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Tenemos que hablar de la salud mental de los hombres

Tenemos que hablar de la salud mental de los hombres

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades.
09
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25
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

En 2023 se registraron 8 837 suicidios en México, el 81.1% eran hombres y 18.9% mujeres. ¿Qué pasa con la salud mental de los hombres?, ¿tienen redes de apoyo?

Pasaba el mediodía del 19 de noviembre cuando un acto violento conmocionó a los usuarios del metro en la Ciudad de México. Jimmy Arnulfo “N”, de 26 años, entró a la estación Tacubaya, una de las más grandes, e hirió con un cuchillo a cuatro personas para después, “visiblemente alterado”, lanzarse a las vías del tren. Para los pasajeros que grababan con sus celulares desde el otro lado del andén este era un hecho extraordinario, pero solo en 2024 ocurrieron 24 suicidios en las instalaciones del subterráneo. Es tan común que desde 2016 las autoridades crearon el programa “Salvemos vidas” , gracias al cual se  disuadió a 620 personas de atentar contra su propia vida. De estas, la mayoría eran hombres. 

La tasa de suicidios en México aumentó al pasar de 4.9 por cada 100 000 habitantes en 2013 a 6.8 en 2023. Algunas hipótesis atribuyen el incremento de casos a distintos factores que juegan en contra de una visión optimista de la vida: el  incierto futuro en el que los conflictos bélicos y la crisis climática se sienten cada vez más cerca, los estragos del aislamiento por la pandemia de covid-19 e incluso los estereotipos con los que se nos ha educado.

De acuerdo con cifras del INEGI, en 2023 se registraron 8 837 suicidios en México. El 81.1% de las personas que se quitaron la vida eran hombres, y 18.9% mujeres. Al evaluar el nivel de satisfacción de las personas con su vida en general, se descubrió que 12.8% de las mujeres se siente poco satisfechas o insatisfechas, mientras que 10.4% de los hombres dice sentirse en la misma situación; pero estas cifras ocultan otro problema. 

El día del hombre y la salud mental: ¿le importa a alguien?

El mismo día en que Jimmy hirió sin razón a cuatro personas y terminó preso, se celebraba el  día internacional del hombre, instaurado desde 1999 con el objetivo de fomentar la salud de los varones y niños, así como mejorar las relaciones de género y visibilizar modelos masculinos positivos. La historia contrasta con el origen del día internacional de la mujeres, que se creó para conmemorar luchas históricas y promover la protección de sus derechos ante un sistema que las ha violentado. 

El sistema que promueve la desigualdad de género afecta tanto a hombres como a mujeres. Históricamente el rol para los varones ha sido impuesto como  proveedores a los que no se les permite la fragilidad.

La psicoterapeuta Azul Marino detalla que es justo en este punto donde los hombres encuentran uno de los grandes obstáculos para relacionarse entre ellos mismos, con las mujeres y disidencias. Uno de los mandatos de la masculinidad es no hablar de sus sentimientos para no verse inferior o “menos hombres”, según explica en entrevista con Gatopardo.

También te puede interesar leer esta entrevista a Nacho Lozano: “Las respuestas al machismo no están en las mujeres”

El temor a expresar sus emociones y ser ridiculizados ha ocasionado que generaciones enteras de hombres no tengan conexión con sus emociones y solo puedan mostrarlas mediante la agresión, la ira o incluso la evasión. Según los especialistas, las reacciones a este hermetismo pueden variar y escalar en su intensidad: participar en peleas callejeras, consumir sustancias, desarrollar estrés y enfermedades relacionadas, sufrir depresión y hasta propiciar la violencia, como ocurrió en las instalaciones del metro Tacubaya.

“Estas ideas de que el hombre debería ser de una u otra forma, tener un molde tan rígido como que el hombre tiene que ser autosuficiente, muy duro, resiliente en todo momento, capaz de enfrentar todo sin mostrar queja o preocupación, miedo. Esto nos lleva a algo llamado la alexitimia; es decir, una desconexión entre nuestra capacidad de procesamiento emocional y nuestra capacidad de comunicar el cómo estamos”, explica Ricardo Rivera, terapeuta y facilitador de círculos para hombres.

La Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado pregunta de manera directa si la o el encuestado ha sentido depresión durante la semana previa a la entrevista. Las mujeres fueron quienes más días reportaron esta condición: 16.3% declaró sentirse así más de la mitad o casi todos los días de la semana, mientras que en los hombres solo fue 9.1%. Lo anterior, sin embargo, no significa que menos hombres tengan este problema, sino que son menos conscientes de lo que realmente sienten.

El especialista señala que la idea de lo que un hombre “debería ser” ocasiona que los varones estén desconectados de sus sentimientos, empatía, propósitos y de lo que puede aportar a la comunidad de la que forma parte. Este sentir lleva a muchos hombres, desde que son jóvenes, a sentirse desvinculados de la sociedad y de lo que pueden aportar; en consecuencia, se sienten fuera de sí, insatisfechos con la vida, “hasta puntos tan inhumanos como el dañar a alguien más o dañarse a sí mismo, explica.

Otro factor para que la depresión en hombres no se detecte a tiempo es que ellos no hablan sobre sus sentimientos con sus amigos, familiares y no buscan ayuda profesional. “¿De qué hablan con sus amistades? Si están enojados, terminaron con su novia o novio, tuvieron problemas con su familia, la solución que siempre se ofrece es ir a tomar, manejar a toda velocidad, tener prácticas sexuales sin ningún tipo de protección. Es una cadena gigante de acciones, reflexiones y conductas que vienen desde una sensación de vacío”, dice Azul Marino, quien también brinda acompañamiento a hombres.

