Vivimos en una era donde la información se da por doquier. No una época donde la información por sí misma sea poder, sino una donde lo importante es saber filtrarla e interpretarla. La información parece inofensiva porque se presenta en todo tipo de tamaños, colores y olores seductores. Estábamos acostumbrados a creerla, no a tener que contrastarla. Ahora abundan las listas de "10 cosas que no sabías acerca de la famosa en turno", irresistibles pero muchas veces insustanciales. También las noticias que solo replican lo que dice la agencia que dijo el político que dijo el informe que dijeron los encuestados según un cuestionario de dudosa procedencia. A veces nos enfrentamos con reportes parciales, sesgados, prejuiciados, a los que a veces solo le damos crédito porque "lo puso un amigo en Facebook" o "tenía muchos likes". Consumir información de manera responsable puede ser más difícil de lo que parece. Los lectores poco experimentados podrían leer información inútil creyéndola útil, dejarse desinformar intentando informarse o simplemente podrían no darse cuenta de lo que está pasando. El periodismo ya no solo es la actividad de producir información, sino cada vez más la de filtrarla, ordenarla, jerarquizarla. Crónica del periodismo Por eso más que nunca necesitamos una capa superior de periodismo. Periodismo sobre el periodismo. Cronicar a los cronistas. Contar cómo se cuenta la realidad. En la era en la que todos tienen voz, necesitamos más filtros de ruido y menos megáfonos. Interpretación y no sólo información. Narrar más que citar. En su famoso ensayo El narrador, Walter Benjamin se pone funesto cuando alude al fin de la narración ante el imperio de la información. Él escribe pensando en el diario reporteril de la información objetiva como una forma de reemplazar el conocimiento por una mera relación de la información. Si tomamos un diario contemporáneo cualquiera y leemos un texto al azar, podremos darnos cuenta de que la cosa no ha cambiado mucho. Más bien se ha puesto peor. Frases como "Con información de agencias" o "Foto tomada de Twitter" solo hacen evidente que los periódicos creados para informar, ahora solo son megáfonos para el ruido. Por suerte creo que hay un antídoto para la intoxicación informativa: Volver a narrar. Narrar como en la raíz griega "Gnarus", emparentada con la "Gnosis" del conocimiento, la cognición y la novela. Narrar como una forma de conocer el mundo, transmitir conocimientos y novelar la realidad. Narrar como filtro, contexto e interpretación. De ahí que géneros como la crónica y el reportaje sean tan importantes para nuestros tiempos. El periodismo narrativo tal vez no es la panacea, pero sin duda nos puede ayudar a comprender el mundo tan vertiginoso en el que estamos. Por suerte para los iberoamericanos, la lengua española tiene una larga tradición de narrativa de no-ficción. Desde la invención de América (Reyes dixit) a través de la crónica de Indias, pasando por la invención de la crónica latinoamericana (Rotker dixit) hasta llegar a lo que muchos le han llamado "el boom de la crónica". Ni siquiera estamos solos. El new journalism norteamericano y los textos de la premio Nobel Svetlana Alexiévich comprueban que nuestros tiempos requieren narraciones periodísticas. Tal vez si Benjamin pudiera leer Los suicidas del fin del mundo o Voces de Chernóbil recuperaría un poco la fe en la narración. Bienvenida Todo esto para decir que Crónicas de periodismo será un blog dedicado justamente a narrar lo que pasa en el mundo de la información. Es todo un gusto y un honor hacerlo justamente para Gatopardo, una de las revistas más comprometidas con el periodismo narrativo y donde han pasado las plumas de maestros de la crónica como Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, Alejandro Almazán y un largo etcétera. Por mi parte puedo presentarme como escritor y periodista. He sido editor de la Revista Mexicana de Comunicación durante el último lustro y he colaborado para distintos proyectos periodísticos como la Fundación Manuel Buendía, la Red Iberoamericana de Periodismo Cultural de la FNPI, El Toque de Radio Nederland y El Viajero de El País. También me he desarrollado como profesor de medios, periodismo y literatura en instituciones como el Tecnológico de Monterrey o el Instituto Mora. Soy licenciado en periodismo y actualmente elaboro mi tesis de maestría sobre la crónica latinoamericana acerca de las desapariciones políticas. El año pasado puse en marcha el sitio LiteraturaDigital.Mx que pretende ser un sitio de análisis y creación literaria sobre los textos pensados desde la escritura digital. En suma, me la paso transitando entre el periodismo, la literatura y las nuevas tecnologías. Bienvenidos sean a este blog sobre periodismo, medios de información y narrativas de no ficción.
