Gilberto Bosques Saldívar, el “Schindler” mexicano
A 125 años del nacimiento de Gilberto Bosques Saldívar, recordamos su labor humanitaria durante la Segunda Guerra Mundial.
Casi no se habla de la participación que México tuvo durante la Segunda Guerra Mundial. Un escuadrón de pilotos peleó en Japón y el país recibió miles de refugiados que huían de los campos de concentración y los exterminios generalizados. Una de las personas que ayudó a estos exiliados, fue Gilberto Bosques Saldívar.
Mientras Lázaro Cárdenas estaba en la presidencia, el mundo vivía la guerra. El mismo año que terminó la Guerra Civil española, el 39, empezó la Segunda Guerra Mundial. Perseguían a los judíos, a los republicanos españoles, a los comunistas. Mientras, Cárdenas mandaba a Bosques como cónsul en París.
El 22 de junio de 1940, la ciudad de las luces fue tomada por el ejército alemán. Bosques Saldívar escapó a Marsella antes de eso para continuar con la misión que el presidente mexicano le había encargado: defender a los mexicanos en la Francia no ocupada. Pero la situación invitaba a defender a más.
Él había sido parte de los movimientos de la revolución antes de 1910, normalista, parte de las filas de Venustiano Carranza, diputado federal, presidente del Congreso de la Unión, y el promotor primario de la modificación del artículo tercero de la constitución para que se incluyera la educación socialista. Su corazón estaba bien plantado a la izquierda y lo demostró durante su consulado en Francia.
Comenzó por apoyar a los libaneses con pasaporte mexicano y a los españoles que huían de Hitler y de Franco, pero era tanta la gente que acudía a él para escapar de Europa, que Bosques Saldívar alquiló dos castillos que se convirtieron en asilos de refugiados mientras se arreglaba el transporte hacia México.
Reynard y Montgrand se convirtieron en los santuarios de miles de exiliados. Alrededor de 900 hombres y 500 mujeres y niños se instalaron en esa antesala de México. Bosques Saldívar se encargó de que los inmuebles fueran mucho más que un techo; poco a poco los refugiados fueron rehabilitando los castillos para que las personas pudieran tomar un baño, cosechar alimentos, ir a la escuela e incluso asistir a conciertos.
De Marsella y Casablanca zarparon los barcos que trajeron a México cerca de 40 mil exiliados, que de no ser por Bosque Saldívar, probablemente hubieran muerto. Este apoyo le costó la persecución de los países del Eje, y a principios de 1943 la Gestapo detuvo a Gilberto, a su familia y a las 42 otras personas que integraban la legación. Fueron trasladados a un hotel-prisión en Bad Godesberg, en Alemania. En ese encierro se encontraban también otros diplomáticos, la mayoría latinoamericanos, que fueron moneda de cambio un año después de que Bosques fue capturado: fueron canjeados por un grupo de alemanes que se encontraban prisioneros en Veracruz.
Bosques regresó en el 44 a México. Después continuó con su vida de diplomático en Portugal, Finlandia, Suecia y Cuba. Cuando Díaz Ordaz subió a la presidencia mexicana, Bosques se dio por bien servido y se retiró.
Hoy, 20 de julio del 2017, se cumplen 125 años de que este gran personaje mexicano naciera. Parte de sus festejos son el doodle de Google, que lo ilustra escribiendo una carta con un castillo de fondo.
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