El tequila fue uno de los más grandes placeres que México le dio a la artista británica Leonora Carrington tras su llegada al país a principios de los años cuarenta. La bebida destilada acompañó a la pintora y escritora durante su vida diaria –cuentan que guardaba celosamente bajo llave sus botellas de tequila para que no fueran consumidas por sus empleados domésticos– y durante la construcción de sus obras, que ahora son expuestas en la muestra Leonora “Carrington. Cuentos mágicos” –que se presentará hasta el 23 de septiembre en el Museo de Arte Moderno–. Paralelo a la inauguración de la exhibición se develó la licorera especial Tequila 1800 Colección “El Rey del Tequila”, una muestra del inigualable talento de la maestra surrealista y la experiencia en la producción y el arte de hacer tequila de la marca.

Admiradora de la planta del agave y la bebida que se deriva de ella, Carrington aceptó diseñar Tequila 1800 Colección “El Rey del Tequila”, plasmando su profunda influencia por el surrealismo y talento imaginativo, al hacer referencia a la naturaleza, su riqueza y la representación de un ser zoomorfo, el cual aparece gracias a la alquimia y a la transmutación de la fascinante magia del corazón del agave.

“Ella, por ese amor al tequila y como homenaje a la planta del agave hizo esta botella con estas características amorfas que incluye en su obra, la naturaleza y los animales. Esta manifestación de la grandeza por la vida”, explica Ercilia Gómez Maqueo, directora de fomento cultural de la Fundación José Cuervo, quien conoció a la artista en una tienda de la Condesa a principios del 2000. “No me quería hablar, me decía, a usted no la conozco”, cuenta la también intérprete y coordinadora.

La atención de Carrington hacia la plática surgió después de que Gómez Maqueo recordara que el artista plástico Gunter Gerzso describió a la pintora en su libro de memorias como la mujer más bella de América, “¿Eso dijo Gunter?. Sí, eso dijo. Me empezó a hacer caso, la llevé a su casa y le regalé una botella de Tequila 1800 que llevaba de casualidad en la cajuela en el coche”. Después de una conversación acompañada de tequila, como Carrington solía acompañar la mayoría de sus encuentros, la artista inició una extensa colaboración con la casa José Cuervo. “Cuando le propusimos a Leonora que trabajara con Tequila Cuervo, la palabra mágica fue tequila, porque lo amaba”, menciona.

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La licorera, que a la vez es considerada una escultura única, es acompañada por Tequila 1800 Colección Extra Añejo, de calidad excepcional y delicado proceso artesana, colocándolo como el tequila más fino del mundo, de edición numerada, limitada y certificada.

Después de la muerte de la artista, en mayo de 2011, la casa tequilera instauró “El jardín de Leonora Carrington” un espacio al interior de las instalaciones de José Cuervo en Tequila, Jalisco, donde se resguarda la colección más completa y grande de las esculturas de Carrington, entre ellas las figuras de bronce “La Reyna del Tequila” y “El Rey del Tequila”. La colección, que forma parte del patrimonio cultural de Tequila Espíritu de México, es una representación de los sueños, imaginación y conocimiento de la vida y la mitología misma según la artista.

“Ella era feminista y llamaba también a la naturaleza de una manera genuina igual que los animales, con su estilo de humor decía que si es que existen los dioses, yo no me los imagino con forma humana, prefiero imaginarlos como pájaros, árboles, naturaleza, una fuerza, los humanos son bastante imperfectos”, detalla la directora.

Tequila 1800 Colección “El Rey del Tequila” contará con un serial de 15 licoreras en plata y vidrio, del cual cada pieza está valuada en $30,000 dólares. Dentro de la colección, que ha contado con colaboraciones de artistas como Manuel Felguérez, Bosco Sodi, Francisco Toledo y Fernando de Szyszlo, las piezas de Carrington son consideradas como un hito. “Ella detestaba que los políticos le pidieran favores, hacía las cosas por gusto, sino no las hacía. Para nosotros es realmente un honor que Leonora haya accedido a hacernos estas piezas”, concluye Gómez Maqueo.