La migración y todo ese jazz

La migración y todo ese jazz

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19
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Tiempo de Lectura: 00 min

Antonio Sánchez, el jazzista que ha conquistado el mundo, publica un album con tema migrante.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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Antonio Sánchez, el jazzista que ha conquistado el mundo, publica un album con tema migrante.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

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El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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Antonio Sánchez, el jazzista que ha conquistado el mundo, publica un album con tema migrante.

La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

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El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La migración y todo ese jazz

La migración y todo ese jazz

14
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02
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Antonio Sánchez, el jazzista que ha conquistado el mundo, publica un album con tema migrante.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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La historia del mexicano Antonio Sánchez se cuenta mejor en reversa: el niño amante de la batería, que se fue a estudiar a Estados Unidos, se convirtió en un músico con mucho que decir y tocar. Su más reciente Lines in the Sand (2018), con la banda Migration, hace alusión a los surcos que dejan los migrantes en los caminos de la frontera de México con Estados Unidos. “Travesías”, el primer track, empieza con sirenas, pasos y voces de personas que están siendo arrestadas; sonidos reales, obtenidos de redadas de la policía estadounidense de inmigración y aduanas. En el disco participan John Escreet, en el piano; David Binney, en el saxofón; Matt Brewer, en el bajo; Thana Alexa —que es su esposa— en la voz y, por supuesto, Sánchez en la batería. El conjunto de instrumentos, principalmente de piano y percusiones, son una interpretación de los procesos por los que atraviesan los migrantes, suaves, a veces esperanzadores, pero muchas veces saturados.“Me importaba hablar sobre el tema y denunciar las injusticias que se están cometiendo, a través de la música”, explica Sánchez. “Quiero que sepan que hay gente metida en esto, que estamos apoyando y que estamos preocupados por lo que está pasando, aunque mi situación en Estados Unidos sea diferente”.Sánchez está del otro lado del teléfono, desde Nueva York. Vive ahí desde hace 20 años y aunque se esperaría que su español ya estuviera entorpecido por el inglés, habla fluida y correctamente. Llegó a Estados Unidos a los 21 después de conseguirse una beca para Ejecución de Jazz en la Berklee College of Music, en Boston, y tres años después pudo adquirir la nacionalidad. “Fue la primera vez que pude respirar sin tener que preocuparme de las visas. Durante 15 años, por lo menos, estuve siempre preocupado”, confiesa el músico, “te sientes un poco un ciudadano de segunda: es un privilegio estar aquí, no es un derecho”.[caption id="attachment_230591" align="aligncenter" width="620"]

Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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Lines in the Sand de Antonio Sánchez

El baterista mexicano Antonio Sánchez, que saltó a la fama luego de crear la banda sonora de Birdman, denuncia la actual política antimigrantes de Estados Unidos.[/caption]Pero él nunca se sintió en desventaja al ser extranjero. Iba a tocar música, a hacer lo que desde los cinco años quiso, cuando descubrió la batería. “Yo venía con la idea de hacer música y de avanzar lo más posible. No traía en la cabeza nada de que si la gente fuera prejuiciosa, la verdad tenía una idea un poco ingenua y creo que tuve un escudo de no andar tan atento a cómo me trataba la gente”. Así se abrió paso entre el más exigente ambiente musical. Se graduó con honores de Berklee y consiguió otra beca para seguir estudiando Improvisación de Jazz en el Conservatorio de Nueva Inglaterra.Un día el cubano Paquito D'Rivera le marcó al panameño Danilo Pérez buscando una recomendación de un baterista para la Orquesta de las Naciones Unidas. La primera opción fue Antonio Sánchez, que en ese momento dejó las academias para hacer giras por Europa. Pérez lo llamó, diciéndole que fuera parte de su trío. En 1999, en una de estas vueltas por el mundo, Sánchez conoció en persona al legendario guitarrista, Pat Metheny. Después de unas cuantas audiciones, Metheny le ofreció al baterista una posición permanente en el Pat Metheny Group, una de las mejores ofertas que un músico puede recibir. Para 2002, se encontraba grabando con ellos el álbum Speaking of Now, con cuya gira visitaron más de 30 países. En 2005, en un concierto que daban en Los Ángeles, Sánchez se encontró al cineasta Alejandro González Iñárritu, que era un fan de la agrupación. “Un día me habló y me dijo que estaba pensando en hacer una película y se le antojaba que la banda sonora fuera batería y que si me interesaba entrarle a su proyecto”, cuenta.

El resultado fue el soundtrack de Birdman (The Unexpected Virtue of Ignorance), el cual ganó Mejor Banda Sonora en el Festival de Venecia, la Sociedad de Críticos de Phoenix, los Premios Satellite, los Hollywood Music In Media Awards y los Critics' Choice Movie Awards. También significó un cambio rotundo en su carrera: empezó a ser reconocido no sólo por el gremio estadounidense, sino también por el público mexicano.“Mi notoriedad llegó a otro nivel al hacer Birdman”, dice el baterista. “Fue algo que cambió mi vida en muchos aspectos, y sobre todo poder colaborar con él, que es una persona tan creativa y visionaria, fue una experiencia increíble”, comenta. Actualmente se encuentra haciendo una gira con su más reciente lanzamiento, Lines in the Sand. Aún no hay fechas para México, pero desde Nueva York, Antonio Sánchez asegura que incluirá paradas en la mayor cantidad de recintos posibles, en toda la república nacional. “No quiero quedarme callado”, concluye.

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