En opinión de la psicoterapeuta, la masculinidad tóxica tiene una palabra clave para entenderla: control. Cada muestra de violencia es también una prueba del control que los hombres buscan ejercer, como la violencia vicaria en la que apartan a los hijos de las madres, la violencia en las relaciones de pareja, hasta generar peleas entre ellos mismos por demostrar quién tiene más control sobre el otro. “Muchos hombres, por ejemplo, han sido víctimas de abuso sexual infantil, violencia vicaria, víctimas de bullying en la escuela. Pero en este cumplimiento los hombres no pueden ser débiles, tener miedo o llorar; los hombres no pueden sentir nada porque una vez que existe la conexión y la vulnerabilidad emocional, se pierde el control”, comenta la especialista.

También hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades. Sin embargo, la olla de presión a la que se someten voluntariamente podría ir acumulando pequeños resentimientos que lo lleven a explotar o a tener conductas poco saludables, como una comunicación pasivo agresiva, según explica Ricardo Rivera.

Sueles hacer las cosas debajo del agua. Sueles manipular de otras maneras emocionalmente. Te muestras como el chico bueno, pero siempre estás esperando que te respondan de la misma manera que tú das. Hay esas expectativas encubiertas que no se están comunicando, hay falta de claridad sobre qué es lo que yo quiero, cómo me cuido y dependo totalmente de cómo me validan las demás personas”, enfatiza el terapeuta. La falta de comunicación y claridad sobre lo que este hombre complaciente desea ocasiona que guarde resentimientos, pues finalmente es otro modelo de masculinidad, el cual es disfuncional al relacionarse con otras personas, ya que deteriora la salud mental del individuo.

Te recomendamos leer: "Masculinidad y redpill: ¿por qué algunos jóvenes se radicalizan?"

¿Cómo mejorar la salud mental de los hombres?

Aunque la respuesta parece tan sencilla como ir a terapia, y la psicología puede ser un primer espacio seguro donde los hombres expresen sus sentimientos sin temor, el acceso a estos especialistas continúa siendo desigual, según el nivel de ingresos, además de que requiere del reconocimiento de que hay un problema por atender. 

Desde sus círculos cercanos, un primer paso es escuchar con atención y no juzgar. “Lo ideal es que en la escucha la gente se quede callada. Hay que escuchar, ver a los ojos a la persona, registrar todos sus movimientos. A veces filtramos lo que las personas nos dicen y no captamos en su totalidad lo que nos requieren o nos van a manifestar. Una forma de que la otra persona realmente sepa que la escuchamos es confirmar lo que nos está diciendo”, explica Alejandro Águila, director del Instituto Hispanoamericano de Suicidología.

También es importante que los hombres aprendan a identificar sus sentimientos más allá del enojo. Azul Marino plantea una pregunta clave: si esto que siento no es enojo, ¿entonces qué es?, y recuerda que muchas veces la terapia es el primer acercamiento con el que los hombres cuentan para aprender a identificar sus emociones. La terapia se convierte en un espacio en el que se cuestionan los moldes establecidos del “ser hombre” y si esa imagen es sostenible para ellos y sus relaciones. 

Para aquellos problemas que no podemos resolver en terapia y están fuera de nuestro control, como la crisis climática, el sistema económico en el que vivimos  o la amenaza de una nueva guerra mundial, la experta en acompañamiento a hombres, Azul Marino, tiene otra propuesta: “Si hablamos sobre cómo nos desenvolvemos en este mundo, también tendremos que hablar sobre los impactos de la salud mental que conlleva el capitalismo, el colonialismo y cómo es que los cuerpos reaccionan y afrontan circunstancias inmanejables o insostenibles”, enfatiza.

La terapeuta nos invita a reflexionar que pese a que la terapia no reemplazará la inequidad ni parará la violencia o la injusticia, sí puede ser el primer espacio que les permita a los hombres sostener y ejercer relaciones sexo-afectivas, así como establecer amistades en las que sí se cuestiona el control y puede haber una vía de vulnerabilidad no peligrosa.

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En 2023 se registraron 8 837 suicidios en México, el 81.1% eran hombres y 18.9% mujeres. ¿Qué pasa con la salud mental de los hombres?, ¿tienen redes de apoyo?

Pasaba el mediodía del 19 de noviembre cuando un acto violento conmocionó a los usuarios del metro en la Ciudad de México. Jimmy Arnulfo “N”, de 26 años, entró a la estación Tacubaya, una de las más grandes, e hirió con un cuchillo a cuatro personas para después, “visiblemente alterado”, lanzarse a las vías del tren. Para los pasajeros que grababan con sus celulares desde el otro lado del andén este era un hecho extraordinario, pero solo en 2024 ocurrieron 24 suicidios en las instalaciones del subterráneo. Es tan común que desde 2016 las autoridades crearon el programa “Salvemos vidas” , gracias al cual se  disuadió a 620 personas de atentar contra su propia vida. De estas, la mayoría eran hombres. 

La tasa de suicidios en México aumentó al pasar de 4.9 por cada 100 000 habitantes en 2013 a 6.8 en 2023. Algunas hipótesis atribuyen el incremento de casos a distintos factores que juegan en contra de una visión optimista de la vida: el  incierto futuro en el que los conflictos bélicos y la crisis climática se sienten cada vez más cerca, los estragos del aislamiento por la pandemia de covid-19 e incluso los estereotipos con los que se nos ha educado.

De acuerdo con cifras del INEGI, en 2023 se registraron 8 837 suicidios en México. El 81.1% de las personas que se quitaron la vida eran hombres, y 18.9% mujeres. Al evaluar el nivel de satisfacción de las personas con su vida en general, se descubrió que 12.8% de las mujeres se siente poco satisfechas o insatisfechas, mientras que 10.4% de los hombres dice sentirse en la misma situación; pero estas cifras ocultan otro problema. 

El día del hombre y la salud mental: ¿le importa a alguien?

El mismo día en que Jimmy hirió sin razón a cuatro personas y terminó preso, se celebraba el  día internacional del hombre, instaurado desde 1999 con el objetivo de fomentar la salud de los varones y niños, así como mejorar las relaciones de género y visibilizar modelos masculinos positivos. La historia contrasta con el origen del día internacional de la mujeres, que se creó para conmemorar luchas históricas y promover la protección de sus derechos ante un sistema que las ha violentado. 