*Imagen original de Frederik Walløe, en Flickr. Licencia de Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 Generic. Contraste y brillo fueron modificados.
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Hoy más que nunca, necesitamos cronicar el periodismo: narrar lo que pasa en el mundo de la información.
Vivimos en una era donde la información se da por doquier. No una época donde la información por sí misma sea poder, sino una donde lo importante es saber filtrarla e interpretarla. La información parece inofensiva porque se presenta en todo tipo de tamaños, colores y olores seductores. Estábamos acostumbrados a creerla, no a tener que contrastarla. Ahora abundan las listas de "10 cosas que no sabías acerca de la famosa en turno", irresistibles pero muchas veces insustanciales. También las noticias que solo replican lo que dice la agencia que dijo el político que dijo el informe que dijeron los encuestados según un cuestionario de dudosa procedencia. A veces nos enfrentamos con reportes parciales, sesgados, prejuiciados, a los que a veces solo le damos crédito porque "lo puso un amigo en Facebook" o "tenía muchos likes". Consumir información de manera responsable puede ser más difícil de lo que parece. Los lectores poco experimentados podrían leer información inútil creyéndola útil, dejarse desinformar intentando informarse o simplemente podrían no darse cuenta de lo que está pasando. El periodismo ya no solo es la actividad de producir información, sino cada vez más la de filtrarla, ordenarla, jerarquizarla. Crónica del periodismo Por eso más que nunca necesitamos una capa superior de periodismo. Periodismo sobre el periodismo. Cronicar a los cronistas. Contar cómo se cuenta la realidad. En la era en la que todos tienen voz, necesitamos más filtros de ruido y menos megáfonos. Interpretación y no sólo información. Narrar más que citar. En su famoso ensayo El narrador, Walter Benjamin se pone funesto cuando alude al fin de la narración ante el imperio de la información. Él escribe pensando en el diario reporteril de la información objetiva como una forma de reemplazar el conocimiento por una mera relación de la información. Si tomamos un diario contemporáneo cualquiera y leemos un texto al azar, podremos darnos cuenta de que la cosa no ha cambiado mucho. Más bien se ha puesto peor. Frases como "Con información de agencias" o "Foto tomada de Twitter" solo hacen evidente que los periódicos creados para informar, ahora solo son megáfonos para el ruido. Por suerte creo que hay un antídoto para la intoxicación informativa: Volver a narrar. Narrar como en la raíz griega "Gnarus", emparentada con la "Gnosis" del conocimiento, la cognición y la novela. Narrar como una forma de conocer el mundo, transmitir conocimientos y novelar la realidad. Narrar como filtro, contexto e interpretación. De ahí que géneros como la crónica y el reportaje sean tan importantes para nuestros tiempos. El periodismo narrativo tal vez no es la panacea, pero sin duda nos puede ayudar a comprender el mundo tan vertiginoso en el que estamos. Por suerte para los iberoamericanos, la lengua española tiene una larga tradición de narrativa de no-ficción. Desde la invención de América (Reyes dixit) a través de la crónica de Indias, pasando por la invención de la crónica latinoamericana (Rotker dixit) hasta llegar a lo que muchos le han llamado "el boom de la crónica". Ni siquiera estamos solos. El new journalism norteamericano y los textos de la premio Nobel Svetlana Alexiévich comprueban que nuestros tiempos requieren narraciones periodísticas. Tal vez si Benjamin pudiera leer Los suicidas del fin del mundo o Voces de Chernóbil recuperaría un poco la fe en la narración. Bienvenida Todo esto para decir que Crónicas de periodismo será un blog dedicado justamente a narrar lo que pasa en el mundo de la información. Es todo un gusto y un honor hacerlo justamente para Gatopardo, una de las revistas más comprometidas con el periodismo narrativo y donde han pasado las plumas de maestros de la crónica como Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, Alejandro Almazán y un largo etcétera. Por mi parte puedo presentarme como escritor y periodista. He sido editor de la Revista Mexicana de Comunicación durante el último lustro y he colaborado para distintos proyectos periodísticos como la Fundación Manuel Buendía, la Red Iberoamericana de Periodismo Cultural de la FNPI, El Toque de Radio Nederland y El Viajero de El País. También me he desarrollado como profesor de medios, periodismo y literatura en instituciones como el Tecnológico de Monterrey o el Instituto Mora. Soy licenciado en periodismo y actualmente elaboro mi tesis de maestría sobre la crónica latinoamericana acerca de las desapariciones políticas. El año pasado puse en marcha el sitio LiteraturaDigital.Mx que pretende ser un sitio de análisis y creación literaria sobre los textos pensados desde la escritura digital. En suma, me la paso transitando entre el periodismo, la literatura y las nuevas tecnologías. Bienvenidos sean a este blog sobre periodismo, medios de información y narrativas de no ficción.
