la licitación debido a que “los precios de los bienes son superiores al presupuesto establecido”.
En aquella licitación, ocho de las 13 empresas: Compañía Editorial Ultra, Grupo Gráfico Editorial, Impresora y Editora Xalco, Infagon Web, Ligrografía Magno Graf, Lyon AG y Reproducciones Fotomecánicas, todas Sociedades Anónimas de Capital Variable y Print LSC Comunications S. De R. L. De C. V.,cumplieron con los requisitos legales, administrativos y solicitudes técnicas para cumplir con los servicios solicitados. A pesar de que entre esas empresas están las tres que el pasado 2 de mayo recibieron los contratos vía adjudicación directa, ninguna institución ha aclarado cuáles fueron los criterios para elegirlas.
De acuerdo con la Ley de Adquisiciones, la figura de adjudicación directa es viable como excepción a la licitación abierta sólo ante una emergencia, donde los bienes o servicios deben adquirirse rápidamente y no se puede esperar al desarrollo de un concurso o bien, cuando existan circunstancias que puedan provocar pérdidas o costos adicionales importantes, cuantificados y justificados.
El compadre del Presidente
Estos tres primeros contratos otorgados son para la producción de nueve títulos. Sin embargo, aún están pendientes otras dos licitaciones: la LA-011L6J001-E5-2019, presentada el pasado 12 de marzo para la producción de 10 títulos para nivel primaria, y la LA-011L6J001-E19-2019, para la compra de insumos: papel, cartulinas para portadas y cajas de cartón.
Esta última, estuvo implicada en controversia luego de que el pasado 26 de abril se dio a conocer que la empresa ganadora era BioPapel Scribe, propiedad de Miguel Rincón Arredondo, compadre del presidente López Obrador, miembro del Comité Asesor de Presidencia y el mayor fabricante de papel en América Latina. De acuerdo con el periódico Reforma la empresa de Rincón ganó, entre 2010 y 2018, unos 463 contratos de Conaliteg; 14 de ellos fueron adjudicaciones directas.
Las preguntas no se hicieron esperar. Tras darse a conocer que Rincón estaría al frente de ese contrato, el mandatario fue cuestionado, pero aseguró que la participación del director de BioPapel Scribe no representaba un conflicto de interés. “Yo no protejo a nadie ni acepto influyentismo de nadie", dijo.
Tres días más tarde, la firma anunció su retiro del proceso de licitación para proveer el papel con que se imprimirán los libros de texto gratuito. En respuesta, la empresa señaló en un comunicado: “para apoyar la visión de transparencia a prueba de suspicacias que promueve el Presidente, el Consejo de Administración de Bio Pappel informa que, por esta ocasión, se retirará de esta licitación, sin exigir indemnización alguna al gobierno como corresponde por ley ante una cancelación injustificada”.
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Impresión de libros de texto gratuitos para agosto 2019 tiene 5 meses de retraso.
El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma lo aseguró. A finales del mes de abril dijo que los libros de texto gratuitos del ciclo escolar 2019 - 2020 estarían listos en tiempo y forma, a pesar de los cuatro meses de atraso en la producción debido a la falta de proveedor. “Vamos a tener los libros a tiempo, vamos a tener además algunos cambios importantes en los mismos, y no le vemos ningún problema para que todos los niños tengan en sus manos su libro de texto y los maestros también para poder iniciar el ciclo escolar en tiempo y forma”, dijo.
Sin embargo, el que la producción de más de 200 millones de ejemplares quede lista para el próximo mes de agosto sigue estando en duda.
Un par de semanas después de la declaración de Moctezuma y luego de haber pospuesto hasta en 10 ocasiones la licitación para nombrar a las compañías encargadas de la producción de los libros, el Gobierno Federal dio a conocer, el pasado 2 de mayo, la existencia de tres contratos otorgados vía adjudicación directa por un monto de 103 millones de pesos. De acuerdo a estos la Compañía Editorial Ultra, S. A. de C. V., Reproducciones Fotomecánicas, S. A. de C. V., y Litografía Magno Graf, S. A. de C. V. serían las encargadas de surtir del libros al siguiente ciclo escolar.
Sin embargo, por el retraso en el procesos de selección, estas empresas cuentan con un periodo más corto al habitual para cumplir en con la impresión de ejemplares. Regularmente, los impresores cuentan con un lapso que va del mes de diciembre a mayo de cada año para realizar la producción y entrega de los libros, pero en esta ocasión tendrán menos de tres meses.