El sistema que promueve la desigualdad de género afecta tanto a hombres como a mujeres. Históricamente el rol para los varones ha sido impuesto como  proveedores a los que no se les permite la fragilidad.

La psicoterapeuta Azul Marino detalla que es justo en este punto donde los hombres encuentran uno de los grandes obstáculos para relacionarse entre ellos mismos, con las mujeres y disidencias. Uno de los mandatos de la masculinidad es no hablar de sus sentimientos para no verse inferior o “menos hombres”, según explica en entrevista con Gatopardo.

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El temor a expresar sus emociones y ser ridiculizados ha ocasionado que generaciones enteras de hombres no tengan conexión con sus emociones y solo puedan mostrarlas mediante la agresión, la ira o incluso la evasión. Según los especialistas, las reacciones a este hermetismo pueden variar y escalar en su intensidad: participar en peleas callejeras, consumir sustancias, desarrollar estrés y enfermedades relacionadas, sufrir depresión y hasta propiciar la violencia, como ocurrió en las instalaciones del metro Tacubaya.

“Estas ideas de que el hombre debería ser de una u otra forma, tener un molde tan rígido como que el hombre tiene que ser autosuficiente, muy duro, resiliente en todo momento, capaz de enfrentar todo sin mostrar queja o preocupación, miedo. Esto nos lleva a algo llamado la alexitimia; es decir, una desconexión entre nuestra capacidad de procesamiento emocional y nuestra capacidad de comunicar el cómo estamos”, explica Ricardo Rivera, terapeuta y facilitador de círculos para hombres.

La Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado pregunta de manera directa si la o el encuestado ha sentido depresión durante la semana previa a la entrevista. Las mujeres fueron quienes más días reportaron esta condición: 16.3% declaró sentirse así más de la mitad o casi todos los días de la semana, mientras que en los hombres solo fue 9.1%. Lo anterior, sin embargo, no significa que menos hombres tengan este problema, sino que son menos conscientes de lo que realmente sienten.

El especialista señala que la idea de lo que un hombre “debería ser” ocasiona que los varones estén desconectados de sus sentimientos, empatía, propósitos y de lo que puede aportar a la comunidad de la que forma parte. Este sentir lleva a muchos hombres, desde que son jóvenes, a sentirse desvinculados de la sociedad y de lo que pueden aportar; en consecuencia, se sienten fuera de sí, insatisfechos con la vida, “hasta puntos tan inhumanos como el dañar a alguien más o dañarse a sí mismo, explica.

Otro factor para que la depresión en hombres no se detecte a tiempo es que ellos no hablan sobre sus sentimientos con sus amigos, familiares y no buscan ayuda profesional. “¿De qué hablan con sus amistades? Si están enojados, terminaron con su novia o novio, tuvieron problemas con su familia, la solución que siempre se ofrece es ir a tomar, manejar a toda velocidad, tener prácticas sexuales sin ningún tipo de protección. Es una cadena gigante de acciones, reflexiones y conductas que vienen desde una sensación de vacío”, dice Azul Marino, quien también brinda acompañamiento a hombres.

En opinión de la psicoterapeuta, la masculinidad tóxica tiene una palabra clave para entenderla: control. Cada muestra de violencia es también una prueba del control que los hombres buscan ejercer, como la violencia vicaria en la que apartan a los hijos de las madres, la violencia en las relaciones de pareja, hasta generar peleas entre ellos mismos por demostrar quién tiene más control sobre el otro. “Muchos hombres, por ejemplo, han sido víctimas de abuso sexual infantil, violencia vicaria, víctimas de bullying en la escuela. Pero en este cumplimiento los hombres no pueden ser débiles, tener miedo o llorar; los hombres no pueden sentir nada porque una vez que existe la conexión y la vulnerabilidad emocional, se pierde el control”, comenta la especialista.

También hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades. Sin embargo, la olla de presión a la que se someten voluntariamente podría ir acumulando pequeños resentimientos que lo lleven a explotar o a tener conductas poco saludables, como una comunicación pasivo agresiva, según explica Ricardo Rivera.

Sueles hacer las cosas debajo del agua. Sueles manipular de otras maneras emocionalmente. Te muestras como el chico bueno, pero siempre estás esperando que te respondan de la misma manera que tú das. Hay esas expectativas encubiertas que no se están comunicando, hay falta de claridad sobre qué es lo que yo quiero, cómo me cuido y dependo totalmente de cómo me validan las demás personas”, enfatiza el terapeuta. La falta de comunicación y claridad sobre lo que este hombre complaciente desea ocasiona que guarde resentimientos, pues finalmente es otro modelo de masculinidad, el cual es disfuncional al relacionarse con otras personas, ya que deteriora la salud mental del individuo.

Te recomendamos leer: "Masculinidad y redpill: ¿por qué algunos jóvenes se radicalizan?"

¿Cómo mejorar la salud mental de los hombres?

Aunque la respuesta parece tan sencilla como ir a terapia, y la psicología puede ser un primer espacio seguro donde los hombres expresen sus sentimientos sin temor, el acceso a estos especialistas continúa siendo desigual, según el nivel de ingresos, además de que requiere del reconocimiento de que hay un problema por atender. 

Desde sus círculos cercanos, un primer paso es escuchar con atención y no juzgar. “Lo ideal es que en la escucha la gente se quede callada. Hay que escuchar, ver a los ojos a la persona, registrar todos sus movimientos. A veces filtramos lo que las personas nos dicen y no captamos en su totalidad lo que nos requieren o nos van a manifestar. Una forma de que la otra persona realmente sepa que la escuchamos es confirmar lo que nos está diciendo”, explica Alejandro Águila, director del Instituto Hispanoamericano de Suicidología.