*Imagen original de Frederik Walløe, en Flickr. Licencia de Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 Generic. Contraste y brillo fueron modificados.
Hoy más que nunca, necesitamos cronicar el periodismo: narrar lo que pasa en el mundo de la información.
Vivimos en una era donde la información se da por doquier. No una época donde la información por sí misma sea poder, sino una donde lo importante es saber filtrarla e interpretarla. La información parece inofensiva porque se presenta en todo tipo de tamaños, colores y olores seductores. Estábamos acostumbrados a creerla, no a tener que contrastarla. Ahora abundan las listas de "10 cosas que no sabías acerca de la famosa en turno", irresistibles pero muchas veces insustanciales. También las noticias que solo replican lo que dice la agencia que dijo el político que dijo el informe que dijeron los encuestados según un cuestionario de dudosa procedencia. A veces nos enfrentamos con reportes parciales, sesgados, prejuiciados, a los que a veces solo le damos crédito porque "lo puso un amigo en Facebook" o "tenía muchos likes". Consumir información de manera responsable puede ser más difícil de lo que parece. Los lectores poco experimentados podrían leer información inútil creyéndola útil, dejarse desinformar intentando informarse o simplemente podrían no darse cuenta de lo que está pasando. El periodismo ya no solo es la actividad de producir información, sino cada vez más la de filtrarla, ordenarla, jerarquizarla. Crónica del periodismo Por eso más que nunca necesitamos una capa superior de periodismo. Periodismo sobre el periodismo. Cronicar a los cronistas. Contar cómo se cuenta la realidad. En la era en la que todos tienen voz, necesitamos más filtros de ruido y menos megáfonos. Interpretación y no sólo información. Narrar más que citar. En su famoso ensayo El narrador, Walter Benjamin se pone funesto cuando alude al fin de la narración ante el imperio de la información. Él escribe pensando en el diario reporteril de la información objetiva como una forma de reemplazar el conocimiento por una mera relación de la información. Si tomamos un diario contemporáneo cualquiera y leemos un texto al azar, podremos darnos cuenta de que la cosa no ha cambiado mucho. Más bien se ha puesto peor. Frases como "Con información de agencias" o "Foto tomada de Twitter" solo hacen evidente que los periódicos creados para informar, ahora solo son megáfonos para el ruido. Por suerte creo que hay un antídoto para la intoxicación informativa: Volver a narrar. Narrar como en la raíz griega "Gnarus", emparentada con la "Gnosis" del conocimiento, la cognición y la novela. Narrar como una forma de conocer el mundo, transmitir conocimientos y novelar la realidad. Narrar como filtro, contexto e interpretación. De ahí que géneros como la crónica y el reportaje sean tan importantes para nuestros tiempos. El periodismo narrativo tal vez no es la panacea, pero sin duda nos puede ayudar a comprender el mundo tan vertiginoso en el que estamos. Por suerte para los iberoamericanos, la lengua española tiene una larga tradición de narrativa de no-ficción. Desde la invención de América (Reyes dixit) a través de la crónica de Indias, pasando por la invención de la crónica latinoamericana (Rotker dixit) hasta llegar a lo que muchos le han llamado "el boom de la crónica". Ni siquiera estamos solos. El new journalism norteamericano y los textos de la premio Nobel Svetlana Alexiévich comprueban