Uno de los factores con los que la administración actual justifica este desfase es el cambio de gobierno.
Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México el pasado 1º de diciembre y como es común con todo nuevo gobierno, la transición vino acompañada de reformas, recortes y cambios.
En consecuencia, este 2019 la tarea de elegir a la mejor empresa para la impresión no estuvo en manos de Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) sino de la Oficialía Mayor de Hacienda, vía el sistema de Oferta Subsecuente de Descuento (OSD). Este nuevo proceso se tradujo en un problema para las empresas.
En el mes de abril, el periódico El Financiero dialogó con proveedores que se han dedicado a la impresión de los libros de texto desde 1992, en aquel entonces la decisión del Gobierno Federal de otorgar los contratos de este año vía adjudicación directa aún no estaba tomada ni era pública. Sin embargo, los maquiladores señalaron que no existía una convocatoria activa para competir por la licitación.
Ejemplo claro de esto fue la convocatoria lanzada el pasado 12 de marzo para la producción de nueve títulos “del programa de libros para el alumno de preescolar y primaria ciclo escolar 2019-2020”, según refiere el proceso número LA-011L6J001-E6-2019. En este caso, la Conaliteg retrasó la fecha de elección de los ganadores en 10 ocasiones desde el 25 de marzo, y finalmente el 11 de abril declaró desierta la licitación debido a que “los precios de los bienes son superiores al presupuesto establecido”.
En aquella licitación, ocho de las 13 empresas: Compañía Editorial Ultra, Grupo Gráfico Editorial, Impresora y Editora Xalco, Infagon Web, Ligrografía Magno Graf, Lyon AG y Reproducciones Fotomecánicas, todas Sociedades Anónimas de Capital Variable y Print LSC Comunications S. De R. L. De C. V.,cumplieron con los requisitos legales, administrativos y solicitudes técnicas para cumplir con los servicios solicitados. A pesar de que entre esas empresas están las tres que el pasado 2 de mayo recibieron los contratos vía adjudicación directa, ninguna institución ha aclarado cuáles fueron los criterios para elegirlas.
De acuerdo con la Ley de Adquisiciones, la figura de adjudicación directa es viable como excepción a la licitación abierta sólo ante una emergencia, donde los bienes o servicios deben adquirirse rápidamente y no se puede esperar al desarrollo de un concurso o bien, cuando existan circunstancias que puedan provocar pérdidas o costos adicionales importantes, cuantificados y justificados.
El compadre del Presidente
Estos tres primeros contratos otorgados son para la producción de nueve títulos. Sin embargo, aún están pendientes otras dos licitaciones: la LA-011L6J001-E5-2019, presentada el pasado 12 de marzo para la producción de 10 títulos para nivel primaria, y la LA-011L6J001-E19-2019, para la compra de insumos: papel, cartulinas para portadas y cajas de cartón.
Esta última, estuvo implicada en controversia luego de que el pasado 26 de abril se dio a conocer que la empresa ganadora era BioPapel Scribe, propiedad de Miguel Rincón Arredondo, compadre del presidente López Obrador, miembro del Comité Asesor de Presidencia y el mayor fabricante de papel en América Latina. De acuerdo con el periódico Reforma la empresa de Rincón ganó, entre 2010 y 2018, unos 463 contratos de Conaliteg; 14 de ellos fueron adjudicaciones directas.
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Tres días más tarde, la firma anunció su retiro del proceso de licitación para proveer el papel con que se imprimirán los libros de texto gratuito. En respuesta, la empresa señaló en un comunicado: “para apoyar la visión de transparencia a prueba de suspicacias que promueve el Presidente, el Consejo de Administración de Bio Pappel informa que, por esta ocasión, se retirará de esta licitación, sin exigir indemnización alguna al gobierno como corresponde por ley ante una cancelación injustificada”.
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Sin embargo, el que la producción de más de 200 millones de ejemplares quede lista para el próximo mes de agosto sigue estando en duda.
Un par de semanas después de la declaración de Moctezuma y luego de haber pospuesto hasta en 10 ocasiones la licitación para nombrar a las compañías encargadas de la producción de los libros, el Gobierno Federal dio a conocer, el pasado 2 de mayo, la existencia de tres contratos otorgados vía adjudicación directa por un monto de 103 millones de pesos. De acuerdo a estos la Compañía Editorial Ultra, S. A. de C. V., Reproducciones Fotomecánicas, S. A. de C. V., y Litografía Magno Graf, S. A. de C. V. serían las encargadas de surtir del libros al siguiente ciclo escolar.