También es importante que los hombres aprendan a identificar sus sentimientos más allá del enojo. Azul Marino plantea una pregunta clave: si esto que siento no es enojo, ¿entonces qué es?, y recuerda que muchas veces la terapia es el primer acercamiento con el que los hombres cuentan para aprender a identificar sus emociones. La terapia se convierte en un espacio en el que se cuestionan los moldes establecidos del “ser hombre” y si esa imagen es sostenible para ellos y sus relaciones. 

Para aquellos problemas que no podemos resolver en terapia y están fuera de nuestro control, como la crisis climática, el sistema económico en el que vivimos  o la amenaza de una nueva guerra mundial, la experta en acompañamiento a hombres, Azul Marino, tiene otra propuesta: “Si hablamos sobre cómo nos desenvolvemos en este mundo, también tendremos que hablar sobre los impactos de la salud mental que conlleva el capitalismo, el colonialismo y cómo es que los cuerpos reaccionan y afrontan circunstancias inmanejables o insostenibles”, enfatiza.

La terapeuta nos invita a reflexionar que pese a que la terapia no reemplazará la inequidad ni parará la violencia o la injusticia, sí puede ser el primer espacio que les permita a los hombres sostener y ejercer relaciones sexo-afectivas, así como establecer amistades en las que sí se cuestiona el control y puede haber una vía de vulnerabilidad no peligrosa.

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Hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades.
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En 2023 se registraron 8 837 suicidios en México, el 81.1% eran hombres y 18.9% mujeres. ¿Qué pasa con la salud mental de los hombres?, ¿tienen redes de apoyo?

Pasaba el mediodía del 19 de noviembre cuando un acto violento conmocionó a los usuarios del metro en la Ciudad de México. Jimmy Arnulfo “N”, de 26 años, entró a la estación Tacubaya, una de las más grandes, e hirió con un cuchillo a cuatro personas para después, “visiblemente alterado”, lanzarse a las vías del tren. Para los pasajeros que grababan con sus celulares desde el otro lado del andén este era un hecho extraordinario, pero solo en 2024 ocurrieron 24 suicidios en las instalaciones del subterráneo. Es tan común que desde 2016 las autoridades crearon el programa “Salvemos vidas” , gracias al cual se  disuadió a 620 personas de atentar contra su propia vida. De estas, la mayoría eran hombres. 

La tasa de suicidios en México aumentó al pasar de 4.9 por cada 100 000 habitantes en 2013 a 6.8 en 2023. Algunas hipótesis atribuyen el incremento de casos a distintos factores que juegan en contra de una visión optimista de la vida: el  incierto futuro en el que los conflictos bélicos y la crisis climática se sienten cada vez más cerca, los estragos del aislamiento por la pandemia de covid-19 e incluso los estereotipos con los que se nos ha educado.

De acuerdo con cifras del INEGI, en 2023 se registraron 8 837 suicidios en México. El 81.1% de las personas que se quitaron la vida eran hombres, y 18.9% mujeres. Al evaluar el nivel de satisfacción de las personas con su vida en general, se descubrió que 12.8% de las mujeres se siente poco satisfechas o insatisfechas, mientras que 10.4% de los hombres dice sentirse en la misma situación; pero estas cifras ocultan otro problema. 

El día del hombre y la salud mental: ¿le importa a alguien?

El mismo día en que Jimmy hirió sin razón a cuatro personas y terminó preso, se celebraba el  día internacional del hombre, instaurado desde 1999 con el objetivo de fomentar la salud de los varones y niños, así como mejorar las relaciones de género y visibilizar modelos masculinos positivos. La historia contrasta con el origen del día internacional de la mujeres, que se creó para conmemorar luchas históricas y promover la protección de sus derechos ante un sistema que las ha violentado. 

El sistema que promueve la desigualdad de género afecta tanto a hombres como a mujeres. Históricamente el rol para los varones ha sido impuesto como  proveedores a los que no se les permite la fragilidad.

La psicoterapeuta Azul Marino detalla que es justo en este punto donde los hombres encuentran uno de los grandes obstáculos para relacionarse entre ellos mismos, con las mujeres y disidencias. Uno de los mandatos de la masculinidad es no hablar de sus sentimientos para no verse inferior o “menos hombres”, según explica en entrevista con Gatopardo.

También te puede interesar leer esta entrevista a Nacho Lozano: “Las respuestas al machismo no están en las mujeres”

El temor a expresar sus emociones y ser ridiculizados ha ocasionado que generaciones enteras de hombres no tengan conexión con sus emociones y solo puedan mostrarlas mediante la agresión, la ira o incluso la evasión. Según los especialistas, las reacciones a este hermetismo pueden variar y escalar en su intensidad: participar en peleas callejeras, consumir sustancias, desarrollar estrés y enfermedades relacionadas, sufrir depresión y hasta propiciar la violencia, como ocurrió en las instalaciones del metro Tacubaya.

“Estas ideas de que el hombre debería ser de una u otra forma, tener un molde tan rígido como que el hombre tiene que ser autosuficiente, muy duro, resiliente en todo momento, capaz de enfrentar todo sin mostrar queja o preocupación, miedo. Esto nos lleva a algo llamado la alexitimia; es decir, una desconexión entre nuestra capacidad de procesamiento emocional y nuestra capacidad de comunicar el cómo estamos”, explica Ricardo Rivera, terapeuta y facilitador de círculos para hombres.

La Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado pregunta de manera directa si la o el encuestado ha sentido depresión durante la semana previa a la entrevista. Las mujeres fueron quienes más días reportaron esta condición: 16.3% declaró sentirse así más de la mitad o casi todos los días de la semana, mientras que en los hombres solo fue 9.1%. Lo anterior, sin embargo, no significa que menos hombres tengan este problema, sino que son menos conscientes de lo que realmente sienten.

El especialista señala que la idea de lo que un hombre “debería ser” ocasiona que los varones estén desconectados de sus sentimientos, empatía, propósitos y de lo que puede aportar a la comunidad de la que forma parte. Este sentir lleva a muchos hombres, desde que son jóvenes, a sentirse desvinculados de la sociedad y de lo que pueden aportar; en consecuencia, se sienten fuera de sí, insatisfechos con la vida, “hasta puntos tan inhumanos como el dañar a alguien más o dañarse a sí mismo, explica.

