El regalo no pedido de Julita Salmerón
El documental “Muchos hijos, un mono y un castillo” hace una revisión por la historia de una familia de la mano de su singular matriarca.
Al inicio de su vida, Julita Salmerón (Julita, porque Julia suena muy fuerte) tenía tres deseos: Tener muchos hijos, tener el mono que deseaba desde su infancia y tener un castillo, aunque eso lo veía un tanto lejano. Con el tiempo los tres deseos se le cumplieron, sin embargo, su hijo, el cineasta Gustavo Salmerón, le tenía reservado un cuarto regalo: un documental que la convertiría en una de las figuras más apreciadas de España.
“La verdad creí que era una película para la familia, para verla en navidad y reírnos todos. Una película para que cuando yo no esté y ellos me recuerden, porque eso es bonito también, recordar a tus padres”, comenta la mujer de 82 durante los eventos de promoción de Muchos hijos, un mono y un castillo, que estrenará en salas mexicanas después de haber ganado el Goya y el Premio Fénix al Mejor Documental. “Yo creí que iba a ser una cosa así, pero bueno, la cosa empezó a tomar tal calibre que aquello hay que olvidarlo”.
Julita comenta aquello con la tranquilidad que da no ser esclavo de un guion o de la necesidad de quedar bien. Ella responde tal cual va pensando las cosas y con ello ha conquistado a todos aquellos que se detienen a escucharla. En los Fénix, por ejemplo, Julita tomó el micrófono por más de tres minutos para agradecer brevemente el premio y soltar frases como “estoy un poco gorda, pero no es mi culpa, sois vosotros por los taquitos y todas las cosas que he comido estos días, estoy hinchada” o preguntar de qué animal era el huevo que se otorgaba como reconocimiento al ganador “¿Es un ganador mexicano o de dónde? Porque yo tengo huevos de mis gallinas, pero cuando lo vean se van a asustar”. Cada uno de los comentarios desataba aplausos y risas que resonaban en el Teatro de la Ciudad.
Aquello no era un incidente aislado, pues Julita es así. En el documental, distribuido en México por Artegios, la mujer va contando pasajes de su vida con la gracia propia de una mujer, ya sea su cercanía con la fe en sus primeros años o su desencanto reciente, sus pensamientos políticos o la odisea que vive tras perder su castillo por la crisis económica, cosa que la hace dar un repaso por la historia de su familia, sus objetos y la propia nación que le dio vida. “Para escribir diálogos así hay que ser un genio y yo no sabría escribir esos diálogos, entonces tengo la fortuna de que ella los escribe y los dice”, comenta Gustavo Salmerón, director del filme, hijo y acompañante de viaje de Julita.
Tras recibir el reconocimiento de la prensa y el público en Europa, Muchos hijos, un mono y un castillo llegará a las salas mexicanas para contar una historia que resultará tan familiar que el espectador no dudará en recibir a Julita Salmerón como uno de los suyos. “Quiero que encuentren en mi a una madre, eso es lo que más ilusión me haría, no una artista, sino una madre como las hay muchas aquí. Quiero que el que me vea no lo haga de una forma superficial”, comenta la ahora estrella de cine. Si bien Julita logró cumplir con todos sus deseos, es inevitable preguntarse sí convertirse en una figura tan querida estaba entre sus planes. Sí así era, sumen un logro más a su lista de deseos cumplidos (o al título del documental, si así se desea).
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