Sin embargo, por el retraso en el procesos de selección, estas empresas cuentan con un periodo más corto al habitual para cumplir en con la impresión de ejemplares. Regularmente, los impresores cuentan con un lapso que va del mes de diciembre a mayo de cada año para realizar la producción y entrega de los libros, pero en esta ocasión tendrán menos de tres meses.
Uno de los factores con los que la administración actual justifica este desfase es el cambio de gobierno.
Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México el pasado 1º de diciembre y como es común con todo nuevo gobierno, la transición vino acompañada de reformas, recortes y cambios.
En consecuencia, este 2019 la tarea de elegir a la mejor empresa para la impresión no estuvo en manos de Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) sino de la Oficialía Mayor de Hacienda, vía el sistema de Oferta Subsecuente de Descuento (OSD). Este nuevo proceso se tradujo en un problema para las empresas.
En el mes de abril, el periódico El Financiero dialogó con proveedores que se han dedicado a la impresión de los libros de texto desde 1992, en aquel entonces la decisión del Gobierno Federal de otorgar los contratos de este año vía adjudicación directa aún no estaba tomada ni era pública. Sin embargo, los maquiladores señalaron que no existía una convocatoria activa para competir por la licitación.
Ejemplo claro de esto fue la convocatoria lanzada el pasado 12 de marzo para la producción de nueve títulos “del programa de libros para el alumno de preescolar y primaria ciclo escolar 2019-2020”, según refiere el proceso número LA-011L6J001-E6-2019. En este caso, la Conaliteg retrasó la fecha de elección de los ganadores en 10 ocasiones desde el 25 de marzo, y finalmente el 11 de abril declaró desierta la licitación debido a que “los precios de los bienes son superiores al presupuesto establecido”.
En aquella licitación, ocho de las 13 empresas: Compañía Editorial Ultra, Grupo Gráfico Editorial, Impresora y Editora Xalco, Infagon Web, Ligrografía Magno Graf, Lyon AG y Reproducciones Fotomecánicas, todas Sociedades Anónimas de Capital Variable y Print LSC Comunications S. De R. L. De C. V.,cumplieron con los requisitos legales, administrativos y solicitudes técnicas para cumplir con los servicios solicitados. A pesar de que entre esas empresas están las tres que el pasado 2 de mayo recibieron los contratos vía adjudicación directa, ninguna institución ha aclarado cuáles fueron los criterios para elegirlas.
De acuerdo con la Ley de Adquisiciones, la figura de adjudicación directa es viable como excepción a la licitación abierta sólo ante una emergencia, donde los bienes o servicios deben adquirirse rápidamente y no se puede esperar al desarrollo de un concurso o bien, cuando existan circunstancias que puedan provocar pérdidas o costos adicionales importantes, cuantificados y justificados.
El compadre del Presidente
Estos tres primeros contratos otorgados son para la producción de nueve títulos. Sin embargo, aún están pendientes otras dos licitaciones: la LA-011L6J001-E5-2019, presentada el pasado 12 de marzo para la producción de 10 títulos para nivel primaria, y la LA-011L6J001-E19-2019, para la compra de insumos: papel, cartulinas para portadas y cajas de cartón.
Esta última, estuvo implicada en controversia luego de que el pasado 26 de abril se dio a conocer que la empresa ganadora era BioPapel Scribe, propiedad de Miguel Rincón Arredondo, compadre del presidente López Obrador, miembro del Comité Asesor de Presidencia y el mayor fabricante de papel en América Latina. De acuerdo con el periódico Reforma la empresa de Rincón ganó, entre 2010 y 2018, unos 463 contratos de Conaliteg; 14 de ellos fueron adjudicaciones directas.
Las preguntas no se hicieron esperar. Tras darse a conocer que Rincón estaría al frente de ese contrato, el mandatario fue cuestionado, pero aseguró que la participación del director de BioPapel Scribe no representaba un conflicto de interés. “Yo no protejo a nadie ni acepto influyentismo de nadie", dijo.
Tres días más tarde, la firma anunció su retiro del proceso de licitación para proveer el papel con que se imprimirán los libros de texto gratuito. En respuesta, la empresa señaló en un comunicado: “para apoyar la visión de transparencia a prueba de suspicacias que promueve el Presidente, el Consejo de Administración de Bio Pappel informa que, por esta ocasión, se retirará de esta licitación, sin exigir indemnización alguna al gobierno como corresponde por ley ante una cancelación injustificada”.
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