Otro factor para que la depresión en hombres no se detecte a tiempo es que ellos no hablan sobre sus sentimientos con sus amigos, familiares y no buscan ayuda profesional. “¿De qué hablan con sus amistades? Si están enojados, terminaron con su novia o novio, tuvieron problemas con su familia, la solución que siempre se ofrece es ir a tomar, manejar a toda velocidad, tener prácticas sexuales sin ningún tipo de protección. Es una cadena gigante de acciones, reflexiones y conductas que vienen desde una sensación de vacío”, dice Azul Marino, quien también brinda acompañamiento a hombres.

En opinión de la psicoterapeuta, la masculinidad tóxica tiene una palabra clave para entenderla: control. Cada muestra de violencia es también una prueba del control que los hombres buscan ejercer, como la violencia vicaria en la que apartan a los hijos de las madres, la violencia en las relaciones de pareja, hasta generar peleas entre ellos mismos por demostrar quién tiene más control sobre el otro. “Muchos hombres, por ejemplo, han sido víctimas de abuso sexual infantil, violencia vicaria, víctimas de bullying en la escuela. Pero en este cumplimiento los hombres no pueden ser débiles, tener miedo o llorar; los hombres no pueden sentir nada porque una vez que existe la conexión y la vulnerabilidad emocional, se pierde el control”, comenta la especialista.

También hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades. Sin embargo, la olla de presión a la que se someten voluntariamente podría ir acumulando pequeños resentimientos que lo lleven a explotar o a tener conductas poco saludables, como una comunicación pasivo agresiva, según explica Ricardo Rivera.

Sueles hacer las cosas debajo del agua. Sueles manipular de otras maneras emocionalmente. Te muestras como el chico bueno, pero siempre estás esperando que te respondan de la misma manera que tú das. Hay esas expectativas encubiertas que no se están comunicando, hay falta de claridad sobre qué es lo que yo quiero, cómo me cuido y dependo totalmente de cómo me validan las demás personas”, enfatiza el terapeuta. La falta de comunicación y claridad sobre lo que este hombre complaciente desea ocasiona que guarde resentimientos, pues finalmente es otro modelo de masculinidad, el cual es disfuncional al relacionarse con otras personas, ya que deteriora la salud mental del individuo.

Te recomendamos leer: "Masculinidad y redpill: ¿por qué algunos jóvenes se radicalizan?"

¿Cómo mejorar la salud mental de los hombres?

Aunque la respuesta parece tan sencilla como ir a terapia, y la psicología puede ser un primer espacio seguro donde los hombres expresen sus sentimientos sin temor, el acceso a estos especialistas continúa siendo desigual, según el nivel de ingresos, además de que requiere del reconocimiento de que hay un problema por atender. 

Desde sus círculos cercanos, un primer paso es escuchar con atención y no juzgar. “Lo ideal es que en la escucha la gente se quede callada. Hay que escuchar, ver a los ojos a la persona, registrar todos sus movimientos. A veces filtramos lo que las personas nos dicen y no captamos en su totalidad lo que nos requieren o nos van a manifestar. Una forma de que la otra persona realmente sepa que la escuchamos es confirmar lo que nos está diciendo”, explica Alejandro Águila, director del Instituto Hispanoamericano de Suicidología.

También es importante que los hombres aprendan a identificar sus sentimientos más allá del enojo. Azul Marino plantea una pregunta clave: si esto que siento no es enojo, ¿entonces qué es?, y recuerda que muchas veces la terapia es el primer acercamiento con el que los hombres cuentan para aprender a identificar sus emociones. La terapia se convierte en un espacio en el que se cuestionan los moldes establecidos del “ser hombre” y si esa imagen es sostenible para ellos y sus relaciones. 

Para aquellos problemas que no podemos resolver en terapia y están fuera de nuestro control, como la crisis climática, el sistema económico en el que vivimos  o la amenaza de una nueva guerra mundial, la experta en acompañamiento a hombres, Azul Marino, tiene otra propuesta: “Si hablamos sobre cómo nos desenvolvemos en este mundo, también tendremos que hablar sobre los impactos de la salud mental que conlleva el capitalismo, el colonialismo y cómo es que los cuerpos reaccionan y afrontan circunstancias inmanejables o insostenibles”, enfatiza.

La terapeuta nos invita a reflexionar que pese a que la terapia no reemplazará la inequidad ni parará la violencia o la injusticia, sí puede ser el primer espacio que les permita a los hombres sostener y ejercer relaciones sexo-afectivas, así como establecer amistades en las que sí se cuestiona el control y puede haber una vía de vulnerabilidad no peligrosa.

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Pasaba el mediodía del 19 de noviembre cuando un acto violento conmocionó a los usuarios del metro en la Ciudad de México. Jimmy Arnulfo “N”, de 26 años, entró a la estación Tacubaya, una de las más grandes, e hirió con un cuchillo a cuatro personas para después, “visiblemente alterado”, lanzarse a las vías del tren. Para los pasajeros que grababan con sus celulares desde el otro lado del andén este era un hecho extraordinario, pero solo en 2024 ocurrieron 24 suicidios en las instalaciones del subterráneo. Es tan común que desde 2016 las autoridades crearon el programa “Salvemos vidas” , gracias al cual se  disuadió a 620 personas de atentar contra su propia vida. De estas, la mayoría eran hombres. 

La tasa de suicidios en México aumentó al pasar de 4.9 por cada 100 000 habitantes en 2013 a 6.8 en 2023. Algunas hipótesis atribuyen el incremento de casos a distintos factores que juegan en contra de una visión optimista de la vida: el  incierto futuro en el que los conflictos bélicos y la crisis climática se sienten cada vez más cerca, los estragos del aislamiento por la pandemia de covid-19 e incluso los estereotipos con los que se nos ha educado.