que nuestros tiempos requieren narraciones periodísticas. Tal vez si Benjamin pudiera leer Los suicidas del fin del mundo o Voces de Chernóbil recuperaría un poco la fe en la narración. Bienvenida Todo esto para decir que Crónicas de periodismo será un blog dedicado justamente a narrar lo que pasa en el mundo de la información. Es todo un gusto y un honor hacerlo justamente para Gatopardo, una de las revistas más comprometidas con el periodismo narrativo y donde han pasado las plumas de maestros de la crónica como Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, Alejandro Almazán y un largo etcétera. Por mi parte puedo presentarme como escritor y periodista. He sido editor de la Revista Mexicana de Comunicación durante el último lustro y he colaborado para distintos proyectos periodísticos como la Fundación Manuel Buendía, la Red Iberoamericana de Periodismo Cultural de la FNPI, El Toque de Radio Nederland y El Viajero de El País. También me he desarrollado como profesor de medios, periodismo y literatura en instituciones como el Tecnológico de Monterrey o el Instituto Mora. Soy licenciado en periodismo y actualmente elaboro mi tesis de maestría sobre la crónica latinoamericana acerca de las desapariciones políticas. El año pasado puse en marcha el sitio LiteraturaDigital.Mx que pretende ser un sitio de análisis y creación literaria sobre los textos pensados desde la escritura digital. En suma, me la paso transitando entre el periodismo, la literatura y las nuevas tecnologías. Bienvenidos sean a este blog sobre periodismo, medios de información y narrativas de no ficción.
*Imagen original de Frederik Walløe, en Flickr. Licencia de Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 Generic. Contraste y brillo fueron modificados.
Hoy más que nunca, necesitamos cronicar el periodismo: narrar lo que pasa en el mundo de la información.
Vivimos en una era donde la información se da por doquier. No una época donde la información por sí misma sea poder, sino una donde lo importante es saber filtrarla e interpretarla. La información parece inofensiva porque se presenta en todo tipo de tamaños, colores y olores seductores. Estábamos acostumbrados a creerla, no a tener que contrastarla. Ahora abundan las listas de "10 cosas que no sabías acerca de la famosa en turno", irresistibles pero muchas veces insustanciales. También las noticias que solo replican lo que dice la agencia que dijo el político que dijo el informe que dijeron los encuestados según un cuestionario de dudosa procedencia. A veces nos enfrentamos con reportes parciales, sesgados, prejuiciados, a los que a veces solo le damos crédito porque "lo puso un amigo en Facebook" o "tenía muchos likes". Consumir información de manera responsable puede ser más difícil de lo que parece. Los lectores poco experimentados podrían leer información inútil creyéndola útil, dejarse desinformar intentando informarse o simplemente podrían no darse cuenta de lo que está pasando. El periodismo ya no solo es la actividad de producir información, sino cada vez más la de filtrarla, ordenarla, jerarquizarla. Crónica del periodismo Por eso más que nunca necesitamos una capa superior de periodismo. Periodismo sobre el periodismo. Cronicar a los cronistas. Contar cómo se cuenta la realidad. En la era en la que todos tienen voz, necesitamos más filtros de ruido y menos megáfonos. Interpretación y no sólo información. Narrar más que citar. En su famoso ensayo El narrador, Walter