Las cuentas en los hospitales privados siempre han sido onerosas, pero la situación ha empeorado en los últimos años, con la pandemia de covid. La inflación médica –el cambio anual en los precios de insumos y servicios médicos– fue de 17%, es decir, diez puntos porcentuales más alta que la inflación general.
En octubre de 2021 Antonio entró a un hospital privado en Aguascalientes, estuvo ahí diecinueve días, pero no fue suficiente y falleció de covid. El total de la deuda, que ha quedado en manos de su familia, asciende a más de un millón de pesos y las escrituras de la casa están de por medio pues, en medio de la desesperación por conseguir que lo atendieran, la familia de Antonio contrató un préstamo.
Ésta no es la única rifa que han hecho, en realidad, sólo fue la primera de varias, con objetos de Antonio y otros donados por familiares. En la foto que enviaron por Whatsapp hay un coche rojo cereza, uno de esos que parecen cajitas con ruedas y que poco ha poco han dejado de circular. El coche reluce de limpio, como si lo hubieran lavado y pulido para tomarle la foto. En la parte superior de la imagen, se lee: “Rifa en beneficio a gastos médicos”. El coche es el premio, un Caribe Clásico equipado de 1987 que Antonio usó en vida. ¿El propósito? Cubrir los costos de su estancia en el hospital privado antes de fallecer por covid.
Basta buscar en cualquier red social “rifa gastos covid” para encontrar que ésa es la alternativa de muchas familias que ahora deben enfrentar los estrepitosos gastos que suelen acumularse en un hospital privado. Camisetas de futbol autografiadas, sartenes eléctricos, rizadores de cabello, vinos, gift cards para un negocio local, sesiones fotográficas y hasta aceite mineral para automóvil son algunos premios que te puedes llevar si cooperas a la causa, que es salir de la enorme deuda.
Cada día que Antonio pasó en el hospital privado costó en promedio sesenta mil pesos, aunque lo más costoso fueron los últimos nueve días, cuando les cobraron a sus familiares más de cien mil pesos diarios sólo por la hospitalización. Pero desde un principio el tanque de oxígeno les costó cinco mil pesos diarios y los honorarios médicos añadieron otros 120 mil a la deuda, comenta su hermano, Enrique.
El servicio médico, en consultorio u hospital privado, tiene mucho tiempo siendo costoso y, por ello, sólo las clases media y alta tienen acceso a él. No obstante, en los últimos años la situación empeoró. De acuerdo con un informe del IMCO, desde 2015 la inflación médica —es decir, el cambio anual en los precios de insumos o servicios médicos— ha superado a la inflación general. ¿En cuánto? Desde 2016 la inflación médica siempre representa, por lo menos, dos veces el aumento general de precios, pero en 2021 fue de 17%, diez puntos arriba de la inflación, a pesar de que ésta última alcanzó su nivel más alto en décadas.
¿Qué eleva los costos en los hospitales privados?
De acuerdo con el último reporte de la agencia de riesgos Willis Towers Watson, el sobreuso de los servicios médicos es el principal factor que aumenta los costos de la salud. De acuerdo con la encuesta, los médicos y los hospitales privados frecuentemente recomiendan demasiados servicios a los pacientes.
Estos incrementos se reflejan no sólo en las deudas de los pacientes, sino en el aumento en el precio de los seguros de gastos médicos mayores, lo que los hace cada vez menos accesibles. En México sólo el 1.5% de la población cuenta con un seguro de gastos médicos mayores.
Olivo Iglesias, médico general y profesor de salud pública en la UNAM, concuerda en que muchas veces se solicita más de lo que se necesita, algo que pasó continuamente durante la pandemia de covid. “Es mucho muy frecuente que mínimo se indiquen cuatro o cinco estudios de laboratorio a lo largo del covid. […] Ninguna guía internacional marca la necesidad de tantos estudios en pacientes de tipo ambulatorio o en pacientes con cuadros clínicos moderados o leves, incluso en pacientes con cuadro clínico grave que pueden estar en casa, no es necesario hacerles tanto”, explica.