De acuerdo con cifras del INEGI, en 2023 se registraron 8 837 suicidios en México. El 81.1% de las personas que se quitaron la vida eran hombres, y 18.9% mujeres. Al evaluar el nivel de satisfacción de las personas con su vida en general, se descubrió que 12.8% de las mujeres se siente poco satisfechas o insatisfechas, mientras que 10.4% de los hombres dice sentirse en la misma situación; pero estas cifras ocultan otro problema. 

El día del hombre y la salud mental: ¿le importa a alguien?

El mismo día en que Jimmy hirió sin razón a cuatro personas y terminó preso, se celebraba el  día internacional del hombre, instaurado desde 1999 con el objetivo de fomentar la salud de los varones y niños, así como mejorar las relaciones de género y visibilizar modelos masculinos positivos. La historia contrasta con el origen del día internacional de la mujeres, que se creó para conmemorar luchas históricas y promover la protección de sus derechos ante un sistema que las ha violentado. 

El sistema que promueve la desigualdad de género afecta tanto a hombres como a mujeres. Históricamente el rol para los varones ha sido impuesto como  proveedores a los que no se les permite la fragilidad.

La psicoterapeuta Azul Marino detalla que es justo en este punto donde los hombres encuentran uno de los grandes obstáculos para relacionarse entre ellos mismos, con las mujeres y disidencias. Uno de los mandatos de la masculinidad es no hablar de sus sentimientos para no verse inferior o “menos hombres”, según explica en entrevista con Gatopardo.

También te puede interesar leer esta entrevista a Nacho Lozano: “Las respuestas al machismo no están en las mujeres”

El temor a expresar sus emociones y ser ridiculizados ha ocasionado que generaciones enteras de hombres no tengan conexión con sus emociones y solo puedan mostrarlas mediante la agresión, la ira o incluso la evasión. Según los especialistas, las reacciones a este hermetismo pueden variar y escalar en su intensidad: participar en peleas callejeras, consumir sustancias, desarrollar estrés y enfermedades relacionadas, sufrir depresión y hasta propiciar la violencia, como ocurrió en las instalaciones del metro Tacubaya.

“Estas ideas de que el hombre debería ser de una u otra forma, tener un molde tan rígido como que el hombre tiene que ser autosuficiente, muy duro, resiliente en todo momento, capaz de enfrentar todo sin mostrar queja o preocupación, miedo. Esto nos lleva a algo llamado la alexitimia; es decir, una desconexión entre nuestra capacidad de procesamiento emocional y nuestra capacidad de comunicar el cómo estamos”, explica Ricardo Rivera, terapeuta y facilitador de círculos para hombres.

La Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado pregunta de manera directa si la o el encuestado ha sentido depresión durante la semana previa a la entrevista. Las mujeres fueron quienes más días reportaron esta condición: 16.3% declaró sentirse así más de la mitad o casi todos los días de la semana, mientras que en los hombres solo fue 9.1%. Lo anterior, sin embargo, no significa que menos hombres tengan este problema, sino que son menos conscientes de lo que realmente sienten.

El especialista señala que la idea de lo que un hombre “debería ser” ocasiona que los varones estén desconectados de sus sentimientos, empatía, propósitos y de lo que puede aportar a la comunidad de la que forma parte. Este sentir lleva a muchos hombres, desde que son jóvenes, a sentirse desvinculados de la sociedad y de lo que pueden aportar; en consecuencia, se sienten fuera de sí, insatisfechos con la vida, “hasta puntos tan inhumanos como el dañar a alguien más o dañarse a sí mismo, explica.

Otro factor para que la depresión en hombres no se detecte a tiempo es que ellos no hablan sobre sus sentimientos con sus amigos, familiares y no buscan ayuda profesional. “¿De qué hablan con sus amistades? Si están enojados, terminaron con su novia o novio, tuvieron problemas con su familia, la solución que siempre se ofrece es ir a tomar, manejar a toda velocidad, tener prácticas sexuales sin ningún tipo de protección. Es una cadena gigante de acciones, reflexiones y conductas que vienen desde una sensación de vacío”, dice Azul Marino, quien también brinda acompañamiento a hombres.

En opinión de la psicoterapeuta, la masculinidad tóxica tiene una palabra clave para entenderla: control. Cada muestra de violencia es también una prueba del control que los hombres buscan ejercer, como la violencia vicaria en la que apartan a los hijos de las madres, la violencia en las relaciones de pareja, hasta generar peleas entre ellos mismos por demostrar quién tiene más control sobre el otro. “Muchos hombres, por ejemplo, han sido víctimas de abuso sexual infantil, violencia vicaria, víctimas de bullying en la escuela. Pero en este cumplimiento los hombres no pueden ser débiles, tener miedo o llorar; los hombres no pueden sentir nada porque una vez que existe la conexión y la vulnerabilidad emocional, se pierde el control”, comenta la especialista.

También hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades. Sin embargo, la olla de presión a la que se someten voluntariamente podría ir acumulando pequeños resentimientos que lo lleven a explotar o a tener conductas poco saludables, como una comunicación pasivo agresiva, según explica Ricardo Rivera.

Sueles hacer las cosas debajo del agua. Sueles manipular de otras maneras emocionalmente. Te muestras como el chico bueno, pero siempre estás esperando que te respondan de la misma manera que tú das. Hay esas expectativas encubiertas que no se están comunicando, hay falta de claridad sobre qué es lo que yo quiero, cómo me cuido y dependo totalmente de cómo me validan las demás personas”, enfatiza el terapeuta. La falta de comunicación y claridad sobre lo que este hombre complaciente desea ocasiona que guarde resentimientos, pues finalmente es otro modelo de masculinidad, el cual es disfuncional al relacionarse con otras personas, ya que deteriora la salud mental del individuo.

Te recomendamos leer: "Masculinidad y redpill: ¿por qué algunos jóvenes se radicalizan?"

¿Cómo mejorar la salud mental de los hombres?

