Toronto - Alfonso Cuarón está acostumbrado a los reflectores, a la luz de los flashes explotando sobre su cabeza; al constante ir y venir de su nombre de pila que suena en la boca de periodistas y fanáticos como si existiera una familiaridad más allá del seguimiento a su carrera; al estruendo de una sala repleta que interrumpe la solemnidad de una función de cine con aplausos y hasta chiflidos.Sin embargo esa noche, la primera en la que su película Roma se presentó en el Festival de Cine de Toronto, la atención no recayó exclusivamente en él, sino en las mujeres que hicieron posible su proyecto más íntimo, tanto dentro como fuera de la pantalla.
"Quería hacer una película con los elementos que me formaron", contó el director mexicano durante un encuentro con los asistentes a la gala de su película, celebrada en el Teatro Princesa de Gales de la ciudad canadiense. "Que hablara sobre las mujeres que me formaron y sobre la familia que me formó".La intención no quedó solo en sus palabras. La cinta, filmada en la capital de nuestro país durante el 2017 bajo el más extremo cuidado hasta su presentación en el Festival de Cine de Venecia, donde fue reconocida con el León de Oro, el máximo premio del certamen, es una especie de autobiografía. En ella hace un homenaje a su madre y su nana, interpretadas por Marina de Tavira y Yalitza Aparicio, esta última en su primera participación como actriz.[caption id="attachment_225151" align="aligncenter" width="725"]
Fotografía: Carlos Somonte/Netflix[/caption]"Yo no tengo experiencia actoral. No estudié tampoco actuación, pero fue maravilloso conocer este medio, porque la verdad no tenía idea de todo el trabajo que conlleva hacer una película", manifestó Aparicio, quien apareció en el escenario del teatro rodeada por una ovación pocas veces vista durante esta edición del festival.Aunque es cierto que Aparicio no estudió actuación, sino enseñanza en su natal Tlaxiaco en Oaxaca, su participación como Cleo, la trabajadora doméstica de una familia de clase media en el México de principios de los setenta, es una de las actuaciones más convincentes del año. En su retrato apasionado y cauteloso, le da vida a una mujer silenciosa, que tiene que atravesar por momentos de extremo dolor mientras lidia con su trabajo como el refugio maternal de los pequeños hijos del matrimonio capitalino.Para la concepción de este personaje, Cuarón se inspiró en Libo, la nana que lo cuidó durante sus primeros años de vida. Ante la ausencia de un guion fijo durante el rodaje, el cineasta se aproximaba a Aparicio cada día para explicarle lo que buscarían hacer en la jornada de trabajo. Lo que la cámara, descrita por Cuarón como "un fantasma cotidiano dedicado a la observación del pasado", capturó fue a Yalitza haciéndose cargo del rol y enfrentándose a las inclemencias propias de su personaje con sutileza y fortaleza."Estoy completamente agradecido con Yalitza, el alma y corazón de esta película", mencionó Cuarón al público del TIFF.Aparicio no se enfrentó al reto de filmar el monstruoso proyecto por sí sola. Tras los primeros acercamientos de la producción del filme, a los que respondió con cautela debido a la terrible tradición de engaños similares realizados en la sierra oaxaqueña para introducir a adolescentes en el negocio de trata, invitó a una de sus amigas a sumarse al proyecto.Nancy García tomó el rol Adela, hermana de su personaje, y como traductora y consultora al mixteco, lengua que hablan los personajes principales del filme. "Le agradezco infinitamente a Alfonso porque me ayudó mucho y me hizo creer en mí", dijo García.[caption id="attachment_225152" align="aligncenter" width="725"]
Fotografía: Carlos Somonte/Netflix.[/caption]En Roma también participó la experimentada actriz teatral Marina de Tavira, quien tampoco se había involucrado en un proyecto como el que prometió Cuarón durante sus sesiones de casting. "Era como enfrentarse a una sorpresa todo el tiempo. Lo que hicimos fue jugar este hermoso juego al que nos invitó", mencionó la intérprete, proveniente de una de las familias artísticas más renombradas del país.De Tavira fue la encargada de interpretar a matriarca de la familia, quien tendría que hacerse cargo de sus hijos y su casa de la colonia Roma tras separarse de su esposo. La cercanía de Cuarón con la historia de su madre y el talento de la actriz hicieron posible que la representación de la mujer trabajadora de finales del siglo XX pudiera lograrse en todas sus apariciones, incluso en aquellas donde se nota afectada por lo que vive.Los aplausos y flashes retumban en el techo del Teatro Princesa de Gales, sólo que en esta ocasión Alfonso Cuarón no es el único que los recibe. Lo acompañan tres mujeres que lo inspiraron y lo ayudaron a crear una fotografía familiar tan honesta que trasciende más allá del idioma y el espacio donde se presenta.Tras la gala en Toronto, Roma alcanzó el nivel que muchos esperaban. Fue finalista del Premio del Público en el certamen canadiense; se convirtió en la selección mexicana al Oscar; se impulsó como una de las opciones más fuertes para competir por los galardones a Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Fotografía en la próxima temporada de premios y desató en México una pasión que pocas veces se había visto con una cinta nacional. Abarrotó las funciones que se abrieron en más de 40 cines y teatros alrededor del país, dominó la conversación de distintos "líderes de opinión" en redes sociales y cautivó a los pocos que pudieron verla en el Festival de Cine de Morelia.La próxima vez que Alfonso Cuarón se enfrente a los flashes, los aplausos y los gritos de seguidores y prensa, no lo hará solo. De cierta forma, al momento de retratar a una familia, Cuarón, Aparicio, de Tavira y García ganaron otra.Más en Gatopardo:Roma: El secreto de CuarónLo mejor del cine mexicano en 2018Festival de Cine de Toronto: El streaming