El Dr. Iglesias agrega que en estos dos años de pandemia también ha habido un uso excesivo de tratamientos no indicados para el covid: “Vimos antibióticos para covid, antiparasitarios para covid, exceso de vitaminación para covid, esteroides inhalados, inhaloterapias, un montón de cosas que se hacen, digo yo, tirando escopetas hacia el cielo, a ver si matan un pato”.
Al respecto, recalca que el sobreuso de servicios médicos en estos años también se debe a la incertidumbre en la que tuvieron que trabajar las y los doctores durante buena parte de la pandemia de covid: “Estamos ante una situación nueva, estamos ante una enfermedad emergente, estamos ante algo que cambia a la hora y en algún momento de la pandemia se encontraron protocolos eficaces y se aplicaron”.
El doctor Sinué Hernández identifica algo parecido: “Por ejemplo, hubo un tiempo en el que la gente tenía miedo de las trombosis. Ante esa alarma, algunos hospitales optaron por heparinizar [recetar anticoagulantes] a todos, aunque tuvieran casos leves. Mientras son peras o son manzanas, heparina para todos. Esto, desde luego, subió los costos”.
Alicia García también contrajo covid, en julio de 2020, y se atendió con un internista privado. Cuenta que vivió una situación similar: “Yo estuve casi asintomática, pero di positivo y eso bastó para que los médicos te mandaran tu caja de veinte medicinas. Te mandaban, en ese tiempo, azitromicina, ivermectina, anticoagulantes, el medicamento para la influenza de una vez, vitaminas, dexametasona. Y, pues, tú estás muy asustada y en una enfermedad confías en tu médico. Si el médico me dice ‘te lo untas’, yo me lo unto. Vimos casos de gente que se puso muy mal en horas, no me iba a poner a jugar”.
Al respecto, el Dr. Iglesias explica que una parte del sobreuso y, por ende, del sobrecosto de los servicios está relacionada con la incompetencia o la poca actualización: “Muchas veces no es que lo hagan con saña, simplemente no se han actualizado. [….] No creo que todo se pueda leer como abuso por parte de los médicos porque muchas veces, cuando indican un estudio o un medicamento, el dinero no se lo va a quedar él, sino el hospital privado”.
Lo que él explica coincide con el caso de Antonio: la mayor parte de los costos vinieron precisamente de la hospitalización. Es algo que ya había advertido el IMCO desde 2017: la mayoría de las variaciones en los precios que están fuera de lo normal vienen de ese rubro de gasto. Los datos de las aseguradoras, publicados en datamexico.org, muestran que el total de gastos hospitalarios ha variado mucho durante la pandemia: mientras que en abril de 2020 las aseguradoras pagaron en promedio 272 mil pesos por cada persona internada de covid, en mayo de 2021 pagaron 709 mil pesos, casi tres veces más.
No es lo único que ha llamado la atención de pacientes y doctores. Al respecto, el médico Sinué Hernández recuerda que durante la pandemia de covid algunos hospitales privados empezaron a solicitar a los pacientes un depósito previo a su ingreso: “En un principio, el depósito era de treinta mil, pero llegó a ser de 150 mil en los momentos de más demanda”.
Con todo, el Dr. Iglesias aclara que el sobreuso de los servicios médicos –dentro y fuera de la pandemia más reciente– tiene que ver, en primer lugar, con el acceso a más tratamientos. “Tampoco puedo decir que todos los médicos son unos usureros de la salud. Muchas veces en el medio privado se encuentran con muchos más elementos diagnósticos, muchos más elementos terapéuticos y, entonces sí, es más fácil que yo indique una resonancia magnética o una tomografía axial computada en un hospital privado”.
En ese sentido, el IMCO ha aportado unas primeras ideas para solucionar el sobreprecio: la creación de una suerte de Profeco que colabore con la Secretaría de Salud y una campaña para brindarle herramientas a los pacientes y que puedan elegir hospitales y tratamientos de mejor manera. Esto ayudaría directamente a quienes están enfermos y a sus familiares, pues en una crisis de salud, como la que ocurrió en México, quienes pueden pagar un hospital privado lo harán para evitar las deficiencias del servicio público.“Había chicas que tenían al papá en cama y sólo les habían mandado paracetamol. También, ¿qué íbamos a hacer?”, termina Alicia García.