Aunque la respuesta parece tan sencilla como ir a terapia, y la psicología puede ser un primer espacio seguro donde los hombres expresen sus sentimientos sin temor, el acceso a estos especialistas continúa siendo desigual, según el nivel de ingresos, además de que requiere del reconocimiento de que hay un problema por atender. 

Desde sus círculos cercanos, un primer paso es escuchar con atención y no juzgar. “Lo ideal es que en la escucha la gente se quede callada. Hay que escuchar, ver a los ojos a la persona, registrar todos sus movimientos. A veces filtramos lo que las personas nos dicen y no captamos en su totalidad lo que nos requieren o nos van a manifestar. Una forma de que la otra persona realmente sepa que la escuchamos es confirmar lo que nos está diciendo”, explica Alejandro Águila, director del Instituto Hispanoamericano de Suicidología.

También es importante que los hombres aprendan a identificar sus sentimientos más allá del enojo. Azul Marino plantea una pregunta clave: si esto que siento no es enojo, ¿entonces qué es?, y recuerda que muchas veces la terapia es el primer acercamiento con el que los hombres cuentan para aprender a identificar sus emociones. La terapia se convierte en un espacio en el que se cuestionan los moldes establecidos del “ser hombre” y si esa imagen es sostenible para ellos y sus relaciones. 

Para aquellos problemas que no podemos resolver en terapia y están fuera de nuestro control, como la crisis climática, el sistema económico en el que vivimos  o la amenaza de una nueva guerra mundial, la experta en acompañamiento a hombres, Azul Marino, tiene otra propuesta: “Si hablamos sobre cómo nos desenvolvemos en este mundo, también tendremos que hablar sobre los impactos de la salud mental que conlleva el capitalismo, el colonialismo y cómo es que los cuerpos reaccionan y afrontan circunstancias inmanejables o insostenibles”, enfatiza.

La terapeuta nos invita a reflexionar que pese a que la terapia no reemplazará la inequidad ni parará la violencia o la injusticia, sí puede ser el primer espacio que les permita a los hombres sostener y ejercer relaciones sexo-afectivas, así como establecer amistades en las que sí se cuestiona el control y puede haber una vía de vulnerabilidad no peligrosa.

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Hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades.

Tenemos que hablar de la salud mental de los hombres

Tenemos que hablar de la salud mental de los hombres

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En 2023 se registraron 8 837 suicidios en México, el 81.1% eran hombres y 18.9% mujeres. ¿Qué pasa con la salud mental de los hombres?, ¿tienen redes de apoyo?

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Pasaba el mediodía del 19 de noviembre cuando un acto violento conmocionó a los usuarios del metro en la Ciudad de México. Jimmy Arnulfo “N”, de 26 años, entró a la estación Tacubaya, una de las más grandes, e hirió con un cuchillo a cuatro personas para después, “visiblemente alterado”, lanzarse a las vías del tren. Para los pasajeros que grababan con sus celulares desde el otro lado del andén este era un hecho extraordinario, pero solo en 2024 ocurrieron 24 suicidios en las instalaciones del subterráneo. Es tan común que desde 2016 las autoridades crearon el programa “Salvemos vidas” , gracias al cual se  disuadió a 620 personas de atentar contra su propia vida. De estas, la mayoría eran hombres. 

La tasa de suicidios en México aumentó al pasar de 4.9 por cada 100 000 habitantes en 2013 a 6.8 en 2023. Algunas hipótesis atribuyen el incremento de casos a distintos factores que juegan en contra de una visión optimista de la vida: el  incierto futuro en el que los conflictos bélicos y la crisis climática se sienten cada vez más cerca, los estragos del aislamiento por la pandemia de covid-19 e incluso los estereotipos con los que se nos ha educado.

De acuerdo con cifras del INEGI, en 2023 se registraron 8 837 suicidios en México. El 81.1% de las personas que se quitaron la vida eran hombres, y 18.9% mujeres. Al evaluar el nivel de satisfacción de las personas con su vida en general, se descubrió que 12.8% de las mujeres se siente poco satisfechas o insatisfechas, mientras que 10.4% de los hombres dice sentirse en la misma situación; pero estas cifras ocultan otro problema. 

El día del hombre y la salud mental: ¿le importa a alguien?

El mismo día en que Jimmy hirió sin razón a cuatro personas y terminó preso, se celebraba el  día internacional del hombre, instaurado desde 1999 con el objetivo de fomentar la salud de los varones y niños, así como mejorar las relaciones de género y visibilizar modelos masculinos positivos. La historia contrasta con el origen del día internacional de la mujeres, que se creó para conmemorar luchas históricas y promover la protección de sus derechos ante un sistema que las ha violentado. 

El sistema que promueve la desigualdad de género afecta tanto a hombres como a mujeres. Históricamente el rol para los varones ha sido impuesto como  proveedores a los que no se les permite la fragilidad.

La psicoterapeuta Azul Marino detalla que es justo en este punto donde los hombres encuentran uno de los grandes obstáculos para relacionarse entre ellos mismos, con las mujeres y disidencias. Uno de los mandatos de la masculinidad es no hablar de sus sentimientos para no verse inferior o “menos hombres”, según explica en entrevista con Gatopardo.

También te puede interesar leer esta entrevista a Nacho Lozano: “Las respuestas al machismo no están en las mujeres”

El temor a expresar sus emociones y ser ridiculizados ha ocasionado que generaciones enteras de hombres no tengan conexión con sus emociones y solo puedan mostrarlas mediante la agresión, la ira o incluso la evasión. Según los especialistas, las reacciones a este hermetismo pueden variar y escalar en su intensidad: participar en peleas callejeras, consumir sustancias, desarrollar estrés y enfermedades relacionadas, sufrir depresión y hasta propiciar la violencia, como ocurrió en las instalaciones del metro Tacubaya.

