Un mejor futuro para el planeta
Carmen Murillo
Ilustraciones de Jimena Estíbaliz
Cemex, el gigante mexicano, emprende iniciativas enfocadas en el desarrollo sostenible, junto con más de dos mil jóvenes que se forman como promotores ambientales.
Desde su oficina en San Pedro Garza García, en Nuevo León, Martha Herrera, directora global de Impacto Social en Cemex, habla con orgullo del reto que lleva sobre los hombros: contribuir a que Cemex tenga un impacto social positivo en las comunidades que habitan en los continentes donde opera. Durante los últimos veinticinco años, Herrera se ha involucrado de lleno en las iniciativas de responsabilidad social de una de las empresas de origen mexicano con mayor presencia internacional y que desde 2016 lidera la estrategia global de impacto social de la compañía.
“Nuestro propósito es construir un mejor futuro mediante acciones tangibles que estén alineadas a la estrategia, a las operaciones y a la cultura de la compañía”, dice Herrera, quien encabeza una estrategia social en términos de desarrollo económico, ambiental, social y de gobernanza, apegadas al Pacto Mundial, la iniciativa de Naciones Unidas que guía los compromisos de las empresas para colocar en el centro las problemáticas específicas de cada comunidad.
Las iniciativas de Cemex son sumamente importantes porque es una empresa líder en la industria de materiales de construcción, está presente en las obras e infraestructura pública y privada y, por sí misma, emplea a más de 41 mil personas. El gran tamaño e impacto de la compañía también se aprecia en su facturación de aproximadamente 12,970 millones de dólares en 2020.
La empresa impulsa la regeneración de los ecosistemas y las comunidades a través de la innovación en sus productos y procesos de producción. Las innovaciones en marcha son la reintegración de materiales mediante el proceso de reciclaje de los agregados de cemento, la utilización de residuos fósiles inorgánicos, rescatados de tiraderos de basura, en los hornos de cemento y el desarrollo de concreto de fibra reforzada, que elimina la necesidad de utilizar acero, una industria con gran impacto ambiental y que requiere de recursos no renovables. “Empujamos política pública y trabajamos en el desarrollo de tecnología con otras industrias y grupos, dentro y fuera del sector, que pudieran beneficiarse de las herramientas y la experiencia”, explica Herrera.
Esfuerzos en conjunto con la comunidad Martha Herrera considera que la sociedad civil es crucial para que la empresa consiga sus objetivos. Por eso, desde hace diez años Cemex colabora con el Tecnológico de Monterrey a través de una iniciativa de innovación social. A la vez, ella resalta que se debe hacer “trabajo con los vecinos, con las escuelas y con los niños”.
Una de las prácticas que mejor ejemplifica el compromiso de Cemex con las comunidades, el medio ambiente y el desarrollo sostenible es el Programa de Restauración Ambiental Comunitaria (praC). En él ya han colaborado 2150 jóvenes que se han formado como promotores ambientales: “El programa incluye capacitaciones en temas ambientales y herramientas que les permiten realizar primero un diagnóstico socioambiental y que, a partir de éste, ellos mismos, los jóvenes, generen material didáctico para socializar el conocimiento en sus comunidades y creen propuestas para mejorar su entorno y ecosistema”, explica Héctor González García, líder de Innovación Social y del Centro Cemex-Tec, de donde surgen investigaciones para el desarrollo de nuevas tecnologías con enfoque sostenible.
Actualmente, el programa cuenta con doce grupos activos en doce comunidades y nueve proyectos productivos, es decir, con actividades económicas que benefician a los habitantes. Las iniciativas están enfocadas en la conservación de especies, el manejo y aprovechamiento sostenible de recursos naturales, la restauración de áreas verdes, el manejo adecuado de residuos sólidos urbanos y el reciclaje, entre otras.
En una de las plantas de Cemex, en Tepeaca, Puebla, los jóvenes promotores crearon una microempresa para elaborar productos a partir del nopal, que cosechan en el huerto de una escuela que ellos mismos establecieron. Las actividades de la microempresa contribuyen a la captura de carbono y el restablecimiento del suelo y, con la producción y venta, ayudan a la reintegración del tejido social y la economía de la comunidad. Éste es solo un ejemplo de varios, pues cada una de sus iniciativas busca dar pasos desde lo local, junto a las comunidades, para crear beneficios a escala global. No es poca cosa: un gigante mexicano está construyendo un mejor futuro para el planeta.
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