Mr. Robot: Semiocapitalismo digital

Mr. Robot: Semiocapitalismo digital

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Tiempo de Lectura: 00 min

¿Qué hay detrás de “Mr. Robot”, la serie televisiva revelación de 2015?

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Mr. Robot: Semiocapitalismo digital

Mr. Robot: Semiocapitalismo digital

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
13
.
02
.
16
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

¿Qué hay detrás de “Mr. Robot”, la serie televisiva revelación de 2015?

Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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Unas de las grandes revelaciones en la televisión durante el 2015 fue, sin duda, Mr. Robot, serie creada por el estadounidense Sam Esmail (Comet, 2014). Con apenas una temporada al aire, este show se llevó ya dos Globos de Oro (Mejor Serie de Drama y Mejor Actor de Reparto), además de ser reconocido en otras entregas de premios a lo mejor de la industria televisiva estadounidense. Esto debido, principalmente, a las excelentes actuaciones con la que cuenta la producción de USA Networks, así como a la dureza de su discurso —aunque también fue criticada por su parecido con Fight Club (David Fincher, 1999)—.

Elliot Alderson (Rami Malek), protagonista de Mr. Robot, es un hábil hacker que trabaja en la empresa encargada de la seguridad informática de unos de los conglomerados más importantes y poderosos del mundo. En un abrir y cerrar de ojos, Alderson se ve involucrado en los planes de FSociety, un grupo de activistas informáticos que intentan, entre otras cosas, liberar a la sociedad de todas sus deudas financieras. Su líder, conocido colamente como “Mr. Robot”, recluta a Malek para ayudarlos a cumplir con esta misión.

Para entender a profundidad la propuesta de Mr. Robot, es necesario acercarse a un concepto que la serie desarrolla implícitamente: el semiocapitalismo. En su libro Generación Post-Alfa (2007), Franco Berardi, mejor conocido como Bifo, introduce este término que define como el “modo de producción predominante en una sociedad en la que todo acto de transformación puede ser sustituido por información y el proceso de trabajo se realiza a través de recombinar signos. La producción de signos se vuelve, entonces, el ciclo principal de la economía, y la valoración económica se vuelve el criterio de valorización de la producción de signos”. Un signo, además de ser una relación doblemente articulada, puede ser una grafía, un fonema audible, en otras palabras, un discurso, números, etcétera.

Mr. Robot, mediante la voz de su protagonista, argumenta en su primera temporada que la vida personal y la economía de los individuos se ve afectada de manera directa por las decisiones a gran escala que se toman a diario: la subida del dólar, una crisis económica, e incluso un discurso de un directivo de un corporativo importante. En realidad, los ciudadanos no pueden decidir sobre sus propias vidas.

La serie creada por Sam Esmail no sólo desarrolla dicho concepto, también hace una crítica a la sociedad capitalista contemporánea, al consumismo incesante que predomina, a la dependencia e influencia de las redes sociales en la vida cotidiana, y a la ambición de la humanidad con tal de conseguir lo que se proponga sin ninguna clase de escrúpulo.

Mucho se ha hablado sobre las similitudes entre Mr. Robot y Fight Club, y aunque el parecido es innegable, la serie encuentra su propia identidad, mientras que la grandiosa cinta de David Fincher sirve como referencia e incluso recibe algunos guiños como homenaje. Fight Club, un poco a manera de telón de fondo, añade argumentos que fortalecen los motivos de la anarquía y la conspiración entre algunos personajes, además de otro elementos actuales. En este ánimo, Mr. Robot incluso utiliza una versión en piano —interpretada por Maxence Cyrin— de “Where is my mind?” de The Pixies, canción estrechamente ligada a la película de Fincher, para cerrar uno de sus episodios pivotales.

Por el lado de la realización, los reflectores caen directamente en el actor Rami Malek, quien ofrece una soberbia y completa actuación al interpretar a un hacker que sufre de paranoia, esquizofrenia, depresión y tiene problemas para socializar. Por su parte, Christian Slater (Mr. Robot) está a la altura de Malek y juntos ofrecen secuencias realmente memorables.

Entre las curiosidades de Mr. Robot se encuentran un par de referencias hacia la filmografía de Quentin Tarantino, algo que también hizo en su momento la galardonada Breaking Bad. Aunque debido a su temática no es una serie para todos los gustos, la trascendencia de Mr. Robot radica en la contundencia de su discurso que pone en evidencia los malestares de la sociedad del siglo XXI.

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