Esta intrépida mexicana fue ganadora del World Class México 2017, con lo que posicionó al país en el top 10 de mixólogos en el mundo. Su expertise ha sido el de los tragos ecológicos con los que lleva la sustentabilidad a la coctelería. Con gran versatilidad prepara tragos con destilados como Don Julio, ron Zacapa o el gin Tanqueray.
¿Crees que un buen mixólogo necesita ser versátil para hacer tragos diversos y originales a la vez?
Se necesita ser camaleónico. Me ha tocado ir a trabajar a la hora del brunch y preparar unos blows buenísimos, expresos martinis. Y para la noche, me cambio totalmente el traje, y hago algo con Johnnie Walker o Buchanan’s. Esta profesión me pone en movimiento.
¿Cómo te iniciaste en el mundo de la mixología?
Mi mamá era gastrónoma y tenía una banquetera. Y mi papá era un arquitecto que tenía siempre montada en la casa una barra increíble tipo española. Esa mezcla fue crucial. Empecé a trabajar en cosas relacionadas con cafeterías, barecitos, restaurantes. Llegué a un fine dining que trabajé con Mónica Patiño, y con ella aprendí toda esta onda de la gastronomía. Y trabajé en Alemania en bares.
¿Con qué ingredientes estás últimamente obsesionada?
Creo que soy muy atípica, uso ingredientes que, trato, nadie esté usando, como la tierra comestible. Hay un poblado en Veracruz, Jaltipan, donde hay un tipo de tierra, arcilla chiclosa, y es rosita, es comestible, cien por ciento. He trabajado con linaza, con azaí, algunas semillas. Por ejemplo, me gustan los tragos con cantidades bajas de alcohol. Con destilados, vermuts, algunos licores y cremas
se pueden hacer cosas interesantes y propuestas diferentes.
¿Cómo miras la sustentabilidad en la coctelería?
En el bar donde trabajo, Fifty Mils, justo tenemos nuestro menú donde hablamos de sustentabilidad como cultura. Estoy creando coctelería que se pueda hacer sin generar emisiones, hablo de no calentar y no usar hielo. Si no utilizas hielo, no utilizas nada para congelar. Ya no prendes el gas, no usas un microondas que genere electricidad.