“Estas ideas de que el hombre debería ser de una u otra forma, tener un molde tan rígido como que el hombre tiene que ser autosuficiente, muy duro, resiliente en todo momento, capaz de enfrentar todo sin mostrar queja o preocupación, miedo. Esto nos lleva a algo llamado la alexitimia; es decir, una desconexión entre nuestra capacidad de procesamiento emocional y nuestra capacidad de comunicar el cómo estamos”, explica Ricardo Rivera, terapeuta y facilitador de círculos para hombres.

La Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado pregunta de manera directa si la o el encuestado ha sentido depresión durante la semana previa a la entrevista. Las mujeres fueron quienes más días reportaron esta condición: 16.3% declaró sentirse así más de la mitad o casi todos los días de la semana, mientras que en los hombres solo fue 9.1%. Lo anterior, sin embargo, no significa que menos hombres tengan este problema, sino que son menos conscientes de lo que realmente sienten.

El especialista señala que la idea de lo que un hombre “debería ser” ocasiona que los varones estén desconectados de sus sentimientos, empatía, propósitos y de lo que puede aportar a la comunidad de la que forma parte. Este sentir lleva a muchos hombres, desde que son jóvenes, a sentirse desvinculados de la sociedad y de lo que pueden aportar; en consecuencia, se sienten fuera de sí, insatisfechos con la vida, “hasta puntos tan inhumanos como el dañar a alguien más o dañarse a sí mismo, explica.

Otro factor para que la depresión en hombres no se detecte a tiempo es que ellos no hablan sobre sus sentimientos con sus amigos, familiares y no buscan ayuda profesional. “¿De qué hablan con sus amistades? Si están enojados, terminaron con su novia o novio, tuvieron problemas con su familia, la solución que siempre se ofrece es ir a tomar, manejar a toda velocidad, tener prácticas sexuales sin ningún tipo de protección. Es una cadena gigante de acciones, reflexiones y conductas que vienen desde una sensación de vacío”, dice Azul Marino, quien también brinda acompañamiento a hombres.

En opinión de la psicoterapeuta, la masculinidad tóxica tiene una palabra clave para entenderla: control. Cada muestra de violencia es también una prueba del control que los hombres buscan ejercer, como la violencia vicaria en la que apartan a los hijos de las madres, la violencia en las relaciones de pareja, hasta generar peleas entre ellos mismos por demostrar quién tiene más control sobre el otro. “Muchos hombres, por ejemplo, han sido víctimas de abuso sexual infantil, violencia vicaria, víctimas de bullying en la escuela. Pero en este cumplimiento los hombres no pueden ser débiles, tener miedo o llorar; los hombres no pueden sentir nada porque una vez que existe la conexión y la vulnerabilidad emocional, se pierde el control”, comenta la especialista.

También hay hombres que no recurren a la violencia, sino que son complacientes para evitar el conflicto y prefieren no compartir lo que desean o piensan, ponerse al final en la lista de prioridades. Sin embargo, la olla de presión a la que se someten voluntariamente podría ir acumulando pequeños resentimientos que lo lleven a explotar o a tener conductas poco saludables, como una comunicación pasivo agresiva, según explica Ricardo Rivera.

Sueles hacer las cosas debajo del agua. Sueles manipular de otras maneras emocionalmente. Te muestras como el chico bueno, pero siempre estás esperando que te respondan de la misma manera que tú das. Hay esas expectativas encubiertas que no se están comunicando, hay falta de claridad sobre qué es lo que yo quiero, cómo me cuido y dependo totalmente de cómo me validan las demás personas”, enfatiza el terapeuta. La falta de comunicación y claridad sobre lo que este hombre complaciente desea ocasiona que guarde resentimientos, pues finalmente es otro modelo de masculinidad, el cual es disfuncional al relacionarse con otras personas, ya que deteriora la salud mental del individuo.

Te recomendamos leer: "Masculinidad y redpill: ¿por qué algunos jóvenes se radicalizan?"

¿Cómo mejorar la salud mental de los hombres?

Aunque la respuesta parece tan sencilla como ir a terapia, y la psicología puede ser un primer espacio seguro donde los hombres expresen sus sentimientos sin temor, el acceso a estos especialistas continúa siendo desigual, según el nivel de ingresos, además de que requiere del reconocimiento de que hay un problema por atender. 

Desde sus círculos cercanos, un primer paso es escuchar con atención y no juzgar. “Lo ideal es que en la escucha la gente se quede callada. Hay que escuchar, ver a los ojos a la persona, registrar todos sus movimientos. A veces filtramos lo que las personas nos dicen y no captamos en su totalidad lo que nos requieren o nos van a manifestar. Una forma de que la otra persona realmente sepa que la escuchamos es confirmar lo que nos está diciendo”, explica Alejandro Águila, director del Instituto Hispanoamericano de Suicidología.

También es importante que los hombres aprendan a identificar sus sentimientos más allá del enojo. Azul Marino plantea una pregunta clave: si esto que siento no es enojo, ¿entonces qué es?, y recuerda que muchas veces la terapia es el primer acercamiento con el que los hombres cuentan para aprender a identificar sus emociones. La terapia se convierte en un espacio en el que se cuestionan los moldes establecidos del “ser hombre” y si esa imagen es sostenible para ellos y sus relaciones. 

Para aquellos problemas que no podemos resolver en terapia y están fuera de nuestro control, como la crisis climática, el sistema económico en el que vivimos  o la amenaza de una nueva guerra mundial, la experta en acompañamiento a hombres, Azul Marino, tiene otra propuesta: “Si hablamos sobre cómo nos desenvolvemos en este mundo, también tendremos que hablar sobre los impactos de la salud mental que conlleva el capitalismo, el colonialismo y cómo es que los cuerpos reaccionan y afrontan circunstancias inmanejables o insostenibles”, enfatiza.

La terapeuta nos invita a reflexionar que pese a que la terapia no reemplazará la inequidad ni parará la violencia o la injusticia, sí puede ser el primer espacio que les permita a los hombres sostener y ejercer relaciones sexo-afectivas, así como establecer amistades en las que sí se cuestiona el control y puede haber una vía de vulnerabilidad no peligrosa.

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