Benjamin se pone funesto cuando alude al fin de la narración ante el imperio de la información. Él escribe pensando en el diario reporteril de la información objetiva como una forma de reemplazar el conocimiento por una mera relación de la información. Si tomamos un diario contemporáneo cualquiera y leemos un texto al azar, podremos darnos cuenta de que la cosa no ha cambiado mucho. Más bien se ha puesto peor. Frases como "Con información de agencias" o "Foto tomada de Twitter" solo hacen evidente que los periódicos creados para informar, ahora solo son megáfonos para el ruido. Por suerte creo que hay un antídoto para la intoxicación informativa: Volver a narrar. Narrar como en la raíz griega "Gnarus", emparentada con la "Gnosis" del conocimiento, la cognición y la novela. Narrar como una forma de conocer el mundo, transmitir conocimientos y novelar la realidad. Narrar como filtro, contexto e interpretación. De ahí que géneros como la crónica y el reportaje sean tan importantes para nuestros tiempos. El periodismo narrativo tal vez no es la panacea, pero sin duda nos puede ayudar a comprender el mundo tan vertiginoso en el que estamos. Por suerte para los iberoamericanos, la lengua española tiene una larga tradición de narrativa de no-ficción. Desde la invención de América (Reyes dixit) a través de la crónica de Indias, pasando por la invención de la crónica latinoamericana (Rotker dixit) hasta llegar a lo que muchos le han llamado "el boom de la crónica". Ni siquiera estamos solos. El new journalism norteamericano y los textos de la premio Nobel Svetlana Alexiévich comprueban que nuestros tiempos requieren narraciones periodísticas. Tal vez si Benjamin pudiera leer Los suicidas del fin del mundo o Voces de Chernóbil recuperaría un poco la fe en la narración. Bienvenida Todo esto para decir que Crónicas de periodismo será un blog dedicado justamente a narrar lo que pasa en el mundo de la información. Es todo un gusto y un honor hacerlo justamente para Gatopardo, una de las revistas más comprometidas con el periodismo narrativo y donde han pasado las plumas de maestros de la crónica como Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, Alejandro Almazán y un largo etcétera. Por mi parte puedo presentarme como escritor y periodista. He sido editor de la Revista Mexicana de Comunicación durante el último lustro y he colaborado para distintos proyectos periodísticos como la Fundación Manuel Buendía, la Red Iberoamericana de Periodismo Cultural de la FNPI, El Toque de Radio Nederland y El Viajero de El País. También me he desarrollado como profesor de medios, periodismo y literatura en instituciones como el Tecnológico de Monterrey o el Instituto Mora. Soy licenciado en periodismo y actualmente elaboro mi tesis de maestría sobre la crónica latinoamericana acerca de las desapariciones políticas. El año pasado puse en marcha el sitio LiteraturaDigital.Mx que pretende ser un sitio de análisis y creación literaria sobre los textos pensados desde la escritura digital. En suma, me la paso transitando entre el periodismo, la literatura y las nuevas tecnologías. Bienvenidos sean a este blog sobre periodismo, medios de información y narrativas de no ficción.
*Imagen original de Frederik Walløe, en Flickr. Licencia de Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 Generic. Contraste y brillo fueron modificados.
Hoy más que nunca, necesitamos cronicar el periodismo: narrar lo que pasa en el mundo de la información.
