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Outside Noise: La esperanza del cine estadounidense

Ya se puede ver en MUBI Outside Noise, la más reciente película del estadounidense Ted Fendt, sobre un trío de amigas que encuentran en su vínculo un consuelo para las desilusiones. La influencia de Éric Rohmer determina un estilo fascinado por la belleza cotidiana, pero Fendt subraya su propia identidad produciendo una de las mejores películas de 2021.

Tiempo de lectura: 4 minutos

A lo largo de este siglo ha brotado una trufa en el cine norteamericano. Personajes como la canadiense Sofia Bohdanowicz y los estadounidenses Dan Sallitt, Ricky D’Ambrose, Ted Fendt y Kelly Reichardt han logrado una radicalidad insólita y delicada por renegar de la industria hollywoodense con imágenes que evaden el espectáculo y que buscan los milagros de la cotidianidad y la naturaleza. Todos parten de la ternura pero rechazan lo sentimental; son abiertamente minimalistas pero sin desafiar particularmente a la audiencia, que sí obtiene una trama y personajes con los cuales identificarse, aunque el melodrama es soslayado o de plano excluido. De un modo u otro son herederos de Éric Rohmer.

Al gran director francés le gustaban también la austeridad y lo aparentemente trivial, aunque sus guiones dieron mayor cabida a los enredos casi ausentes en sus vástagos norteamericanos. Como ellos, Rohmer filmaba conversaciones a la vez densas y sutiles en patios y parques frondosos; en habitaciones de lectores apasionados y en cafés que invitaban a quedarse la tarde entera. Sus métodos de producción, progresivamente más económicos, son también una inspiración para estos cineastas que aprovechan la intimidad de la filmación para hacer imágenes acogedoras.

Ted Fendt, que me parece el más cercano a Rohmer por su estilo y las frecuentes menciones que hace de él en entrevistas, es sujeto de un pequeño foco en MUBI donde se pueden ver sus dos largometrajes más recientes, Classical Period (2019) y Outside Noise (2021). Ambos están entre las mayores películas de sus años de estreno por lograr una tensión entre la nostalgia rohmeriana y una modernidad cuya resistencia se ejerce abandonando, en apariencia, todo artificio: en el cine de Fendt el pasado clásico inspira una subversión presente.

Outside Noise (2021), de Ted Fendt

Outside Noise (2021), de Ted Fendt

Por tratarse de un importante estreno, me quiero concentrar en Outside Noise y su historia —por decirle de algún modo— de un trío de amigas que, a lo largo de tres viajes por Nueva York, Berlín y Viena, se ofrecen hospitalidad entre sí pero no solamente en cuanto a una cama o un sillón en el cual dormir sino a partir de una escucha profunda y solidaria mientras abordan el cansancio y la desorientación, pero también la poesía. Juntas van a fiestas y se prestan dinero pero no lo cobran; se guían en sus distintas ciudades y, sobre todo, se acompañan. Su confianza íntima, la paz momentánea que se logran dar entre sí, es el aparente tema de Fendt.

A primera vista, Outside Noise se compone de escenas dislocadas, es decir, los músculos de la película, sus planos, están ligados por las protagonistas y la temporalidad, los espacios, pero los huesos —la estructura dramática— parecen desconectados: no redundan pláticas o acciones sobre lo mismo que esclarezcan las ideas en juego. Ahí es donde vemos a Fendt separarse de Rohmer con una especie de antidramaturgia que rechaza toda convención usual, a diferencia del viejo maestro, que presumió su dominio de los géneros clásicos en su ciclo “Comedias y proverbios” y en otros periodos. Fendt evita una idea de organización o fin último al mostrar escenas cuyo propósito no es explorar ni mucho menos explicar nada, sino contemplar a Daniela (Daniela Zahlner) recitando a la poeta austriaca Ingeborg Bachman y discutiéndola con Mia (Mia Sellmann), o verlas a ambas turisteando en Viena. El placer más reconocible es la autenticidad de lo cotidiano.

Sin embargo la tensión entre lo clásico y lo moderno aparece en repeticiones y detalles que demuestran la existencia de la renegada estructura. Los tres viajes van aumentando en duración de uno a otro y también cambian de color: Nueva York, que aparece sólo unos minutos, es tan gris como Berlín, que también tiene un protagonismo menor al de la soleada Viena. Una frase sobre la renuencia a verse como turista tomándose fotos recurre textualmente en escenas distintas, y casi al final dos de las amigas hablan de un rito de paso comunal y de sus fases, describiendo tal vez su propia historia. Los momentos más significativos de la película son aquellos donde Mia habla brevemente sobre el cansancio y el insomnio. En estos pequeños detalles Fendt comunica una intención temática que explica su estilo e incluso el enigmático título de la película.

Outside Noise (2021), de Ted Fendt

Outside Noise (2021), de Ted Fendt

Outside Noise, según Fendt, le vino a la mente leyendo al filósofo francolituano Emmanuel Levinas sobre el insomnio —la preocupación persistente de Mia— como una metáfora de la existencia, cuyo rumor interrumpe el sueño y evita que suspendamos el trabajo de ser. En la película de Fendt la belleza rohmeriana del metraje en 16mm, de los follajes, del silencio, de los paseos, las bicicletas y los libros, es una poesía que alivia, pero no soluciona, ese ruido exterior, cuyo zumbido se escucha incluso en los momentos de mayor distracción. Fendt ya había explorado este tema en Classical Period, donde un grupo de medievalistas parecen utilizar su conocimiento obsesivo para evitar la discusión de sus relaciones desastrosas y enfrentarse con la soledad que los oprime cotidianamente.

La intelectualidad es otra forma de la belleza y del consuelo que les evita a las amigas de Outside Noise pensar en los trabajos indeseados y los traumas que intentan aliviar en una encantadora escena donde practican técnicas para restaurar su autoestima. Fendt esconde los problemas de sus protagonistas de manera más radical que en su largometraje anterior y se concentra en la felicidad pero con pleno conocimiento de que estas alegrías sosegadas se esfuman con los minutos, los segundos, y aunque no tienen un fin sí las acecha un final. Como lo demuestra un péndulo que responde a las preguntas de Daniela, Mia y Natascha (Natascha Manthe), no es la magia lo que lo mueve para responderles, sino el inconsciente, que se asoma en pequeños movimientos musculares para responder lo que ya saben.

No hay huida definitiva de la ansiedad pero Outside Noise es en sí misma un intento de ello al zafarse de la norma cinematográfica y al desviarse de su mayor inspiración, Rohmer. La tensión entre ser y no ser él, entre ser y no ser clásico, me remite de nuevo a esa imagen de la trufa, que proviene de otro cuerpo invadido pero logra una novedad deliciosa y rara.

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