A pesar de la lluvia de amparos, la construcción de las vías no se detuvo y avanzó metro tras metro sobre los terrenos de los pobladores de Maxcanú. Algunas familias se encontraban en sus hogares cuando en octubre de 2020, el sonido ensordecedor de la maquinaria los sorprendió entrando a sus predios, derribando todo a su paso. Tumbaron árboles, gallineros, albarradas y parte de la infraestructura de las viviendas, todo esto sin un diálogo previo por parte de las autoridades, ni la posibilidad de negociar el destino de sus viviendas. Estas son algunas historias en torno al patrimonio que destruirá el Tren Maya. 

También en los barrios históricos de Campeche, cientos de familias y propietarios de comercios viven con la preocupación de perder sus viviendas ante la construcción del tramo II del Tren Maya. El denominado “derecho de vía” abarca 20 metros de cada lado de las vías del tren y atraviesa Santa Lucía, La Ermita y Camino Real.

Ante el inminente desalojo forzado, las familias buscaron asesoría legal y conformaron el Colectivo Tres Barrios, para hacer un frente común y defender su patrimonio e identidad barrial. Por su parte, el gobierno federal contrató a ONU-Hábitat para el diseño e implementación de planes de reordenamiento territorial y urbano en los cinco estados por los que transitará el Tren Maya. Afirman que su programa de relocalización consensuada tiene el fin de garantizar los derechos humanos, pero éstos no han sido respetados.

*Algunas de las personas que aparecen en este video y el reportaje que se realizó en paralelo, fueron contactadas recientemente para negociar indemnizaciones o reubicaciones por parte de Fonatur. Algunas de ellas, ya llegaron a un acuerdo con dicha institución.