Vivimos en una era donde la información se da por doquier. No una época donde la información por sí misma sea poder, sino una donde lo importante es saber filtrarla e interpretarla. La información parece inofensiva porque se presenta en todo tipo de tamaños, colores y olores seductores. Estábamos acostumbrados a creerla, no a tener que contrastarla. Ahora abundan las listas de "10 cosas que no sabías acerca de la famosa en turno", irresistibles pero muchas veces insustanciales. También las noticias que solo replican lo que dice la agencia que dijo el político que dijo el informe que dijeron los encuestados según un cuestionario de dudosa procedencia. A veces nos enfrentamos con reportes parciales, sesgados, prejuiciados, a los que a veces solo le damos crédito porque "lo puso un amigo en Facebook" o "tenía muchos likes". Consumir información de manera responsable puede ser más difícil de lo que parece. Los lectores poco experimentados podrían leer información inútil creyéndola útil, dejarse desinformar intentando informarse o simplemente podrían no darse cuenta de lo que está pasando. El periodismo ya no solo es la actividad de producir información, sino cada vez más la de filtrarla, ordenarla, jerarquizarla. Crónica del periodismo Por eso más que nunca necesitamos una capa superior de periodismo. Periodismo sobre el periodismo. Cronicar a los cronistas. Contar cómo se cuenta la realidad. En la era en la que todos tienen voz, necesitamos más filtros de ruido y menos megáfonos. Interpretación y no sólo información. Narrar más que citar. En su famoso ensayo El narrador, Walter Benjamin se pone funesto cuando alude al fin de la narración ante el imperio de la información. Él escribe pensando en el diario reporteril de la información objetiva como una forma de reemplazar el conocimiento por una mera relación de la información. Si tomamos un diario contemporáneo cualquiera y leemos un texto al azar, podremos darnos cuenta de que la cosa no ha cambiado mucho. Más bien se ha puesto peor. Frases como "Con información de agencias" o "Foto tomada de Twitter" solo hacen evidente que los periódicos creados para informar, ahora solo son megáfonos para el ruido. Por suerte creo que hay un antídoto para la intoxicación informativa: Volver a narrar. Narrar como en la raíz griega "Gnarus", emparentada con la "Gnosis" del conocimiento, la cognición y la novela. Narrar como una forma de conocer el mundo, transmitir conocimientos y novelar la realidad. Narrar como filtro, contexto e interpretación. De ahí que géneros como la crónica y el reportaje sean tan importantes para nuestros tiempos. El periodismo narrativo tal vez no es la panacea, pero sin duda nos puede ayudar a comprender el mundo tan vertiginoso en el que estamos. Por suerte para los iberoamericanos, la lengua española tiene una larga tradición de narrativa de no-ficción. Desde la invención de América (Reyes dixit) a través de la crónica de Indias, pasando por la invención de la crónica latinoamericana (Rotker dixit) hasta llegar a lo que muchos le han llamado "el boom de la crónica". Ni siquiera estamos solos. El new journalism norteamericano y los textos de la premio Nobel Svetlana Alexiévich comprueban que nuestros tiempos requieren narraciones periodísticas. Tal vez si Benjamin pudiera leer Los suicidas del fin del mundo o Voces de Chernóbil recuperaría un poco la fe en la narración. Bienvenida Todo esto para decir que Crónicas de periodismo será un blog dedicado justamente a narrar lo que pasa en el mundo de la información. Es todo un gusto y un honor hacerlo justamente para Gatopardo, una de las revistas más comprometidas con el periodismo narrativo y donde han pasado las plumas de maestros de la crónica como Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, Alejandro Almazán y un largo etcétera. Por mi parte puedo presentarme como escritor y periodista. He sido editor de la Revista Mexicana de Comunicación durante el último lustro y he colaborado para distintos proyectos periodísticos como la Fundación Manuel Buendía, la Red Iberoamericana de Periodismo Cultural de la FNPI, El Toque de Radio Nederland y El Viajero de El País. También me he desarrollado como profesor de medios, periodismo y literatura en instituciones como el Tecnológico de Monterrey o el Instituto Mora. Soy licenciado en periodismo y actualmente elaboro mi tesis de maestría sobre la crónica latinoamericana acerca de las desapariciones políticas. El año pasado puse en marcha el sitio LiteraturaDigital.Mx que pretende ser un sitio de análisis y creación literaria sobre los textos pensados desde la escritura digital. En suma, me la paso transitando entre el periodismo, la literatura y las nuevas tecnologías. Bienvenidos sean a este blog sobre periodismo, medios de información y narrativas de no ficción.
*Imagen original de Frederik Walløe, en Flickr. Licencia de Creative Commons Attribution-ShareAlike 2.0 Generic. Contraste y brillo fueron modificados.
Vivimos en una era donde la información se da por doquier. No una época donde la información por sí misma sea poder, sino una donde lo importante es saber filtrarla e interpretarla. La información parece inofensiva porque se presenta en todo tipo de tamaños, colores y olores seductores. Estábamos acostumbrados a creerla, no a tener que contrastarla. Ahora abundan las listas de "10 cosas que no sabías acerca de la famosa en turno", irresistibles pero muchas veces insustanciales. También las noticias que solo replican lo que dice la agencia que dijo el político que dijo el informe que dijeron los encuestados según un cuestionario de dudosa procedencia. A veces nos enfrentamos con reportes parciales, sesgados, prejuiciados, a los que a veces solo le damos crédito porque "lo puso un amigo en Facebook" o "tenía muchos likes". Consumir información de manera responsable puede ser más difícil de lo que parece. Los lectores poco experimentados podrían leer información inútil creyéndola útil, dejarse desinformar intentando informarse o simplemente podrían no darse cuenta de lo que está pasando. El periodismo ya no solo es la actividad de producir información, sino cada vez más la de filtrarla, ordenarla, jerarquizarla. Crónica del periodismo Por eso más que nunca necesitamos una capa superior de periodismo. Periodismo sobre el periodismo. Cronicar a los cronistas. Contar cómo se cuenta la realidad. En la era en la que todos tienen voz, necesitamos más filtros de ruido y menos megáfonos. Interpretación y no sólo información. Narrar más que citar. En su famoso ensayo El narrador, Walter Benjamin se pone funesto cuando alude al fin de la narración ante el imperio de la información. Él escribe pensando en el diario reporteril de la información objetiva como una forma de reemplazar el conocimiento por una mera relación de la información. Si tomamos un diario contemporáneo cualquiera y leemos un texto al azar, podremos darnos cuenta de que la cosa no ha cambiado mucho. Más bien se ha puesto peor. Frases como "Con información de agencias" o "Foto tomada de Twitter" solo hacen evidente que los periódicos creados para informar, ahora solo son megáfonos para el ruido. Por suerte creo que hay un antídoto para la intoxicación informativa: Volver a narrar. Narrar como en la raíz griega "Gnarus", emparentada con la "Gnosis" del conocimiento, la cognición y la novela. Narrar como una forma de conocer el mundo, transmitir conocimientos y novelar la realidad. Narrar como filtro, contexto e interpretación. De ahí que géneros como la crónica y el reportaje sean tan importantes para nuestros tiempos. El periodismo narrativo tal vez no es la panacea, pero sin duda nos puede ayudar a comprender el mundo tan vertiginoso en el que estamos. Por suerte para los iberoamericanos, la lengua española tiene una larga tradición de narrativa de no-ficción. Desde la invención de América (Reyes dixit) a través de la crónica de Indias, pasando por la invención de la crónica latinoamericana (Rotker dixit) hasta llegar a lo que muchos le han llamado "el boom de la crónica". Ni siquiera estamos solos. El new journalism norteamericano y los textos de la premio Nobel Svetlana Alexiévich comprueban que nuestros tiempos requieren narraciones periodísticas. Tal vez si Benjamin pudiera leer Los suicidas del fin del mundo o Voces de Chernóbil recuperaría un poco la fe en la narración. Bienvenida Todo esto para decir que Crónicas de periodismo será un blog dedicado justamente a narrar lo que pasa en el mundo de la información. Es todo un gusto y un honor hacerlo justamente para Gatopardo, una de las revistas más comprometidas con el periodismo narrativo y donde han pasado las plumas de maestros de la crónica como Leila Guerriero, Alberto Salcedo Ramos, Alejandro Almazán y un largo etcétera. Por mi parte puedo presentarme como escritor y periodista. He sido editor de la Revista Mexicana de Comunicación durante el último lustro y he colaborado para distintos proyectos periodísticos como la Fundación Manuel Buendía, la Red Iberoamericana de Periodismo Cultural de la FNPI, El Toque de Radio Nederland y El Viajero de El País. También me he desarrollado como profesor de medios, periodismo y literatura en instituciones como el Tecnológico de Monterrey o el Instituto Mora. Soy licenciado en periodismo y actualmente elaboro mi tesis de maestría sobre la crónica latinoamericana acerca de las desapariciones políticas. El año pasado puse en marcha el sitio LiteraturaDigital.Mx que pretende ser un sitio de análisis y creación literaria sobre los textos pensados desde la escritura digital. En suma, me la paso transitando entre el periodismo, la literatura y las nuevas tecnologías. Bienvenidos sean a este blog sobre periodismo, medios de información y narrativas de no ficción.
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